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Entrevista indiscreta a Paco López Mengual

 

entrevista indiscreta a Paco López Mengual

Paco López Mengual, escritor

Entrevista a Paco López Mengual (escritor),

por
Ana Alejandre

A.A.---
Bienvenido, Paco, a Entrevistas indiscretas. Eres el primer entrevistado de este nuevo espacio y el hecho de que hayas aceptado esta invitación demuestra tu valor, osadía y arrojo. Vamos, que eres más "lanzao" que un misil tierra-aire.

P.L.M.— ¡Vamos a ello, querida Ana! Te advierto que para la entrevista me he puesto ropa interior limpia, porque nunca se sabe cómo puede acabar esto…

A.A.---
Pues, con tu permiso vamos "al grano"-aunque no entiendo por qué se dice eso, porque cuando se come una paella todos se lanzan primero a degustar los tropezones de carne o marisco y dejan el grano, o sea, el arroz, para que no digan eso de "yo no soy tonto"- . Después de este inciso, empecemos con la primera pregunta: Dices de ti mismo que eres mercero, novelista y escritor en ese orden y yo te pregunto ¿Se puede ser novelista sin ser escritor? Bueno, te he puesto en un aprieto, porque sí contestas que sí es posible, borras de un plumazo a muchos novelistas que no son escritores, sino advenedizos o mercenarios de la literatura ¿o me equivoco? Espero que no tengas el atrevimiento de decir nombres, aunque "haberlos, haylos".

P.L.M.—Siempre digo que soy mercero y novelista, y por ese orden. Soy un mercero que escribe historias. Lo de escritor, nunca lo digo: me lo endosan. ¡Y mira que huyo de la etiqueta! Desde niño, le tengo demasiado respeto a la palabra escritor, que a mí me viene grande, tan grande como una gabardina cinco tallas mayor que la mía… La verdad, veo a mucha gente que escribe que se coloca gabanes que no son de su talla. ¿Se puede ser novelista sin ser escritor? Pues claro: en mí tienes el ejemplo.

A.A.---
De verdad, que es modestia por tu parte o estás planteando un enigma con eso de que eres novelista y no escritor que hay que tomar con bicarbonato para digerirlo... Sigamos con las preguntitas: ¿Qué te llevó a la literatura: la vocación, el deseo de epatar con los amigotes -que son todos, según tu generoso criterio, una panda de "cenutrios", todo hay que decirlo-; la necesidad de recibir admiración por parte de las mujeres, porque lo de ser escritor "mola mogollón"; o bien, que estabas aburrido un domingo por la tarde y te dijiste "¡Uf!, qué fastidio! Voy a escribir sobre el tedio y la angustia y a lo mejor escribo una obra tan famosa como "La metamorfosis" de Kafka, que, aunque no la terminé de leer, sé que habla de un hombre que se convierte en insecto, ¿o era el insecto el que se convertía en hombre? -conozco a muchos que han debido de salir de un huevo de la mosca del vinagre, porque además de estar siempre 'mosqueaos' tienen una mala le... que parecen estar bebiendo vinagre todo el día (sin señalar que está muy feo)-". Y sigues con tu monólogo interior: "Desde luego, en días como éste me siento como una polilla dentro de un armario, masticando una vulgar fibra de poliéster sin un buen jersey de lana del Pirineo que llevarme a la boca y "esto dueleeee". Por eso, tengo que transmitir al resto de la sociedad a través de mi obra esta horrible sensación de vacío de la existencia". Perdona que me haya alargado tanto cual vulgar elástico (lo que viene al pairo a un mercero), porque estarás pensando eso de "¡caray con la preguntita!".

P.L.M.-- Yo escribo porque en mi pueblo cayó hace 150 años un meteorito. Desde hace unos años, del cráter que formara el bólido al caer emana una sustancia invisible que, al respirarla y de manera aleatoria, dota con el don de la literatura a vecinos del pueblo. Es la única respuesta convincente de que quince vecinos hayamos publicado nuestras historias en importantes editoriales de rango nacional (Planeta, Siruela, Plaza, Anagrama, Maeva, Destino…), que algunos hayamos sido traducidos a otros idiomas y que incluso uno de nosotros haya ganado el Premio Nadal. ¿Por qué si no germina una generación así en un apartado pueblo de Murcia, en el culo del mundo?

A.A.--
¿No será cuestión de recomendaciones y amiguismo, sin quitarle importancia al dichoso meteorito que más bien parece ser un agente literario disfrazado; y que eso que emanaba del meteorito los esnifábais todos y por eso terminasteis "colocados" en las diferentes editoriales por el referido agente literario que surgió de la tierra tras el impacto? Por cierto, tu primera novela se titula "La memoria del barro" (2005), lo que puede hacer suponer a los lectores que trata de la memoria de un alfarero. Para evitar crearle falsas expectativas a ese honrado gremio de artesanos, explica, si lo deseas, de qué va tu novela "La memoria del barro" para evitar que se mosquee el personal.

P.L.M.— La novela narra las aventuras y desventuras sufridas a lo largo de los últimos 200 años por un Niño Jesús de barro, moldeado al estilo rococó. Una imagen religiosa más de este terrenal mundo que del reino de los cielos. Un golfo capaz de enamorar muchachas, provocar muertes, ser cómplice de puteros y bandidos o protagonizar excéntricos milagros capaces de sonrojar al Vaticano y provocar la muerte por infarto de un Papa. Un libro no apto para católicos, aunque ya se lo ha leído mi tía monja. “Tuve que santiguarme en varias páginas –me confesó- y, desde su lectura, rezo mucho por ti; aunque veo muy difícil que tras escribir una novela así, Dios te permita entrar en su Reino”. Como ya estoy perdido, al río: La Memoria del Barro se ha vuelto a reeditar este año en La Fea Burguesía Ediciones.

A.A.--
Desde luego, tu tía monja tiene más razón que un santo. Lla imagen del Niño Jesús tiene miga pastelera, pero el nombre de la editorial más que tener miga tiene mala sombra.. Hablando de otra cosa. Sé que cuando te sientas sueles elegir el lado izquierdo de la mesa, por lo que no entiendo cómo pudiste escribir en ""La Razón" que suele colocarse más a la derecha y bastante lejos de tu posición. Explica ese misterio que hace dudar a cualquiera sobre la enigmática razón que compartisteis publicación y escritor para unir en un mismo punto a quienes estáis entre los dos extremos de un arco que va de izquierda a derecha pasando por el centro.

P.L.M.—Yo también quedé “descolocado” cuando Pepe Clemente, el director de la edición de Murcia de La Razón, me ofreció una columna en su periódico. “Pepe, soy trotskista –le dije a modo disuasorio-“. “Nadie es perfecto –me contestó-. Me gusta como escribes. Quedas contratado”. Pepe Clemente ha sido una de las personas más tolerantes que he conocido. Fue preso político durante los últimos años de la dictadura. Sentí mucho su muerte el año pasado.

A.A.---
La lamento mucho, porque Pepe Clemente debía ser un bendito, desde luego, y con un criterio más elástico que el que vendes en tu mercería. Sigamos con el cuestionario. Sé que eres hombre leído o, por lo menos, lo supongo para no faltarte el respeto con la duda -aunque más vale no ahondar más en el tema, por si acaso-. Por ello, dime, por favor, cuáles son esos escritores a los que les tiene mucha "tirria", tanto como para decir, aludiéndolos, ese famoso refrán: "Con estos no voy ni a comer merengue". Explica el porqué de los nombres elegidos para no quedarnos en ascuas que ya está haciendo calorcito.

P.L.M.—Valoro mucho el trabajo de todo el que escribe, son muchas las horas que hay detrás de cada página, detrás de cada historia… Así que aplaudo cada libro que veo, a cada autor que se ha dejado un jirón de vida entre sus renglones. Aunque, haciendo memoria, sí hay un escritor a que le tuve mucha tirria: a Javier Cercas. Cuando leí Soldados de Salamina yo no escribía. Me fascinó. Al llegar a la última página y cerrar el libro, maldije al autor: “este cabrón ha escrito la novela que a mí me hubiese gustado escribir”.

A.A.---
Es comprensible. Javier Cercas es un virtuoso de la escritura y tú de virtuoso tienes poco, todo hay que decirlo. Entendido lo anterior, ahora te pregunto cuáles son los escritores admirados, amados y leídos por ti, a los que seguirías "hasta el infinito y más allá, sin billete de vuelta y viajando en tercera clase". También, te ruego que digas, expliques y justifiques los motivos de esa admiración malsana para intentar comprenderte, hijo mío, o al menos intentarlo.

P.L.M.—Como los toreros, tengo un altar con fotos y estampitas de escritores y portadas de libros. Cada día antes de ponerme a escribir me santiguo ante ellos y les rezo un padrenuestro. No falta Javier Cercas, pero tampoco Arturo Pérez-Reverte, Delibes, C.J. Cela, Josep Pla y mi admirado amigo Manuel Moyano. ¿Justificar el por qué? Simplemente los adoro…

A.A.-
- Eres una contradicción "con patas", porque compruebo que, además de ser trotskista,, eres también "supersticioso" como llaman a los creyentes y tienes tu propia "capillita", y, por si fuera poco, no te gustan las etiquetas pero afirmas que eres trotskista que también es otra etiqueta. En fin, sigamos preguntando: Como antes hemos hablado de lecturas, ahora te pregunto (y espero respuesta a vuelta de correo) cuáles son tus lugares favoritos para leer. un cómodo sillón, la cama, el "excusado", como dicen algunos (hay gente "pa to"), el metro o autobús, la sala del dentista -para olvidarte de lo que te espera-, el campo, la playa, las escaleras, etc., etc.

P.L.M.—Tengo un sillón orejero bajo a una lámpara de pie en el cuarto donde escribo. En verano, me gusta leer en el jardín, debajo de una morera de hoja ancha. También tengo libros en la mesita de noche. Últimamente, he visitado una clínica de fisioterapia y me he visto obligado a leer en el interior de una máquina de rayos electromagnéticos.

A.A.--
-Hay que reconocer que cómodo sí que eres a la hora de leer en casa, pero lo de hacerlo dentro de una máquina de "rayos electromagnéticos" no tiene desperdicio. Bueno, y además del "dónde" que ha has explicado, ahora viene el "cuándo": de noche -por lo del silencio-,de día -mientras aparentas que trabajas-, por la mañana, por la tarde, antes de comer, después de ídem, en ayunas, haciendo la digestión, haciendo el pino, etc., (infinitas posibilidades hay para todos los gustos y los tuyos son un tanto raritos, todo hay que decirlo).

P.L.M.-- - En la mercería, nunca; por suerte, el trasiego de clientes lo impide. Mi horario de lectura es tras la comida y en las noches… Pero cuando llegan los fines de semana, me desmeleno.

