Ediición nº 20 Julio/Septiembre de 2012

La esclavitud

La esclavitud

LA EXISTENCIA DE LA ESCLAVITUD LLEGÓ AL CINE CON “LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ” Y A LA TELEVISIÓN CON LA SERIE “RAICES”

por
Laura López-Ayllón


Según la enciclopedia Larousse, la esclavitud es un estado en que se halla un individuo o un grupo social que ha sido sometido por otro individuo o grupo social a un régimen económico y político que, generalmente tras deportarlo, le priva de la libertad y le fuerza a realizar determinadas funciones económicas, las más de las veces sin otra contrapartida que el alojamiento y el sustento.

El libro estudio de José Antonio Piqueras “La esclavitud en las Españas”, recuerda las palabras de Emilio Castelar cuando observó que la posesión de esclavos existió desde la antigüedad en las culturas más diversas, aunque no en todas ni todo el tiempo, pero fue la civilización cristiana, que reconoce un misma paternidad divina a todos los seres humanos y una misma posición de las criaturas a los ojos del Creador, ha sido la que por más siglos la ha conservado y llevado hasta su nivel máximo de aprovechamiento.

No es, sin embargo, la religión, puntualiza Piqueras, la que fundamenta la esclavitud, sino la exigencia social de una mano de obra sometida con la finalidad de tenerla disponible y extraerle rendimiento.

En este sentido el trabajo al que se sometió al esclavo fue muy variado según las necesidades de los poseedores como labores agrícolas o ganaderas, el trabajo en la mina o en el arsenal, el funcionamiento del barco (los galeotes), la construcción de caminos, canales y puertos o fortalezas, o el transporte de carruajes, pero también los oficios artesanos o callejeros. Especial importancia tuvieron los dedicados al servicio doméstico de las grandes familias o de las medianas familias para las que, en este caso, era símbolo de ostentación. En las ciudades americanas, se dio también el caso de las mujeres que ejercían para el dueño trabajos de cuyo salario disponía (lavanderas, costureras…)

Los motivos de la esclavitud fueron, entre otros:

----la guerra, caso de prisioneros, poblaciones cautivas etc .En este sentido destaca como fueron también traídos a la península tras la conquista de Canarias grupos de guanches.

----la hostilidad religiosa

----la búsqueda de un beneficio económico como los trabajos en las plantaciones americanas, como las de caña de azúcar o tabaco.

----las condenas judiciales, caso de los condenados británicos vendidos en las colonias americanas

En algunos casos, el esclavo era buscado por razones intelectuales como los preceptores griegos de Roma, entre ellos algunos de los escritores más valiosos como Livio Andrónico, o los esclavos públicos encargados de la guarda de los archivos, y en otros como fuente de placer como las concubinas de los harenes de la Córdoba.

En algunos casos en la edad media española se podía caer en la esclavitud por homicidio, prostitución, adulterio o robo de esclavos, y también se admitía la esclavitud como prenda de deuda, como el caso de un musulmán que cedió a su hijo a un judío hasta pagar lo que debía..

En España durante cierto tiempo existieron dos vías para que el esclavo pudiera obtener la libertad, conocida como”manumisión”, empleada generalmente con mujeres, y la carta de “ahorría”, documento firmado ante un escribano público en el que se reconocía la condición libre del siervo.

Los esclavos existieron en Egipto, Grecia y Roma, donde en la época de Trajano llegaron a ser 400.000, pero fue en la Edad Media el término sclavus, que después daría el nombre de esclavo. Parece ser que la palabra procede de slavus, probablemente porque eran las poblaciones eslavas de los Balcanes las que más proporcionaban. El comercio prosiguió pese a las prohibiciones de la Iglesia que sólo admitía en aquel momento la esclavitud de moros y turcos, pero los mercaderes de Marsella y Venecia llegaron a vender esclavos a los musulmanes de Egipto, incurriendo en penas de excomunión por haberse extendido las penas del III Concilio de Letrán.

Este comercio de hombres fue en parte del auge comercial de Barcelona en el siglo IX. Los comerciantes catalanes eran eje de un tráfico de hombres de norteafricanos a Italia y de eslavos de Italia a los musulmanes. El avance de la Reconquista después hizo disminuir este tráfico al proporcionar musulmanes hechos prisioneros en las guerras peninsulares.

