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James Joyce

James Joyce

James Joyce, escritor irlandés.

Introducción

Ana Alejandre

Hablar de James Joyce es hacerlo de uno de los escritores más emblemáticos e influyentes del siglo XX, reconocido como tal por el extraordinario análisis psicológico de los personajes que hace, y por sus desconcertantes e innovadoras técnicas narrativas que han hecho decir a alguno de sus más importantes estudiosos de su obra que, después de veinte años de tratar de comprender una de sus libros más importante, además del mítico Ulises, como es Finnegans Wake, de 1939, su última y más enigmática obra, aún no sabe de qué trata o qué quiere decir con ella.

Es por ello, que no se comprendería la literatura del siglo XX sin esta figura literaria que encierra en su talento narrativo el deseo de no ponérselo fácil a lectores y críticos, tal como dice la siguiente cita de su autoría: “He puesto muchos laberintos y enigmas que mantendrán ocupados durante siglos a los profesores, discutiendo sobre lo que yo quería decir. Es la única manera de lograr la inmortalidad”.

Pasemos a ver la biografía de este irlandés universal que revolucionó la literatura de su época y cuyos ecos e influencias llegan hasta nuestros días.

Biografía de James Joyce

Nació en Dublín, concretamente en el suburbio de Ratgar, el 2 de febrero de 1882, en el seno de una familia católica. Su padre era un funcionario con una economía nada saneada, teniendo en cuenta que el matrimonio tenía diez hijos, del que era el mayor James. Esa circunstancia le permitió cursar estudios con los jesuitas que le influyeron en un doble sentido: en la rigurosidad metódica que aplicaba en sus escritos, en primer lugar; y en la aversión al catolicismo al que criticó fervientemente, en segundo lugar.

La situación económica familiar se agrava y se ve obligado a abandonar dicho colegio para pasar a estudiar a otro público, el colegio Belvedere. En esta etapa comienza a desarrollarse su innegable vocación literaria.

Se matricula en el University Callage de Dublín, en 1898.para estudiar lenguas comparadas que siempre le habían despertado sumo interés. Empieza a colaborar con la Forthnighly Review, en la que publica un estudio sobre Ibsen, titulado 'El nuevo drama de Ibsen', autor que se había convertido en un referente literario a lo largo de su juventud. Es en esta época universitaria cuando rompe definitivamente con la Iglesia Católica.

Posteriormente, en 1902, cuando consigue su graduación, se marcha a París para proseguir sus estudios. Por la ruina familiar que se produce en esos años, tiene que volver a Dublin, sobre todo porque su madre cae gravemente enferma y le suplica antes de morir a su hijo que no renegará de la religión católica como había estado haciendo desde su época universitaria y que cuidará de su padre que ya está completamente alcoholizado y enferme, sumido en la mayor miseria. Todo indica que no hizo caso a ninguna de las peticiones de su madre y que ni siquiera mostró arrepentimiento ante su lecho de muerte, lo que no le fue perdonado por su familia.

Muerta su madre se inicia una etapa de desesperación para el escritor que comienza a frecuentar los barrios bajos de Dublin, etapa ésta que le inspiró parte de su obra. En esa etapa tenía como única salida el arte, pero sumido siempre en una escasísima economía, basada en diversos trabajos y en los préstamos de sus amigos. Fue en 1907 cuando sufrió el primer ataque de iritis, grave enfermedad ocular que le provocó casi una ceguera total.

Música de cámara, fue su primera obra publicada en 1907, contiene 36 poemas de amor, de exquisita factura, en los que se reflejan nítidamente la influencia de la poesía lírica isabelina y la poesía lírica inglesa de finales del siglo XIX. Su segunda publicación, un libro de 15 cuentos titulado Dublineses (1914), tiene como tema central las vivencias de la infancia y adolescencia, de la familia y de la vida pública de Dublin. Aunque estos cuentos fueron encargados para ser publicados en una revista destinada a granjeros, The Irish Homestead, el director de dicha publicación consideró que esta obra no era la más apropiada para el público lector a la que iba dirigida.

