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Guerrilleros de la Guerra de la Independencia

"Los desastres de la Guerra", de Fco de Goya.

 

Guerrilleros de la Guerra de la Independencia

Laura López-Ayllón

En la guerra española por la Independencia contra los franceses, el fenómeno de las “guerrillas” causó más pérdidas a los ejércitos franceses que todas las tropas regulares dijo el General Barón de Bigarré, edecan de José Bonaparte, nos cuenta Fernando Martínez Laínez en su libro sobre los guerrilleros en la Guerra de la Independencia, que fue premio Algaba el año 2007.

A pesar de que sus acciones no siempre tuvieron éxito, en siete años nunca se rindieron, y su comportamiento desconcertó a Napoleón y fue, según Clausewitz, la “primera guerra total” de la historia europea contemporánea.

Diversos autores han estimado que la guerra de guerrillas española fue la primera realización moderna de lo que hoy se conoce como “guerra revolucionaria”. Este tipo de guerra se basa en una aplastante superioridad de un ejército sobre otro, no se dan en ella los combates en campo abierto, es apoyada por la mayoría de la población, tiene mucha importancia el factor sorpresa, …….

“Guerrilla” engloba a diferentes grupos y organizaciones surgidas con el objetivo de derrotar a los franceses.

PARTIDA. Gente armada no muy numerosa a veces con organización militar. En general eran campesinos armados que actuaban en el campo al mando de un jefe.

CUADRILLA. Individuos dedicados a la delincuencia en el campo que actuaron como guerrilleros contra los franceses.

COMPAÑIAS DE HONOR. Distinguidas en el tipo de guerra irregular.

SOMATEN. Milicia de voluntarios propia de Cataluña convocada en momentos de peligro y mantenida por los pueblos.

MIGUELETES. -En Cataluña compuesta por antiguos fusileros de montaña, una guardia cívica que apoyaba al Somaten y en Guipúzcoa una milicia foral. Ambos estaban organizados en unidades de tipo militar. Se dice que tomaron el nombre de su antiguo jefe, Miguelot de Prats, pero algunos consideran que se les llamó así por la indumentaria parecida a la que usaba San Miguel siempre equipado con casco, coraza y calza o bota hasta media pierna. Otros opinan que eran tropas ligeras de Cataluña, dedicadas a defender los puestos del Pirineo defendiendo a malhechores y desertores. Para combatir a los creados por la Junta de Lérida Napoleón creo una tropa ligera a la que llamó “Migueletes franceses”.

PARTIDAS DE CRUZADA. Grupos formados y mandados por eclesiásticos que llevaban una cruz de forma visible y duraron poco.

CUERPO FRANCO. Este nombre se dio a partir de 1812 a ciertas guerrillas para indicar su carácter militar.

CORSO TERRESTRE. Lucha guerrillera que luchaba con las reglas del corso marítimo.

CAZADORES RURALES. Hombres armados, organizados, equipados por propietarios rurales y casi siempre con mandos de militares profesionales.

Entre los motivos que llevaron a muchos españoles a integrarse en ellas figuran los personales, es decir, la violencia ejercida por los franceses contra los guerrilleros, Merino o Renovales, o contra sus familias, entre los que se encuentran los bandoleros el franciscano Rafael Lucas, Mina o el Charro.

No hay que olvidar tampoco que otros se fueron a la guerrilla al comprobar que el ejército regular español fracasaba al ser incapaz de vencer en campo abierto a un ejército superior en táctica y recursos.

El historiador Miguel Artola, especialista en esta época, nos puntualiza qué tras varios desastres del ejército regular, millares de combatientes se dispersaron por toda la geografía desde Galicia a Murcia.

Aunque gran parte del altos dignatarios del clero se mantuvieron al margen, muchos miembros del bajo clero participaron activamente incitando a la población a la resistencia, o empuñando ellos mismos las armas, hasta el punto de que la guerra tuvo hasta cierto punto un trasfondo de guerra religiosa.

Puede decirse que la resistencia se inició a pesar de las directivas de las altas jerarquías católicas. Según el historiador A.Gil Novales “no es la religión la que lleva la guerra, sino la guerra la que es aprovechada por la iglesia”

La iglesia española estuvo tan dividida que rozó la caricatura hasta el punto de que si en el monasterio de Las Huelgas los frailes apenas compartían la vida en común pues estaban divididos entre patriotas y afrancesados, hubo en el alto clero 250 eclesiásticos afrancesados del alto clero, alguno de los cuales llegaron a ocupar cargos en el gobierno de José Bonaparte. El más relevante fue el canónigo de Calahorra Juan Antonio Llorente, nombrado Consejero de Estado para Asuntos Eclesiásticos y Director de Bienes Nacionales.