A.A.--- Veo que das un información muy jugosa a los de Hacienda por eso de que "el trasiego de clientes lo impide", lo cual demuestra que las ventas son abundantes por lo que te felicito. Y te pregunto, buen hombre, el "cómo" (no hay dos sin tres). ¿Necesitas una postura determinada: sentado, echado, tumbado, de pie, en cuclillas, boca abajo, boca arriba, de lado, decúbito supino, decúbito prono etc., o eres de los lectores vulgares que sólo necesitan un libro, un sillón y ganas de leer y, los tíos, ¡van y lo hacen!

P.L.M.—Lo hago de todas las posturas: sentado en un sillón, echado en una hamaca; y en la cama, con el libro encima o con el libro abajo…

A.A.--
-Lo dicho, que vales tanto para un roto como para un cosido (lógico, tratándose de un mercero). Bueno, pues como tú eres escritor, te pregunto también cuáles son tus manías para escribir si tienes alguna y no eres un soso de esos que nunca sacan los pies del tiesto. ¿Escribes en cualquier sitio donde te coja la inspiración, o necesitas estar en tu lugar escogido como "escritorio",? ¿Lo haces a mano, a máquina, en ordenador, o lo dictas al "negro" de turno para que vaya escribiendo mientras tú dictas? ¿Cuando escribes estás concentrado en tu tarea, pensando en cómo va el negocio de mercero, cazando moscas, o tan absorto que no sabes en qué hora vives porque antes de hacerlo te sientas cómodo, tanto que te "colocas" bien, pero que muy bien para estar muy "a gustito"? Todo sea dicho sin ánimo de molestar, y por puro deseo de ofrecerle información a los lectores que para eso estamos.

P.L.M.—Siempre escribo en un portátil y en mi escritorio. Si no existiese el ordenador, no escribiría… Me parece algo increíble lo que hacían Victor Hugo, Julio Verne, Balzac o Alejandro Dumas sólo con una pluma, un tintero y un papel… Yo sólo me siento frente al ordenador cuando tengo algo que contar; así que no tengo miedo a la pantalla en blanco. Utilizo una libreta donde voy desarrollando tramas y personajes, pero durante todo el día voy escribiendo en la mente: mientras conduzco, atiendo en la mercería o leo el periódico.

A.A.--Bueno, Alejandro Dumas, tenía un ejército de "negros" que escribían, repasaban y corregían por él, según dicen las malas lenguas que son siempre las que dicen la verdad y nada más que la verdad. Prosigamos. Como habrás notado ya, perspicaz que eres, esta entrevista es parte de un proceso de psicoanálisis que se hace sin que el entrevistado se dé cuenta, por lo que ahí va otra batería de preguntas: ¿Necesitas una ropa adecuada, como Honorato de Balzac que se ponía una camisola blanca y sin ella no escribía? ¿Un determinado tipo de utillaje (tinta, papel, tipo de ordenador, según sea el caso? Camilo José de Cela tenía que usar siempre tinta marrón que le fabricaban expresamente, y así un largo etcétera.

P.L.M.—Si hace frío, abrigado; si hace calor, despelotado; y si llueve y hay goteras, bajo un paraguas protector… Siempre lucho contra los elementos para sacar mi historia hacia adelante.

A.A.--- Lógica pura aplicada al proceso de escribir, sin duda alguna, y buen uso del. género como buen comerciante. Bueno, explicado lo anterior, seguimos con tus manías de "escribidor": ¿Música?, ¿silencio absoluto?, ¿paisaje siempre el mismo?, ¿temperatura adecuada? ¿descalzo? (García Márquez solía escribir descalzo), ¿desnudo? ¿café?, ¿alcohol?, ¿pastillas o cualquier otra sustancia? (legal, por supuesto, ¡faltaría más!). Espero que no te salgas de madre, por eso de ser sincero y auténtico. Acuérdate de eso que dice "Madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle". Pues, eso.

P.L.M.—Nada de música, me descentra. Prefiero el silencio o el canto de mi canario y de otros pajarillos silvestres que acuden a mi jardín. Escribo de cara a la pared, como los castigados. A veces, tomo café (solo y muy corto) o una cerveza (con todo su alcohol).

A.A.--- Como debe ser, porque beber cerveza "sin" es como tener hambre y tomar bicarbonato. Buenos, sigamos preguntando: Como eres comerciante sabrás mucho de "géneros". Y hablando de ídem, ¿cuál es el género en el que te encuentras más cómodo escribiendo: novela o relato? Explica por qué, porque puestos a explicar hay que hacerlo bien y no quedarse en medias tintas (lo que para un escritor resulta un poco embarazoso, desde luego).

P.L.M.—Sin duda, en la novela. Es mi género preferido como lector y como autor. El 90% de los relatos que leemos, al mes ya no los recordamos. En cambio, los personajes que habitan en una novela te acompañaran para el resto de tu vida.

A.A.--
- Dependen como sean las novelas y los relatos, porque hay de todo como en botica. También escribes artículos (otra coincidencia con tu faceta de comerciante que vende diversos "artículos"). ¿Te gusta escribirlos para expresar tu opinión personal, porque en las novelas y los relatos son los personajes los que hablan y no te dejan decir ni pío? Por eso, ¿los artículos son para ti como un desahogo, o una manera de matar el aburrimiento entre novela y relato?

P.L.M.—Me encanta escribir artículos. Me esfuerzo en que sean cortos. Los escribo a diario en Facebook y en el diario La Opinión de Murcia. Se trata de pequeños textos que andan entre el diario, el dietario y el microrrelato. Más que dar mi opinión (que a nadie le importa) lo que hago es ofrecer mi mirada sobre el mundo, intentando huir de temas de actualidad.

A.A.--
-El artículo es un excelente género y en el que el autor expresa su opinión sobre alguna cuestión. Lo contrario es narrativa o ficción, y es curioso que escribiendo en La Opinión de Murcia, no quieras expresar la tuya. Se nota que llevar la contraria es lo que te "mola". Por cierto, decía William Faulkner: "Los que pueden actúan, y los que no pueden y sufren bastante por no poder, escriben". ¿Tú, docto amigo, puedes o no puedes?, ¿qué piensas de esa frase? Bueno, suponiendo que pienses, lo que es mucho suponer, si hay que ser sinceros.

P.L.M.—He leído la frase tres veces y no termino de entenderla. ¿Si puedo qué? Paso de Faulkner…

A.A.--- Se refería a poder actuar, hacer cosas "fácticas", El escritor es la reflexión contra la acción. No seas mal pensado que la pregunta no llevaba segundas intenciones. En cuanto a los best-seller que son esa plaga de libros basura hechos por encargo, de los que se venden muchos, "muchíiiiisimos" ejemplares, pero que pocos leen, aunque muchos compran para demostrar que "están al día". Hay que tener ganas, pero ganas, y poco criterio para meterse esos tochos de mala literatura -muchos parecen guías telefónicas- entre pecho y espalda ¿Tú qué opinas, buen hombre? ¿Te gustaría ser autor de uno de esos monstruos y ganar mucha "pasta" -que es lo que de verdad te gusta- o eliges renunciar a la fama y al dinero porque prefieres la gloria de estar en el Parnaso entre los escogidos? Aunque eso no te lo creas ni tú...

P.L.M.—Ahora que lo pienso, no sé cómo siendo mercero no se me ocurrió escribir El tiempo entre costuras…jajajja; pero estoy muy contento de que lo hiciera mi amiga María Dueñas y de qué, con el pastón qué ha ganado, de cuando en cuando me invite a cenar en su casa de Cabo de Palos. No creo que los best-seller se fabriquen para el éxito (nadie tiene la fórmula); son historias que gustan a los lectores, que funciona la recomendación de unos a otros y que se convierten en superventas. La mayaría de ellos contienen buenas historias y están bien escritos. Pero éste es un país de mediocres envidiosos que no perdonamos el éxito de nuestros vecinos. ¡Claro que me gustaría contar por millones a mis lectores y tener una cuenta corriente como la de María Dueñas o un velero como el de mi admirado Pérez-Reverte! Pero también me alegro del triunfo de la gente que tiene talento y labora como un mulo para que podamos disfrutar de su trabajo.

A.A.--- No es cuestión de envidia, sino de criterio literario que quienes leen, o compran, esos libros no tienen. Los best-seller se crean, especialmente por el gigantesco marketing que rodea siempre su lanzamiento y muchas veces, quienes figuran como autores ni siquiera han puesto una coma en ellos. El caso de María Dueñas es el ejemplo mejor de lo que digo, entre otros muchos. Por cierto, la próxima vez que la vea, la saludaré en tu nombre. Tenemos amigos comunes. Antes hablábamos de géneros literarios ¿cuál es o son los que más te gusta como lector? ¿La novela psicológica, la novela histórica, la novela erótica, relatos, el género llamado negro, la ciencia-ficción, ensayos, biografías, historia -la de verdad, no la que mezcla, un poco de verdad, más de ficción y muchísimo más de cuento chino-, etc. (No, eso que estás pensando no es un género, sino otra cosa que tiene otro nombre no apto para horarios infantiles).

P.L.M.—Como lector prefiero la novela en el aspecto más amplio de la palabra: con un poco de intriga, un pelín de ciencia-ficción, erotismo, con apuntes psicológicos de los personajes, con mucha imaginación… También leo biografías… Como autor, aunque suene un poco hortera, siempre intento escribir historias de amor; lo que ocurre es que siempre se me va la mano, me cargo a uno, a dos…, a diez y la convierto en un género que nunca sé dónde adscribir.

A.A.--- Lo dicho, que quieres hablar de amor y terminas haciendo la guerra. Eres una contradicción andante... Por cierto, hablando de leer, que te parecen los libros electrónicos o e-books. ¿Crees que desbancarán al libro de papel o podrán coexistir ambos? ¿Te gusta utilizarlo habitualmente o prefieres el libro de papel de toda la vida?

P.L.M.—Nunca leo en digital. Si sólo existiese ese formato creo que no leería. No sólo no creo que el e-book desbanque al libro, creo que el de papel continuára dominando el 90% de las lecturas. Estamos ante una moda pasajera, que está haciendo ricos a los que venden los aparatejos a costa de desvirtuar el mundo editorial.

A.A.--- Y hablando del libro electrónico, ¿te resulta atractivo como escritor publicar en ese soporte? ¿Piensas que si no hay forma de controlar las ventas de las editoriales tradicionales, la edición digital es todavía más una "merienda de negros", y el escritor pierde ya totalmente el control sobre sus ventas porque ¿"quién le puede poner el cascabel al gato" cuando el gato también es virtual? Espero tu sesuda respuesta al respecto, porque es un tema que nos acongoja a los escritores y nos crea dispepsia recurrente.

P.L.M.—Algún libro mío está en digital (no por capricho mío, sino de la editorial). No me interesa ese soporte ni ese mercado. No creo que la gente compre. Yo no me gastaría el dinero en eso.

