Usted está aquí:  >>> Grandes pensadores del siglo XX 

Grandes pensadores del siglo XX

 

José Antonio Marina

José antonio Marino, filósofo y escritor

Ana Alejandre

José Antonio Marina, filósofo y escritor español, nacido en Toledo, nieto del filósofo toledano, Juan Marina Muñoz.

Estudió filosofía en la Universidad Complutense, en la que tuvo como compañero al escritor y amigo, Álvaro Pombo. En su larga trayectoria filosófica ha compaginado la investigación filosófica con la enseñanza en un instituto de enseñanza media madrileño, y también con su faceta de conferenciante y floricultor...

Se le puede considerar un representante de la fenomenología española por ser discípulo de Husserl. Su investigación aborda el estudio de la inteligencia y, especialmente, de los mecanismos de la creatividad artística, sobre todo en el campo del lenguaje, así como científica, tecnológica y económica. Como resultado de dichas investigaciones, ha elaborado una teoría de la inteligencia que tiene como punto de partida la neurología y finaliza en la ética. En sus últimas obras trata de la inteligencia de las organizaciones y de las estructuras políticas.

Asiduo colaborador de la prensa española (suplemento cultural Crónica de El Mundo, El Semanal y otros) así como de la radio y televisión, participando en los últimos años en tertulias y debates en Radio Nacional de España... También, es autor de artículos periodísticos y ensayos y del libro de texto de la asignatura Educación para la ciudadanía.

Sin embargo, para llevar a cabo sus investigaciones necesita de un gran número de colaboradores que también figuran como coautores de sus libros. Sus obras ofrecen diversas formas en cuanto al género: diccionarios, dictamen y también la novela didáctico-histórica.

Entre sus obras destacan el ensayo El misterio de la voluntad perdida (1998), en el que analiza la actual crisis de valores en la sociedad, especialmente en lo que se refiere a la voluntad en cuanto a valor moral, que se advierte especialmente en la educación actual.

. En Diccionario de los sentimientos (1999), su perspectiva se centra en el análisis de la visión que de estos se halla implícita en el lenguaje, demostrando que los sentimientos negativos están mucho más presente en el lenguaje cotidiano en el que se destaca la agresividad, el egoísmo y la intolerancia, por lo que considera necesaria una educación de los sentimientos desde edades tempranas. En su obra Dictamen sobre Dios (2002), ensayo de la filosofía de la religión, se centra en el análisis del concepto de divinidad desde el punto de vista cultural, y llega la conclusión de la conexión ontológica existente con la noción de Existencia que ofrece la fenomenología. Añade, además, el Principio Ético de la Verdad, presupuesto que indica la necesidad de que primen las verdades universales sobre las privadas cuando ambas sean discordantes, al fin de que pueda ser posible la convivencia de los seres humanos en sociedad.

En su obra Por qué soy cristiano muestra su visión personal sobre el cristianismo y de la intensa figura de Jesús, además de defender la teoría que ya fue propuesta por Averroes de la doble verdad, aunque haciendo una clara diferenciación en las verdades basadas en evidencias intersubjetivas, es decir, colectivas, y de las que provienen de evidencias personales o privadas, lo que le hace afirmar que el integrismo obedece a que quienes lo defienden es porque desplazan sus verdades o convicciones personales o privadas al ámbito público con la grave situación que ello provoca. Por ese motivo, el cristianismo fue haciendo cada vez más fuerte su dogma en un prolongado período de institucionalización eclesiástica, al igual que sucede en otras religiones. Por ello, y desde el primer Concilio Vaticano de la Iglesia Católica celebrado en 1869 y convocado por el Papa Pío IX, a fin de combatir el racionalismo y galicanismo, el Papa se declaró infalible, por lo que desde ese momento no se puede desdecir de sus dogmas, aunque a sabiendas de que muchos de ellos son producto de las presiones culturales de épocas concretas y, por tanto, de difícil adecuación a la sociedad contemporánea. Por ese motivo, Marina sostiene que es necesario limitar el alcance de las creencias religiosas, aunque sin negar la indudable importancia que tienen, y deben ser defendidas en el ámbito privado, ya que la religión al verse en peligro apela a la libertad de conciencia, pero cuando llega al poder abandona dicha tolerancia que ha pedido antes para su propia doctrina. Marina defiende la universalidad de los principios éticos, pero no las creencias personales, teoría ésta que ha sido ampliamente debatida y contestada tanto dentro del campo de la filosofía como de la teología.

