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Protagonistas de la Historia
Los nazis no se escaparon solos
LOS NAZIS NO SE ESCAPARON SOLOS TRAS LA II GUERRA MUNDIAL
Los aliados juzgaron a alguno de los altos cargos nazis, pero la mayoría no se escondió ni cambió siquiera de nombre, cuenta Javier Moncayo, sino que se fue a casa, se quitó el uniforme y siguió haciendo su vida. Los aliados se vieron en la necesidad de hacer un cierre en falso más político que judicial. El número de condenas entre los juicios de Núremberg y otros de 1953 apenas llegaron a 5.000 aparte de los que la URSS enviaron a Siberia extrajudicialmente. Se calcula que quedaron impunes unos 100.000 reponsables del Holocausto.
Con el paso del tiempo intentaron asimilarlos en la vida diaria, pero poco después los judíos, especialmente Wiesenthal, los judíos de Palestina, movidos por la sed de venganza, iniciaron la búsqueda, y por otro lado la Brigada Judía del Ejército Británico, con ayuda de las informaciones de los supervivientes de los campos, empezaron a aplicar la justicia por su cuenta con decenas de nazis sobretodo a partir de la creación del Estado de Israel. Fue precisamente el Haganah el que encontró en Argentina a Eichmann, aunque no pudo hacerlo con Mengele.
Hoy se pone en duda la existencia de Odessa tal y como la conocimos en la famosa película, pero se sabe que existieron otras como “la de los monasterios”, conocida también como “la de las ratas”, en la que tuvo mucha importancia el obispo austríaco Alois Hudal y la Cruz Roja, en este caso de forma inconsciente.
Se calcula que esta ruta, creada en Estrasburgo por los conjurados de la Maison Rouge, contó en Roma con la “Pontificia Comisión de Asistencia”(PCA), a la que Pio XII concedió la competencia exclusiva en cuanto a prisioneros y refugiados de guerra. El obispo Alois Hudal, de conocida ideología nacionalista y antisemita, fue el jefe de la sección austriaca y rector de un colegio alemán en Roma.
Se calcula que gracias a esta ruta pudo huir el médico Josep Mengele, que tras pasar tres años escondido en Baviera, paso por la ruta de las ratas y después siguió hasta Iberoamerica, Argentina primero y Paraguay después, donde mantuvo su ideología muchos años ayudado por otros nazis y continuando sus investigaciones de los campos como los gemelos.
Por la llamada “ruta de los monasterios” pasaron también, según Steinacher y Walters, que llegaron a Italia muchos nazis, ayudados por pequeños grupos o individuos alemanes y austríacos afines ideológicamente. En Roma los nazis huidos eran acogidos por la ”Oficina de la Iglesia católica austríaca” en Roma, dirigida por el obispo Alois Hudal y salieron de Génova con pasaportes expedidos por la Cruz Roja.
De la ruta de los monasterios se beneficiaron muchos, entre los que figura Karl Adolf Eichmann, director responsable de la conocida como “Solución final”. Hecho prisionero por los estadounidenses con identidad falsa, pudo escapar y se mantuvo trabajando en los bosques como leñador, aunque se dice que se había ocultado en un monasterio alemán de monjes católicos croatas. Conocedor de las ayudas existentes consiguió llegar a Italia, donde un monje franciscano de Genova le proporcionó un pasaporte de refugiado junto con un visado para Argentina. En el barco que tomó en Génova era el mismo en el que había tomado dos años antes Martin Bormann.
Klaus Barbie Altman, que llegó a comandar el Departamento IV de la Gestapo de la ciudad de Lyon, fue juzgado al terminar la guerra por el tribunal de esta ciudad y encontrado culpable por el asesinato de 4531 personas, por el envio a los campos de la muerte de 7591 judíos, así como la detención de más de 14.000 de miembros de la Resistencia Francesa. Detenido por los estadounidenses, a quienes convenció de su posible utilidad, huyó cuando cambiaron de opinión y con ayuda católica, tomó en Ganova el vapor “Corrientes“ con destino a Buenos Aires con su mujer y su hijo. Vivió en Argentina y Bolivia hasta años después cuando fue extraditado a Francia y finalmente juzgado y condenado a cadena perpetua.
