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Se descubren cartas inéditas de Fernando Pessoa

fernando Pessoa

Se descubren cartas inéditas de Fernando Pessoa a Madge Anderson.
Un amor desconocido hasta ahora del poeta lusitano.

Ana Alejandre

El célebre poeta y escritor portugués, Fernando Pessoa, creador de múltiples heterónimos, ha vuelta a ser noticia porque un investigador portugués ha hallado varias cartas del autor de El libro del desasosiego, dirigidas a su amor secreto, Margaret Mary Moncrieff Anderson, nombre completo de la seductora mujer que pareció despertar la pasión amorosa de Pessoa.

Siempre se ha creído que el verdadero amor de Pessoa fue Ofélia Quiroz, pero el descubrimientos de estas cartas por el investigador José Barreto, de la Universidad de Lisboa, parecen demostrar que no fue así y que la simplicidad de Ofélia Quiroz era insuficiente para atraer a un hombre de la complejidad del poeta que encontró en Madge Anderson el nivel intelectual y la inteligencia que lo sedujo totalmente.

El carácter de Pessoa era introvertido, huraño y con tantas facetas que le hacía ser un desconocido para quienes lo trataban. Nadie conocía a fondo la realidad amorosa del hombre que escribió una de las obras inmortales de la literatura universal, el ya mencionado Libro del desasosiego. Sin embargo, las cartas descubiertas y cuyo hallazgo ha sido publicado en la revista Pessoa Plural, ha encontrado que la escocesa Madge Anderson, traductora de alemán para el servicio secreto británico durante la Gran Guerra y en los años que precedieron a la II Guerra Mundial, y a la que conoció por ser hermana de Eileen Anderson, una de las cuñadas del escritor, casada con Joao Maria Nogueira Rosa, el hermano más pequeño del escritor, que era banquero en Londres.

Madge había nacido en Glasgow y se había graduado en la Universidad de St. Andrews. Después, empezó a trabajar en la sede central del Ministerio de Asuntos Exteriores en Londres. Había estado casada en dos ocasiones con hombres ingleses y cuando conoció al escritor lusitano aún estaba en vigor su matrimonio con Frederick William Winterbotham, responsable de los asuntos aéreos de los servicios secretos británicos.

Margaret Mary Moncrieff Anderson conoció a Pessoa siguiendo la recomendación de su hermana de que viajara en varias ocasiones a Portugal donde se produjo el primer encuentro y se creó así una atracción mutua. No hay que olvidar que Pessoa, por haberse criado en Sudáfrica, hablaba a la perfección el inglés al igual que el portugués, lo que facilitó la relación entre ambos. De ahí comenzaron los encuentros que mantuviera y el intercambio de cartas y la primera evidencia de dicha correspondencia es una postal que le envió ella en el verano de 1935 y concluyó cuando falleció el poeta, el 30 de noviembre del mismo año. Todo ello sucedió una década después del enamoramiento de Pessoa de Ofélia Quiroz.

Esta relación sentimental ya había sido comentada anteriormente por José Paulo Cavalcanti , investigador brasileño, quien se basaba en lo contado por uno de los sobrinos de Pessoa, de nombre Joao María Nogueira quien había hablado sobre dicha relación. Queda demostrada la veracidad de lo dicho por el sobrino del escritor, a raíz del hallazgo de las cartas halladas (borradores), de las que se encontraban dos en posesión de la familia del célebre escritor y otra más custodiada en los archivos de la Biblioteca Nacional de Portugal.

Al conocerse el descubrimiento de estas cartas, dos publicaciones portuguesas han publicado un poema del heterónimo de Pessoa, Älvaro de Campos, que alude a su relación con Madge Anderson y está fechado en 1930.

«Una joven inglesa, tan rubia, tan joven, tan buena
Que se quería casar conmigo…
Qué pena no haberme casado con ella…
Habría sido feliz
Pero, ¿cómo puedo saber si hubiera sido feliz?
¿Cómo puedo saber cualquier cosa respecto a lo que habría sido pero nunca fue?».











 

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