Entre sus obras destacan, además de las ya citadas. Teoría de la inteligencia creadora (1995), Ética para náufragos (1996), El laberinto sentimental (1998), Diccionario de los sentimientos (1999), El misterio de la voluntad perdida (1998), El vuelo de la inteligencia (2000), Crónicas de la ultramodernidad (2000), La lucha por la dignidad: teoría de la felicidad política (2000), La selva del lenguaje (2002), El rompecabezas de la sexualidad (2002) y Dictamen sobre Dios (2002). Ha recibido el Premio Anagrama y el Premio Nacional de Ensayo.
Se puede catalogar la trayectoria filosófica de José Antonio Marina como una constante preocupación por acercar los grandes temas filosófico al público en general, especialmente todo lo relacionado con la inteligencia, la fenomenología* y la lingüística

Además de su dedicación a la filosofía, Marina ha impulsado una “movilización educativa” que tiene como finalidad concienciar a la sociedad española de la necesidad de reformar la educación, a través del cambio de los patrones culturales y que haga hincapié en el esfuerzo, la generosidad, la energía o dedicación y el talento de miles de personas que están dispuestas a colaborar en dicho cambio educativo, que también supone un cambio cultural de toda la sociedad. Una de sus últimas propuestas en este sentido ha sido el lanzamiento de una Universidad de padres on line, que tiene como finalidad colaborar con los padres a lo largo de todo el proceso educativo de sus hijos, y la idea motriz de este proyecto es que toda la sociedad debe colaborar en ello, según reza el lema de dicha movilización educativa: “: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”
_______________

*Fenomenología es el movimiento filosófico nacido en el siglo XX que designa las estructuras de la experiencia según se presenta en la conciencia, sin ayuda de teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas como pueden ser las ciencias naturales. El fundador de la fenomenología, fue el filósofo alemán Edmund Husserl, quien introdujo ese término en su lobra Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913).



 

 

Obras y premios

José antonio Marino, filósofo y escritor(Keine Bildbeschreibung - zur Eingabe hier klicken)

OBRAS

Elogio y refutación del ingenio, Anagrama, 1992.

Teoría de la inteligencia creadora, Anagrama, 1993.

Ética para náufragos, Anagrama, 1996.

El laberinto sentimental, Anagrama, 1998.

M. López Penas, J. A. Marina Torres, Diccionario de los sentimientos, Anagrama, 1999.

El misterio de la voluntad perdida, Anagrama, 1998.

El vuelo de la inteligencia (2000)

Crónicas de la ultramodernidad (2000)

La lucha por la dignidad: teoría de la felicidad política (2000) (con María de la Válgoma)

Capítulo "El hombre feliz. O la fecundidad compartida" del libro Ser hombre (2001) (de varios autores compilado por Pepa Roma)

La selva del lenguaje (1998)

El rompecabezas de la sexualidad (2002)

Dictamen sobre Dios (2002)

El vuelo de la inteligencia (2003)

Los sueños de la razón: ensayo sobre la experiencia política (2003)

La creación económica (2003)

Hablemos de la vida (2003) (con Nativel Preciado)

Memorias de un investigador privado (2003)

Prólogo a la obra de Steven Nadler, Spinoza (2004)

La inteligencia fracasada: teoría y práctica de la estupidez (2004)

Aprender a vivir (2004)

La magia de leer (2005)

Por qué soy cristiano (2005)

Aprender a convivir (2006)

La familia en el proceso educativo: Estudio anual 2005 (2006)

La revolución de las mujeres: crónica gráfica de una revolución silenciosa (2006)

Anatomía del miedo: Un tratado sobre la valentía (2006)

La magia de escribir (2007) (con María de la Válgoma)

Libro de texto nivel ESO, Educación para la Ciudadanía (2007) -

Competencia social y ciudadana" (con Rafael Bernabéu) (2007)

Las arquitecturas del deseo. Una investigación sobre los placeres del espíritu" (2007)

La pasión del poder. Teoría y práctica de la dominación
(2008)

Palabras de amor, Temas de Hoy, 2009.