Otro de los fugados nazis fue el famoso Martin Ludwig Bormann, que llegó a ser Secretario General del Partido nazi. Huyó pero fue juzgado en Nuremberg “en ausencia”. Fue buscado a fondo pero sin resultado y su huida fue asociada al uso de los itinerarios de la “ruta de las ratas”.
La lista continua con Heinrich “GESTAPO” Muller, que llegó a ser jefe de esta organización y, tras haber visitado el bunker de la cancillería tres días antes de la muerte de Hitler, preparó su huida destruyendo pruebas y preparando otras, hasta el punto de simular su propia tumba, en la que más tarde se demostró que no estaban sus restos. En su fuga, en la que estuvo acompañado por su asistente, cruzó la frontera austriaca por el Tirol y tomó luego la “Ruta de los monasterios” o “Ruta de las ratas”, que le llevó a Italia, donde se escondieron en un monasterio católico croata. Su pista se perdió, pero se cree que partió a Argentina.
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Javier Juarez publicó en el libro “La guarida del lobo”, una investigación en la que plantea que mientras en Europa tenían lugar los juicios de Nuremberg , un numeroso grupo no apresado intentaba huir para no ser juzgados y que en España encontraron muchos un refugio con su propio nombre u otro adoptado. En España al parecer se establecieron Otto Skorzeny, Leon Degrelle, Walter Kutschmann, Gerard Bremmer, Pierre Daye, Horia Sima, Maks Luburic, Charles Lesca o Carlos Fuldner.
Juarez plantea que a partir de 1945 España luchó por olvidar sus conexiones con el bando del Eje mientras “por la puerta de atrás” seguía ayudando a los prófugos de los regímenes fascistas amigos. El libro intenta también retratar la sociedad española que acogió a los nazis.
Por su parte el historiador hispanon-alemán Carlos Collado en el libro “España refugio nazi” plantea también la situación económica en España cuando fue baluarte de la economía del Reich, a la que había abastecido de materias primas como mineral de hierro, molibdeno, espato y wolframio. Cuando llega la caída del III Reich, los aliados exigen la “desnazificación” de España y se puso en marcha la Operación Savehaven cuyo objetivo no fue solamente repatriar a los nazis considerados como peligrosos sino también neutralizar el peligro de los bienes alemanes en España.
Cifras de 1942 ponen de manifiesto que el capital alemán controlaba directa o indirectamente más de 900 de las 4.800 empresas registradas en España y se sabe que en estas fechas los datos aduaneros muestran que España fue un puente de paso para Sudamérica, Africa o Estados Unidos.
Las presiones con los aliados fueron mutuas pero siempre salían a colación otras reclamaciones españolas sobre los republicanos que estaban en Francia, por lo que las negociaciones fueron siempre muy lentas. Oscar Lange, delegado en Polonia en el Consejo de Seguridad, presentó un informe que afirmaba que el gobierno de Madrid había otorgado pasaporte español a 2.000 agentes de la Gestapo a los que había proporcionado empleo como policías en los servicios de seguridad.
Desde el verano de 1944 tuvo lugar la entrada de enormes sumas de dinero procedentes de Alemania camufladas como compra de mercancías o comercio de oro y piedras preciosas y existían decenas de empresas vinculadas a Alemania como el consorcio Sofindus. Los aliados estimaron en 700 millones el valor de las empresas en 1948 pero el conjunto no paso de 6,5 y cuando en 1950 se llegó a un acuerdo sobre 100 de las 118 empresas, cuarenta de ellas habían sido vendidas. Cuando la República Federal se incorporó al bloque occidental los alemanes pudieron readquirir los bienes aún no enajenados.
