María Zambrano

Ediición nº 15- Abril Junio de 2011


María Zambrano

MARIA ZAMBRANO, UNA FILOSOFA ESPAÑOLA MUERTA HACE VEINTE AÑOS

Laura López-Ayllón

“El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”

“Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”

Hija de maestros nacida en Vélez-Malaga en abril de 1904, Maria Zambrano, la gran filósofa española del siglo XX, falleció en Madrid en 1991 y fue llevada a su pueblo al día siguiente de su fallecimiento. María sufrió largos años de exilio tras la guerra civil española y a su vuelta recibió numerosos premios, entre ellos el Premio Cervantes. Hoy una Fundación recuerda su vida y obra.

Tuvo una juventud itinerante propia de hija de maestros –Madrid, Segovia, Madrid--, fue alumna única femenina de bachillerato y comenzó su carrera de Filosofía como alumna libre, para pasar en 1924 a completar la carrera. En 1927 fue también única alumna de doctorado y recibió clases de Ortega y Gasset y García Morente y compañera de intelectuales como León Felipe, Federico García Lorca o Zubiri, formando parte de la tertulia de la Revista de Occidente.

Dio clases en el Instituto Escuela, colaboró con la Liga de Educación Social e ingresó en Alianza Republicana para dejarla unos meses más tarde por su incapacidad de respuesta ante los incendios de conventos e iglesias. Se vinculó después a las Misiones Pedagógicas en 1931 y colaboro en el desarrollo de su programa de cultura popular.

Fue profesora de Metafísica y colaboró en la revistas “El liberal” y “Cruz y Raya”. De esta época es su primer libro llamado “Nuevo liberalismo”.

En septiembre de 1936 contrajo matrimonio con el historiador Francisco Rodríguez Aldave y con él marchó a Santiago de Chile, adonde él acudió como secretario de la Embajada, pero los acontecimientos de la guerra les hicieron regresar y si él se incorporó al ejército republicano, ella colaboró en defensa de la República como Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada, siguiendo el traslado de Valencia a Barcelona.

De esta época son algunos de sus ensayos publicados en la revista la Hora de España, en los que analizó la idiosincrasia de la cultura española, para ella muy importante como forma de analizar la problemática política.

Un día antes de la caída de Barcelona salió hacia el exilio y en el camino, donde viajaba en el en el coche de su cuñado, coincidió con Antonio Machado, al que acompañó un tramo andando porque iba con su madre y no quiso subir con ellos.

Su exilio fue itinerante por instituciones y universidades americanas, entre ellas Morelia, donde estuvieron los niños republicanos exiliados y cortas estancias en París y Nueva York

La muerte de su madre la llevó a París en 1946, donde su hermana Araceli fue torturada por los alemanes y su cuñado trasladado a España y fusilado. Las dos hermanas mantuvieron desde entonces una estrecha relación que solo terminaría hasta su muerte.

En 1953 volvió a Europa y se instaló en Italia, Francia y Suiza y ya muerta su hermana volvió a España el 20 de noviembre de 1984 y desde esa fecha comenzó para España la recuperación de una figura clave para la filosofía española del S.XX .

Recibió ya antes de su vuelta el Premio Principe de Asturias de Comunicación Social y en 1988 fue la primera mujer a la que se le concedió el Premio Cervantes de Literatura. Cuando murió, se hablaba de ella para el Nobel, pero pasó los últimos años de su vida en la misería.

Para María Zambrano el fin último del hombre es rastrear la huella de una forma perdida de existencia y cree en una resurrección que libere al espíritu de su nostalgia, de su vacio. Cree asimismo que si hay un hombre devorado por esa nostalgia es el poeta.

Para esta pensadora la pintura era también una manera de elevarse en la condición humana y a ella dedicó múltiples ensayos que reunió en su obra “Algunos lugares de la pintura”. De hecho, creó textos para acompañar aguafuertes de Antonio Tapiès

En María se dan cita diversas fuentes y tendencias del pensamiento español como el misticismo de San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús o Miguel de Molinos, así como el pensamiento judío y el sufismo musulmán, pero también están las influencias del pensamiento universal desde Platón y Aristóteles.

Fue también gran admiradora de Baruj Espinosa y como él no quiso convertir sus reflexiones en una meditación sobre la muerte sino sobre la vida y mantuvo durante sus últimos años, a través de sus problemas físicos, una gran serenidad vital.

En opinión de Ciorán, María Zambrano no vendió su alma a la idea y en cierto modo, ha superado la filosofía y pertenece “a ese orden de seres que lamentamos no encontrar más que en raras ocasiones, pero en los que no cesamos de pensar y a los que quisiéramos comprender o, cuando menos, adivinar”,

María nos habla de que todas las culturas llegan a un momento en que se saturan de sus propias convicciones racionales y sienten la necesidad de un retorno al origen. En ese momento el hombre, asqueado de su egocentrismo, descubre su soledad. Por ese momento pasan todas las culturas cuando se han saturado de investigar y cuando no pueden actualizar el resultado de sus investigaciones, pues les falta el motor de la necesidad de saber.

Su aspecto menudo, sus ojos interrogantes y su permanente cigarrillo en boquilla acompañaron hasta el final su personalidad católica convencida y respetuosa con las tradiciones culturales.”La España de Galdós”.

Fue poco dada a valoraciones positivas del feminismo contemporáneo, pero trató el tema de la mujer.

Su gran amigo José Lezama Lima escribió en 1975:

“María se nos ha hecho tan trasparente

Que la vemos al mismo tiempo

En Suiza, en Roma o en La Habana.

Acompañada de Araceli

No le teme al fuego ni al hielo”

.../...

María es ya para mí

Como una sibila

A la cual tenuamente nos acercamos,

Creyendo oír el centro de la tierra

Y el cielo de empíreo,

Que está más allá del cielo visible.



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