Fue en 1904 cuando tuvo su primer encuentro con la camarera Nora Barnacle con la que conviviría sin mantener matrimonio hasta 1931, cuando ya habían nacido los hijos de la pareja y por deseo ferviente de su hija Lucía que instaba a sus padres a que se casaran. La familia vivió sucesivamente en Trieste, París y Zurich. Ambos se trasladan a Zurich y luego a Trieste para cubrir una plaza de profesor de inglés en la Berlitz.

Por aquel entonces, Trieste, era un puerto pequeño y sin importancia económica alguna, pero no por ello carente de interés cultural, ya que era un crisol de culturas, lenguas, razas y tradiciones que se fundían entre si, por lo que se había convertido un una especie metrópolis intercultural en la que se fundían las culturas mediterráneas y orientales, lo que influyó especialmente en sus obras.

En Trieste, el escritor escribió "Dublineses" y parte del "Retrato del artista adolescente", pleno de actividad creadora.

En 1912 vuelve a Irlanda, donde quería publicar el libro dedicado a las "Gentes de Dublín", que el primer título de "Dublineses". A pesar de ello, se embarca en un proyecto relacionado con el cine Volta que parecía tener un gran predicamento en esos años y se prometedor de sustanciales ganancias, pero el proyecto fracasó y se arruinó completamente, por lo que se ve de nuevo obligado a volver a Trieste para seguir con sus clases de inglés y allí nacieron sus dos hijos Giorgio y Lucía.

Cuando comienza la I Guerra Mundial tuvieron que trasladarse a Locamo (Suiza) y empezaron de nuevo sus problemas económicos, pero esta vez encontraron el apoyo en manos de los Rockefeller que, conociendo la fama del escritor que se estaba perfilando como uno de los mejores en lengua inglesa, le subvencionaron la publicación de sus obras, algunas en revistas como es el caso de Retrato de un artista adolescente que fue publicada en una revista de Nueva York que le dio una gran difusión.

La primera novela de Joyce fue Retrato de un artista adolescente, publicada en 1916, y es de influencia autobiográfica, ya que retrata la adolescencia y juventud de un joven escrito Stephen Dedalus que no conseguía un editor para su obra. En esta novela, Joyce utiliza un estilo intimista, basado en el diálogo interior de los personajes, con una recreación rica en matices de la vida interior de los mismos y una descripción sorprendente de sus emociones y pensamientos, recurso que utilizaría en obras posteriores. Joyce también se interesa por el teatro y escribe la obra Exiliados en 1918.

Sin embargo, la obra cumbre de Joyce, se publicó en 1922, obra que rompe con toda la literatura convencional del momento, pues en ella se encuentra experimentos con el lenguaje, gran riqueza simbólica, estilos periodísticos, parodias de catecismos, sin olvidar las duras críticas y feroces ataques a la Iglesia Católica y al Estado. Por su contenido, algunos de sus capítulos fueron tachados de “obscenos” y fueron muy censurados.

Esta obra tiene como base la propia Odisea, pero en una parodia crítica e irónica. La acción transcurre durante 24 horas del día 16 de junio de 1904, en los que transcurren las peripecias juveniles de unos amigos dublineses de un estrato social medio bajo. Sus personajes Leopold Bloom, su mujer Molly, y Stephen Dedalus, personaje que ya existía en El retrato de un artista adolescente, a los que hay que sumar la ciudad de Dublín como trasfondo y escenario en el que transcurre la acción, lo que le añade la crítica social de ese tiempo con una vivacidad definidora y transgresora, al mismo tiempo, que dota a esta obra de una extraordinaria y melancólica belleza, no exenta de estupor que deja al lector con una indefinible sensación de que lo que ha leído está demasiado cerca, vivo y palpitante por lo que resulta difícil de olvidar, aunque algunas veces puede resultar incomprensible.