Las guerrillas consiguieron, según el cronista militar Santiago Saiz Bayo:

-dificultar las comunicaciones de los ejércitos napoleónicos, lo que les obligó a fraccionar excesivamente las unidades.

-ser un gran aliado de los ejércitos regulares, en los que terminaron integrándose con sus propios mandos, en casos como El Empecinado, el Cura Merino, Espoz y Mina o Julián Sánchez.

-conseguir que sus procedimientos no ortodoxos produjeran más bajas al enemigo que las producidas por los ejércitos regulares.

-su forma de luchar sirvió de ejemplo a otros pueblos de Europa que combatieron a Napoleón como Rusia y Prusia.

-la guerrilla española introdujo el concepto de “guerra total” o “nación en armas”, lo que alteró las leyes de la guerra al fundir vanguardia y retaguardia en un escenario bélico total. De esta manera, perdió vigencia el esquema del ejército tradicional de un ejército que combate y un pueblo desarmado que lo sostiene.

La resistencia fue diferente en las capitales, que fueron ocupadas muchas veces con engaños, y en ellas se realizó una resistencia pasiva, mientras que en el campo hubo oposición y hostigamiento con asaltos a los mensajeros, corte de comunicaciones, destrucción de convoyes, sitio de pequeñas guarniciones etc.

Las bajas producidas varían según los historiadores y van de 200.000 muertos en acción o en los hospitales, aunque algunos llegan a los 500.000 bajas en siete años. Artola destaca que entre octubre de 1808 y octubre de 1812 las tropas francesas alcanzaron los 354.000 y los 259.000, mientras que las tropas regulares aliadas -españolas y angloportuguesas- fluctuaron durante la guerra en unos 160.000 hombres.

El comienzo de la actuación guerrillera tuvo lugar en Madrid, donde estalló una revuelta popular mientras tenían lugar las negociaciones de Bayona entre Napoleón y la monarquía española, y el pueblo saltó a las Puertas del Palacio Real cuando partían a Francia dos infantes de la familia real.

Murat decidió aplastar la rebelión por la fuerza y enviar a las tropas al centro de la ciudad de Madrid apoyados por artillería en una represión que produjo muchas bajas y aumento la furia del pueblo de Madrid.

Los principales focos de represión a la población se produjeron en la puerta del Sol y en el barrio de Malasaña y a la revuelta se unieron militares como los capitanes de artillería Luis Daoíz, jefe del parque de Monteleón y Pedro Velarde, así como los tenientes Jacinto Ruíz, y Rafael de Arango, a los que se añadieron paisanos mal armados.

Los franceses se vieron sorprendidos por combates callejeros distintos a lo que conocían hasta entonces y el terror se extendió por la ciudad, en la que circularon carros cargados de cadáveres por las calles cubiertas de sangre.

La noticia se extendió por todas partes y los alcaldes de Mostolés, Andrés Torrejón por el “Estado Noble” y Simón Hernández por el “Estado General” firmaron un bando, difundido por mensajeros, que exhortaba a formar milicias populares para acudir en socorro de los madrileños. El bando fue elaborado por el director de la Real Academia de Historia, Juan Pérez y Esteban Hernández de León, que se encontraban en Móstoles, aun nunca se les nombra.

El armamento que usaron las guerrillas fue variado, pues, contaban con veinte o treinta personas, que a veces usaban el armamento ganado a los franceses, pero los que iban a pie preferían las cananas alrededor de la cintura, porque no solían usar sables y rechazaban las cartucheras y los correajes, aunque portaban navajas y pistolas.

En algunos casos como en Galicia surgieron los “chuceiros”, que se lanzaban lanzando chuzos cuando el francés cargaba el fusil de un solo tiro.

Los guerrilleros de caballería usaban sables, espadas pesadas y lanzas y en algunas ocasiones dispusieron al final de la guerra de artillería capturada al enemigo.

Sin embargo el arma principal de la guerrilla española era el conocimiento del terreno, que les permitía esconderse y refugiarse tras la acción por dos razones, la gente del pueblo participaba y solo actuaban cuando la victoria era segura.

 

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