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Medicina judía y conversa

Medicina judía y conversa

Médicos cripto judíos
Médicos cripto judíos
Maimónides
Maimónides
hospitales medievales en Alcañiz
hospitales medievales en Alcañiz
De al-Andalus a Sefarad
De al-Andalus a Sefarad

 

Medicina judía y conversa

Un aspecto poco conocido de la historia de España es lo que representó la medicina que ejercieron los judíos en territorio cristiano durante la reconquista y posteriormente, convertidos ya con mayor o menor convencimiento, en la etapa de los Austrias y los Borbones.

Laura López-Ayllon

Los profesionales de la medicina fueron siempre considerados por los judíos como dotados de una especie de halo, nos dice Angel Alcalá, y algunos de los grandes rabíes y escritores medievales como Maimonides eran médicos, de modo que fue la más aristocrática de las profesiones judías de la España medieval.

Alcalá añade que la medicina constituyó uno de los más persistentes influjos culturales judíos en la sociedad española, y que este influjo lo ejercieron los judíos antes de la expulsión y los conversos después.
La primera oleada de emigración se produjo cuando los almohades invadieron la zona árabe española, y numerosos judíos, entre ellos médicos, emigraron al norte, a ciudades como Zaragoza y Tudela, donde se sabe fueron bien acogidos como Jacob Suaib .

Los judíos que emigraron al norte eran recibidos en el castillo de Calatrava por Yehuda Soxan, sobrino del que probablemente mandó edificar la Sinagoga de Santamaria La Blanca de Toledo. Los emigrantes, que llegaban en malas condiciones, eran cuidados en el castillo y después se dirigían a Toledo, donde el Consejo Judío decidía cuales eran los mejores destinos.

Ejemplo importante de la invasión almohade fue el caso de MAIMONIDES, llamado por los árabes Moses ibn Maimón. La invasión acabó con las famosas escuelas de Lucena y, aunque algunos de sus amigos, como los hijos del rábino, se instalaron en Toledo, su familia decidió salir de la península ir a Fez y después a Jerusalen y otros lugares.

Además de su actividad intelectual, Maimonides se dedicó a la medicina protegido por Saladino, pero siempre fue llamado el Sefardí. Cómo médico, intentó llevar a cabo una síntesis entre la medicina clásica de Hipócrates, Galeno y Avicena, que conocía a través de las versiones árabes de la península, y su propia experiencia con sus pacientes.

Es necesario recordar que judío era también el médico personal de Alfonso VIII, Josep Alfajar, el que le acompañó a la batalla de Las Navas de Tolosa junto al maestro Arnaldo, de origen inglés

En la segunda mitad del siglo XII vivió uno de los judíos más famosos del reino de Aragón, Seset ben Ishac Bemveniste, médico (alfaquin) y baile de los reyes Alfonso II y Pedro II. Residió en Zaragoza y después en Barcelona y otros lugares además de acompañar a los reyes en viajes fuera de su país. El y su hermano Bienveniste fueron celebrados por la población judía como eruditos, poetas y mecenas de la enseñanza rabínica, nos dice Baer en su “Historia de los judíos en la España cristiana”.

En el siglo XIII se autorizó que los médicos judíos pudieran atender a enfermos cristianos, aunque las recetas tuvieran que ser elaboradas por cristianos.

Ibraim b. Zarzar, fue un médico muy famoso en la Granada nazarí hasta el punto de fue llamado a la corte de Fez para tratar al sultán mariní. Tras el golpe de estado contra Mohamed V, Zarzar se exilió en Castilla y sirvió en la Corte de Pedro I de Castilla.

Alfonso X permitió que fueran los médicos judíos los que atendieran a las monjas del monasterio de Las Huelgas, lleno de personajes femeninos de la realeza y la nobleza, de modo que en aquella época fue bastante común que fueran los médicos judíos los que asistireran a los nobles y altos cargos de la sociedad.

En el caso del Reino de Aragón, Jaime II tuvo en su corte famosos médicos judíos como Bembeniste Izmel y Salomón ibn Jacob, a los que concedió privilegios por su aportación al cuidado de la familia real.

A finales del siglo XV y como médico de los Reyes Católicos destacó Francisco López Villalobos, autor entre otras obras del “Tratado de la enfermedad de las habas”, publicado en 1498, donde se analiza la “sífilis”, enfermedad que en aquel momento tuvo mucha importancia. Estuvo preso por la Inquisición, pero fue ayudado para salir por grandes y reyes.

El padre de Fernando el Católico, Juan II, fue curado de las cataratas por el médico Crescas Abiatar y cuentan las crónicas que cuando en 1485 Pedro Arbues sufrió el atentado en la catedral de Zaragoza, su atención corrió a cargo del médico judío Maestre Ebrí.

