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Carlos Arniches
Carlos Arniches
Ana Alejandre
En octubre de 2016 se cumplieron 150 años de su nacimiento, pues este prolífico autor cuyo nombre completo era Carlos Arniches Barreda, nació en Alicante, el 11 de octubre de 1866.
Desde muy joven comenzó a trabajar como redactor de La Vanguardia, trabajo que continuó en Madrid donde siguió ejerciendo el periodismo, tomando contacto con el ambiente castizo que, después, trasladó a su obras teatrales que le convirtieron en el auténtico maestro del sainete madrileño.
Fue otro alicantino, Ruperto Chapí, autor de infinidad de partituras del género chico y poseedor cd una gran popularidad quien se convirtió en su valedor que le permitió entrar en el mundo teatral madrileño.
Las primeras obras de Arniches para el medio teatral fueron alguno sainetes y libret, algunos de ellos en colaboracion creados para zarzuelas de finales del siglo XIX y principios del XX. Después, fue libretista de zarzuelas para maestros como son Chapi, Federico Chueca, Jacinto Guerrero, Jose Serrano y Amadeo Vives. Algunos de sus títulos son La fiesta de San Antón, El santo de la Isidram El puñao de roas, El amigo Melquiades, El trust de los tenorios, El padre Valbuena, La legria del batallón, Don Qintin el amargao o Alma de Dios.
En su obra se advierte la mezcla continua de tragedia y humor, en la que destaca el contraste, el juego de las apariencias y los conflictos de sus personajes en continua contradicción entre sus sentimientos y prejuicios sociales.
Otras notas características de la obra de Arniches es el uso de la rica lengua popular madrileña, siempre bajo el prisma del humor, la ironía y el juego de palabas, sin olvidar la caricatura, que mostraba los ambientes populares y castizos madrileños de los que extrajo expresiones, vocablos y maneras pero a las que añadió otras de su propia creación que pasaron al acerbo popular al ser representadas.
Arniches tiene una significación mucho mayor que la de libretista que renovó al género chico, pues es uno de los mayores dramaturgos del teatro español de principios del siglo XX .Regeneró el humor en dichos años, por lo que se convirtió en una figura principal del teatro de la época, por lo que fue nombrado académico de la Real Academia de la Lengua en honor a su contribución y a su extensísima obra que comprende de 270 obras teatrales, escritas durante más de cuarenta años. La enorme extensión de su producción explica el hecho de que todas ellas no tengan la misma altura, pero sí se encuentra en todas el mismo sentido del humor para describir tipos y ambientes castizos, en los que debajo de la constante vena cómica siempre se puede hallar un trasfondo dramático indudable. Su gran capacidad de trabajó le llevó a escribir su última obra, Don Verdades, el día antes de su muerte repentina, acaecida en 1943.
Creó un nuevo género cómico al que llamó tragedia grotesca, a través del cual intenta plasmar unos seres y ambientes castizos a los que conocí bien y por los que tenía un sentimiento ambivalente entre el cariño y pena. Sus personajes representan a seres de carne y hueso de la vida real que debajo de su comicidad que, algunas veces, los hacía ridículos, subyace la tragedia de unos seres que se debaten en la angustia de unas situaciones dramáticas que los superaban.
Pero no solamente existe en la obra de Arniches una caricatura de unos seres tópicos y típicos del casticismo madrileño, con un tono en el que la comicidad estaba siempre presente, aunada a una gran ternura por esos personajes. También, en su obra aparece una constante crítica a otros miembros de la sociedad como son los señoritos, los caciques, los fanáticos intransigentes, los envidiosos, los vagos y los patrioteros que no patriotas, pues cuando los ataca deja esa comicidad tierna que tiene con los otros personajes, para mostrar un tono más ácido, crítico en el que muestra su honda preocupación por su país, por sus habitantes y sus muchos problemas, anhelos, grandezas y miserias.
Entre sus obras más críticas y menos festivas se encuentran La señorita de Trevélez (1916), critica feroz de la juventud burguesa, ociosa y desocupada que tiene como diversión sus bromas crueles y despiadadas que dañan los sentimientos de los demás y Es mi hombre (1921), crítica del machismo; así como, La venganza de la Petra (1917), Los caciques (1920), Los milagros del jornal (1924), El padre pitillo (1937), obra de la que se hizo una versión cinematográfica de gran éxito de público. También otras muchas de sus obra fueron llevadas al cine con igual éxito.
En sus obras, Arniches presenta unos personajes que pueden hacer reír a los espectadores cuando sufren, pero le despiertan un sentimiento de compasión genuina ante su fragilidad y desamparo. Esto representó una novedad en el teatro español, porque Arniches supo combinar sabiamente la faceta grotesca y la emoción.
Este autor de indudable talento dramático, ofrece la peculiaridad de que lo muestra siempre bajo la capa del humor grotesco, haciendo así más patente y profundo su conocimiento de la naturaleza humana que presenta ante los ojos del espectador de esta manera más clara, sencilla y eficaz.
A pesar del éxito que siempre tuvo Arniches en Madrid, ciudad en la que se siguen representando sus comedias porque supo reflejarla en su época con cariño y desde el más lúcido humor satírico, es olvidado en su propia ciudad natal, Alicante, de la que es hijo predilecto. ciudad que, en esta conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento, es de esperar y desear que le haga el homenaje que Carlos Arniches merece porque fue el gran innovador del teatro español del siglo XX
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