A.A.--
- Pues los libros publicados en ese formato ascienden hasta el momento, a un 23% y va en alza. Así que la industria editorial está en desacuerdo contigo. Sigamos, tu segunda novela se llama "El mapa de un crimen" (2009) que está inspirada en un hecho real y se retrotrae en una parte de la narración a la Guerra Civil española; además de estar basada en hechos reales. ¿La consideras tu mejor novela hasta el momento? O piensas que todavía tienes que escribir "la novela del siglo", o por lo menos de un cuarto...

P.L.M.—Cuando escribo una novela intento poner toda la carne en el asador; siempre intento escribir una buena historia y contarla de una manera original y de la mejor manera que sé. Otra cosa es que lo consiga. Tengo publicadas cuatro novelas y no sabría decir cuál es la mejor ni cúal la peor. Espero que la próxima, supere a las cuatro.

A.A.--- Dime, por favor, cuál es tu canon literario -con diez obras me conformo, las otras setecientas y pico no iban a caber en la página, hombre, que tú lo tomas todo al pie de la letra-. Además, explica también con tu salero habitual el motivo por el que las consideras esenciales.

P.L.M.—No tengo un canon literario ordenado, tengo una montaña de libros que me han producido un enorme placer como lector. Soldados de Salamina, El cuaderno Gris, El maestro de esgrima, Los santos inocentes, Viaje a la Alcarria, La familia de Pascual Duarte, San Manuel Bueno o mártir, Dietario Magico… En cambio, aunque soy ateo, si tengo un top-ten de santos. ¿T e vale? El pódium lo forman San Pascual Bailón, San Cucufato y San Cayetano, que aunque tiene la ermita en Monteagudo, hace los milagros en Molina de Segura, mi pueblo.

A.A.-- No me extraña nada lo de los santos de Monteagudo, porque un ejemplo de sus milagros eres tú mismo que siendo novelista no eres escritor, lo que es un prodigio a todas luces... Sigamos: Tú has tenido agente literaria que yo sepa. ¿Podrías decir si consideras acertada la afirmación de que el agente literario es ese bicho necesario para tu subsistencia como autor aunque te chupa la sangre - cual vulgar mosquito-, y te deja tirado como una colilla cuando ya te ha exprimido todo lo que ha podido y no te saca ni gota ni gota, ni gota, ni gota? O, por el contrario, consideras a ese gremio como benefactor de la Humanidad o, por lo menos, de ese ínfimo porcentaje de seres humanos que nos dedicamos a ser "escribidores porque no sabemos hacer otra cosa -hay que ser sinceros-, o porque somos unos masoquistas de cuidado.

P.L.M.—Mi agente es Anne-Marie Vallat; sin ella no sería ni el 5 % de lo que soy. Creo que me he beneficiado yo mucho más de nuestra relación que ella lo ha hecho de mí. Estoy en deuda con ella.

A.A.--- Sí, sabía que había sido tu agente. Francisco Umbral consideraba que el agente literario no era necesario, por cierto, y no se puede negar su excelencia literaria.Y hablando de escritores: ¿cuáles son los defectos que más detestas en un escritor? Y pon ejemplos en vivo y en directo con todo lujo de detalles para que sirva de regodeo y deleite a los lectores más morbosillos.

P.L.M.—Creo que es un mundo con un alto porcentaje de envidiosos y de vanidosos. Además estoy convencido que el ego de los escritores es inversamente proporcional al de su calidad. Si muchos de esos imbéciles tuviesen un mínimo de éxito entre los lectores y los críticos que no le conocen habría que esconderse.

A.A.-- Estoy completamente de acuerdo. La mayoría de ellos son sólo un producto de la buena gestión de sus agentes literarios o de contactos con las editoriales donde han trabajado o tienen a alguien que les recomiende, pues. como decía Albert Camus: " El fácil conseguir el éxito, lo difícil es merecerlo". Y habría que añadir:" ...y conservarlo." Y ahora, rizando más el rizo, di cuáles son las virtudes que más te gustan en los escritores? No me refiero a las físicas -en el caso de ser mujeres-, porque hablamos de otra cosa, aunque tú siempre piensas en lo mismo.. También pon ejemplos, pero sin pasarse en cuanto a dar incienso que es demasiado oloroso y marea al personal.

P.L.M.—He conocido a gente fabulosa entre ellos. Gente inteligente, divertida, trabajadora, generosa…, gente con un sentido del humor espectacular. Pero lo que más admiro en un escritor es su imaginación y su peculiar, única e intransferible manera de mirar el mundo, la vida… Me encanta. Y me muero por sentarme a beber junto a muchos de ellos.

A.A.--- Desde luego, siempre es agradable beber una copa de vino mientras se lee un buen libro que es la mejor forma de hablar con los autores. Y hablando de grandes autores, estamos en un año en el que Cervantes es protagonista de nuevo por haber encontrado sus supuestos restos óseos -qué obsesión tenemos en este país con buscar huesos, como si fuéramos sabuesos, porque como no sirvan para hacer un caldo, ya me dirás-. Bueno, a lo que íbamos, ¿tú eres de lo que has leído de verdad el Quijote, o sólo la tapa y te has aprendido, como muchos, lo de " En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." para demostrar que lo has leído o que lo has abierto al menos? Venga, confiesa la verdad: que empezar, lo que se dice empezar, empezaste a leerlo, pero terminar, lo que se dice terminar, pues, no sabes o no te acuerdas si lo terminaste de leer porque hace tanto tiempo de eso y bla ,bla, bla.

P.L.M.—Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra….

A.A.---Tírala, tírala si te parece, pero apunta hacia otro lado, por favor, porque hacen pupa. Sigamos, ¿crees que en España se lee demasiada literatura extranjera y muy poca española, incluidos nuestros clásicos? ¿Hasta en eso somos unos papanatas convencidos y además ejercemos de ello?

P.L.M.—Es cierto que en España se lee más literatura extranjera, pero parte de la culpa la tenemos nosotros… En muchas ocasiones, nos ponemos tan solemnes escribiendo, tan exquisitos que aburrimos al más pintado… Debemos contar mejores historias y narrarlas de manera que atrapen al lector… solo así evitaremos que se entreguen en los brazos de esos apuestos extranjeros.

A.A.--
¡Claro! Hay que escribir para los que no les gusta leer a ver si así se animana hacerlo a fuerza de ponérselo facilito. Por cierto, decía Unamuno que "El lenguaje no es la expresión del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo". ¿Estás de acuerdo y te parece verdadera la afirmación de que quien no sabe expresarse bien no sabe pensar? Teoriza, teoriza, que tus lectores están ansiosos de oír tus siempre sabias respuestas, aunque muchas veces se quedan "al verlas venir", todo hay que decirlo...

P.L.M.—Creo que no estoy de acuerdo del todo con don Miguel, pero es que acabo de tomarme una cuantas cervezas y no estoy para teorizar…

A.A.---
Lo de las cervezas disculpa que contradigas a Unamuno que de eso -y de lo demás- sabía mucho. Antes hemos hablado de tus preferencias al escribir y ahora te pregunto qué es lo que te inspira para escribir cada obra. ¿Estás de acuerdo con la frase de Mario Vargas Llosa cuando dice: "El escritor no escoge sus temas. Son los temas los que le escogen"? ¿A ti te escogen los temas o tú los escoges a ellos como haces con los botones y los imperdibles? Contesta, por favor, y no te "encojas"...

P.L.M.—Totalmente de acuerdo con Mario Vargas. Creo que cada novela que un autor escribe es un tumor que habita en su cerebro y que necesita extirpar. La mayoría están ahí dentro desde tu infancia, creciendo, madurando, hasta que un día salen. Pueden estar ambientadas en la Guerra Civil, en el Oeste Americano o en la edad media, pero en esencia es la misma historia.

A.A.--- Pues, si son todas la misma historia ¿para qué seguir escribiendo? Sería una repetición innecesaria, digo yo. Tu tercera novela lleva como título "El último barco a América" (2011), en el que haces un cierto experimento literario en cuanto que utilizas un tema narrativo que está relacionado con el mundo de ultratumba y los aparecidos, siguiendo un poco la senda del realismo mágico, que supuso en los 70 una innovación en el género novelístico. Te comenté mi modesta opinión al respecto. ¿Crees que esa novela fue tu último experimento en el terreno del realismo mágico o quieres volver a intentar una nueva aventura al respecto? Si es así, tienes más valor que el Guerra, hijo mío...

P.L.M.-- ¿Experimento? Yo vivo en el realismo mágico. Para ello, no necesito leer a García Márquez; me basta con abrir la ventana de mi casa y asomarme a la calle. En mi pueblo, cuando alguien muere, sacamos un coche con un altavoz que va voceando el nombre del difunto; yo pago mi hipoteca vendiendo escapularios para neutralizar el mal de ojo; a una clienta de mi mercería la dejó embarazada un marciano…. No sé lo que es realismo ni lo que es magia.

A.A.--- La realidad es mágica a veces, pero la novela que escribiste no refleja la realidad que vives ¿o es que se te aparecen los muertos en la mercería? A lo mejor sí cuando te tomas unas cervezas "con". Todo es posible contigo, desde luego... Una pregunta más, ¿eres de los que primero piensan el argumento y después eligen el título, o a la inversa? Cela decía que sólo escribía cuando encontraba un título sugerente que le inspiraba la trama. A ver, a ver, Paquito, ¿lo tuyo es similar a lo de "primero la gallina y después el huevo" o, en tu caso, te importa el orden "un pimiento" porque al final siempre terminas haciéndote una primorosa tortillita con los huevos (los de la gallina claro), y te dejas de cavilaciones inútiles?

P.L.M.—A mí, al contrario que a Don Camilo, los títulos me cuesta mucho encontrarlos. En la mayoría de ocasiones, lleva meses concluido el manuscrito y aún sigo sin título. Hasta que no tengo el argumento, un esquema bastante completo de la novela, unos personajes definidos, una voz narrativa, un principio y un final… no me siento frente al ordenador a escribir la historia.

A.A.--
- Cada maestro tiene su librillo, y cada canción su estribillo. Y el orden de los factores no altera el producto. Y hablando del orden, ¿eres un escritor torrencial de los que se ponen a escribir y se olvidan del mundo, de comer, dormir y hasta de ir al baño; o eres de los que te ponen un límite de palabras, frases, páginas o tomos y cuando terminas de escribir lo que te habías propuesto, vas y te dices eso de "Con esto y un bizcocho bizcocho, hasta mañana a las ocho". hasta mañana a las ocho"?
hasta mañana a las ocho".

P.L.M.—Escribo a rachas. Cuando estoy entusiasmado con una historia saco el tiempo de debajo de las piedras para continuar escribiéndola. Pero jamás escribo sin pasión. Necesito enamorarme de la historia que voy a escribir para poder transmitir esa pasión al lector.

A.A.--- La pasión en la literatura es como el alcohol en la cerveza que le da la chispa y por eso al beberla se termina "achispado" y no se puede teorizar... Además de escribir, supongo que leerás mucho, como todo escritor que se precie. ¿Cuántos libros lees al mes? No te tires faroles que después te quejas de que gastas mucho en electricidad...

