Aguirre el magnífico Manuel Vicent Alfaguara Madrid, 2011, 256 pps.
por Ana Alejandre
Esta biografía novelada, una de las mejores obras de Manuel Vincent en su ya dilatada carrera literaria, no sólo es una novedad editorial, sino uno de los mejores libros publicados en los últimos años, a caballo entre la biografía y la novela, porque, además de tener como protagonista absoluto a Jesús Aguirre, el XVIII Duque de Alba, a través de sus páginas desfila la España de los últimos años del franquismo, los primeros de la democracia, relatado todo este contenido variopinto en escenas como flashes que iluminan esa difícil etapa de la Transición, en breves descripciones de situaciones, personajes y hechos, haciendo el retrato político de unas décadas en las que la incertidumbre del futuro de España se sumaba a la inquietud de quienes añoraban ese mundo ya perdido en el que comenzaban a diluirse ciertos privilegios de castas, y se mezclaban con los deseos de sobrevivir de todo un pueblo que asomaba tímidamente su rostro antes oculto durante la Dictadura, para reclamar derechos y libertades antes sólo soñados por los más optimistas.
El título no puede ser más significativo, pues Jesús Aguirre, el XVIII Duque de Alba por “un amor loco”, como así lo califica el autor de esta excelente obra, queda retratado en su más intima personalidad, sólo conocida por los más allegados, entre los que se contaba el propio autor que era amigo desde los lejanos años en que Jesús Aguirre era el cura de la feligresía progre de un país abocado a la democracia.
La personalidad de Aguirre se pone de manifiesto en sus claroscuros que le definen en su complejidad, idiosincrasia y ambición que le aupó a lo más alto de la aristocracia española, al casarse con la mujer que posee más títulos en Europa y es cinco veces grande de España, la duquesa de Alba.
Las peripecias vitales del protagonista biografiado dejan a la luz una parte de su personalidad que estaba oculta para el gran público y que ha sorprendido a muchos y ha despertado una sonrisa de autocomplacencia en otros tantos que ya sabían cuál era la peculiaridad sexual de un hombre que alcanzó el poder y la influencia por amor de una mujer, a pesar de que su verdadera naturaleza le inclinaba hacia otros derroteros, y que se pone ahora en evidencia para el deleite de sus enemigos y la consiguiente turbación para sus allegados, a pesar de que estamos en una España democrática en la que las libertades públicas llegan hasta el ámbito privado.
Aguirre, el hombre culto se pasea por estas inteligentes, sutiles y lúcidas páginas, pasando desde Comillas de donde tuvo que marchar por culpa de su afición a leer a Unamuno y ortega, hasta llegar a estudiar en Munich, gracias a la influencia de Laín Entralgo y adláteres, donde conoció a un joven Ratzinger (hoy Benedicto XVI) y conoció al filósofo Martin Heiddeger. Desde allí volvió para integrarse en la progresía madrileña para los que cantaba misas que eran poco heterodoxas para la época y entre cuyos asistentes se encontraban nombres tan conocidos de la política, por ocupar posteriormente puestos importantes como son los de Miguel Boyer, Enrique Tierno Galván, Miguel Herrero de Miñón, Nicolás Sartorius, José Maria Maravall, Gregorio Peces Barba y un largo etcétera. Después, una vez que abandonó el sacerdocio y entró en la editorial Taurus, para la que trabajó en una línea editorial marcada por los éxitos logrados en los temas ensayísticos, ya que introdujo en España los trabajos aquí desconocidos de la Escuela de Frankfurt y sus teóricos.
Su ambición e inteligencia le llevaron a ascender desde su posterior cargo de Director General de la Música hasta la alcoba de la Duquesa de Alba, no sin antes intentar conquistar sin éxito, y con la amable admonición del Rey, a la princesa Irene de Grecia, hermana de la Reina Doña Sofía. Sus aspiraciones eran altas, sin duda alguna, tan altas como su ambición que sumada a su sutileza, egoísmo, complejos de clase y de ser un hijo de soltera, lo que le marcó a fuego toda la vida, además del refinamiento en gustos y placeres, convierten a este Duque de Alba, a pesar de ser un recién llegado a la aristocracia pero con ademanes, altanería, gustos y maneras elitistas, en un ser altanero, snob y diletante que le merecen el calificativo de “magnifico”.
Todo ello descrito con la ironía despiadada de quien le conocía lo suficiente para saber que detrás de ese hombre culto, teólogo, humanista y, sobre todo, arribista, se escondía quien tenía una vida doble, pero no secreta, porque por sus inclinaciones sexuales se exponía a ser descubierto en unas andanzas que por tratarse del personaje en cuestión, su calidad de duque consorte y la sociedad en la que se movía, no eran precisamente las más adecuadas para que su nombre saliera indemne
La prosa siempre excelente de Vicent, ilumina con trazos rápidos, como fogonazos, no sólo la vida del biografiado, sino también la sociedad en la que vivía, y de la que era un ilustre personaje más que por méritos propios, por mor de un ducal y magnífico braguetazo.