En la década de los veinte se traslada a París y es en esos años cuando la enfermedad ocular que venía padeciendo se agudiza de forma irreversible. Sus viajes a Irlanda se van espaciando, pero en un viaje a Inglaterra se empieza a pergeñar en su mente lo que sería su siguiente obra: Finnegans wake, obra ambiciosa en la que trata de explicar a través de la ficción una teoría cíclica de la historia y para ello utiliza sus novedosas técnicas narrativas: mundo onírico, pues utiliza los sueños que ha tenido su protagonista Humphrey Chimpden Earwicker, durante una sola noche –aquí de nuevo recurre a la compartimentación temporal del tiempo narrativo, al igual que en Ulises- juegos con las palabras y el lenguaje, uso de diferentes idiomas, y nuevos experimentos narrativos. Fue publicada ya en 1939, dos años antes del fallecimiento de Joyce, pues murió a consecuencia de una peritonitis que le sobrevino después de padecer una úlcera de duodeno.

Otras obras publicadas son dos libros de poesía, Poemas, manzanas (1927) y Collected Poems (1936).

Stephen, el héroe, que fue publicada en 1944, se considera una primera versión de Retrato. Además, en 1968, su biógrafo, Richard Ellman, publicó un original inédito Giacomo, obra poco extensa y que se considera la primera versión de Ulises.

El estilo de Joyce está basado en la utilización de símbolos para poder expresar lo que el propio autor denominaba “epifanía”, es decir la revelación de cualidades interiores que permanecían ocultas. Por ese motivo, en sus primeras obras se advierte la precisa descripción anímica y psicológica de sus personajes, además de hacer una excelente observación de los problemas graves de Irlanda y de sus artistas a principios del siglo XX.

Otro tema referente en la obra de Joyce es el análisis que realiza sobre todo en sus dos últimas y más importantes obras, de las relaciones familiares de los artistas que son los protagonistas, en toda su complejidad de caracteres y en su siempre turbulenta vida amorosa, cuestiones éstas que son de vital importancia en todo artista por su propia idiosincrasia.

Resumiendo, Joyce empleó sabiamente y supo combinar a la perfección los tres estilos literarios predominantes en su época como eran el realismo, naturalismo y el simbolismo, éste último que empezaba a surgir, consiguiendo unos resultados de tal riqueza literaria que es de todos conocida y que ha tenido una gran influencia y resonancia en la literatura de la segunda mitad del siglo XX, hasta llegar a nuestros días.

Comentario

Todo parece indicar que, además de sus enfermedades, el fracaso de esta última obra en la que se recogen todas las novedosas técnicas narrativas que utilizaba este autor, pero llevándolas hasta límites extremos como puede ser la utilización de múltiples idiomas –se pueden llegar a contar hasta sesenta-, vocablos sorprendentes por desconocidos, incluyendo palabras nuevas.

Además, a este escritor, como a otros muchos, los marcó gravemente las dos guerras mundiales en los que sus países se vieron involucrados, con el consiguiente exilio y penurias sin fin que tuvieron que soportar.

James Joyce, por tanto, pertenece a esa generación de artistas, de escritores, que usaron nuevos lenguajes de expresión que ahora se podrían calificar de vanguardias, pero que no son más que la forma que el arte tiene de expresar la crítica feroz al mundo que les toco vivir, que es el mismo de ahora, pero con menos adelantos tecnológicos.

Esta generación de artistas, son los que dan el grito de alarma porque han vivido y sufrido la horrible hecatombe que han supuesto las dos guerras mundiales que han dejado el mundo anterior aniquilado; y nos ofrecen en sus obras la advertencia de que los restos de esa misma tragedia, repetida en diferentes décadas, deben ser una aviso para la Humanidad, y lo hacen con las únicas armas de su talento, de su capacidad creadora, ofreciéndonos la visión que ha quedado en sus retinas de que ya nada será igual que antes, igual a ese mundo que ellos vivieron y del que presenciaron su fin, porque, en definitiva, nos advierten a través de sus obras, que todo puede volver a repetirse y ser aún más horrible que lo anterior. Para ello, nos dejan ese infinito legado de arte y belleza que nos proporciona a todos una nueva y más lucida mirada.







 

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