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Los protagonistas de la Guerra de la Independencia
Protagonistas de la Guerra de la Independencia
Los protagonistas de la Guerra de la Independencia
Laura López-Ayllón
Los protagonistas de la Guerra de la Independencia Española no fueron sólo los generales más conocidos, o los guerrilleros más famosos como “El Empecinado”, de Valladolid, Espoz y Mina, de Navarra, o el cura Merino, de las proximidades de Lerma, sino ,también hubo otros importantes y de otras zonas de España.
Es el caso de “El mozo”, de Navarra, “El Marquesito”, de Cartagena de Indias, “El pastor”, Villarreal de Urrechu, Francisco Romeu, de Murviedro (Sagunto), “El mozo”, de Monreal, o “El Charro”, de Salamanca.
EL EMPECINADO
Como lo define Martinez Lainez, Juan Martin Diez,(1775-1825) conocido como “El empecinado” por la pecina o cieno negro del rio de su comarca, nació en Castrillo de Duero, Valladolid. Era de un gran valor físico, con mentalidad de pequeño campesino, un enorme talento para la guerrilla, y enormemente audaz.
Se dice que se decidió a combatir contra los franceses cuando mató a uno de ellos por que había violado a una muchacha del pueblo.
Combatió desde el principio como sus tres hermanos, y como consecuencia de un agravio con mandos militares españoles que no lograron ganar al ejército de Napoleón, El Empecinado combatió a las tropas francesas mandando una guerrilla que llegó a contar con 10.000 hombres.
Su actividad se centró en los ataques sobre correo, convoyes y pequeñas columnas y en uno de ellos, que transportaba joyas y dinero en las proximidades de Carabias, capturó a la sobrina de un general francés.
Mantuvo en jaque a los ejércitos del país vecino durante cinco años, hasta el punto de que enviaron a un general para capturarle, aunque no lo consiguió. La Junta de Guadalajara le pidió que organizara las fuerzas de la zona, y en 1809 dispuso de un cuerpo de caballería de 300 jinetes.
Se atrevió incluso a realizar incursiones en la zona de la Casa de Campo, que solía utilizar José Bonaparte como zona de recreo, por lo que el Embajador francés llegó a decir que en Madrid nadie podía salir de sus tapias sin riesgo,.
El general Hugo, padre del famoso escritor, obtuvo algunos triunfos sobre la guerrilla, pero no consiguió acabar con él, pues si los franceses se concentraban, los guerrilleros de "El Empecinado" se dispersaban en otros puntos siempre diferentes y difíciles de encontrar.
Esta actuación desorientó al general Hugo porque sus columnas fracasaban ante la flexibilidad táctica y la sorpresa de las acciones del guerrillero, de tal manera que el general acabó pidiendo su relevo.
"El Empecinado" consiguió que sus guerrilleros siempre supieran donde estaba su enemigo y pudieran golpearlo con rapidez para desaparecer a continuación. Este comportamiento consiguió que en muchas ocasiones que los españoles que combatían con los franceses se pasaran de campo.
La Regencia, instalada en Cádiz, le ascendió a brigadier y estableció una suscripción pública a favor de sus tropas. Más adelante su División dejó de ser anónima y pasó a convertirse en la 5 División del 2 Ejército comandado por el general O,Donell.
Se ha costatado también en una ocasión galopó hasta el borde de un desfiladero por el que se precipitó su caballo y Juan Martín quedó en el fondo, inmovil y sepultado por la nieve pero, a pesar de que los franceses le dieron por muerto, fue recogido por un molinero y pudo recuperarse de las heridas, tiempo que al "El Empecinado" le permitió coactar con sus tropas ayudado por leñadores y pastores.
El 12 de agosto de 1812 y tras la derrota de los franceses en los Arapiles, Juan Martín entró triunfalmente en Madrid junto a otros guerrilleros como "El médico", "El chaleco" o "El Abuelo".
Ascendido a Mariscal de Campo y condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, pronto sus ideas chocaron con las del rey y sus acólitos, hasta el punto que en 1820 apoyó la sublebación de Riego, momento en que fue nombrado gobernador militar de Zamora y al fracasar se dirigió a Portugal.
Solicitó volver sin que su vida corriera peligro, pero Fernando VII lo desterró a Aranda de Duero, pero al pasar por Olmillos de Peñafiel "El Empecinado" fue detenido por voluntarios realistas mientras dormía.
Trasladado a Nava de Roa (Burgos), fue entregado al corregidor Domingo Fuentenegro que, antes de ordenar su ejecución, lo mantuvo en calabozo durante dos años y luego encerrado en una jaula en la que sufrió vilezas y estuvo expuesto al populacho para ser ahorcado después.