Personajes de la vida cultural de aquellos años en los Aguirre se pavoneaba en los salones de los diferentes palacios del Ducado de Alba, también aparecen retratados de manera certera, sabia, breve pero jugosa, como esos frutos y verduras de la cuenca del Mediterráneo de la que tanto se declara partidario el propio autor de esta excelente obra que parece iluminada por la blanca y deslumbrante luz que pintó Sorolla, propia de la tierra valenciana.
Es muy recomendable esta obra para todos los que estén interesados en conocer la España de la Transición, y a uno de sus personajes más emblemáticos que ahora se manifiesta en toda la intensidad de matices, de perfiles que lo definen en un retrato en el que el autor de esta obra no intenta poner ni quitar nada al protagonista, sino mostrarlo en toda su desnudez, porque lo conocía lo suficientemente bien como para que el propio Aguirre le nombrara su futuro biógrafo ante el Rey, a lo que el Soberano respondió:”Coño, Jesús, pues como lo cuente todo vas aviado”. Aguirre nunca sospecharía que la pompa y el boato que pudiera desear para su biografía más ortodoxa y cortesana, ofreciera la magnificencia de este personaje pero desde el lado no siempre más favorecedor, aunque si más clarificador y acertado, a través de la escritura de su autor que con esta obra se ganará muchas antipatías, pero también muchos e incondicionales lectores que aún no lo hayan descubierto.
La sociedad española actual está ya curada de espanto y esta biografía novelada, pero biografía al fin y al cabo, no hubiera podido publicarse años atrás, con un ambiente más pacato y puritano. Sin embargo, ahora, en 2011, esta obra ofrece sin grandes aspavientos de los lectores, los claroscuros de un personaje, uno más, que descubre, diez años después de muerto, la verdadera naturaleza de un duque plebeyo que supo alzarse hasta lo más alto de la cima para llegar a reposar en el mausoleo ducal de la Casa de Alba, cumbre de su ambición y de su buena estrella que le acompañó hasta la muerte.
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Nadando contra corriente Juan Manuel de Prada BuenasLetras (Madrid, 2010, 325 pps.)
por Ana Alejandre
Este libro de artículos firmados por Juan Manuel de Prada, autor eminentemente católico, con lo que eso significa de valentía para “nadar contra corriente”, como su propio título indica, por la atmósfera de descreimiento, irreligiosidad y falta de valores que es uno de las características de esta sociedad de lo “políticamente correcto”, recoge artículos publicados tanto en ABC, como en la revista XL Semanal, Osservatore Romano, Capital y Padres y Colegios que le han valido innumerables premios periodísticos.
Para quienes se extrañen de que a estas alturas un comentarista, además de escritor de éxito, pueda ser declaradamente católico y defensor, por tanto, de las enseñanzas de la Iglesia, le puede servir la lectura de este libro para comprender la altura intelectual, la formación humanística, el rigor en la defensa de las enseñanzas de la Iglesia Católica, que no son más que las propia exigencias evangélicas, de este escritor joven, pero con una larga y prestigiosa carrera literaria jalonada de premios importantes de las letras españolas, como son el Premio Nacional de Narrativa, Premio Planeta, Premio Biblioteca Breve y otros, que sólo sirven para refrendar su talento narrativo.
Juan Manuel de Prada expone su opinión con acertada precisión y claridad expositiva sobre temas de actualidad, entre los que se cuentan todos los avatares políticos, andanzas, artimañas y tropelías de la clase dirigente de esta sociedad española nuestra que se debate entre la confusión, el temor, la incertidumbre de un futuro que se promete más negro aún que el presente, y una absoluta carencia de valores que le sirvan de referente y soporte ideológico para no ser arrastrados por la corriente del materialismo atroz, la falta de criterio, la amoralidad reinante, la corrupción generalizada y la absoluta indecencia que se ha apoderado de una sociedad que ha perdido el Norte y boga en el mar proceloso y plagado de tiburones ansiosos de devorar aún más presas de su codicia, ambición y falta de escrúpulos que es esta supuesta sociedad del bienestar, buscando desesperadamente encontrar un faro de salvación que le lleve a buen puerto.
