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Reino de Aragón y dinastía ramirense

 

Reino de Aragón y dinastía ramirense

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REINO DE ARAGÓN Y DINASTÍA RAMIRENSE

CARLOMAGNO EN EL VALLE DE ECHO/HECHO

María Dolores Gallardo López

El valle del Echo/Hecho (bal d´Echo en aragonés) está atravesado por el río Aragón Subordan, afluente por el margen derecho del río Aragón, en el cual desemboca a la altura de Puente la Reina, tras haber recorrido unos 50 km.

Uno de los acontecimientos más célebres de la Edad Media, en el último tercio del siglo VIII, fue el intento, alrededor de 778, del emperador Carlomagno de arrebatar a los musulmanes una parte de sus territorios en la península ibérica. El asunto no fue bien y cuando el ejército imperial retornaba a Francia, las tropas del emperador levantaron un campamento en la vertiente meridional de los Pirineos centrales, en torno al valle de Echo/Hecho, en la actual comarca de Jacetania.

Encargado de una parte de las tropas estaba Roldán, sobrino del emperador. Cerca de Roncesvalles, aprovechando la angostura de los desfiladeros pirenaicos, estas tropas sufrieron ataques de las gentes de aquellos lugares. Como resultado la parte del ejército que capitaneaba Roldan fue desbaratado y el propio Roldán fue muerto.

Los episodios carolingios tienen su importancia en el origen del condado de Aragón. Así se muestra muy gráficamente en la exposición permanente del monasterio nuevo de S. Juan de la Peña, donde actualmente se ubica el Centro de interpretación del Reino de Aragón.

CREACIÓN DEL CONDADO DE ARAGÓN. SU INCORPORACIÓN AL REINO DE PAMPLONA

La primitiva base militar pirenaica y terrenos aledaños fue confiada por los reyes francos a personajes de su confianza para proteger su frontera meridional de los musulmanes que ocupaban Hispania. Ese personaje era llamado comes o conde.

Así se crearon el condado de Aragón y el de Ribagorza, cuya unión tiempo después dio origen al primitivo reino de Aragón.

En el caso del condado de Aragón con el tiempo el nombramiento de comes recayó en una familia de la zona: en el 828 se cita por primera vez como comes a Aznar I Galíndez. Su familia se perpetuó en el cargo hasta comienzos del siglo X.

Los territorios del condado de Aragón, primitivamente en el valle de Echo/Hecho, poco a poco se extendieron hacia el valle de Ansó, Canfranc y Borau.

Bajo dominio franco aparecieron monjes en el valle de Echo/Hecho: en el territorio del condado de Aragón se crearon pequeños monasterios como el de S. Pedro de Siresa, surgido hacia 809/814 (tiempo después acabó convirtiéndose en un importante centro político y cultural y donde, incluso, se educaría el infante Alfonso de Aragón, luego rey Alfonso I el Batallador) o Santa María de la Fuenfría.

La política expansiva que desarrollaba el condado no agradó al rey de Pamplona Sancho Garcés I, dado que suponía un enorme riesgo para su reino. Así pues decidió anexionarse el territorio aragonés. Probablemente esto quiera decir que el conde de Aragón quedaría supeditado al rey de Pamplona, ya no al rey franco.

En todo caso muerto en batalla el último conde de Aragón entre el año 922/925, quedó como heredera su hija, Andregoto Galíndez, Esta fue casada, posiblemente en el año 935, con el futuro rey navarro García Sánchez I: el hijo de ambos, Sancho Garcés II Abarca, heredó los territorios de sus padres.

EL REINO DE ARAGÓN: LOS RAMIROS

Entre 1117/1125 el rey navarro Sancho Garcés III, apodado el Mayor, conquistaba a los musulmanes la zona del Sobrarbe, la zona de Ésera e Isábena y después el resto de la Ribagorza.

Para defender la zona de los posibles ataques musulmanes ordenó construir la parte primitiva del magnífico castillo de Loarre y otras fortificaciones. Además emprendió una política de impuestos que le permitió iniciar la restauración de centros religiosos abandonados.

Su hijo Ramiro constituyó en 1035 el reino de Aragón con los territorios de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza

En resumen, así fue el proceso:

Poco antes de morir en 1035 de Sancho el Mayor dividió sus territorios entre sus hijos y el reino de Pamplona lo heredó García III. Dividio los territorios, no el poder real, es decir que los hermanos estarían subordinados al nuevo rey de Pamplona.

Fernando heredó el condado de Castilla.

Gonzalo obtuvo los territorios del condado Sobrarbe y el condado de Ribagorza (que comprendía los valles del Noguera Ribagorzana, Noguera Pallaresa, Isábena y del Ésera).

Ramiro obtuvo los territorios del antiguo condado de Aragón.

Ramiro es considerado numerosas veces hijo ilegítimo -e incluso, en algunos textos, el mayor de los hijos del rey Sancho III- aunque es asunto polémico. En todo caso se le otorgaron sus derechos patrimoniales y recibió, como hemos dicho, el condado de Aragón.