Algunas versiones afirman que fue muerto a bayonetazos y ahogado después de muerto.En cualquier caso, se mantuvo colgado durante un tiempo echando sobre su tumba treinta carros de tierra y piedras.
(SEGUNDA PARTE)
ESPOZ Y MINA
Francisco Espoz y Mina, nacido en Idocin en 1781 y llamado por los franceses "el pequeño rey de Navarra", partició en 143 batalllas y otros muchos encuentros menores, fue nombrado por la Junta de Aragón comandante en jefe de las guerrillas navarras, y, según el historiador Gómez de Arteche, provocaba en el enemigo un terror con su movilidad, ya que le obligaba a concentrar las fuerzas cuando eran necesarias en otras zonas. Algunos lo consideran el personaje más importante del siglo XIX.
Nacido en una familia de labradores, vendió durante un tiempo los productos de su hacienda en Pamplona y, cuando la Diputación de Navarra declaró la guerra a los franceses en 1808, tomó parte de la guerra con su sobrino Javier, conocido como Mina el Mozo, o el"Corso Terrestre de Navarra" y, cuando se disolvió su partida, fue nombrado comandante en jefe de las guerrillas navarras.
La falta de munición llevó a sus soldados, muchas veces con un solo cartucho, a poner en práctica una táctica que combinaba la descarga cerrada con el ataque inmediato a la bayoneta. Impuso también a los franceses una aduana en Irún.
Sus hombres valoraron mucho su actuación de "mano dura" -fusilamiento- con las guerrillas, que asolaban el país con el pretexto de la situación existente, y estaban formadas por desertores franceses, suizos, polacos, italianos y alemanes, mezclados con navarros huidos de la justicia.
En 1811 los franceses enfurecidos por los ataques contra los correos y pequeñas unidades enemigas, pusieron en marcha una ofensiva de fusilamiento de combatientes españoles, por lo que Espoz dividió las fuerzas y después proclamó "el ojo por ojo" contra los franceses, que se quedaron sin mas tierra de la que pisaban o las fortalezas.
Se sabe que el equipo de sus voluntarios navarros era muy ligero: fusil, morral, canana para los cartuchos y navaja o bayoneta en lugar de sable, con pañuelo de hierbas atado sobre la nuca o sombrero de copa.
Persiguió a las prostituras por considerarlas culpables del contacto venéreo y, además de no tener trato de favor con los contagiados, encerró a muchas de ellas en conventos para trabajar en vendajes para los heridos.
Estableció, como anteriormente había hecho su sobrino, un buen servicio de espionaje y su buen funcionamiento era reconocido por los franceses., pues era efícaz en sus propias guarniciones. Se transmitía de forma verbal, por medio de "emisarios" o "verederos" que proporcionaban informaciones provenientes de autoridades y vecinos.
Sin recursos del gobierno, Expoz y Mina consiguió crear y mantener una división de infantería y caballería de 13.500 hombres, compuesta por nueve regimiento de a pie y dos a caballo, pero sin un solo oficicial de carrera.
Estableció fábricas de vestuarios, monturas, armas, municiones y pólvora y unas las llevaba consigo y otras funcionaban a escondidas en bosques o lugares apartados.
Entre sus operaciones figura la mantenida con el general París cuando ya estaban en retirada, al que alcanzó en Alcubierre, donde recuperó lo robado en Zaragoza. Tras esta victoria volvió a la ciudad y consiguió la capitulación de la Aljafería donde resistía una guarnición de 500 hombres.
El final de la guerra lo sorprendió en Francia, donde su división pasó a ser una secundaría de los ejércitos aliados que invadieron el país vecino y la Regencia le exigió rendición de cuentas.
Cuando el gobierno disolvió los batallones de Espoz y lo separó del mando se retiró a un pequeño pueblo de Champagne hasta 1820. Al volver solicitó como destino Galicia como capitán general, y allí contrajo matrimonio con Juana María de la Vega. Posteriormente fue enviado a Cataluña.
Tras restablecerse el absolutismo en España, Espoz y Mina embarcó en un buque de guerra francés rumbo a Inglaterra, donde permaneció hasta 1834, cuando recibió el mando de las tropas liberales que luchaban contra los carlistas en Navarra.
Es el único jefe guerrillero del que contamos con sus Memorias, que tuvieron amplia difusión.