Por eso, todo aquel que no esté de acuerdo con la consigna establecida desde el poder de lo que es “políticamente correcto”, cobra un papel sospechoso y peligroso para esa comunidad de ciudadanos que se dejan arrastrar mansamente por las ideas fabricadas ad hoc, para contentar y aplacar la insatisfacción de tantos millones de seres que saben desde hace mucho tiempo que les han mentido y engañado con falsas promesas de bienestar, de paz social y de una vida mejor, porque ahora se encuentran abocados al precipicio al que les han llevado sus propios y presuntos salvadores.
Juan Manuel de Prada, haciendo uso de su libertad de expresión, formación intelectual y capacidad de análisis, así como de su propia maestría narrativa, hace valiosos juicios sobre la situación actual a la luz de la lógica más elemental, la dignidad personal y las exigencias éticas que todo ciudadano debe tener como guía; presentándonos una visión nada optimista de la situación actual en España y apuntando sus causas, sus posibles derroteros y necesarias soluciones, pero sin dejar de lado en ningún momento la más mínima crítica a tirios y troyanos, porque, al fin y al cabo, los culpables somos todos los ciudadanos por dejar que entren a gobernar en las propias arcas, vidas y conciencias quienes no tienen nada más que ambición, el deseo de medrar y la más absoluta falta de coherencia, dignidad y capacidad de servicio público.
Un libro recomendable para leer a todos, incluso a los que están convencidos de que la verdad sólo es la que le marcan como directrices los cantamañanas sin escrúpulos instalados en el poder que han conseguido que el pueblo pierda la fe en si mismo, la capacidad de rebelarse y la propia libertad de conciencia, de pensamiento y acción.
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Polvo eres (II) Nieves Concostrina (Ilustrado por Borges) La esfera de los libros (Madrid, 2011, 413 pps.)
por Ana Alejandre
La nueva entrega de esta deliciosa obra, llena de humor, ironía y cierta ternura hacia los personajes reales que circulan a través de la misma, pero ya convertidos en polvo y de ahí el título, viene a continuar al primer volumen de esta saga de las peripecias de los restos morales personajes ya fallecidos, algunos hace muchos siglos y otros más recientes, pero que tienen en común las vicisitudes continuas y sobresaltos que sufren sus pobres huesos cuando no pueden encontrar el eterno descanso por el trasiego continuo e incansable al que los vivos someten a los mismos, en una constante y muchas veces delirante sucesión de exhumaciones, traslados, enterramientos y vuelta a empezar que los hacen polvo, más aún de lo que ya lo están.
La periodista autora de esta segunda parte, describe cada caso en un capítulo aparte, dividiendo a los finados en varios grupos, en total cinco, y que para que el lector se pueda hacer una idea del humor, la fina ironía, pero siempre dentro del más profundo respeto hacia los muertos aunque no tanto a los vivos que no los dejan descansar en paz, titula a esas cinco partes, según la profesión o características de los fallecidos que forman parte de ese grupo, con títulos tan explícitos y humorísticos como pueden ser por orden numérico: Dando la nota (I), dedicado a los músicos; Prosistas, prosaicos y poetas (II) que no hace falta decir que se refiere a los literatos en general; Pinceles para la eternidad (III), a los pintores y demás artistas plásticos; En el nombre del Padre (IV) clérigos, santos y demás hombres y mujeres de la Iglesia; y, por último, Huesoteca política (V) que no necesita más comentarios.
Toda esta colección de las aventuras y desventuras de los pobres restos de quienes alcanzaron notoriedad en vida en las distintas parcelas de actividad, forma un mosaico hilarante, aunque completamente cierto, verídico y documentado, de las peripecias sufridas por parte de los pobres huesos, calaveras y demás restos que muchos se movieron después de ser enterrados más que en toda la vida cuando formaban parte del muerto, entonces vivo y coleando. Así nos podemos encontrar con las extrañas circunstancias que llevaron al corazón de Chopin a terminar incorrupto y ebrio, por estar conservado en alcohol, dentro de una columna de la Iglesia de la Santa Cruz en Varsovia; las aventuras vividas (es un decir) de la calavera del insigne escritor Quevedo; o las razones por las que el cadáver de Santo Tomás de Aquino quedara hecho trocitos para repartirlo entre sus muchos fieles y devotos, y así un suma y sigue al cual más disparatado, pero real como la vida misma (en estos casos como la muerte misma) que han convertido a los famosos ya fallecidos en baúles itinerantes que no había forma de que quedaran tranquilos y libres de sobresaltos de los vivos y, además, pelmazos.
La obra está pues escrita con rigor, pero con amenidad que la hace apropiada para cualquier lector, porque los datos históricos se entrecruzan con los detalles más escabrosos, esperpénticos, humorísticos y hasta siniestros, ofreciendo un resultado en el que cualquier lector encontrará muchas horas de amenísima lectura, de reflexión y de risa ante lo disparatada que puede ser la Humanidad cuando quiere honrar a sus muertos, aunque para ellos haya que hacerles la pascua a los pobres que sólo quieren un trocito de tierra para echar tranquilamente el último sueñecito que es la eternidad.
