Ediición nš 13 - Octubre/Diciembre de 2010
TAIWÁN Y CHINA CONTINENTAL. NUEVOS AIRES.
Por Ángel Maestro
Desde que en 2008 :Taiwán, iniciara una nueva etapa con la llegada a la presidencia de Ma Ying-jeou, la nueva Administración se ha centrado en el establecimiento de una diplomacia pragmática dirigida a afianzar el espacio y el papel de Taiwán en la escena internacional. Para ello, la política del Gobierno ha mantenido su enfoque en hacer que el desarrollo de las relaciones a través del Estrecho avance en paralelo con el desarrollo de las relaciones internacionales de Taiwán, de manera que ambos objetivos fundamentales se complementen y participen el uno del otro.
Así, ya en su discurso de toma de posesión, el presidente Ma anunció que iniciaría una nueva etapa en las relaciones con China Continental con la intención de reanudar los diálogos entre ambas partes, rotos desde 1999, plan que se ha concretado hasta la fecha en la celebración de cuatro rondas de diálogos, en las que se han alcanzado un total de doce trascendentales e históricos acuerdos. En los cuatro encuentros celebrados hasta la fecha, dos en China continental y dos en Taiwán, se ha decidido establecer, por ejemplo, los primeros vuelos directos a través del Estrecho, así como la apertura de Taiwán como destino turístico para los viajeros procedentes del continente. Asimismo, se han alcanzado importantes acuerdos referidos a asuntos tales como la cooperación en la lucha contra el crimen, el mantenimiento de la estabilidad financiera o el establecimiento de mecanismos de garantía de seguridad alimentaria.
En las reuniones que se han venido celebrando durante 2010, ambas partes acordaron abordar la negociación del llamado Acuerdo Marco para la Cooperación Económica entre los dos lados del Estrecho, una especie de pacto de libre comercio entre China y Taiwán. Después de que los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático hayan formado un bloque económico regional, Taiwán no puede permitirse el lujo de quedarse también aislado económicamente en la región y marginado de esta organización, por lo que el actual Gobierno considera primordial este pacto económico con China, tanto para el desarrollo positivo de los negocios entre ambas partes como para mejorar el poder de competitividad de Taiwán.
Hasta la fecha, las exportaciones de Taiwán a China están siendo gravadas con impuestos excesivamente elevados. Así, para las industrias manufactureras de Taiwán resultará muy difícil competir, por ejemplo, con sus rivales coreanas si éstas pagan una tasa inferior de impuestos que aquéllas al vender sus productos al mercado chino.
Está previsto que el citado acuerdo se centre fundamentalmente en la reducción de los impuestos aduaneros con China continental, en la mejora de las condiciones de las inversiones taiwanesas en el continente, en el aumento de la competitividad de las industrias de la isla y en la protección de los derechos de propiedad intelectual de los inventores de Taiwán.
Aparte de las negociaciones con China, el enfoque pragmático de la diplomacia de Taiwán ya ha dado algunos furos en los dos últimos años. Es sabido que Taiwán no cuenta con representación en la Organización de las Naciones Unidas ni en sus agencias especializadas desde 1971, después de que el escaño de la República de China fuera entregado a la República Popular de China. A partir de 1993, los países aliados diplomáticos de Taiwán han tratado año tras año de que la Asamblea General de la ONU incluyera en su agenda la solicitud de Taiwán para ingresar en Naciones Unidas, pero los intentos han resultado infructuosos.
Con esta actitud pragmática continúa hoy trabajando el Gobierno de Taiwán, insistiendo de manera especial en lograr su participación en aquellos organismos que considera más beneficiosos y esenciales para el pueblo, como son, por ejemplo, el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o la Organización de Aviación Civil Internacional, así como en mantener su participación en la Organización Mundial de la Salud.
Durante el pasado año ocurrieron cambios muy significativos en el panorama internacional en lo que respecta a la situación de Taiwán. En primer lugar, Taiwán fue invitado a participar por primera vez como miembro observador en la reunión de la Asamblea Mundial de la Salud, el máximo organismo encargado de toma de decisiones de la Organización Mundial de la Salud, que se celebra anualmente en el mes de mayo.
Posteriormente, y de cara a la Asamblea General de las Naciones Unidas , el Gobierno de Taiwán, en lugar de intentar la participación directa en Naciones Unidas, como había hecho en años anteriores, optó por solicitar la admisión de la isla en diferentes organismos especializados de la ONU.
En asuntos de China continental, por otra parte y sobre el tema tibetano, el Dalai Lama recibió este año en Washington la medalla de la Fundaci6n Nacional para la Democracia, organizaci6n financiada por el Congreso de los Estados Unidos. Los tibetanos suelen aparecer en la prensa occidental como victimas de la opresi6n china, pero para cualquiera que no se limite a tener del Tibet un conocimiento superficial ,resulta sorprendente la presentaci6n del Dalai Lama como cabeza de un movimiento democrático. Designado por sus pares como reencamaci6n de Buda, ha sido el jefe político y religiosos de los tibetanos. Antes de la llegada de los chinos en 1959, la sociedad tibetana poseía características de una cruel dad extrema, los ciegos y los inválidos eran arrojados a los mas bajos y miserables estratos de la sociedad, teniendo que compartir con los animales cuadras y pocilgas, pues eran juzgados culpables de graves pecados en su vida anterior.
En el sistema teocrático de los lamas, casta absolutamente dueña del Tibet, se practicaba también la flagelaci6n, la tortura y la amputaci6n de manos y pies como castigos.
Sólo podían recibir instrucci6n el 10 % de los niños, con el fin de consagrarlos a la vida monástica, permaneciendo el resto inmersos en el analfabetismo. Esa gran parte de la sociedad restante, verdaderos esc1avos trabajaban la agricultura y la ganadería, en parte para su mísera subsistencia y en otra, con los mejores productos, dedicada a suministrar las subsistencias a los monasterios. Naturalmente se desconocían en absoluto las elecciones y la mínima representaci6n popular en una sociedad donde únicamente todo el poder pertenecía a los lamas.
Otorgar al Dalai Lama una medalla a la democracia parece, por lo menos, algo extraño.