Edición nº 16 Julio/Septiembre de 2011

Obras de Lili Doujourie

TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN SANTO DOMINGO DE SILOS


LA NATURALEZA ES SABIA, EXPOSICIÓN DE LILI DUJOURIE.

Mª Dolores Gallardo

Santo Domingo de Silos -uno de los monasterios benedictinos más importantes del mundo- está ubicado en la parte oriental de un pequeño valle, denominado ya Valle del Tabladillo en el primer documento silense conservado que data del año 954. En él estos días podemos apreciar como tradición y arte moderno se funden armoniosamente.

Efectivamente el pasado jueves, 9 de junio fue inaugurada en la abadía la exposición La naturaleza es sabia de a artista belga Lili Dujourie, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con la Cámara de Comercio e Industria de Burgos y la Abadía de Santo Domingo de Silos.

El monasterio de Silos

La construcción del monasterio de Silos que conocemos -sus orígenes se remontan a la época de la reconquista castellana de fines de IX y es conocido documentalmente desde el siglo X con el nombre de San Sebastian de Silos- se inició poco después del año 1041, año en el que llegó a esas tierras Domingo, nacido en la localidad navarra de Cañas y prior del monasterio de San Millán de la Cogolla.

Por enfrentamientos con el rey de Navarra, Domingo hubo de marchar y se acogió a la protección del rey Fernando I de Castilla.

La comunidad monástica de San Sebastián de Silos había alcanzado una gran pujanza pero debido a las razias de Almanzor, había perdido su prestigio y su patrimonio y se encontraba en estado de gran decadencia. Estaba habitado por unos pocos monjes cuando el rey D. Fernando nombró a Domingo nuevo abad.

A partir de entonces se inició la reconstrucción de la iglesia del monasterio, después se realizó el resto. El abad Domingo y sus sucesores se esforzaron en la construcción del monasterio.

Un viernes, 20 de diciembre de 1073, murió Santo Domingo. Tiempo después el monasterio, en honor de quien tantos esfuerzos hizo por él, dejó de ser llamado San Sebastián y tomó el nombre de Santo Domingo con el que es hoy conocido.

Desafortunadamente gran parte de la construcción medieval que aún se conservaba en el siglo XVIII fue derribada, debido, al parecer, a que un abad, al visitar Roma, consideró que lo medieval era de un estilo bárbaro; tiraron la iglesia y a poco faltó para que se destruyeran también las galerías del claustro románico, que hoy está considerado una de las obras cumbre de la escultura y la arquitectura de la época.

La desamortización de Mendizábal, en 1835, causó el expolio y la perdida de parte de las riquezas artísticas y documentales silenses y el cese de la vida monacal. Cuarenta y cinco años después nuevamente un monje, en este caso Ildefonso Guépin -de la abadía abadía de Solesmes-, junto con un grupo de benedictinos franceses de la abadía de Ligugé, eligieron los restos de Silos para ubicarse. Era el 18 de diciembre de 1880. Silos nuevamente se salvó gracias a unos monjes, que con enormes esfuerzos lo fueron restaurando.

Dom Clemente Serna, actual abad de Silos desde hace bastantes años, hombre afable y cordial, en gran medida ha sido, entre otras muchos logros, el artífice de que hace algo más de diez años los discos de canto gregoriano de los monjes silenses se convirtieran en éxito mundial, coparan los primeros puestos de las listas musicales y esta abadía se convirtiera en foco de peregrinación cultural. Si bien su gran ilusión es el Foro de Pensamiento de Silos.

Lili Dujurie y su exposición en Santo Domingo de Silos

Lili Dujourie nació en en Roeselare, Bélgica, en 1941. Vive y trabaja en Lovendegem, cerca de Gante. Una enfermedad le ha impedido asistir a la presentación de su exposición La naturaleza es sabia en la abadía de Santo Domingo de Silos.