P.L.M.—No tantos como quisiera. Por falta de tiempo, se me quedan muchos libros que me apetecen un montón sin leer. Presento muchos libros de amigos y eso me obliga a leer bastantes títulos. No los cuento, pero más de cinco al mes, seguro.

A.A.--- No está mal, desde luego Y, puestos a preguntar, ¿cuando lees eliges temas o géneros acordes con lo que estás escribiendo en esos momentos, o prefieres cambiar de género, de tema y hasta de camisa (y de gayumbos y de calcetines y, si te dejaran, hasta de mujer) para no dejarte influenciar por las lecturas y tener la mente limpie y fresca y la ropa interior, también, a juego con los pinreles.

P.L.M.—Cuando uno está preparando una nueva historia siempre le apetece leer temas relacionados, autores con una voz narrativa que te inspiren… Cuando estás escribiendo todo lo que lees, lo que escuchas en el bar, lo que ves en el cine o en la tele… Cuando estás embarcado en una historia te conviertes en una esponja que todo o absorbe.

A.A.---
¡Ah, claro! Ahora comprendo lo de la esponja y lo de absorber, eso explica las varias cervezas que has "absorbido" para responder a este inocente cuestionario. Y hablando de escribir: ¿Hay algún libro que te haya propuesto escribir porque lo consideras ya el "libro de tu vida", y aún no te has puesto a ello porque se te va la inspiración, o te viene a rachas, o porque consideras que tienes cosas más urgentes que hacer y que aún no es el momento de ponerte manos a la obra? ¿O bien, piensas que si hay que echar manos a algo, primero se las echarías a la vecina "buenorra" que es un asunto prioritario?.

P.L.M.—Cada libro que encaro, lo considero el libro de mi vida…; le pongo toda la pasión, todas las ganas. Siempre intento contar al lector una buena historia y narrarla de la mejor manera que sé. Ahora mismo, no estoy escribiendo novela y la casa de al lado está vacía, sin vecina

A.A.--- Pues si no está la vecina "buenorra"que te inspire la pasión que necesitas, mal veo lo de escribir una novela a base de "absorber" cervezas "con". La cosa está "chunga". ¿A qué escritor te gustaría parecerte en su estilo y a cuál te espantaría y no lo harías ni aunque te lo mandara el médico? No te extrañe la pregunta, porque los médicos suelen mandar cosas bastante raras, por cierto.

P.L.M.--¡Admiro a tantos…! Pero procuro no parecerme a nadie en concreto, me esfuerzo por tener mi propia voz. Prefiero mi voz con sus disonancias, sus gallos, sus afonías a tener la voz de otro.

A.A.--

 

Entrevista indiscreta a Paco López Mengual

Paco López Mengual, escritor

Entrevista a Paco López Mengual (escritor),

por
Ana Alejandre

A.A.---
Bienvenido, Paco, a Entrevistas indiscretas. Eres el primer entrevistado de este nuevo espacio y el hecho de que hayas aceptado esta invitación demuestra tu valor, osadía y arrojo. Vamos, que eres más "lanzao" que un misil tierra-aire.

P.L.M.— ¡Vamos a ello, querida Ana! Te advierto que para la entrevista me he puesto ropa interior limpia, porque nunca se sabe cómo puede acabar esto…

A.A.---
Pues, con tu permiso vamos "al grano"-aunque no entiendo por qué se dice eso, porque cuando se come una paella todos se lanzan primero a degustar los tropezones de carne o marisco y dejan el grano, o sea, el arroz, para que no digan eso de "yo no soy tonto"- . Después de este inciso, empecemos con la primera pregunta: Dices de ti mismo que eres mercero, novelista y escritor en ese orden y yo te pregunto ¿Se puede ser novelista sin ser escritor? Bueno, te he puesto en un aprieto, porque sí contestas que sí es posible, borras de un plumazo a muchos novelistas que no son escritores, sino advenedizos o mercenarios de la literatura ¿o me equivoco? Espero que no tengas el atrevimiento de decir nombres, aunque "haberlos, haylos".

P.L.M.—Siempre digo que soy mercero y novelista, y por ese orden. Soy un mercero que escribe historias. Lo de escritor, nunca lo digo: me lo endosan. ¡Y mira que huyo de la etiqueta! Desde niño, le tengo demasiado respeto a la palabra escritor, que a mí me viene grande, tan grande como una gabardina cinco tallas mayor que la mía… La verdad, veo a mucha gente que escribe que se coloca gabanes que no son de su talla. ¿Se puede ser novelista sin ser escritor? Pues claro: en mí tienes el ejemplo.

A.A.---
De verdad, que es modestia por tu parte o estás planteando un enigma con eso de que eres novelista y no escritor que hay que tomar con bicarbonato para digerirlo... Sigamos con las preguntitas: ¿Qué te llevó a la literatura: la vocación, el deseo de epatar con los amigotes -que son todos, según tu generoso criterio, una panda de "cenutrios", todo hay que decirlo-; la necesidad de recibir admiración por parte de las mujeres, porque lo de ser escritor "mola mogollón"; o bien, que estabas aburrido un domingo por la tarde y te dijiste "¡Uf!, qué fastidio! Voy a escribir sobre el tedio y la angustia y a lo mejor escribo una obra tan famosa como "La metamorfosis" de Kafka, que, aunque no la terminé de leer, sé que habla de un hombre que se convierte en insecto, ¿o era el insecto el que se convertía en hombre? -conozco a muchos que han debido de salir de un huevo de la mosca del vinagre, porque además de estar siempre 'mosqueaos' tienen una mala le... que parecen estar bebiendo vinagre todo el día (sin señalar que está muy feo)-". Y sigues con tu monólogo interior: "Desde luego, en días como éste me siento como una polilla dentro de un armario, masticando una vulgar fibra de poliéster sin un buen jersey de lana del Pirineo que llevarme a la boca y "esto dueleeee". Por eso, tengo que transmitir al resto de la sociedad a través de mi obra esta horrible sensación de vacío de la existencia". Perdona que me haya alargado tanto cual vulgar elástico (lo que viene al pairo a un mercero), porque estarás pensando eso de "¡caray con la preguntita!".

P.L.M.-- Yo escribo porque en mi pueblo cayó hace 150 años un meteorito. Desde hace unos años, del cráter que formara el bólido al caer emana una sustancia invisible que, al respirarla y de manera aleatoria, dota con el don de la literatura a vecinos del pueblo. Es la única respuesta convincente de que quince vecinos hayamos publicado nuestras historias en importantes editoriales de rango nacional (Planeta, Siruela, Plaza, Anagrama, Maeva, Destino…), que algunos hayamos sido traducidos a otros idiomas y que incluso uno de nosotros haya ganado el Premio Nadal. ¿Por qué si no germina una generación así en un apartado pueblo de Murcia, en el culo del mundo?

A.A.--
¿No será cuestión de recomendaciones y amiguismo, sin quitarle importancia al dichoso meteorito que más bien parece ser un agente literario disfrazado; y que eso que emanaba del meteorito los esnifábais todos y por eso terminasteis "colocados" en las diferentes editoriales por el referido agente literario que surgió de la tierra tras el impacto? Por cierto, tu primera novela se titula "La memoria del barro" (2005), lo que puede hacer suponer a los lectores que trata de la memoria de un alfarero. Para evitar crearle falsas expectativas a ese honrado gremio de artesanos, explica, si lo deseas, de qué va tu novela "La memoria del barro" para evitar que se mosquee el personal.

P.L.M.— La novela narra las aventuras y desventuras sufridas a lo largo de los últimos 200 años por un Niño Jesús de barro, moldeado al estilo rococó. Una imagen religiosa más de este terrenal mundo que del reino de los cielos. Un golfo capaz de enamorar muchachas, provocar muertes, ser cómplice de puteros y bandidos o protagonizar excéntricos milagros capaces de sonrojar al Vaticano y provocar la muerte por infarto de un Papa. Un libro no apto para católicos, aunque ya se lo ha leído mi tía monja. “Tuve que santiguarme en varias páginas –me confesó- y, desde su lectura, rezo mucho por ti; aunque veo muy difícil que tras escribir una novela así, Dios te permita entrar en su Reino”. Como ya estoy perdido, al río: La Memoria del Barro se ha vuelto a reeditar este año en La Fea Burguesía Ediciones.

A.A.--
Desde luego, tu tía monja tiene más razón que un santo. Lla imagen del Niño Jesús tiene miga pastelera, pero el nombre de la editorial más que tener miga tiene mala sombra.. Hablando de otra cosa. Sé que cuando te sientas sueles elegir el lado izquierdo de la mesa, por lo que no entiendo cómo pudiste escribir en ""La Razón" que suele colocarse más a la derecha y bastante lejos de tu posición. Explica ese misterio que hace dudar a cualquiera sobre la enigmática razón que compartisteis publicación y escritor para unir en un mismo punto a quienes estáis entre los dos extremos de un arco que va de izquierda a derecha pasando por el centro.

P.L.M.—Yo también quedé “descolocado” cuando Pepe Clemente, el director de la edición de Murcia de La Razón, me ofreció una columna en su periódico. “Pepe, soy trotskista –le dije a modo disuasorio-“. “Nadie es perfecto –me contestó-. Me gusta como escribes. Quedas contratado”. Pepe Clemente ha sido una de las personas más tolerantes que he conocido. Fue preso político durante los últimos años de la dictadura. Sentí mucho su muerte el año pasado.

A.A.---
La lamento mucho, porque Pepe Clemente debía ser un bendito, desde luego, y con un criterio más elástico que el que vendes en tu mercería. Sigamos con el cuestionario. Sé que eres hombre leído o, por lo menos, lo supongo para no faltarte el respeto con la duda -aunque más vale no ahondar más en el tema, por si acaso-. Por ello, dime, por favor, cuáles son esos escritores a los que les tiene mucha "tirria", tanto como para decir, aludiéndolos, ese famoso refrán: "Con estos no voy ni a comer merengue". Explica el porqué de los nombres elegidos para no quedarnos en ascuas que ya está haciendo calorcito.

P.L.M.—Valoro mucho el trabajo de todo el que escribe, son muchas las horas que hay detrás de cada página, detrás de cada historia… Así que aplaudo cada libro que veo, a cada autor que se ha dejado un jirón de vida entre sus renglones. Aunque, haciendo memoria, sí hay un escritor a que le tuve mucha tirria: a Javier Cercas. Cuando leí Soldados de Salamina yo no escribía. Me fascinó. Al llegar a la última página y cerrar el libro, maldije al autor: “este cabrón ha escrito la novela que a mí me hubiese gustado escribir”.

A.A.---
Es comprensible. Javier Cercas es un virtuoso de la escritura y tú de virtuoso tienes poco, todo hay que decirlo. Entendido lo anterior, ahora te pregunto cuáles son los escritores admirados, amados y leídos por ti, a los que seguirías "hasta el infinito y más allá, sin billete de vuelta y viajando en tercera clase". También, te ruego que digas, expliques y justifiques los motivos de esa admiración malsana para intentar comprenderte, hijo mío, o al menos intentarlo.