La recuperación de la autoridad, Versatil Ediciones, 2009

La conspiración de las lectoras (con M.T. Rodríguez de Castro) (2009)

Las culturas fracasadas. El talento y la estupidez de las sociedades (2010)

La educación del talento. Editorial Ariel (2010)

El cerebro infantil. La gran oportunidad. Editorial Ariel (2011)

Los secretos de la motivación. Editorial Ariel (2011)

Pequeño tratado de los grandes vicios. Editorial Anagrama (2011)

La inteligencia ejecutiva (2012) Ariel 2012

El bucle prodigioso (Con María Teresa Rodríguez de Castro) Editorial Anagrama (2012)

Escuela de Parejas Editorial Ariel (2012)

El Aprendizaje de la Creatividad (con Eva Marina) Ariel (2013)

La Creatividad económica (con Santiago Satrústegui) (2013) (Web)

La Creatividad literaria (con Alvaro Pombo) (2013)


Premios y distinciones

Premio Nacional de Ensayo por "Elogio y refutación del ingenio" (1993)

Premio al mejor libro del año de la Revista Elle.

Premio del Periodismo Andrés Ferret.

Premio Juan de Borbón al mejor libro del año.

Premios INTRAS 2002. Mención especial por "su eficacia intelectual y su afinidad de sentimientos con Fundación INTRAS"

Premio de Economía DMR.

Premio Giner de los Ríos de Innovación Educativa.

Premio Fundación Independiente de Periodismo Camilo José Cela (2007)

Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (2007)



 

 

Radiografía emocional de una década

José antonio Marino, filósofo y escritor

Tras el 11-M vino la crisis económica, el nacionalismo y luego el 15-M

La emoción que se ha instalado es la desconfianza, una emoción destructiva

José Antonio Marina

(El país, 10/03/14)

Los cambios sociales pueden estudiarse desde perspectivas muy diferentes. A mí me interesa lo que en términos rimbombantes sería teorías psicogenéticas de la historia. No se pueden comprender los acontecimientos humanos sin conocer su infraestructura emocional, es decir, los deseos, las necesidades, las pasiones que adquieren vigencia social en un momento dado. Es una tradición que comienza en Tácito, la siguieron Adam Smith, Norbert Elias, Theodore Zeldin y muchos otros. ¿Cómo ha cambiado el perfil emocional de los españoles en los últimos diez años? La salvajada del 11-M produjo un estremecimiento de espanto, solidaridad y miedo meramente coyuntural. La llegada al poder de Zapatero provocó un sentimiento de euforia que recogió muy bien la prensa extranjera, y que desapareció cuando llegó la crisis. Entonces se instaló lo que ha sido la emoción dominante durante los últimos años: el miedo económico. Los expertos en miedos sostienen que la intensidad de esta emoción depende de dos factores: la gravedad e inminencia del peligro, y el sentimiento de impotencia para enfrentarse a él. El sentimiento de impotencia —lo que los técnicos llaman helplessness—ha sido fomentado por los grandes partidos, al admitir que hay fuerzas incontrolables que dirigen nuestra vida económica. En este punto, emergen los sentimientos nacionalistas, en especial, el catalán. Creo que no se ha estudiado bien el poder de esta emoción en momentos de crisis. Las críticas sobre su viabilidad son ineficaces porque los nacionalismos suscitan la esperanza de que las lógicas prosaicas no vencerán. Sus mensajes son anfetamínicos, y ahora, junto a las religiones, son los únicos capaces de movilizar energías comunitarias y de pedir sacrificios a la gente. Su fuerza —y su debilidad— proceden de que son emociones supraindividuales. Cuando los ilustrados elogiaban las pasiones comerciales —también individuales— lo hacían porque les parecían menos peligrosas que las políticas.