Además Ramiro, a la muerte sin descendencia de su hermano o hermanastro Gonzalo, se anexionó los condados de Sobrarbe y Ribagorza. Con los tres condados se creo el reino de Aragón.

Estos fueron los reyes de los dinastía:

Ramiro I

Como hemos dicho heredó de su padre los territorios del antiguo condado de Aragón y, a la muerte de su hermano Gonzalo, les unió los territorios de los condados de Sobrarbe y Ribagorza.

Muy posiblemente Ramiro (1007-1069) y sus territorios estaban bajo la dependencia de su hermanastro, el rey García III de Pamplona.
Ramiro nunca se autodenominó rey, sino simplemente “Ramiro, hijo del rey Sancho”, sin embargo, de hecho, convirtió sus territorios en el reino de Aragón, del cual la historia considera su primer monarca y lo conoce como Ramiro I.

Desde el 1063 asoció al poder a su hijo Sancho Ramírez. Murió 1069 en el asedio de Graus.

Ramiro I también fue padre de una mujer muy singular en su época: Sancha, conocida como condesa de Urgel.

Sancho Ramírez

Sancho Ramírez, hijo Ramiro I, fue rey de Aragón desde 1063 asociado a su padre y totalmente a su muerte en 1069. Reinó hasta 1094.
Puso como capital la ciudad de Jaca, que también fue nueva sede de los obispos aragoneses: ello llevó a la construcción de la catedral, la primera de España en estilo románico, de ahí la influencia que ejerció.

Para atraer a comerciantes y nuevos pobladores promulgó en 1077 el conocido como “Fuero de Jaca”, de indudable importancia para el progreso de la ciudad, en el que otorgaba muchos derechos y exención de impuestos.

También fue rey de Pamplona desde 1076, pues tras ser asesinado el rey Sancho Garcés, primo suyo, los navarros eligieron como rey a Sancho Ramírez. Así las corona de Pamplona quedó incorporada, en este ocasión, al reino de Aragón, hasta la muerte del rey aragonés Alfonso I el Batallador.

En 1068 viajó a Roma para hacerse caballero de S. Pedro y hacerse vasallo del Papa.

Posiblemente como consecuencia de las relaciones establecidas con el papado, a partir del 1071 en diversos monasterios aragoneses se sustituyó el rito mozárabe o hispano por rito romano.

Durante su reinado en 1064 se tomó la ciudad de Barbastro, capital de la parte nororiental del reino taifa de Zaragoza, importante mercado y llave de la rica vega del río Cinca.

Como tenente o gobernador de Barbastro puso al conde de Urgel Ermengol III, casado con su hermana Dña Sancha.

Ermengol III murió en el campo de batalla al año siguiente cuando Al Muqtadir, rey taifa de Zaragoza, recuperó Barbastro, ciudad que sería tomada definitivamente en 1100 por Pedro I.

Sancho Ramírez murió por una herida de flecha en el asedio de la ciudad musulmana de Huesca, pero su hijo Pedro I continuó el asedio.

Le sucedieron correlativamente sus tres hijos, Pedro I (hijo del primer matrimonio) y después Alfonso I, conocido como “el Batallador” y Ramiro II (hijos del segundo matrimonio).

Pedro I

Fue rey de Aragón y de Pamplona.

Entre otras hazañas, en 1096 consiguió tomar Huesca, en la batalla de Alcoraz, en la que participó su hermanastro el infante Alfonso, y en año 1100 tomó de nuevo y definitivamente la ciudad de Barbastro.

Aunque tuvo hijos, murió sin descendencia viva. Heredó sus reinos su hermanastro Alfonso.

Alfonso I, el Batallador

El infante Alfonso, hijo del segundo matrimonio de Sancho Ramírez, como no era el primogénito del rey, pasó sus primeros años en el importante monasterio de S. Pedro de Siresa (en el valle del Echo/Hecho), formándose en letras y en arte militar para ser un señor feudal.

Al morir sin descendencia viva su hermanastro Pedro I pasó a heredarlo. Reinó de 1104 a 1134 como rey de Aragón y de Pamplona. También fue rey de Castilla durante un tiempo por su matrimonio con Urraca de Castilla.

Es conocido como Alfonso I el Batallador. Con sus conquistas prácticamente duplicó la extensión del reino.

Entre otras muchas hazañas, arrebató Zaragoza a los musulmanes.

Murió también sin descendencia, dejo un extraño testamento en el que instituía coherederas de sus reinos a las órdenes militares del Temple, del Santo Sepulcro y el hospital de S. Juan.

Naturalmente semejante testamento no se cumplió: los aragoneses decidieron coronar a su hermano Ramiro, monje a la sazón, con el nombre de Ramiro II y los navarros, que llevaban casi 50 años unidos al reino de Aragón, eligieron a García Ramírez, con lo cual volvieron a separarse el reino de Aragón y el de Pamplona.

Ramiro II

Era obispo de roda Barbastro cuando fue nombrado rey a la muerte de su hermano Alfonso, por ello es conocido como el “Monje”.
El Papa le dispensó del celibato, se casó a finales de 1135 con Ines de Poitou o de Poitiers. Engendraron a su hija Petronila.
Sólo reinó efectivamente de 1134-1137, aunque murió en 1157.