P.L.M.—Como los toreros, tengo un altar con fotos y estampitas de escritores y portadas de libros. Cada día antes de ponerme a escribir me santiguo ante ellos y les rezo un padrenuestro. No falta Javier Cercas, pero tampoco Arturo Pérez-Reverte, Delibes, C.J. Cela, Josep Pla y mi admirado amigo Manuel Moyano. ¿Justificar el por qué? Simplemente los adoro…

A.A.-
- Eres una contradicción "con patas", porque compruebo que, además de ser trotskista,, eres también "supersticioso" como llaman a los creyentes y tienes tu propia "capillita", y, por si fuera poco, no te gustan las etiquetas pero afirmas que eres trotskista que también es otra etiqueta. En fin, sigamos preguntando: Como antes hemos hablado de lecturas, ahora te pregunto (y espero respuesta a vuelta de correo) cuáles son tus lugares favoritos para leer. un cómodo sillón, la cama, el "excusado", como dicen algunos (hay gente "pa to"), el metro o autobús, la sala del dentista -para olvidarte de lo que te espera-, el campo, la playa, las escaleras, etc., etc.

P.L.M.—Tengo un sillón orejero bajo a una lámpara de pie en el cuarto donde escribo. En verano, me gusta leer en el jardín, debajo de una morera de hoja ancha. También tengo libros en la mesita de noche. Últimamente, he visitado una clínica de fisioterapia y me he visto obligado a leer en el interior de una máquina de rayos electromagnéticos.

A.A.--
-Hay que reconocer que cómodo sí que eres a la hora de leer en casa, pero lo de hacerlo dentro de una máquina de "rayos electromagnéticos" no tiene desperdicio. Bueno, y además del "dónde" que ha has explicado, ahora viene el "cuándo": de noche -por lo del silencio-,de día -mientras aparentas que trabajas-, por la mañana, por la tarde, antes de comer, después de ídem, en ayunas, haciendo la digestión, haciendo el pino, etc., (infinitas posibilidades hay para todos los gustos y los tuyos son un tanto raritos, todo hay que decirlo).

P.L.M.-- - En la mercería, nunca; por suerte, el trasiego de clientes lo impide. Mi horario de lectura es tras la comida y en las noches… Pero cuando llegan los fines de semana, me desmeleno.

A.A.--- Veo que das un información muy jugosa a los de Hacienda por eso de que "el trasiego de clientes lo impide", lo cual demuestra que las ventas son abundantes por lo que te felicito. Y te pregunto, buen hombre, el "cómo" (no hay dos sin tres). ¿Necesitas una postura determinada: sentado, echado, tumbado, de pie, en cuclillas, boca abajo, boca arriba, de lado, decúbito supino, decúbito prono etc., o eres de los lectores vulgares que sólo necesitan un libro, un sillón y ganas de leer y, los tíos, ¡van y lo hacen!

P.L.M.—Lo hago de todas las posturas: sentado en un sillón, echado en una hamaca; y en la cama, con el libro encima o con el libro abajo…

A.A.--
-Lo dicho, que vales tanto para un roto como para un cosido (lógico, tratándose de un mercero). Bueno, pues como tú eres escritor, te pregunto también cuáles son tus manías para escribir si tienes alguna y no eres un soso de esos que nunca sacan los pies del tiesto. ¿Escribes en cualquier sitio donde te coja la inspiración, o necesitas estar en tu lugar escogido como "escritorio",? ¿Lo haces a mano, a máquina, en ordenador, o lo dictas al "negro" de turno para que vaya escribiendo mientras tú dictas? ¿Cuando escribes estás concentrado en tu tarea, pensando en cómo va el negocio de mercero, cazando moscas, o tan absorto que no sabes en qué hora vives porque antes de hacerlo te sientas cómodo, tanto que te "colocas" bien, pero que muy bien para estar muy "a gustito"? Todo sea dicho sin ánimo de molestar, y por puro deseo de ofrecerle información a los lectores que para eso estamos.

P.L.M.—Siempre escribo en un portátil y en mi escritorio. Si no existiese el ordenador, no escribiría… Me parece algo increíble lo que hacían Victor Hugo, Julio Verne, Balzac o Alejandro Dumas sólo con una pluma, un tintero y un papel… Yo sólo me siento frente al ordenador cuando tengo algo que contar; así que no tengo miedo a la pantalla en blanco. Utilizo una libreta donde voy desarrollando tramas y personajes, pero durante todo el día voy escribiendo en la mente: mientras conduzco, atiendo en la mercería o leo el periódico.

A.A.--Bueno, Alejandro Dumas, tenía un ejército de "negros" que escribían, repasaban y corregían por él, según dicen las malas lenguas que son siempre las que dicen la verdad y nada más que la verdad. Prosigamos. Como habrás notado ya, perspicaz que eres, esta entrevista es parte de un proceso de psicoanálisis que se hace sin que el entrevistado se dé cuenta, por lo que ahí va otra batería de preguntas: ¿Necesitas una ropa adecuada, como Honorato de Balzac que se ponía una camisola blanca y sin ella no escribía? ¿Un determinado tipo de utillaje (tinta, papel, tipo de ordenador, según sea el caso? Camilo José de Cela tenía que usar siempre tinta marrón que le fabricaban expresamente, y así un largo etcétera.

P.L.M.—Si hace frío, abrigado; si hace calor, despelotado; y si llueve y hay goteras, bajo un paraguas protector… Siempre lucho contra los elementos para sacar mi historia hacia adelante.

A.A.--- Lógica pura aplicada al proceso de escribir, sin duda alguna, y buen uso del. género como buen comerciante. Bueno, explicado lo anterior, seguimos con tus manías de "escribidor": ¿Música?, ¿silencio absoluto?, ¿paisaje siempre el mismo?, ¿temperatura adecuada? ¿descalzo? (García Márquez solía escribir descalzo), ¿desnudo? ¿café?, ¿alcohol?, ¿pastillas o cualquier otra sustancia? (legal, por supuesto, ¡faltaría más!). Espero que no te salgas de madre, por eso de ser sincero y auténtico. Acuérdate de eso que dice "Madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle". Pues, eso.

P.L.M.—Nada de música, me descentra. Prefiero el silencio o el canto de mi canario y de otros pajarillos silvestres que acuden a mi jardín. Escribo de cara a la pared, como los castigados. A veces, tomo café (solo y muy corto) o una cerveza (con todo su alcohol).

A.A.--- Como debe ser, porque beber cerveza "sin" es como tener hambre y tomar bicarbonato. Buenos, sigamos preguntando: Como eres comerciante sabrás mucho de "géneros". Y hablando de ídem, ¿cuál es el género en el que te encuentras más cómodo escribiendo: novela o relato? Explica por qué, porque puestos a explicar hay que hacerlo bien y no quedarse en medias tintas (lo que para un escritor resulta un poco embarazoso, desde luego).

P.L.M.—Sin duda, en la novela. Es mi género preferido como lector y como autor. El 90% de los relatos que leemos, al mes ya no los recordamos. En cambio, los personajes que habitan en una novela te acompañaran para el resto de tu vida.

A.A.--
- Dependen como sean las novelas y los relatos, porque hay de todo como en botica. También escribes artículos (otra coincidencia con tu faceta de comerciante que vende diversos "artículos"). ¿Te gusta escribirlos para expresar tu opinión personal, porque en las novelas y los relatos son los personajes los que hablan y no te dejan decir ni pío? Por eso, ¿los artículos son para ti como un desahogo, o una manera de matar el aburrimiento entre novela y relato?

P.L.M.—Me encanta escribir artículos. Me esfuerzo en que sean cortos. Los escribo a diario en Facebook y en el diario La Opinión de Murcia. Se trata de pequeños textos que andan entre el diario, el dietario y el microrrelato. Más que dar mi opinión (que a nadie le importa) lo que hago es ofrecer mi mirada sobre el mundo, intentando huir de temas de actualidad.

A.A.--
-El artículo es un excelente género y en el que el autor expresa su opinión sobre alguna cuestión. Lo contrario es narrativa o ficción, y es curioso que escribiendo en La Opinión de Murcia, no quieras expresar la tuya. Se nota que llevar la contraria es lo que te "mola". Por cierto, decía William Faulkner: "Los que pueden actúan, y los que no pueden y sufren bastante por no poder, escriben". ¿Tú, docto amigo, puedes o no puedes?, ¿qué piensas de esa frase? Bueno, suponiendo que pienses, lo que es mucho suponer, si hay que ser sinceros.

P.L.M.—He leído la frase tres veces y no termino de entenderla. ¿Si puedo qué? Paso de Faulkner…

A.A.--- Se refería a poder actuar, hacer cosas "fácticas", El escritor es la reflexión contra la acción. No seas mal pensado que la pregunta no llevaba segundas intenciones. En cuanto a los best-seller que son esa plaga de libros basura hechos por encargo, de los que se venden muchos, "muchíiiiisimos" ejemplares, pero que pocos leen, aunque muchos compran para demostrar que "están al día". Hay que tener ganas, pero ganas, y poco criterio para meterse esos tochos de mala literatura -muchos parecen guías telefónicas- entre pecho y espalda ¿Tú qué opinas, buen hombre? ¿Te gustaría ser autor de uno de esos monstruos y ganar mucha "pasta" -que es lo que de verdad te gusta- o eliges renunciar a la fama y al dinero porque prefieres la gloria de estar en el Parnaso entre los escogidos? Aunque eso no te lo creas ni tú...

P.L.M.—Ahora que lo pienso, no sé cómo siendo mercero no se me ocurrió escribir El tiempo entre costuras…jajajja; pero estoy muy contento de que lo hiciera mi amiga María Dueñas y de qué, con el pastón qué ha ganado, de cuando en cuando me invite a cenar en su casa de Cabo de Palos. No creo que los best-seller se fabriquen para el éxito (nadie tiene la fórmula); son historias que gustan a los lectores, que funciona la recomendación de unos a otros y que se convierten en superventas. La mayaría de ellos contienen buenas historias y están bien escritos. Pero éste es un país de mediocres envidiosos que no perdonamos el éxito de nuestros vecinos. ¡Claro que me gustaría contar por millones a mis lectores y tener una cuenta corriente como la de María Dueñas o un velero como el de mi admirado Pérez-Reverte! Pero también me alegro del triunfo de la gente que tiene talento y labora como un mulo para que podamos disfrutar de su trabajo.