En Avila las murallas fueron construidas en el siglo XI por 200 esclavos encadenados y Jaime el Conquistador para atemorizar a los árabes de Valencia ordenó esclavizar a los árabes capturados en los alrededores de las poblaciones, de los cuales 2000 fueron enviados como regalo al Papa, a los reyes, cardenales y nobles.

Según el estudio de Piqueras, a finales del cuatrocientos existían 363 mercaderes en Valencia dedicados al tráfico de esclavos.

El profesor Domínguez Ortiz demostró a finales del siglo XVI los esclavos existentes en Castilla alcanzaron los 100.000, concentrados sobretodo en las ciudades andaluzas.

Piqueras puntualiza que desde 1518 la Corona española optó por conceder el comercio de africanos mediante licencias y desde 1595 por asientos que prácticamente hasta 1789 estuvo en manos de extranjeros. La Corona lo consideraba como un privilegio que proporcionaba rentas fiscales a través del remate de la adjudicación y el cobro de derechos de entrada y marca.

La esclavitud tomó otro rumbo tras el descubrimiento de América, pues se ha calculado que en el transcurso de cuatro siglos se transportaron de Africa a América un total de doce millones de personas destinadas a la esclavitud, pero la cifra fue mucho mayor porque se sabe que las durísimas condiciones del trasporte, en el que fallecían casi la mitad del pasaje, a pesar de que se habían seleccionado previamente a los más jóvenes por su juventud y su buena forma física.

En este nuevo rumbo fueron los portugueses los que más participaron en el transporte de esclavos y convirtieron sus establecimientos coloniales de Angola y Guinea en centros de captura de esclavos. Una bula del Papa Nicolás V del año 1452 autorizaba a conquistar tierras africanas en poder de los sarracenos y a esclavizar a sus habitantes.

Las leyes españolas se opusieron a la esclavización de los indios americanos, aunque el tema se burló pronto. El propio De las Casas, el gran defensor de los indígenas americanos, propugnó la importación de esclavos africanos como medio de liberar a los indios de los trabajos pesados y la propia corona concedía licencias particulares para llevar negros a América o concertaba un “asiento” para introducir un determinado número de esclavos en unos años.

Los viajes de los negros de Africa a América los conocemos generalmente, según HughThomas en su libro “La trata de esclavos”, por los médicos que controlaban los viajes, aunque no iban en todos. Al parecer la causa de las enfermedades fueron, entre otras, el apiñamiento y el sudor, además de otras como la suciedad y el roce de los grilletes. En cuanto a las enfermedades, la peor era la disentería, pero también la viruela, l fiebre amarilla, la gangrena, el escorbuto…También produjeron muertes la “melancolía mortal” o banzo, una especie de suicidio y las rebeliones, la violencia o las peleas.

Existió también la costumbre de marcar a fuego en las mejillas de los esclavos una S y una I. El diccionario de Covarrubias de 1611 dice que su lectura debía ser Sine Iure, porque el esclavo no era de si mismo, sino de su señor. En otros casos cuando habían protegido intentos de huida o actos de rebeldía, se les aplicaba hierro candente en la frente, las mejillas o los carrillos, para que no pudieran pasar por libres. A estas heridas los dueños aplicaban polvos y aceite de palma para que cicatrizaran convenientemente.

La comida que se proporcionaba a los esclavos en los barcos portugueses era la mandioca o yuca, el maíz en los ingleses, mientras que los franceses daban avena traída de Francia. A ellos se añadían alubias, plátanos, batatas, patatas, cocos, limas y naranjas.

Piqueras nos explica que, en su venta, el esclavo era vendido con una técnica descriptiva similar a la utilizada en las transacciones sobre bestias: sexo, color, constitución física, apariencias (marcas de origen etc), la edad estimada, las cualidades físicas, el color de sus ojos o sus cabellos.

ABOLICION DE LA ESCLAVITUD

La abolición de la esclavitud fue un camino muy lento y comenzó a ser efectiva en Gran Bretaña en 1807 y culminó en las prohibiciones internacionales de los Congresos de Viena (1815), Aquisgrán (1818) y Verona (1822). En Estados Unidos se abolió tras una guerra entre el norte y el sur en 1865.
La Iglesia de Roma condenó la esclavitud de forma intermitente y Clemente XI presionó en Madrid y Lisboa pero no consiguió respuesta alguna.

ESCLAVITUD EN ESPAÑA

España fue el país donde la esclavitud se mantuvo durante más tiempo, pero no se estudia en los libros de historia para escolares.