(TERCERA PARTE)
EL CURA MERINO
Nacido en un pueblo pequeño próximo a Lerma en 1769, Jerónimo Merino y Cob, conocido en la historia como "el cura Merino", fue el segundón en una familia de campesinos que tuvo 13 hijos.
No muy brillante en los estudios, Jerónimo comenzó su actuación contra las tropas de Napoleón cuando fue obligado por las tropas francesas a ser porteador entre risotadas de los tambores y las trompetas de un batallón. Al decirles después "me las vais a pagar", recibió culatazos y puntapies.
El cura Mérino se rebeló y a sus órdenes se pusieron enseguida más de 2.000 hombres -arrieros, pastores, leñadores, vaqueros y labriegos- de los alrededores y con el paso del tiempo se convirtió en el azote de los franceses hasta el punto que Napoleón llegó a exclamar "prefiero la cabeza de ese cura a cuatro ciudades españolas"
Segun el cronista militar Santiago Saiz Bayo, Napoleón concibió la ocupación como un ejército que vivía sobre el país para poder abastecerse, lo que creó un ambiente que provocó, al comienzo, una resistencia pasiva, y después, una resistencia activa consecuencia del saqueo, el pillaje y las violencias que tuvo que sufrir la población.
Tras el dos de mayo, esta resistencia se multiplicó porque el paso de tropas era continuo y los mandos franceses se olvidaron de la convivencia y el respeto en los pueblos y sus autoridades. En algunos como Medina de Rioseco, saquearon las casas, las fábricas y los templos, mataron a tiros o bayonetazos a los hombres y ultrajaron a las mujeres.
El cura Merino, que nunca colgó los hábitos, era de pelo rubio y ojos negros. Se le consideraba el arquetipo de guerrillero sobrio, duro, inclemente, temible y astuto. Se le define como una mezcla de clérigo, pastor y cazador.
Al conocimiento del terreno le ayudó haber tenido que volver un tiempo a ayudar a sus padres cuando murió el hijo primogenito. Su puntería era tan legendaría por haber sido cazador, y se decía que era capaz de acertar a un ave en vuelo disparando al galope.
Su odio a los franceses se entiende mejor si se tiene en cuenta que al parecer su hermana Bernarda fue violada por los franceses a los ocho años.
A los 39 años se describe al cura Merino como "delgado, nervioso, muy velludo, de mirada viva y ardiente- poco jactancioso y nada hablador, poco bebedor de licores y con poco sueño nocturno.
Al parecer le gustaba la vida al aire libre y los campesinos, que le reconocían su vestimenta de calzón de ante, levitón raído y sombrero de copa muy deteriorado, le saludaban descubriendo la cabeza y hasta besando los papeles que de él recibían.
Su tropa contaba con armamento variado -fusiles, cuchillos y hasta palos- y los que podían contar con caballo a menudo carecían de sillas y estribos.
En 1809 obtuvo uniformes de la Junta de Burgos y, con armamento tomado al enemigo, creó el regimiento de los Húsares de Burgos, una de las unidades de caballería más destacadas de la Guerra de la Independencia.
Entre los hechos en los que participó figura el cercó a la guarnición de Covarrubias, en el que no se salvó ninguno de los 120 hombres, y la derrota de la brigada francesa de 2.000 que se dirigía a Valladolid.
Cuando Napoleón envió al general Roquet con 20.000 hombres para que lo capturara, Merino los derrotó emboscado en Quintanar del Puente y apoderándose de todo el cargamento y 800.000 reales.
En 1811 fue promovido a coronel por la Junta de Burgos y obtuvo una victoria en Hontoria de Valdearados, doonde hizo prisionero a todo un escuadrón de jinetes polacos con sus oficiales.
Merino, cuyas operaciones se sucedieron en la submeseta superior, coordinaba sus actuaciones con el que llamaba "el director" y, aunque siempre ocultó su identidad, hoy se sabe que fue el escribano burgalés Ramón de Santillán, con el que se reunía secretamente en la ciudad de Burgos.
rasgos de generosidad con ellos.
Por sus acciones fue ascendido a abrigadier y al cabo de un tiempo fue nombrado por el general Castaños gobernador militar de Burgos, desde donde esterminó a las pandillas de bandoleros residuales y, cuando llegó la revolución liberal de 1820, salió a combatirla a los gritos de "Viva la religión" y "Viva el Rey", pero fue derrotado.
Participó a favor de don Carlos en su lucha contra Fernando VII, y después del Convenio de Vergara en 1839 se estableció en la ciudad francesa de Alençon donde sobrevivió con una pensión del Gobierno Francés
Sus restos fueron traídos después a España, donde está enterrado en Lerma.
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