A.A.--- No es cuestión de envidia, sino de criterio literario que quienes leen, o compran, esos libros no tienen. Los best-seller se crean, especialmente por el gigantesco marketing que rodea siempre su lanzamiento y muchas veces, quienes figuran como autores ni siquiera han puesto una coma en ellos. El caso de María Dueñas es el ejemplo mejor de lo que digo, entre otros muchos. Por cierto, la próxima vez que la vea, la saludaré en tu nombre. Tenemos amigos comunes. Antes hablábamos de géneros literarios ¿cuál es o son los que más te gusta como lector? ¿La novela psicológica, la novela histórica, la novela erótica, relatos, el género llamado negro, la ciencia-ficción, ensayos, biografías, historia -la de verdad, no la que mezcla, un poco de verdad, más de ficción y muchísimo más de cuento chino-, etc. (No, eso que estás pensando no es un género, sino otra cosa que tiene otro nombre no apto para horarios infantiles).

P.L.M.—Como lector prefiero la novela en el aspecto más amplio de la palabra: con un poco de intriga, un pelín de ciencia-ficción, erotismo, con apuntes psicológicos de los personajes, con mucha imaginación… También leo biografías… Como autor, aunque suene un poco hortera, siempre intento escribir historias de amor; lo que ocurre es que siempre se me va la mano, me cargo a uno, a dos…, a diez y la convierto en un género que nunca sé dónde adscribir.

A.A.--- Lo dicho, que quieres hablar de amor y terminas haciendo la guerra. Eres una contradicción andante... Por cierto, hablando de leer, que te parecen los libros electrónicos o e-books. ¿Crees que desbancarán al libro de papel o podrán coexistir ambos? ¿Te gusta utilizarlo habitualmente o prefieres el libro de papel de toda la vida?

P.L.M.—Nunca leo en digital. Si sólo existiese ese formato creo que no leería. No sólo no creo que el e-book desbanque al libro, creo que el de papel continuára dominando el 90% de las lecturas. Estamos ante una moda pasajera, que está haciendo ricos a los que venden los aparatejos a costa de desvirtuar el mundo editorial.

A.A.--- Y hablando del libro electrónico, ¿te resulta atractivo como escritor publicar en ese soporte? ¿Piensas que si no hay forma de controlar las ventas de las editoriales tradicionales, la edición digital es todavía más una "merienda de negros", y el escritor pierde ya totalmente el control sobre sus ventas porque ¿"quién le puede poner el cascabel al gato" cuando el gato también es virtual? Espero tu sesuda respuesta al respecto, porque es un tema que nos acongoja a los escritores y nos crea dispepsia recurrente.

P.L.M.—Algún libro mío está en digital (no por capricho mío, sino de la editorial). No me interesa ese soporte ni ese mercado. No creo que la gente compre. Yo no me gastaría el dinero en eso.

A.A.--
- Pues los libros publicados en ese formato ascienden hasta el momento, a un 23% y va en alza. Así que la industria editorial está en desacuerdo contigo. Sigamos, tu segunda novela se llama "El mapa de un crimen" (2009) que está inspirada en un hecho real y se retrotrae en una parte de la narración a la Guerra Civil española; además de estar basada en hechos reales. ¿La consideras tu mejor novela hasta el momento? O piensas que todavía tienes que escribir "la novela del siglo", o por lo menos de un cuarto...

P.L.M.—Cuando escribo una novela intento poner toda la carne en el asador; siempre intento escribir una buena historia y contarla de una manera original y de la mejor manera que sé. Otra cosa es que lo consiga. Tengo publicadas cuatro novelas y no sabría decir cuál es la mejor ni cúal la peor. Espero que la próxima, supere a las cuatro.

A.A.--- Dime, por favor, cuál es tu canon literario -con diez obras me conformo, las otras setecientas y pico no iban a caber en la página, hombre, que tú lo tomas todo al pie de la letra-. Además, explica también con tu salero habitual el motivo por el que las consideras esenciales.

P.L.M.—No tengo un canon literario ordenado, tengo una montaña de libros que me han producido un enorme placer como lector. Soldados de Salamina, El cuaderno Gris, El maestro de esgrima, Los santos inocentes, Viaje a la Alcarria, La familia de Pascual Duarte, San Manuel Bueno o mártir, Dietario Magico… En cambio, aunque soy ateo, si tengo un top-ten de santos. ¿T e vale? El pódium lo forman San Pascual Bailón, San Cucufato y San Cayetano, que aunque tiene la ermita en Monteagudo, hace los milagros en Molina de Segura, mi pueblo.

A.A.-- No me extraña nada lo de los santos de Monteagudo, porque un ejemplo de sus milagros eres tú mismo que siendo novelista no eres escritor, lo que es un prodigio a todas luces... Sigamos: Tú has tenido agente literaria que yo sepa. ¿Podrías decir si consideras acertada la afirmación de que el agente literario es ese bicho necesario para tu subsistencia como autor aunque te chupa la sangre - cual vulgar mosquito-, y te deja tirado como una colilla cuando ya te ha exprimido todo lo que ha podido y no te saca ni gota ni gota, ni gota, ni gota? O, por el contrario, consideras a ese gremio como benefactor de la Humanidad o, por lo menos, de ese ínfimo porcentaje de seres humanos que nos dedicamos a ser "escribidores porque no sabemos hacer otra cosa -hay que ser sinceros-, o porque somos unos masoquistas de cuidado.

P.L.M.—Mi agente es Anne-Marie Vallat; sin ella no sería ni el 5 % de lo que soy. Creo que me he beneficiado yo mucho más de nuestra relación que ella lo ha hecho de mí. Estoy en deuda con ella.

A.A.--- Sí, sabía que había sido tu agente. Francisco Umbral consideraba que el agente literario no era necesario, por cierto, y no se puede negar su excelencia literaria.Y hablando de escritores: ¿cuáles son los defectos que más detestas en un escritor? Y pon ejemplos en vivo y en directo con todo lujo de detalles para que sirva de regodeo y deleite a los lectores más morbosillos.

P.L.M.—Creo que es un mundo con un alto porcentaje de envidiosos y de vanidosos. Además estoy convencido que el ego de los escritores es inversamente proporcional al de su calidad. Si muchos de esos imbéciles tuviesen un mínimo de éxito entre los lectores y los críticos que no le conocen habría que esconderse.

A.A.-- Estoy completamente de acuerdo. La mayoría de ellos son sólo un producto de la buena gestión de sus agentes literarios o de contactos con las editoriales donde han trabajado o tienen a alguien que les recomiende, pues. como decía Albert Camus: " El fácil conseguir el éxito, lo difícil es merecerlo". Y habría que añadir:" ...y conservarlo." Y ahora, rizando más el rizo, di cuáles son las virtudes que más te gustan en los escritores? No me refiero a las físicas -en el caso de ser mujeres-, porque hablamos de otra cosa, aunque tú siempre piensas en lo mismo.. También pon ejemplos, pero sin pasarse en cuanto a dar incienso que es demasiado oloroso y marea al personal.

P.L.M.—He conocido a gente fabulosa entre ellos. Gente inteligente, divertida, trabajadora, generosa…, gente con un sentido del humor espectacular. Pero lo que más admiro en un escritor es su imaginación y su peculiar, única e intransferible manera de mirar el mundo, la vida… Me encanta. Y me muero por sentarme a beber junto a muchos de ellos.

A.A.--- Desde luego, siempre es agradable beber una copa de vino mientras se lee un buen libro que es la mejor forma de hablar con los autores. Y hablando de grandes autores, estamos en un año en el que Cervantes es protagonista de nuevo por haber encontrado sus supuestos restos óseos -qué obsesión tenemos en este país con buscar huesos, como si fuéramos sabuesos, porque como no sirvan para hacer un caldo, ya me dirás-. Bueno, a lo que íbamos, ¿tú eres de lo que has leído de verdad el Quijote, o sólo la tapa y te has aprendido, como muchos, lo de " En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." para demostrar que lo has leído o que lo has abierto al menos? Venga, confiesa la verdad: que empezar, lo que se dice empezar, empezaste a leerlo, pero terminar, lo que se dice terminar, pues, no sabes o no te acuerdas si lo terminaste de leer porque hace tanto tiempo de eso y bla ,bla, bla.

P.L.M.—Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra….

A.A.---Tírala, tírala si te parece, pero apunta hacia otro lado, por favor, porque hacen pupa. Sigamos, ¿crees que en España se lee demasiada literatura extranjera y muy poca española, incluidos nuestros clásicos? ¿Hasta en eso somos unos papanatas convencidos y además ejercemos de ello?

P.L.M.—Es cierto que en España se lee más literatura extranjera, pero parte de la culpa la tenemos nosotros… En muchas ocasiones, nos ponemos tan solemnes escribiendo, tan exquisitos que aburrimos al más pintado… Debemos contar mejores historias y narrarlas de manera que atrapen al lector… solo así evitaremos que se entreguen en los brazos de esos apuestos extranjeros.

A.A.--
¡Claro! Hay que escribir para los que no les gusta leer a ver si así se animana hacerlo a fuerza de ponérselo facilito. Por cierto, decía Unamuno que "El lenguaje no es la expresión del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo". ¿Estás de acuerdo y te parece verdadera la afirmación de que quien no sabe expresarse bien no sabe pensar? Teoriza, teoriza, que tus lectores están ansiosos de oír tus siempre sabias respuestas, aunque muchas veces se quedan "al verlas venir", todo hay que decirlo...

P.L.M.—Creo que no estoy de acuerdo del todo con don Miguel, pero es que acabo de tomarme una cuantas cervezas y no estoy para teorizar…

A.A.---
Lo de las cervezas disculpa que contradigas a Unamuno que de eso -y de lo demás- sabía mucho. Antes hemos hablado de tus preferencias al escribir y ahora te pregunto qué es lo que te inspira para escribir cada obra. ¿Estás de acuerdo con la frase de Mario Vargas Llosa cuando dice: "El escritor no escoge sus temas. Son los temas los que le escogen"? ¿A ti te escogen los temas o tú los escoges a ellos como haces con los botones y los imperdibles? Contesta, por favor, y no te "encojas"...

P.L.M.—Totalmente de acuerdo con Mario Vargas. Creo que cada novela que un autor escribe es un tumor que habita en su cerebro y que necesita extirpar. La mayoría están ahí dentro desde tu infancia, creciendo, madurando, hasta que un día salen. Pueden estar ambientadas en la Guerra Civil, en el Oeste Americano o en la edad media, pero en esencia es la misma historia.

A.A.--- Pues, si son todas la misma historia ¿para qué seguir escribiendo? Sería una repetición innecesaria, digo yo. Tu tercera novela lleva como título "El último barco a América" (2011), en el que haces un cierto experimento literario en cuanto que utilizas un tema narrativo que está relacionado con el mundo de ultratumba y los aparecidos, siguiendo un poco la senda del realismo mágico, que supuso en los 70 una innovación en el género novelístico. Te comenté mi modesta opinión al respecto. ¿Crees que esa novela fue tu último experimento en el terreno del realismo mágico o quieres volver a intentar una nueva aventura al respecto? Si es así, tienes más valor que el Guerra, hijo mío...