Los ejemplos más representativos o curiosos son las esclavas nórdicas destinadas a las cortes de los califas hispanos, como las madres y abuelas de Abderramán III y otros muchos, con Pamplona y Córdoba como mercados más importantes.

Alfonso X en “Las Siete Partidas” recoge el derecho a la esclavitud y especifica que trato era justo y cual no, como debía ser la manumisión, regulaba la vida del cautivo y la denuncia al dueño por trato cruel sevicia. El texto tuvo mucha importancia porque inspiró los de otros reinos peninsulares y se proyectó a América, aunque frecuentemente fue olvidado al llevarlo a la práctica.

En esta época el esclavo era presa de correrías en la propia península o procedía de regiones eslavas u orientales, es decir, existían pocas diferencias físicas entre amos y esclavos, y en cierto modo reúne las condiciones para su posterior integración pero, con la llegada de los negros africanos, el color de la piel y la múltiples variantes de los cruzamientos separaron la posibilidad de integración.

El color dio lugar a una serie de matices: blanco, moro, morisco, estos de origen musulmán, negro, tinto, retinto, atezado, prieto, para los negros no mezclados y mulato, amulatado, pardo, bazo, membrillo cocho (cocido), loro, trigueño e incluso moreno tirando a blanco para los mestizos,

Entre 1453 y 1525, Piqueras nos dice que todos los clérigos de Sevilla tuvieron algún esclavo a su servicio y muchos los usaban como signo de status. Añade que las siervas eran abundantes y que el 60 por ciento de ellas quedaban embarazadas, lo que remite al uso oculto que le daban sus dueños, aunque los clérigos eran muy reacios a reconocer a sus hijos.

Luis Fernández de Cordoba, conde de Cabra e hijo del Gran Capitán, poseyó un grupo de esclavos “guineos”, entre los que figuraba un niño que fue conocido como Juan Latino, al que procuró una educación esmerada e hizo asistir a la Universidad con su propio hijo, manumitiéndolo a los treinta años. El arzobispo le dio a este hombre, conocido más tarde como Juan de Sessa, la cátedra de Gramática y Lengua Latina de la catedral, cargo que más tarde ejerció también en la Universidad de Granada. Fue tocador de vihuela y poeta y contrajó matrimonio con la hija de un licenciado, blanca y hermosa, con la que tuvo tres hijos mulatos.

Se conocen los nombres de esclavos de personajes como Almagro, que manumitió al morir a su esclava Margarita.

Velázquez contaba con un esclavo, nos dice Piqueras, que era negro ladino y se llamaba Juan de Pareja. Era natural de Antequera y fue discípulo del gran pintor español hasta tal punto que se ganó la libertad. Su figura aparece en un lienzo de Velázquez que se encuentra en el Metropolitan de Nueva York, y una de sus obras en el Museo del Prado de Madrid.

Murillo contó con varios esclavos, entre ellos el conocido como “el mulato de Murillo” y llamado Sebastián Gómez, al que se le atribuye procedencia morisca, probablemente de esclavos berberiscos.

A finales del siglo XVI se calcula que había en España 58.000 esclavos, pero es necesario tener en cuenta que en Valencia los moriscos esclavos no fueron expulsados.

Todavía en 1790 los lectores del “Diario de Valencia” podían leer un anuncio como éste: “Se vende un negro de edad de 13 a 14 años. Criollo inglés, cuyo idioma habla con regular propiedad y el castellano igualmente. Está instruido en la religión cristiana; tiene bastante talento para aprender cualquier oficio que sea”.

Fernando VII prohibió la esclavitud en 1817 por presiones del Gobierno Británico que le compensó económicamente por los beneficios que perdía. Pero las primeras medidas abolicionistas efectivas fueron promulgadas por los gobiernos revolucionarios de la etapa 1868-1874, abolición de la esclavitud en la Península de 1870 y en Puerto Rico en 1873.En Cuba las medidas abolicionistas no llegaron hasta 1880, pero se les dejó sujetos a tutela mediante un régimen de patronato que duró seis años más.

Margarita Valdaura, esposa de Luís Vives

Luís Vives, humanista.

MARGARITA VALLDAURA

Esposa y cuidadora del gran humanista español Juan Luis Vives, el destacado alumno de Erasmo de Rotterdam

por Laura López-Ayllón


Margarita nació en la ciudad de Valencia en 1505 en el seno de una familia de comerciantes de origen judío trasladada a Brujas, entonces considerada como una prolongación de la Corona Española. Otros autores consideran que nació ya cuando su familia vivía en Brujas.