Como en la presentación manifestó Lynne Cooke, comisaria de la exposición y subdirectora del Museo Reina Sofía, en la exposición se pueden distinguir dos partes, pero la segunda está formada a su vez por otras dos bien diferenciadas:En la antecámara de la galería donde se encuentra la exposición se ha colocado la escultura Maagdendale, 1982, formada dos cortinajes de terciopelo -verde oliva y granate-, hierro y madera. Por su emplazamiento esta obra da la bienvenida al visitante e intenta concienciarlos de la puesta en escena que es la propia exposición. A la vez remite a los primitivos pintores flamencos, antepasados artísticos de Dujurie, que ennoblecían con lujosos drapeados el entorno doméstico de la Virgen y a los retratistas barrocos, como Van Dyck que empleaban costosos tejidos ondulados para conferir grandeza a los temas de sus cuadros. El nombre, Maagdendale, es debido a la abadía medieval donde esta escultura fue expuesta por primera vez.

En la galería propiamente dicha se exponen dos series diferentes: A) la primera un conjunto de tres esculturas, Initialen der stilte, de 2007; sobre tres mesitas se exponen diversos elementos de arcilla cocida, modelados a mano: semejan hojas, follaje, vértebras de animales y

B) la parte llamada Ballade; es el más reciente trabajo de la artista y ha sido concebida para el espacio de Silos. Es una larga mesa con diversas divisiones para esculturas realizadas en papel maché que representan bellas flores de diversos colores. Con esta serie de flores explora el potencial terapéutico de las plantas y flores que durante siglos los herboristas han cultivado y utilizado para que sirvieran como medicina. A la vez hace un guiño al importante papel que durante siglos medievales desempeñaron los monasterios en este cometido: sabido es que en ellos –y en el propio Silos, por supuesto- existían en esas épocas dos huertos: el alimenticio y el que proporcionaba las materias primas para la farmacopea. En el monasterio de Silos se muestra también una magnífica botica del siglo XVIII con centenares de tarros de loza y en la Biblioteca se guardan numerosas obras relacionadas con la botánica medicinal.

La exposición La naturaleza es sabia permanecerá hasta el próximo 25 de septiembre.

Las sirenas de Silos

Decir que el maravilloso claustro de doble planta del monasterio de Silos es algo único no nada original ni novedoso. Los arcos de medio punto (los lados norte y sur constan de 16 arcos y 14 arcos los lados este y oeste) descansan sobre capiteles que, a su vez, lo hacen sobre columnas de doble fuste monolítico. Justamente en algunos de esos capiteles quiero fijarme, variados son los temas que esos capiteles desarrollan: elementos vegetales, escenas bíblicas o evangélicas y hasta seres mitológicos como por ejemplo las sirenas de la Mitología griega.

¿Sirenas en Silos?. Si, sirenas, como las clásicas, mitad mujer, mitad pájaro. Nada que ver con la tradición occidental (pintores, relatos literarios, cine) que las ha popularizado como bellísimos seres mitad mujer mitad pez.
Las sirenas de la Mitología clásica eran funestos seres híbridos con cabeza y cuerpo de mujer, alas y extremidades inferiores de pájaro. Con su maravilloso y también funesto canto -actividad canora que, por cierto, se aviene muy bien a un ser híbrido de pájaro, y bastante mal con un pez- atraían a los navegantes haciendo naufragar sus naves y causando su muerte.
No vivían en las aguas, sino en una isla (tradicionalmente se considera que habitaban en una isla del Mediterráneo situada en la costa de Italia meridional, aproximadamente frente a la actual Sorrento). Se decía que las costas que rodeaban su isla estaban llenas de huesos de cadáveres de marineros calcinados por el sol.
Las sirenas con cola de pez, imagen que se ha popularizado en la cultura occidental, las tenemos testimoniadas por primera vez en el anónimo Liber monstrorum, que sólo data del siglo VI d. C.
No hay que olvidar que las sirenas clásicas -daímones femeninos provistos de alas- están relacionadas con la muerte (de hecho en la iconografía antigua resulta fácil confundirlas con otros seres femeninos alados -las harpías, las erinias, las ceres- vinculadas con la muerte).
Como tantos elementos del mundo clásico, las sirenas pasaron al cristianismo. Es frecuente verlas en sarcófagos cristianos, de ahí su presencia en capiteles medievales, como ocurre en Santo Domingo de Silos.

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Dicho todo lo anterior ¿Quién duda que actualmente en el monasterio de Santo Domingo de Silos se encuentra la más antigua tradición clásica y una representación del más moderno arte del siglo XX/XXI?

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