P.L.M.-- ¿Experimento? Yo vivo en el realismo mágico. Para ello, no necesito leer a García Márquez; me basta con abrir la ventana de mi casa y asomarme a la calle. En mi pueblo, cuando alguien muere, sacamos un coche con un altavoz que va voceando el nombre del difunto; yo pago mi hipoteca vendiendo escapularios para neutralizar el mal de ojo; a una clienta de mi mercería la dejó embarazada un marciano…. No sé lo que es realismo ni lo que es magia.

A.A.--- La realidad es mágica a veces, pero la novela que escribiste no refleja la realidad que vives ¿o es que se te aparecen los muertos en la mercería? A lo mejor sí cuando te tomas unas cervezas "con". Todo es posible contigo, desde luego... Una pregunta más, ¿eres de los que primero piensan el argumento y después eligen el título, o a la inversa? Cela decía que sólo escribía cuando encontraba un título sugerente que le inspiraba la trama. A ver, a ver, Paquito, ¿lo tuyo es similar a lo de "primero la gallina y después el huevo" o, en tu caso, te importa el orden "un pimiento" porque al final siempre terminas haciéndote una primorosa tortillita con los huevos (los de la gallina claro), y te dejas de cavilaciones inútiles?

P.L.M.—A mí, al contrario que a Don Camilo, los títulos me cuesta mucho encontrarlos. En la mayoría de ocasiones, lleva meses concluido el manuscrito y aún sigo sin título. Hasta que no tengo el argumento, un esquema bastante completo de la novela, unos personajes definidos, una voz narrativa, un principio y un final… no me siento frente al ordenador a escribir la historia.

A.A.--
- Cada maestro tiene su librillo, y cada canción su estribillo. Y el orden de los factores no altera el producto. Y hablando del orden, ¿eres un escritor torrencial de los que se ponen a escribir y se olvidan del mundo, de comer, dormir y hasta de ir al baño; o eres de los que te ponen un límite de palabras, frases, páginas o tomos y cuando terminas de escribir lo que te habías propuesto, vas y te dices eso de "Con esto y un bizcocho bizcocho, hasta mañana a las ocho". hasta mañana a las ocho"?
hasta mañana a las ocho".

P.L.M.—Escribo a rachas. Cuando estoy entusiasmado con una historia saco el tiempo de debajo de las piedras para continuar escribiéndola. Pero jamás escribo sin pasión. Necesito enamorarme de la historia que voy a escribir para poder transmitir esa pasión al lector.

A.A.--- La pasión en la literatura es como el alcohol en la cerveza que le da la chispa y por eso al beberla se termina "achispado" y no se puede teorizar... Además de escribir, supongo que leerás mucho, como todo escritor que se precie. ¿Cuántos libros lees al mes? No te tires faroles que después te quejas de que gastas mucho en electricidad...

P.L.M.—No tantos como quisiera. Por falta de tiempo, se me quedan muchos libros que me apetecen un montón sin leer. Presento muchos libros de amigos y eso me obliga a leer bastantes títulos. No los cuento, pero más de cinco al mes, seguro.

A.A.--- No está mal, desde luego Y, puestos a preguntar, ¿cuando lees eliges temas o géneros acordes con lo que estás escribiendo en esos momentos, o prefieres cambiar de género, de tema y hasta de camisa (y de gayumbos y de calcetines y, si te dejaran, hasta de mujer) para no dejarte influenciar por las lecturas y tener la mente limpie y fresca y la ropa interior, también, a juego con los pinreles.

P.L.M.—Cuando uno está preparando una nueva historia siempre le apetece leer temas relacionados, autores con una voz narrativa que te inspiren… Cuando estás escribiendo todo lo que lees, lo que escuchas en el bar, lo que ves en el cine o en la tele… Cuando estás embarcado en una historia te conviertes en una esponja que todo o absorbe.

A.A.---
¡Ah, claro! Ahora comprendo lo de la esponja y lo de absorber, eso explica las varias cervezas que has "absorbido" para responder a este inocente cuestionario. Y hablando de escribir: ¿Hay algún libro que te haya propuesto escribir porque lo consideras ya el "libro de tu vida", y aún no te has puesto a ello porque se te va la inspiración, o te viene a rachas, o porque consideras que tienes cosas más urgentes que hacer y que aún no es el momento de ponerte manos a la obra? ¿O bien, piensas que si hay que echar manos a algo, primero se las echarías a la vecina "buenorra" que es un asunto prioritario?.

P.L.M.—Cada libro que encaro, lo considero el libro de mi vida…; le pongo toda la pasión, todas las ganas. Siempre intento contar al lector una buena historia y narrarla de la mejor manera que sé. Ahora mismo, no estoy escribiendo novela y la casa de al lado está vacía, sin vecina

A.A.--- Pues si no está la vecina "buenorra"que te inspire la pasión que necesitas, mal veo lo de escribir una novela a base de "absorber" cervezas "con". La cosa está "chunga". ¿A qué escritor te gustaría parecerte en su estilo y a cuál te espantaría y no lo harías ni aunque te lo mandara el médico? No te extrañe la pregunta, porque los médicos suelen mandar cosas bastante raras, por cierto.

P.L.M.--¡Admiro a tantos…! Pero procuro no parecerme a nadie en concreto, me esfuerzo por tener mi propia voz. Prefiero mi voz con sus disonancias, sus gallos, sus afonías a tener la voz de otro.

A.A.--- Lo comprendo, tener una voz prestada debe ser incómodo y poco grato. En cualquier momento te puede pedir que le devuelvas sus gallos, sus gallinas y hasta los gallinazos, como decía García Márquez. Y sigo preguntando: ¿Tu suscribirías la frase de Hemingway que dice "La papelera es el primer mueble en el estudio del escritor"? ¿Eres de los que corriges mucho o te da pena tirar a la papelera el fruto de tu esfuerzo intelectual -por decir algo-, y prefieres pensarlo mucho antes de tachar y corregir por eso de la vena de comerciante que tienes y el sentido del ahorro y la utilidad que es necesario en los negocios. "En papel se gasta un riñón tirando lo escrito a la papelera", te dices a ti mismo, mismamente?

P.L.M.—Te habrás dado cuenta de que mis libros son escuálidos, delgaditos. Cuando acabo de escribirlos son mucho más voluminosos, pero tengo tanto miedo a aburrir, a abusar de la predisposición del lector. Así que durante las revisiones le voy metiendo el hacha sin compasión, hasta dejar la novela en los huesos… Tengo varias papeleras alrededor de mi mesa de escribir.

A.A.--- O sea, que de ti se puede decir que vives o estás "empapelado". Y siguiendo con los papeles: Tu última novela -que no publicación-, es "Maldito chino" (2013) y como no la he leído ignoro si se refiere a un chino concreto al que le tienes tirria, o al colectivo de ciudadanos chinos que montan negocios en España y abren los siete días de la semana, las 24 horas y los 375 días del año (los chinos tienen otro calendario y como son tan trabajadores le han aumentado diez días porque los 365 le saben a poco). Esto a ti, como comerciante español y con horarios más laxos, te debe chinchar mogollón. Esperamos expectantes tus explicaciones al respecto, empezando por los chinos que lean esto y que empezarán a estar un tanto "mosqueados" y con razón...

P.L.M.—Que sepas querida Ana que hay chinos que han leído la novela y hasta he dedicado ejemplares a algunos de ellos. La novela se abre con una advertencia de que puede herir la sensibilidad de los ciudadanos chinos, pero también la de otros 63 colectivos entre los que se encuentran sacerdotes, políticos de izquierda, guardias civiles, musulmanes, clientes de El Corte Inglés, fascistas, merceros, murcianos, detractores de la obra de Arturo Pérez-Reverte, entre otros. El licenciado Beltrán, protagonista de la novela, sospecha que la desaparición de su perro chihuahua está relacionada con el restaurante de comida asiática que acaba de abrir un chino de nombre Chu-lin en los bajos de su edificio.

A.A.--- Es decir, que al perro se lo comían los clientes sin darse cuenta, por esa leyenda urbana de que no hay ciudadanos chinos enterrados en los cementerios españoles y eso mosquea que no veas... Y hablando de mosqueos ¿Qué piensas de los premios literarios comerciales -dejando aparte a los institucionales por el conjunto de la obra de un escritor, como son el Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras o el Nobel-, que premian una obra concreta? La mayoría de las ocasiones está demostrado que el premio se da por presión de los agentes literarios y sus contactos en las editoriales, y eso evidencia que muchos autores han escrito la obra premiada por encargo para dicho certamen y presentada después de finalizar el plazo de recepción de originales, bajo promesa de que se llevarán el premio. Lo cual explica que cuando dejan de tener agente literario, se acabaron los premios, teniendo la misma supuesta calidad literaria el escritor de turno que tenía cuando era premiado y tenía agente.

P.L.M.—Los premios hacen visible una obra; forman parte de la promoción comercial de una editorial. A mí me parece bien que existan.

A.A.--- Sí a todos nos parece bien que existan, pero que sean premios no dados a obras creadas al efecto como simple proceso de marketing como suelen serlo. Y si los premios lo dan las editoriales con ánimos puramente comerciales para asegurarse la venta de una determinada obra que cubra las pérdidas causadas por la bajada generalizada de las ventas de libros. ¿Por qué no espera cada editorial y da el premio a la obra que haya publicado y que sea la más vendida de la temporada anterior? De esta forma, lectores y editores estarán por una vez de acuerdo que ya va siendo hora. ¿Opinas igual o tienes que disentir como siempre y para no perder la costumbre porque eres muy tuyo -?

P.L.M.—Claro que disiento. Lo que propones es anticomercial: una obra que se ha vendido muy bien, no necesita de empujones…; es más lógico empujar a otra obra menos visible.

A.A.-- Se vendería aún más, por el premio recibido, Si no se está premiando a una menos visible e igual de mala que la anterior y la siguiente si se dan de esa manera a obra y autor elegidos de antemano, sin que tenga en cuenta la calidad literaria en sí, sino la promoción de las ventas. El Premio de los Libreros, entre otros, premia justamente a un libro de entre los más vendidos el año anterior.. Por lo que reconoces, implícitamente, que los premios son meras campañas de mercadotecnia y no tienen relación con la calidad de la obra. Y ya que hablamos de premios literarios, dime tu opinión sobre el último Premio Cervantes 2014, Juan Goytisolo. ¿Lo has leído y, si es así, dime qué te parece su obra en general y cuál de sus títulos es tu favorito? No, no salgas disparado a coger la enciclopedia para ver de qué va el bueno de Goytisolo y cuáles son sus obras. Di lo que tú opinas, si es que opinas algo y no te ha pasado con Goytisolo como con el Quijote.

P.L.M.—La verdad, he leído poco a Juan Goytisolo…, si acaso extractos de su obra.

A.A.--- Estamos en la sociedad de los extractos, los resúmenes, las notas y los fragmentos. La cultura es así tan fragmentaria y volátil como la memoria RAM de los ordenadores..Y hablando de escritores y sus obras, cuando eliges un libro para leer, ¿qué buscas en él amenidad, emoción, que te haga reflexionar, que tenga suspense y un cierto morbo, que te haga reír y pasar el rato simplemente? Responde como lector que después lo harás como escritor, y eso ya tiene "miga", pero "miga".