Probablemente el traslado de su familia tuvo lugar por acusaciones de herejía de la Inquisición, pues tras el progrom de 1391 en la ciudad de Valencia las familias convertidas habían seguido vinculándose por medio de matrimonios (Santangel, March, Valeriola….)

Brujas acogía por aquel entonces a una colonia de mercaderes dedicadas al intercambio de toda suerte de frutas y productos manufacturados que viajaban desde la península a través del mar y el padre de Vives, Luis Vives Valeriola, era un mercader valenciano en sedas y paños.

Vives Valeriola había nacido en 1463, era hijo de conversos y al parecer siguió practicando los ritos judíos, pues en 1500 la Inquisición encontró en la casa de su cuñada Castellana Guionet, viuda de su hermano Salvador, una sinagoga clandestina. Por este motivo fue detenido por primera vez, pero tras seguir judaizando, fue detenido por segunda vez cuando su hijo estaba ya en Brujas y Lovaina.

El padre de Luis Vives estuvo en prisión de 1522 a 1524 y fue condenado a relajación e incautación de todos sus bienes y a morir en la hoguera cuando Luis y Margarita llevaban tres meses casados.

La madre de Vives, Blanquina March y Almenara, había nacido en 1473 hija de judíos y parece que se convirtió con 18 años al cristianismo en 1491. Murió en Alcira tras una peste en 1508 cuando Luis Vives estaba todavía estudiando en el Estudio General de Valencia. Quizá para no devolver sus bienes, reclamados por las hermanas, la Inquisición inició contra ella otro proceso a los veinte años de su muerte que la condenó a que sus huesos fueran inhumados y quemados públicamente.

La familia de Margarita Valldaura estaba emparentada con Blanquina March y cuando tras tres años el humanista dejó la Facultad de Artes de Paris le ofreció su casa de de Brujas, donde parece ser que pasó a ser preceptor y maestro de los hijos de los Valldaura, Nicolas, que ejerció como médico en Brujas, Bernardo, que se trasladó a Nápoles en 1538, Gabriel, que al parecer se dedicó a la Iglesia y Margarita. No obstante no todos los autores están de acuerdo, ya que se habla también de otra hermana llamada María.

Pasados unos años, Margarita, que tenía siete años cuando Luis Vives llegó a su casa, pasó a ser su esposa a los diecinueve años el 26 de mayo de 1524, fiesta del Corpus Christi en una ceremonia que, presidida por su amigo Juan Fevyn, contó con la aprobación general.

Vives poco antes del matrimonio escribió a su amigo Francisco Cranevelt comunicándole que iba a casarse con la hija de Bernardo Valldaura y que no miró en ella ni riquezas ni hermosura, sino su ingenua y honesta educación bajo una madre y una abuela ejemplarísimas, asi como la honradez de su padre.

Tras la boda, Luis Vives y Margarita Valldaura vivieron con la madre de ella, Clara Cervent, que necesitaba intensa atención médica.

Al parecer la familia de Margarita se arruinó tras la muerte de su padre y, aunque se intentó que Vives se hiciera cargo de los negocios familiares, el humanista no estaba hecho para estos menesteres. Su físico era de complexión enfermiza, robustez mediana y salud quebradiza. Sufrió numerosas enfermedades como dolores de vientre, jaquecas, agudo mal de ojo y gota.

Margarita se hizo cargo de ayudar a su marido en la realización de sus obras, no en contenido sino en la puesta en limpio de sus apuntes y la organización de textos y continuó ejerciendo la divulgación de sus obras cuando Vives murió, enviando sus obras todavía no publicadas de forma insistente a sus amigos.

Margarita vio morir a su marido cuando no superaba los 35 años, el 6 de mayo de 1540, pero ella vivió doce años más, hasta el 11 de octubre de 1552 cuando contaba con 47 años.

A su muerte fue inhumada donde ya se encontraba su marido, en la iglesia de San Donaciano debajo del altar de San José, donde la ciudad había costeado el entierro de su marido años atrás por ser uno de sus hijos más preciados. Adosada a un muro existió en esta iglesia una tabla en la que estaban representados ambos cónyuges y se les recordaba con una inscripción en la que Margarita es nombrada como dama de rara honestidad y semejante a su marido en todas las dotes del espíritu.

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