Samuel Hoare, embajador británico en Madrid, envió un informe a su ministro Eden advirtiendo que estaban entrando en España en 1943 y posteriormente otro el año siguiente y que muchos adquirían bienes. Describía también las rutas de entrada como la de Lufthansa entre Berlin y Barcelona, que se suprimió en 1945 y la de la frontera portuguesa como pasajes entre Marsella a Lisboa y luego entrar a España por Estremadura o Andalucia.
Se instó a Franco para que lo impidiera pero contestó que no había ningún criminal nazi importante en España, pero la situación cambió cuando llegó en avión la hermana de Clareta Petacci, la amante de Mussolini, y poco después Pierre Laval y Leon Degrelle. Las protestas generadas provocaron la devolución de Laval que fue ejecutado tras haber pasado en España varios meses como invitado, pero Degrelle no fue entregado.
Se ejecutaron entonces unas listas con 1.857 nombres que debían ser extraditados, pero se tardó mucho y al final no figuraban en ellas ninguno de los nazis importantes y podían ser excluídos con una recomendación, una pequeña dolencia o su participación en la Legión Cóndor, lo que permitió que no entraran en ella antiguos jefes de la Gestapo como Ernst Hammes o Georg Vey-Baehr.
Hubo después y ante la avalancha de alemanes que seguían entrando un mercado negro de pasaportes y la creación de la llamada “Operación Ogro”, creada para ofrecer auxilio a los nacionalistas huidos que recibían papeles, trabajo y pasaportes gracias a sus contactos con la Falange, que perdió su poder poco después.
A pesar de todo, las autoridades españolas continuaron protegiendo a los personajes que consideraban de valor especial para el país.
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En Madrid existió una ruta que empezaron a preparar los oficiales de las SS en 1944 y que poco más tarde se trasladó a Buenos Aires. Se calcula que por esta red llegaron a Buenos Aires hasta 800 miembros de las SS y funcionarios nazis.
Simón Samuels, responsable entonces de la persecución, proporcionó el año 1997 a José María Aznar una lista con los nombres de cinco nazis reclamados por los países de las víctimas con sus direcciones, pero siete años después dos habían muerto y tres seguían disfrutando de su retiro en España.
Se trataba de Heribert Ferdinan Heim, doctor del campo de Mauthausen, y conocido como “el banderillero de Mauthausen” que al parecer murió con nombre falso en Calpe.
Alois Brunner, número dos del responsable de la deportación de judíos a los campos. Se le considera responsable de la muerte de 130.000 judíos
El conde von Plettenberg, oficial de la Luftwaffe, fue descubierto porque cobraba la pensión en España en una urbanización de la costa del Sol
Hauke Pattist, cabecilla de las SS en Holanda, que permaneció más de 45 años en España, muchos de ellos en Oviedo, casado con una española de la que tuvo cinco hijos. Murió el año 2001 con ochenta años. Vivió en el anonimato hasta que el año 1978 Simón Wiesenthal dio con su paradero. Fue detenido pero sólo pasó 12 días en prisión.
Otto Remer, jefe de seguridad de Hitler,vivió varios años en Marbella, donde murió en 1997 a los 85 años.
Por ello España figura el año 2003 en el penúltimo lugar en el informe anual que elabora el Centro Wiesenthal sobre la colaboración de los gobiernos con la entidad.
La emperatriz Isabel
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La emperatriz Isabel
LA EMPERATRIZ ISABEL
NIETA DE LOS REYES CATOLICOS NACIDA EN EL REINO DE PORTUGAL
CASÓ CON SU PRIMO CARLOS V Y LE SUSTITUIA EN EL GOBIERNO CUANDO EL EMPERADOR SE AUSENTABA.