P.L.M.—Cuando me acerco a un libro, siempre busco que me cuente una buena historia y que me la cuente bien…. Me encantan esos libros que provocan en mí un deseo irrefrenable de seguir leyéndolos, de estar deseando llegar a casa, tumbarte en el sofá y continuar leyendo… Me encanta cuando un libro lo consigue.

A.A.--- Y a mi encanta que te encante. Y ahora viene la preguntita: ¿Cuando escribes qué deseas que el lector halle en tus libros entre las opciones anteriores? ¿Todas, ninguna, o ni tú mismo sabes lo que buscas como lector como para saber lo que intentas cuando escribes? Y a esta altura del cuestionario estás ya para pocos trotes...

P.L.M.—Tengo mucho respeto a los lectores. Alguien que se gasta su dinero en un libro tuyo y, aún más importante, que te dedica unas horas muy valiosas de tu vida, merece todo el respeto y toda la dedicación. Por ello siempre intento narrarle una buena hcistoria y escribirla de la mejor forma que soy capaz de hacerlo.

A.A.--- ¡Claro!, por respecto a los lectores y a los editores, porque si no vendes no vuelven a publicarte. Ellos entienden mucho de respeto a sus cuentas corrientes. Y ahora cambiamos de tercio, porque creo que te queda poco "fuelle" después de responder las preguntas anteriores ¿cuál es la pregunta que más detestas de todas las que te hayan hecho en las entrevistas que has realizado? Ya sabes, preclaro amigo, que las preguntas que más irritan son las que más definen a quien las contesta, si es que lo hace, y también si sale por la tangente con eso tan sufrido de "No sé. No contesto".

P.L.M.—La verdad, no recuerdo ninguna pregunta tan impertinente como para no responderla.

A.A.---
Tu respuesta puede ser entendida como una evasiva a responder, o sea. Bueno, sigamos con el cuestionario. Tú has publicado colecciones de relatos como es "La pistola de Hilarito (y otras historias que me narraron" y el libro de relatos de viajes "Recuerdos de Lisboa" (2011). ¿Consideras que el relato es más difícil que la novela o no, y que es casi un género menor -a pesar de los grandes maestros que lo escribieron como Borges, Bloy Casares, Cortázar, etc.-, por lo que ha estado subestimado hasta su reciente resurgimiento en estos años? Paquito, "dimeeee túúú", qué opinas de esta cuestión que, aun pareciendo un tema "menor", es primordial para la literatura y los literatos serios como nosotros ya que nos quita el sueño porque volvemos siempre al dilema del huevo y la gallina, ya que tiene mandanga el tema.

P.L.M.—Hay grandes escritores que sólo han escrito o, al menos, publicado, relato corto… y ante ellos me quito el sombrero. Pero afirmar que es un género más difícil que la novela me parece una gilipollez. Yo he escrito novela y relato y son formas completamente distintas de enfrentarse a una historia. Yo siempre digo que el relato es a la novela lo que la fotografía al cine. Y hay fotografías extraordinarias…

A.A.--- Pues algo así afirmó Cortázar, al decir que "La novela se gana por puntos y el relato por K.O." Lo que es lo mismo que decir que la novela puede tener momentos más o menos flojos, pero la corta extensión de relato no lo permite. Y Cortázar no era sospechoso de decir gilipolleces. Otra preguntita inocente: ¿Qué futuro le ves a la novela, a la que siempre dicen los agoreros -Tom Wolf, Enrique Vila-Matas, entre otros muchos- que le queda menos tiempo que a un caramelo a la puerta de un colegio porque la novela, como tal género, está dando sus últimas boqueadas? Esto me recuerda a la sempiterna crisis del teatro de la que ya se hablaba en tiempos de Lope de Vega, y ahí sigue en pie y con las botas puestas, aunque con el bolsillo más vacío, todo hay que decirlo.

P.L.M.-- La novela está tan viva como siempre, con la misma energía que en XIX, con el mismo futuro que cuando Cervantes escribió el Quijote. Sin ir más lejos, en España se siguen publicando cientos de novelas cada día…, y algunas de ellas muy buenas. La novela es un género que se sigue reinventando cada día…

A.A.--- Tienes razón. algunas de las muchas novelas publicadas son muy buenas, sólo algunas y se publican tantas...Para que no nos den las tantas, sigamos con las preguntitas. Tú eres de Molina del Segura (Murcia) y te gusta hablar de tu tierra y de sus gentes en tus escritos, lo cual te honra. Como natural de allí que eres, ¿cuáles son las cinco virtudes principales de tu tierra natal? Aprovecha ahora para expresarte que pronto empiezan a nombrar pregoneros para las fiestas patronales en toda España y es bueno hacer méritos con tiempo, hombre.

P.L.M.—Voy a contestar, pero no por hacer méritos. Resulta que ya tuve el honor de ser pregonero de la fiestas de mi pueblo en el 2013, algo que me hizo mucha ilusión. Soy poco nacionalista y me fijo poco en esas supuestas virtudes que nos distinguen y nos hacen ser mejores a los de mi pueblo que el resto de españoles. Te diré que no noté demasiado la envidia cuando me nombraron pregonero de las fiestas, ni tampoco escuché muchas críticas cuando acabé el pregón sin dar vivas a la patrona, por primera vez en la historia. Pero si quieres te enumero cinco virtudes: 1-Tenemos el porcentaje más alto de escritores publicando en editoriales de rango nacional de toda España (sin duda, por efecto del Meteorito que cayó en 1858). 2-Por nuestras calles pasean las mujeres más hermosas del país; tenemos una larga tradición de mises (otro efecto del Meteorito). 3-En algunos de nuestro bares se hornea el mejor pulpo del país (se está estudiando la relación con el Meteorito). 4-Somos el pueblo con mayor número de vocaciones religiosas de toda la Cristiandad. Molina de Segura es conocida como el Pequeño Vaticano (sin duda, fue Dios quien nos lanzó desde el cielo el Meteorito). 5-No sé si será una virtud, pero somos un pueblo de navaja fácil; este es uno de los lugares de España donde más posibilidades tienes de morir asesinado. Es rara la semana que no salimos en el telediario (hay días que los efectos del Meteorito nos trastorna)

A.A.--- Desde luego, el meteorito tiene mandanga y la culpa de todo como el Gobierno...No podía faltar la pregunta contraria -a ti te encanta llevar la ídem siempre-. por lo que, a tu juicio, ¿cuáles son los cincos defectos principales que le encuentras a tu tierra y a sus gentes? Todo dicho con el mayor respeto y cautela, por si las moscas, y por si te lee el alcalde o el concejal de festejos, lo que sería mucho peor...

P.L.M.—Sin duda, lo peor de mi pueblo son los efectos provocados en la población por el Meteorito: el que somos demasiados escritores dándonos codazos, el que hay demasiadas mujeres hermosas provocando continuas disputas, el que hay demasiados frailes intentando bendecirnos y el que se produzcan demasiados asesinatos por los motivos anteriores… En el pecado llevamos la penitencia.

A.A.--- La penitencia y la faca en la faltriquera, desde luego. Estamos llegando casi a la meta, y te veo ya con la lengua fuera y a punto de desmayarte después de tantas preguntas. Termino con una pregunta facilita para no tener que llamar al Samur. ¿La literatura y el oficio de escritor qué papel juega en tu vida? ¿Serías capaz de poder vivir sin escribir? Rainer María Rilke decía una frase que también repetía Sartre: "Si eres capaz de vivir sin escribir, no escribas". ¿La suscribes? al decir vivir, sabes que me refiero a "sentirte vivo", no a estarlo sólo biológicamente, o a conseguir "vivir de la literatura", económicamente hablando, Lo primero sería sobrevivir nada más; lo segundo, es aspirar a convertirse en un mercenario de la literatura. Ya lo dijo George Bernard Shaw: "Aunque soy hombre de letras, no debéis suponer que no haya intentado ganarme la vida honradamente".

P.L.M.—Mi amigo Pablo de Aguilar, cuando escucha a alguien decir que para él “escribir es tan necesario como respirar”, le propone que haga un esfuerzo y permanezca diez minutos sin escribir… Después, le pide que haga otro esfuerzo y aguante otros diez minutos sin respirar… Supongo que algún día dejaré de escribir porque no me apetezca, hasta hace sólo doce años no lo hacía. Entonces haré otras cosas, la vida está llena de cosas tan maravillosas como es el escribir (que es algo fantástico).

A.A.--- Tu amigo tiene mucha guasa y pocas ganas de escribir, desde luego. También hay gente que no piensan en días y no se mueren y no dejan de respirar por ello. Tengo que reconocer que tienes un sentido pragmático muy acusado. Muchas gracias, Paco, por tu paciencia y por haber contestado a estas cincuentas preguntas sin que se te despeinara el flequillo. Espero que te lo hayas pasado tan bien respondiendo como yo lo he pasado preguntándote y que los lectores también se diviertan. El ser escritor es cosa seria, lo que no está reñido con el humor, la ironía y la broma, pero siempre desde el mayor respeto a la literatura y a los escritores, y la mayor pasión por esta vocación a la que servimos. Espero que te hayan quedado ganas de hacer más entrevistas y de seguir escribiendo y formando parte de este apasionante mundo literario en el que todo es posible hasta hacer una entrevista indiscreta en la que las preguntas pueden serlo, pero nunca las respuestas, como dice el conocido refrán. Gracias y hasta siempre. a ti, y a los lectores por su atención y paciencia.

P.L.M.--¿Ya está…? Muchas gracias a ti por el tono y muchas gracias a los lectores por su aguante.

 

 

Paco López Mengual

Paco López Mengual, nació en Molina de Segura (Murcia) a finales de 1962. Tras concluir sus estudios universitarios –estudió Magisterio- se incorporó al negocio familiar que actualmente regenta .

Autor tardío, no comenzó a escribir ficción hasta cumplidos los cuarenta años. Hasta la fecha ha publicado cuatro novelas, La memoria del barro (Las cuatro y diez, 2005) y El mapa de un crimen (Maeva, 2009). , El último barco a América (Temas de Hoy –Novela-). Maldito Chino,(Círculo Rojo, 2013).

Su incursión en el género del cuento infantil se puede leer en la serie Dibújame un cuento I y II.

Durante varios meses de 2009 y 2010, Paco López Mengual mantuvo una columna semanal en la edición regional de Murcia del diario La Razón.

Desde comienzos del curso académico 2010, colabora con la Universidad norteamericana Arcadia, de la ciudad de Filadelfia, en el estado de Pensilvania. Los alumnos de Hispánicas y Estudios Internacionales de esta Universidad leen y trabajan en castellano textos del autor murciano, escritos en genero epistolar y reunidos bajo el título genérico de Cartas a la profesora Jojo.

 

 

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