Interesante es saber que, en el momento de la expulsición, muchos municipios consideraron que se les planteaba una difícil situación y destaca lo sucedido en Madrid, pues un documento cuenta como fueron expulsados los seis médicos que ejercían medicina en la villa, obligando al Concejo a contratar los servicios de un bachiller cristiano, pero poco a poco consiguieron que se lo pensaran y volvieran para ejercer en la ciudad.

Se sabe que, ya después de la expulsión, el propio cardenalMendoza apadrinó el bautizo de su físico, el Rabí Abraham.

Andres Laguna, nacido en Segovia a mediados del siglo XV, fue uno de los médicos más conocido e influyente de su época. Estudió en Salamanca y posteriormente en Paris, donde aprendió también griego y publicó sus primeras obras, traducciones de Aristóteles y Luciano. Vuelto a España, estuvo vinculado a la corte de Carlos V, lo que le llevó a visitar Europa durante veinte años, a ejercer de médico en la ciudad de Metz y a ser facultativo del Papa Julio II. Publicó trabajos en Colonia sobre Galeno y en los Paises Bajos sobre la materia médica de Dioscórides.

Su actividad, especializada en la propagación de los helechos y la fecundación de las plantas fanerógamas, consiguió entre otras cosas que Felipe II creara en Aranjuez un Jardín Botánico, considerado uno de los primeros de Europa tras el que crearon los árabes en los siglos X y

En el siglo XVI, además de Andrés Laguna, destacaron como escritores médicos Francisco Lopez de Villalobos y Huarte de San Juan, autor del “Examen de ingenios para las ciencias”.

En tiempo de Carlos V el Consejo de Castilla contó con varios médicos conversos, entre ellos Tello y Cabrero.

Miguel Servet, de cuyo origen converso se dudaba hace mucho tiempo aunque ahora ya se sabe que lo era la familia de la madre, Catalina Conesa Zaporta, tuvo un precoz conocimiento de la lengua hebrea. En este momento nos interesa su actividad en el campo de la medicina, que aprendió en Lyon y París.

Servet, además de sus polémicas opiniones por las que Calvino le llevó a la hoguera, mantuvo una posición contraria a la medicina tradicional en su obra “Syroporum universa ratio” y descubrió la circulación pulmonar de la sangre.

Otro médico, Francisco Sánchez, viajó en la segunda mitad del XVI y comienzos del XVII por Europa (Italia y Francia). Fue un precursor de los métodos experimentales y su libro “Quod nibil scitur” fue uno de los principales en la filosofía renacentista y Rodrigo Lopez fue el fundador de la Universidad de Baeza .

El recelo se mantenía, pues el médico de cámara del Cardenal Infante, Abraham Gómez de Sosa, tras su tiempo como médico en España, volvió a Amsterdam donde murió como judío público.

En el siglo XVII existieron otros médicos judaizantes como Isaac Rocamora, Montalbo y Orobio de Castro. Nos cuenta Dominguez Ortiz que se contaban anécdotas como la de un medico valenciano que se llamaba asimismo “El vengador”, de otro se decía que con una uña envenenada había matado a multitud de cristianos o la que contaba que los médicos “quintaban” a sus pacientes. Esto tiene que ver con la actividad de los médicos del momento que administraban `purgas y sangrias a troche y moche.

Mención merecen en el siglo XVIII los médicos sometidos a proceso como Juan Muñoz Peralta, nacido en El Arahal -Sevilla- ciudad donde después ocupó una cátedra.

Fue médico de Felipe V, su actuación le llevó a ser llamado en una ocasión por XIV, y participó en la creación de la Regia Sociedad Médica Sevillana, tan importante en la renovación intelectual que se produjo en aquella época. Fue sometido a proceso por la Inquisición y después rehabilitado.

Diego Mateo Sagasta nació en Murcia en 1664 y ya sus como fueron procesados por acusación de Judaísmo, que él conoció de su madre ya procesada en la propia penitenciaria a los 12 años.

Estudió en Valencia y Alcalá de Henares, patrocinó la Sociedad Médica Sevillana y defendió la creación de Sociedades Médicas, que en aquel momento estaban surgiendo.

Defendió el uso del antimonio en medicina y escribió obras de carácter médico. En 1724 fue denunciado y aprisionado en la etapa de Luis I, aunque pudo después volver a la Corte.

La desconfianza a los médicos conversos se mantuvo, pues en una exposición de 1691 los médicos del Real Protomedicato le recordaron al rey que en 1672 habían emigrado a Castilla los cristianos nuevos (conversos) a los que se les había prohibido ejercer la medicina en Portugal y que se les había exigido una limpieza de sangre del Colegio de Coimbra para poder examinarse. Recordaban que parte de ellos consiguió los permisos para ejercer en varias ciudades sin h<<aber sido examinados.

 

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