La crisis hacía presagiar que la emoción predominante debería ser la “indignación”, una emoción que tiene una definición precisa. Es el sentimiento de furia provocado por la injusticia o la humillación. El movimiento 15- M y el descomunal éxito del libro Indignaos, de Stéphane Hessel hicieron pensar que la indignación sería la emoción revolucionaria en este momento, como lo fue en otros momentos de la historia. Fui escéptico sobre la capacidad movilizadora de esta emoción. O mejor dicho, sobre su capacidad transformadora. La indignación une, pero la deliberación divide y la perseverancia aburre. Además, en nuestro caso tenía que luchar contra fuerzas emocionales muy profundas: la impotencia, el hedonismo, el individualismo. Al final, la emoción que se ha instalado en nuestro hábitat político es la desconfianza, una emoción destructiva que se retroalimenta. Produce efectos paradójicos porque la desconfianza no nos lleva al pensamiento crítico, que nos permitiría discernir la realidad de la tomadura de pelo, sino que nos instala en la credulidad. No fiarse de nadie supone admitir que cualquier desmán es posible y cualquier conspiración verosímil. Esta es mi radiografía emocional de una década.

 

El laberinto de la ortografía

osé Antonio Marina

(El País, 6/11/10)

Todos guardamos un recuerdo ingrato de la ortografía, porque la relacionamos con una normativa poco comprensible y difícil de aprender. En la escuela nos parecía un terreno minado, cuya única finalidad era evaluar nuestros conocimientos. Lo más conspicuo de la ortografía eran, por eso, las faltas de ortografía. Sentíamos un movimiento de indignación al comprobar que la grafía de las palabras había cambiado a lo largo de la historia, y que nos penalizaban por escribir Cerbantes -y no Cervantes- cuando el mismo don Miguel firmaba con b. Es verdad que la ortografía sirve como test acerca de los conocimientos lingüísticos del alumno, precisamente porque solo se aprende con un contacto asiduo con los textos. Ese carácter evaluador es el que produjo inquina contra la ortografía en algunos movimientos pedagógicos, que la consideraban una manía de pijos culturales, que había que expulsar de las aulas.

Para los apasionados del lenguaje, aquellos para quienes todo lo que tiene que ver con las palabras resulta sugestivo y misterioso, la historia de la ortografía es un capítulo más de la asombrosa historia del hablar. La escritura apareció cuando los lenguajes estaban ya creados, y tuvo que enfrentarse con la colosal empresa de representar un sonido mediante un signo gráfico. Solo el invento de la notación musical ha supuesto un esfuerzo tan sorprendente y productivo.

Se intentaron múltiples soluciones. Una fue representar cada palabra por un grafismo, como hizo el chino, pero era un sistema poco eficiente. El alfabeto y sus combinaciones fue la gran solución, pero tenía grandes limitaciones, porque la riqueza fonética es demasiado grande para representarla con tan pocos signos. Algunos idiomas, como el inglés, cuidaron poco la adecuación entre fonética y ortografía, y lo hemos padecido todos, incluidos los ingleses. Como dice el chiste, es dífícil escribir una lengua en que se escribe Manchester y se pronuncia Liverpul. De ahí la necesidad continua de deletrear las palabras, y la existencia de un movimiento, con pocas posibilidades de prosperar, para adecuar la ortografía inglesa a la fonética.

En estos momentos vivimos en España un intento espontáneo de cambiar la ortografía para alcanzar más eficiencia. La está protagonizando la gente joven en sus sms, y desconozco el arraigo y la extensión que pueden alcanzar sus innovaciones. La ortografía castellana se ha ido precisando en los dos últimos siglos y es aceptablemente eficiente, a pesar de que la pérdida de la distinción fonética entre v y b y entre ll e y y la mudez de la hache hayan complicado las cosas. Pero en general ha seguido unas normas sensatas. En primer lugar, respetar la etimología de las palabras; en segundo lugar, evitar la ambigüedad, y, por último acomodarse a la lógica lingüística. La nueva reforma de la ortografía, por lo que conozco, es mínima, y algunas de sus propuestas innecesarias, pero no perturbadoras. Lo más importante es que se convierta en noticia, porque eso quiere decir que el interés por la lengua y por su inagotable creatividad permanece vivo.

 

 

Los textos, videos y audios de esta web están protegidos por el Copyright. Queda totalmente prohibida su reproducción en cualquier tipo de medio o soporte, sin la expresa autorización de sus titulares.
Editanet © Copyright 2013. Reservados todos los derechos