ERA SEGÚN LOS CUADROS (TIZIANO, JOOS VAN CLEVE…..) BELLISIMA
Laura López-Ayllón
Nacida princesa de Portugal el 25 de octubre de 1503, Isabel fue la primogénita de Manuel de Portugal y de su segunda esposa María, hermana de la primera Isabel, ambas hijas de Isabel y Fernando y princesas por tanto de Castilla y Aragón. En ella confluían por tanto las dos casas de Avis y de Trastámara.
Isabel, que fue considerada la reina más guapa de Europa, contaba con una gran dote que Carlos de Gante necesitaba y en 1525 se establecieron las capitulaciones entre su tío Juan III y su primo, el futuro Emperador, que fueron firmadas en Torres Novas primero y una semana más tarde en Toledo. La novia aportaba 900.000 doblas de oro castellanas, es decir cada pieza 9,12 gramos cada pieza. Carlos a su vez entregaría a Isabel otras 30.000 doblas como arras y se establecía para Isabel 40.00 doblas y poco después otras 1.000.
De los retratos pintados entre otros por Tiziano y la escultura Pompeyo Leoni se puede ver que era una belleza llena de equilibrio con rostro anguloso, frente alta, nariz fina y ojos suavemente rasgados.
Su primera conversación tuvo lugar en el “español” que manejaba Carlos V ya que ella no hablaba francés, lengua materna de Carlos, y el novio no conocía el portugués, el idioma en el que ella había sido educada. En su boda se exhibieron las sábanas con sangre, costumbre que no desapareció en España hasta el siglo XVIII.
La boda se celebró por poderes en octubre y la pareja se encontró en Sevilla en el siguiente mes de marzo, desde donde fueron a pasar la luna de miel a Granada Al parecer la pareja se enamoró al conocerse y permanecieron así durante los 13 años que duró su matrimonio, en el que se consiguieron tres hijos –Felipe II, Juana(fundadora de las Descalzas Reales) y María- y algunos abortos. En el último parto de 1539 la Emperatriz falleció en Toledo de sobreparto de un hijo el año 1539.
Llama la atención su buen conocimiento para organizar los partos, atendida por la reputada comadrona Quirce de Toledo y su dama Leonor de Mascarenhas, y con asistencia, discreta, de algunos miembros de la corte como era costumbre en la corte española desde la sospecha de cambiazo que se tuvo en el nacimiento de Pedro I el Cruel. Se recuerda mucho que ordenó bajar la luz de los candelabros y que su cara fuera tapada para que no pudieran ver su dolor y nadie ni la vio ni la oyó. En cualquier caso, Isabel tuvo siempre mucho riesgo en sus partos y abortos, pues le acometían con frecuencia malignas calenturas de postparto y esa fue la causa de su muerte a los 36 años en el nacimiento de su sexto hijo.
A su muerte no estaban presentes ni el Emperador ni su hijo Felipe, que no llegaron a tiempo, pero Carlos V fue muy afectado y tuvo que retirarse al monasterio de la Sisla en Toledo.
Su cuidado en la educación de sus hijos, le hizo proponer como preceptor de su hijo a Martín Siliceo, y en su corte mantuvo el contacto con personas del mundo de la cultura a los que casó con damas de la corte, caso del gran poeta Garcilaso, el introductor de la poesía renacentista en España, Juan Boscán, o el que luego se convertiría en santo Francisco de Borja, buen cortesano y famoso en la corte por su capacidad de tocar el órgano.
Su excelente forma de vestir contribuyó a que España se pusiera de moda y a que los comerciantes europeos cruzaran los Pirineos para comprar aquí telas y vestidos y a que las reinas de la cortes europeas vistieran a la moda española.
Destacó su formación hasta el punto de que se ocupó de los asuntos del reino en los cinco periodos en que el Emperador se lo encomendó por estar ausente, lo que no era corriente. Además, conforme se dio cuenta de su valía le fue encomendando cada vez más.
Fue un autentica Emperatriz y se considera que fue ella la que acercó a Carlos V a la cultura española.
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