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Vino y agua: Las horas y la fuene de la edad

Vino y agua: Las horas y la fuente de la edad

Vino y agua: Las horas y la fuente de la edad, instalación de Susan Nash

 

Vino y agua: Las horas y la fuene de la edad

Susan Nash

Las horas

Esta intervención, que llevé a cabo en la Fundación Amelia Moreno, pretendía ser una mínima nota a pie de página, un pequeño comentario que dirigiera la atención hacia uno de los múltiples significados potenciales que encierran las tinajas.

Como las instalaciones realizadas aquí anteriormente se centraron en la parte superior, que yo no puedo menos que relacionar con las aspiraciones del ser humano, quería llamar la atención sobre todo a la parte que queda por debajo de la repisa blanca (terreno, este último, por donde tal vez caminan la mente consciente y la voluntad). Se trataría de reflexionar sobre la relación de las regiones superiores con las muy amplias y potentes que conectan con el plano material del suelo, donde experimentamos el paso inexorable del tiempo, pero también el contacto vivificante con la fuente.

Cuerdas azules, rojas, blancas y negras (colores que, para mí, sugieren los cuatro elementos) arrancan de la repisa (precisamente desde los hierros que la sostienen, y que marcan un movimiento hacia arriba), bajan al suelo (donde quedan sujetos por plomos de pesca), para volver a subir, sucesiva y cíclicamente, en una marcha que nos lleva por el largo camino de tierra manchego hasta la fuente de la edad. Para conservar una mínima conexión entre la zona inferior y la superior, las cuerdas recorren también los hierros desde la repisa hasta la viga. Al pie de cada tinaja, los plomos, de distintos tamaños, en combinaciones diferentes, forman micro-paisajes, cada una con su propia personalidad, de acuerdo con la marcada individualidad de las tinajas.
La fuente de la edad

Un hilo de luz azul baja desde el techo del depósito de agua hasta el suelo, formando remolinos que se reflejan en el espejo que cubre la pared de fondo. En los huecos laterales y frontal, cuelgan cortinas de ducha azules y transparentes con textura de salpicaduras de agua (las cortinas dejan un espacio sin cubrir tanto arriba como abajo, y además se pueden correr y descorrer de modo que la luz y su reflejo se vean de dos maneras: desnuda y nítida, y tamizada por la cortina.
El austero transcurrir de las tinajas conduce a un oasis de frivolidad.

 

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