Libro simpático, riguroso y ameno y que puede ofrecer datos interesantísimos de historia, religión, arte, política y de la sociedad en general a lo largo de las muchas generaciones en las que vivieron y murieron los protagonistas de estas páginas que rezuman humor e ironía fina, pero todo ello escrito con total claridad y concreción, por lo que ofrece una lectura fácil y divertida que hará las delicias de los lectores..
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Sol púrpura o negro (I y II) Relatos de una ciudad y su mundo Antonio Olivares de Lucas Visión Libros
Por Ana Alejandre
Esta nueva obra de Antonio Olivares de Lucas tiene en común con las anteriores ese ambiente especial que rodea todas sus historias en las que hay una serie de elementos comunes que crean la atmósfera buscada por su autor: mujeres hermosas, hombres adinerados y deseosos de tener apasionantes aventuras, coches y casas de lujo, sofisticación, lujo, erotismo implícito en todos los momentos narrativos, sin dejar por ello de mostrar la faceta menos glamurosa de toda historia como es el crímen, el engaño, el adulterio, la traición, la falta de escrúpulos y la codicia más exacerbada, todo ello pone de manifiesto una sociedad que parece sacada de alguna película del Hollywood más genuino, con buenos y malos, mujeres casquivanas, ardientes, voluptuosas y hombres ruines, algunos, y otros valerosos que viven la pasión y la ambición en un mundo que no conoce la miseria, el dolor, el sufrimiento y la monotonía de las vidas grises y comunes para la mayoría de los humanos.
En esta nueva obra que sirve de objeto de este comentario, la trama se enriquece con personajes que se mueven entre la legalidad y los bajos fondos, la honestidad y la corrupción, todo ello amenizado por mujeres “de alterne”, policías corruptos, abogados honestos, amores y desamores, entre los que se cruzan las historias personales de sus protagonistas que luchan, cada uno a su manera, para conseguir sus fines, sean o no lícitos, entre sorbo de wisky, ambiente prostibulario de alto nivel o despachos oficiales.
Olivares de Lucas expone un rosario de personajes que hablan y se expresan con su propio y peculiar lenguaje, más o menos culto, utilizando los diálogos como una técnica narrativa que le sirve para definir la psicología de cada uno de ellos, más por lo qué dicen y cómo lo dicen, que por las propias explicaciones del narrador que son parcas. La acción continua y los diálogos van trazando la trama , confiriendo así una rapidez en el ritmo narrativo que ameniza la obra y le confiere ligereza.
El lector puede encontrar un evidente tono de humor que se mantiene durante toda la narración y también escenas de un cierto matiz siniestro que se resuelven siempre con la rapidez sorprendente en la que se disuelven las tinieblas y reaparece la luz que quita negrura a la acción.
Se advierte un cierto conocimiento de escenas y personajes que parece indicar que el autor está marrando experiencias vividas personalmente, aunque sólo sea como espectador, y cuando recrea cada tipología parece estar retratando a personas de carne y hueso que toman vida en la trama narrativa a través del recuerdo distorsionado en cierta forma, como toda obra de ficción, lo que le puede ayudar al lector que conozca o identifique a los seres descritos con nombres ficticios para dotarles de la verosimilitud de quienes conocen los hechos, situaciones y a sus protagonistas.
El humor del que hace gala en todas sus obras Olivares de Lucas, aporta a este nuevo título un tono desenfadado, lo que ayuda a quitar truculencia a lo narrado y suaviza la carga de violencia que encierran algunas escenas, por lo que parece una crónica negra de una determinada ciudad, como la titula su autor, pero en clave de humor que atenúa los claroscuros y difumina los perfiles, a pesar de que el lenguaje es claro, sencillo, sin grandes pretensiones literarias, pues sólo trata de narrar una serie de hechos y lo hace de la forma más comprensible, directo y sin ambages.
Esta obra, pues, se inscribe en el estilo al que nos tiene acostumbrado Antonio Olivares de Lucas que parece estar encaminado a hacer pasar un buen rato a los lectores, mientras va desgranando las diferentes historias de una ciudad y su mundo, subtítulo de esta colección de relatos incardinados en un eje común.
Obra, por tanto, indicada a todos los lectores que quieran pasar un rato ameno leyendo una peculiar obra que, si no se puede encuadrar en el género negro, si tiene algunos de sus elementos: sexo, violencia, crímenes, investigaciones, pero sobre todos ellos destaca el lenguaje conciso, concreto y directo que es uno de sus características esenciales.
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