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Fiestas Medievales

(unbenanntUn banquete medieval

Un fastuoso banquete medieval Escena de banquete en una miniatura de La verdadera historia de Alejandro Magno. Principios del siglo XV.

 

Fiestas medievales

LA EDAD MEDIA NO ERA TAN ABURRIDA. CASI LA TERCERA PARTE DEL AÑO ERA FIESTA

Laura López-Ayllón

Las fiestas tradicionales de Occidente son las que el Cristianismo creó durante la Edad Media para brindar un ocio compatible con el mensaje evangélico que enseñaba, pero también existe también un acervo de fiestas, figuras y ceremonias que sobreviviendo en el tejado social rechazados por la cultura oficial, dice el profesor Ladero Quesada en los estudios de la Real Academia de la Historia.

Las fiestas expresan de forma variada el modo de explicar el mundo, de estar los hombres en él, mediante un lenguaje de símbolos, ritos, ceremonias y usos admitidos, al margen de lo habitual en la vida cotidiana, según el historiador, y todos ellos transmiten mensajes culturales identificadores de la sociedad en cuestión.

Estos mensajes se expresan sobre todo en campos como las creencias y las formas de sacralización, ya que las fiestas suelen establecer una forma peculiar de relación entre lo sagrado y lo profano.

Hasta hace poco el conocimiento que teníamos sobre las fiestas medievales de los estudios folklóricos, etnológicos y antropomórficos, y en algunos aspectos de los realizados por historiadores del mundo clásico, de la religión, la literatura y el arte.

Integrarlos en una visión general de la Historia de la Civilización y usarlos para comprender el sistema social es una tarea emprendida por los historiadores medievales desde hace poco tiempo.

En los últimos siglos medievales había en torno a un centenar de días festivos entre domingos y fiestas de guardar, incluyendo las específicas de cada diócesis y las de sus patronos, así como las de los santos si no coincidían con las generales. A estas se añadían las fiestas tradicionales o populares -Navidad, Año Nuevo, Epifanía y Carnaval- y las cívicas o políticas más las patronales de cada gremio, cofradía, hermandad o asociación de diverso tipo.

Las fiestas del invierno

NATIVIDAD

El 25 de diciembre coincidiendo con la antigua fiesta del solsticio “el sol invicto” que se consolidó en el siglo IV, aunque antes el nacimiento de Cristo se celebraba el 6 de enero.

En esta fecha se celebraba también la adoración de los Magos, que fueron considerados Reyes a partir del siglo VI. En esta época pervivían prácticas precristianas como aguinaldo y limosnas rituales, así como los juegos de dados fuera de la “tahurería”. Hoy en cierto modo permanecen en las cestas de Navidad y lotería.

El 6 de diciembre era S.Nicolás, patrón de niños e Inocentes, y de ella deriva Santa Claus.

EL OBISPILLO

Otra fiesta de invierno era “Obispillo”, “Obispo de los locos” o “Bisbetó” en Cataluña y Valencia. En esta fiesta los niños y mozos cantores de los coros de las catedrales elegían a un obispo, vestido grotescamente y rodeado de otros trabajadores subalternos de la catedral

El obispillo y sus compañeros expulsaban a los canónigos y dignidades y ocupaban su sitio en el coro. Era una crítica burlesca y a veces grosera de los capitulares de la catedral a los que juzgaba y multaba el obispillo, pagando con las multas una cena. El obispillo se mantuvo durante varios siglos.

MASCARADAS

Otra fiesta de esta época fueron las “mascaradas de invierno” como la que se celebraba en los pueblos de León como “el rey de los mozos”, “rey de Navidad” como mazarrón o zaharrón en Burgos, y en Villareal (Castellón) como “Rei moxo” o “mayoral dels fadrins”.

EL REY PAJARON

El “Rey pájaro”, el 27 de diciembre, se mantiene en el pueblo aragonés de Magallón. En esta fiesta cuadrillas de cada barrio subertían el orden social, pedían limosnas y aguinaldos y sometían a los vecinos a todo tipo de bromas y chanzas. Los participantes eran conocidos como “moharraches” y de esta palabra viene la actual “mamarracho”.

