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Umberto Eco, una figura del Renacimiento

Umberto Eco, escritor, filósofo y semiólogo.

Umberto Eco, una figura del Renacimiento

Ana Alejandre

Por la reciente muerte de Umberto Eco (Alessandria, Piamonte, 1932 - Milán, 2016), acaecida el pasado día 19 de febrero, el mundo de la cultura no sólo italiano, sino mundial, ha perdido una de las figuras más importantes del pensamiento occidental en su calidad de filósofo, semiólogo, escritor con una extensa obra de ensayo de estética medieval, linguística, filosófica y narrativa. Experto conocedor del mundo de la comunicación y profesor universitario, representa una figura imprescindible de la cultura del siglo XX que contribuyó de forma notoria a modernizar la cultura italiana contemporánea con sus ricas aportaciones en los diversos campos en los que fue una figura destacada.

Umberto Eco nació en Alessandría, en 1932, en la región de Piamonte. Se doctoró en Filosofía en 1954, en Turín, capital piamontesa, con una tesis que versaba sobre la estética de Santo Tomás de Aquino, figura que le interesó desde que conoció su obra, la que le hizo adentrarse en el estudio de la filosofía tomista y cultura medieval, labor que ha continuado a lo largo de su vida.

Es de destacar su obra ensayística, la más numerosa en su producción literaria, en la que se pueden encontrar títulos como "Opero aperta" (1962), que es un análisis de textos literarios teniendo como punto de partida el "Ulises" de Joyce. Esta obra tuvo una gran resonancia y, a su vez, se erige en uno de los manifiestos de la neovanguardia que surgirá al año siguiente con el llamado Grupo 63. A esta obra le sigue "Diario mínimo" (1963) que comprende varios ensayos entre los que destaca "Fenomenología de Mike Bongiorno".Su obra de novelística cuenta con títulos de tanto éxito como son "El nombre de la rosa" (1980), novela con trasfondo histórico y encuadrada en el género policiaco,.en cuanto que narra la investigación de unos crímenes, ocurridos en una abadía medieval italiana, por parte de un monje inglés llamada Guillermo de Baskerville que termina por descubrir al autor de los asesinatos. Hay en esta novela cierta influencia de Jorge Luís Borges que inspira a Umberto Eco el personaje del bibliotecario ciego. Esta es una obra en la que aparecen reflejados sus profundos conocimientos de la cultura medieval. Novela que ha sido traducida a más de cien idiomas y de la que se ha vendido más de cuarenta millones de ejemplares. A esta novela le siguió "El péndulo de Foucault" (1988). En esta obra Umberto Eco recrea la tradición hermética, ocultista y masónica y con ello crea una metáfora de la irracionalidad humana que sigue manifestándose en nuestros días en los grupos terroristas y, de igual manera, en las diversas mafias económicas de todo tipo. Esta obra fue traducida y vendida en todo el mundo; pero, a pesar de su enorme difusión, no llegó a tener igual acogida por parte de la crítica y el público, lo que también le sucedió a sus obras siguientes como fue el título La isla del día antes (1994) y novelas sucesivas que no obtuvieron el mismo éxito de la célebre "El nombre de la rosa".

Desde 1971 ejerció su cátedra de Semiotica en la Universidad de Bolonia, aunque había iniciado su labor docente en 1961 en varias universidades italianas de las ciudades de Turín, Milán y Florencia hasta llegar a Bolonia, en 1975, ya en su calidad de catedrático. También creó la Escuela Superior de Estudios Humanísticos.

Se pueden distinguir dos principios fundamentales en la rica obra de Umberto Eco que se podría, definir, el primero de ellos, como la aceptación de que todo concepto filosófico, expresión artística y cualquier manifestación cultural, sean del tipo que fueren, deben situarse y circunscribirse al momento histórico y al ámbito cultural en el que se producen; y el segundo, es la necesidad de crear un único método de análisis, basado en la teoría semiótica, método que sirva para interpretar cualquier manifestación cultural como un mero acto de comunicación, siempre regido por códigos, lo que significa que eso rechaza de plano cualquier tipo de interpretación idealista o metafísica.

Por todo ello, se comprende los múltiples aspectos que analiza Umberto Eco en su prolífica obra y que van desde la vanguardia artística como hace en "Obra abierta" (1962), ya mencionada, hasta el fenómeno de la cultura de masas que realiza en títulos como "Apocalípticos e integrados" (1964) o en "El superhombre de masas" (1976). También hay que destacar su interés por la relación intrínseca entre la cultura de masas y la dictadura que hizo en la obra "Cinco escritos morales" (1997).

Trató también de sistematizar la teoría semiótica lo que hizo especialmente en el "Tratado de semiótica general" (1975), obra que ofrece una teoría de los códigos y una tipología de las formas de producción de los elementos sígnicos (perteneciente o relativo al signo; así como objeto, fenómeno o acción material).

Eco, siempre atento a las manifestaciones culturales de nuestra época, en pleno auge del estructuralismo, escribió en abierta oposición a una concepción meramente ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales, sus obras "La estructura ausente" (1968) y "Lector en fábula" (1979), a modo de continuación de la primera, siendo esta última obra la afirmación de que la comprensión y análisis de un texto dependen más de la complicidad interpretativa entre el autor y el lector que de la creación determinante de unas estructuras subyacentes fijadas de antemano y valederas siempre.

No hay que pensar por ello que la coherencia y rigor en el pensamiento de Eco fuera rígida e inamovible; pues, como todo pensador, sometía a un continuo análisis sus conclusiones previas ya expuestas en algunas obras, las que, después, fueron modificadas en el tiempo por él mismo, en una serie de artículos escritos para la Enciclopedia Enaud y, más tarde, publicados en su obra "Semiótica y filosofía del lenguaje" (1984). Entre los conceptos modificados, fue uno de ellos, el signo, especialmente, sustituido por otro que le hizo pasar del modelo fijo y determinado a otro que ya no le considera una equivalencia fija, establecida por el código que existe entre expresión y contenido, sino que deviene de la inferencia (inferencia es una evaluación que realiza la mente entre proposiciones) de la dinámica de las simiosis (la simiosis es cualquier forma de actividad, conducta o proceso que involucre signos, incluyendo la creación de un significado).

Una característica de Eco, que manifestó constantemente en su obra, fue su insaciable curiosidad y su autoexigencia de rigor y precisión, lo que le hacía rechazar la improvisación. Ese interés general por entender la época y sociedad en los que le tocó vivir, le llevó a involucrarse en la vida cultural y política italiana en las últimas seis décadas. Esa actividad política le llevó a oponerse enérgicamente a Berlusconi de forma constante e irreductible.

Fue el primer escritor en Italia en escribir de la comunicación de masas, basándose para teorizar en una experiencia concreta. Ganó por oposición una plaza en la RAI, en 1954, y comenzó escribiendo textos en la secretaría artística. Esto fue el impulso inicial que le hizo interesarse por una gran variedad de campos del conocimiento, lo que hizo que el diario La República", en el que Eco colaboró asiduamente durante años, escribió el día de su muerte: «Muere Umberto Eco, el hombre que sabía todo».

A Umberto Eco se le considera el fundador de la semiología italiana. Fundó "Versus – Cuadernos de estudios semióticos", en 1971, una de las revistas más importantes de semiótica; y, en 1975, publicó "Tratado de semiótica general", en 1975, que es un texto considerado clásico en muchas de las más importantes universidades del mundo.

Su último libro, "Número cero" fue publicado en 2015, obra que narra la vida en la redacción imaginaria de un periódico del que se intenta publicar su número cero, y de ahí le viene el título. Sátira mordaz y lúcida del periodismo contemporáneo y sus muchos límites y servidumbres, especialmente en esta época informatizada y dominada por el mundo virtual de internet. Umberto Eco no permaneció indiferente a la llamada de las redes, por lo que escribió también sobre el fenómeno de internet, haciendo una afirmación que levantó una fuerte polémica cuando dijo que "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces era rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles" (entrevista al diario La Stampa).

Apasionado amante de la lectura, Eco leía toda clase de libros, lo que resumía al decir: "Quien no lee, a los 70 años habrá vivido una sola vida. Quien lee habrá vivido 5000 años. La lectura es una inmortalidad de nuevo". Además de lector apasionado también era un bibliófilo que tenía en su poder ejemplares únicos y verdaderas joyas bibliográficas.

Entre sus numerosas distinciones hay que mencionar que fue nombrado Doctor honoris causa en numerosas universidades. Recibió numerosísimos premios tanto italianos como internacionales. Entre ellos destaca el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2000.

Sin duda alguna, Umberto Eco era el pensador que representaba con mayor nitidez el espíritu del intelectual universal y polifacético. Con él muere el hombre que, en los siglos XX y XXI, representó ser la última figura del Renacimiento.

El escritor Roberto Saviano publicó en Twitter un sencillo mensaje de despedida en el que citó las últimas palabras de  "En el nombre de la rosa""Nomina nuda tenemos. Adiós profesor", escribió.
Por ello no hay mejor despedida a este gran humanista que hacerlo con frase la que concluye la novela "En el nombre de la rosa", citada por Roberto Saviano en parte, pues la frase completa dice: "stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus", expresión latina que expresa la idea de que, al final, sólo queda el nombre de las cosas.

El nombre de Umberto Eco quedará escrito con letras de oro en la historia de la literatura italiana con proyección universal.
Descanse en paz.

 

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