LA FIESTA DEL HABA

La “fiesta del haba”, que se celebró en Castilla y Navarra hasta el siglo XV, y está relacionada con la costumbre del roscón, torta o pastel el día de Reyes. Al parecer se consumía ya en la antigua Roma y entre los musulmanes de A-Andalus.

FEBRERO

Tradición de las antiguas fiestas lupercales romanas (15 de febrero) que estaban destinadas a asegurar la fecundidad femenina, así como de la matronalia (1 de marzo) que protagonizaban las mujeres casadas.

Estas fiestas se mantuvieron como tradición mediante fiestas eclesiásticas y populares que han llegado en algunos casos como La Purificación o La Candelaria, nombre que viene de las candelas benditas y encendidas en una procesión por la iglesia y por la calle. Esta celebración se celebraba antiguamente el 14 de febrero y de ahí el San Valentín de Europa noroccidental.

Otras fiestas de febrero fueron el San Blas, retorno de las cigüeñas y viejas leyendas sobre la fecundidad, y Santa Agueda, patrona de las mujeres casadas, de las que se deriva la celebración de la alcaldesa con mando en plaza en pueblos de Castilla.

CARNAVALES O CARNESTOLENDAS

Los “carnavales” o “carnestolendas” era una fiesta de máscaras con la que se despedía el consumo de carne prohibido por la Iglesia durante el periodo de Cuaresma. La fiesta viene precedida por las comilonas del jueves “gordo” o ”lardero”, y culminaba en el domingo, lunes y martes anteriores al miércoles de ceniza, comienzo de la Cuaresma.

En esta fiesta tenía sus creaciones teatrales propia y se sabe que una de ellas era interpretada en el siglo XIII por juglares esperpénticos y ridiculizaban los sucesos de la vida local. Se llevaban a cabo prácticas lúdicas e injuriosas, manifestaciones de crítica y sátira social y política. Incluye también dramatizaciones satíricas de la vida noble, de las costumbres de los clérigos, de elementos populares de las formas profesionales como la tarasca o los gigantes en escenarios móviles.

La bufa carnavalesca se usaba asimismo en ocasiones como las “cencerradas” que los jóvenes daban en la segunda boda a los viudos o cuando los matrimonios eran de diferente edad.

EL MAYO

El “mayo”, era una fiesta de claras raíces precristianas, basada en la celebración pagana del renacer cíclico vegetal, la llegada de la primavera y el final del invierno. Está en conexión con la adoración ancestral del árbol como ser animado y es la representación espiritual de la vegetación, por lo que se plantaba un tronco de árbol grande en el centro de los pueblos.

FIESTAS DE PRIMAVERA

La conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo tenía escaso contenido lúdico, pero en sus fiestas participaba toda la sociedad cristiana. El sábado de Pasión previo al Domingo de Ramos contaba con procesiones dentro de los templos, donde se construía un “monumento”. El viernes santo se realizaba un sermón de la Pasión, complementado en algunos sitios con representaciones de la crucifixión y entierro de Cristo.

El lunes y el martes siguientes eran días festivos y en ese momento se celebraban regocijos profanos como “batallas de naranjas”, juegos de cañas, consumo de “hornazos” y de corderos asados, ya el mismo domingo.

EL CORPUS CHRISTI

Fiesta desarrollada con enorme riqueza y variedad ritual y expresiva que se convirtió en la principal fiesta religiosa-cívica en las ciudades en un tiempo en el que se desarrolló el protagonismo de las urbes medievales. La organización de su procesión se completó gracias a la decisiva actitud de las autoridades municipales y recordamos a este respecto la contribución de Calderón con sus representaciones teatrales de misterios de la fe en sus “Autos Sacramentales”.

La fiesta era total y significaba en cierto modo la supresión del luto familiar y la limpieza y el ornato de las calles por donde pasaba la procesión y en ella estaban presentes varios ministerios y alegorías sobre apóstoles, ángeles, patriarcas, vírgenes y profetas que se representaban con músicas. Mímicas, salmodias y danzas iban en la procesión e intervenían en todo ello carros de tracción animal llamados roques. Había también elementos propios de cada localidad y abría el cortejo la serpiente-dragón conocida como la tarasca.

Ladero nos dice que el componente esencial de esta fiesta es el desfile jerarquizado de la sociedad y en ella participaban también las corporaciones profesionales como representación del pueblo y las autoridades seglares y eclesiásticas acompañando al Cuerpo de Cristo, que se manifestaba siempre bajo palio y envuelto en arcas y `posteriormente en “custodias”.

UNO DE MAYO Y SAN JUAN

En estas fechas se festejaba el esplendor de la vegetación y el amor. La del primero de mayo contaba con elementos populares antiquísimos o tradicionales como el árbol que se plantaba la noche del 30 de abril al primero de mayo y se mantenía todo el mes. Los jóvenes danzaban a su alrededor, a menudo con guirlandas y meriendas que celebraban el nacimiento de la primavera.

A lo largo del mes existían otras fiestas de mayo como la de la Vera Cruz, que conmemora el encuentro de la cruz por la madre de Constantino, llamada también fiesta de la Cruz de Mayo.

Las fiestas de mayo se asocian con la bendición de los campos y la práctica de oraciones organizadas o rogativas para pedir la lluvia.

Los ritos y las fiestas asociadas al solsticio de verano que la Iglesia hizo coincidir con la de San Juan Bautista usaban antiguas creencias populares como el uso de guirnaldas y enramadas, las peticiones de las mozas al santo para obtener un buen matrimonio, y posteriormente el salto de las hogueras o la bebida de determinadas aguas asociadas a ermitas dedicadas al santo, en algunos casos con la adivinación del futuro a través de ellas.

FIESTAS DEL VERANO

Las fiestas del verano celebraban el buen fin de las cosechas. Destacan entre ellas las de San Pedro y San Pablo el 29 de junio y las dedicadas a la Virgen María como el 15 de agosto como la Asunción, o la Natividad, el ocho de septiembre y el 29 del mes la de San Miguel.

Existen también otras como el 22 de julio, dedicadas a Santa María Magdalena, la Visitación de María el dos de agosto, la Transfiguración del Señor el seis de agosto, San Lorenzo el diez de agosto, San Bartolomé el veinticuatro, la Exaltación de la Cruz el diez de septiembre o San Mateo el 21 y la más importante, la de Santiago.

Todas ellas son mencionadas como fiestas de guardar en un canón del Concilio de Tarragona de 1329 aunque no todas daban lugar a días no laborales.

La Asunción de María de agosto era muy popular y además de celebraciones populares como danzas y justas, contaba con escenificaciones teatrales como “El misterio de Elche”.

Esta celebración y la de la Natividad el ocho de septiembre fueron establecidas por la Iglesia en el siglo VII y derivan de tradiciones pagadas y ritos campestres y populares.

San Mateo y San Miguel señalaban el fin del verano y, además de fiestas, eran fechas de vencimiento de pago de rentas agrarias.

LOS JUGLARES Y LAS JUGLARESAS

El juglar recibía dinero por su música, canto y danza, siempre con carácter popular y picaresco. Su profesión variaba si se ejercía ante el rey y los nobles o ante otro público.

Los juglares populares están representados en capiteles de iglesias, se establece en cursos de cultura medieval, donde aparecen juntos el músico que toca el arpa o la cítara y la bailarina está haciendo a veces “el arco”, volteada por su acompañante, y alcanzando a veces el suelo en su movimiento.

En otras ocasiones la juglaresa está en pie con la melena suelta, los brazos en jarras y llevando vestidos rígidos o con transparencias, que dejan notar los senos. En cualquier caso, desprenden elegancia, juventud, belleza y alegría. En ocasiones acompañan al juglar tocando los crótalos o castañuelas. Las danzaderas aparecen hasta en la catedrales de Toledo y San Isidoro de León.

Los juglares entraban en los templos y en los claustros y se les representaba como saltadores y saltibanquis, con juegos como el salto de la trucha, la vuelta peligrosa, el olivo o el molino.

 

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