Su reinado está unido a la famosa leyenda de la campana de Huesca, que ejemplifica la debilidad que en el nuevo rey veía la nobleza. En el siglo XIX el pintor Casado del Alisal la recreó en un cuadro, cuyo original hoy se exhibe en el Ayuntamiento de Huesca, aunque hay una copia algo más pequeña en el Museo de Huesca.

Cuando Petronila, tenía un año de edad, su padre la comprometió en matrimonio con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV y se retiró al convento de S. Pedro el Viejo de Huesca.

En el acuerdo de Barbastro de agosto de 1137, Ramiro II cedió el gobierno del reino y su hija al conde. Otros documentos fueron precisando este acuerdo. Sin embargo Ramiro II, según el acuerdo, sería considerado
rex, dominus et pater de su reino de por vida. El matrimonio con Petronila se llevó a cabo en 1050, cuando se convirtió en una jovencita.
Con Ramiro II y su hija Petronila acaba la dinastía ramirense de los reyes de Aragón.

El sepulcro de Ramiro II y el de su hermano Alfonso I están en el monasterio de S. Pedro el Viejo de Huesca.

LA CORONA DE ARAGÓN

Pese al matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer los territorios de Aragón y del Condado de Barcelona no se fusionaron: siguieron gobernándose con plena autonomía. La unión de los territorios se producía en la persona de su soberano. Nacía una nueva unidad política, por ello la denominación que mejor cuadra a esta nueva unidad política es la de “Corona de Aragón”. Y fue denominada así porque el título de mayor rango era el de Aragón que era un rey. A los territorios iniciales se les fue añadiendo los que se conquistaron el Mediterráneo.

Por supuesto el término “Corona de Aragón” es muy posterior a los acontecimientos. Subsistió hasta a 1707.

Ya hemos visto que Ramiro II siguió ostentando el título de rey. Por su parte, Ramón Berenguer IV, pese a gobernar Aragón, nunca se hizo llamar rey, sino príncipe. La reina fue Petronila, su esposa.

Alfonso II, hijo de ambos, fue el primero que unió en su persona los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona. Sólo tenía cinco años cuando en 1162 murió su padre y en 1164 su madre la reina Petronila le transmitió sus derechos al reino de Aragón. Es considerado primer rey de la Corona de Aragón.

SEPULCROS DE LOS REYES ARAGONESES

Algunos condes de Aragón, los reyes Ramiro I, Sancho Ramírez y su hijo Pedro I fueron enterrados en el monasterio de S. Juan de la Peña.
Alfonso I y Ramiro II descansan en el monasterio de S. Pedro el Viejo de Huesca.

A partir de la unión del reino de Aragón con el condado de Barcelona los reyes aragoneses, salvo alguna excepción -Pedro II, hijo de Alfonso II, enterrado en el monasterio aragonés de Santa María de Sijena (Huesca)- fueron enterrados en tierras catalanas.

Ramón Berenguer, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, como fue llamado, quiso ser enterrado en el monasterio de Santa María de Ripoll, donde descansaban los condes de Barcelona desde Vifredo el Belloso.

Su hijo Alfonso II quiso descansar en el monasterio de Poblet, cenobio en la cuenca del Barberá (Tarragona) impulsado por su padre Ramón Berenguer IV, que en 1149 se lo entregó a los monjes bernardos de la orden del Cister. El rey Pedro IV el Ceremonioso, al convertir el monasterio panteón real, hizo realidad el deseo de Alfonso II de yacer en allí.

Desde el siglo XIV casi el final de la casa real aragonesa Poblet fue panteón real de los reyes de Aragón. El último rey en ser enterrado allí fue Juan II de Aragón, padre del rey Fernando el Católico, el cual está enterrado en Ganada junto a su esposa la reina Isabel de Castilla (el sucesor de Fernando Carlos I, con el que se introdujo la casa de Austria).

Asímismo es panteón real el monasterio, también cisterciense, de Santes Creus, en la orilla del río Gaià, en Aiguamúrcia (Tarragona).

El rey Jaime II (1267/1327) ordenó realizar este panteón real en 1291 como destino para los restos mortales de su padre, Pedro III el Grande -muerto seis años antes y cuyo deseo fue ser enterrado allí- de los suyos de los de su esposa, Blanca de Anjou. Y allí yace el rey Pedro III, en un magnífico sepulcro de pórfido traído por su almirante Roger de Lluria o de Lauria (1245/1305) desde Sicilia.

En un sepulcro a los pies de su señor yace, como deseaba, el propio Roger.

El sepulcro de Pedro III es el único se los reyes de Aragón que no ha sido profanado a lo largo del tiempo.

Acompañan a Pedro III su hijo Jaime II y su esposa, Blanca de Anjou. Se sabe que también está enterrada allí la reina Margarita Prades, esposa del rey Martín I, el Humano, aunque se desconoce dónde. Una placa conmemorativa lo recuerda.

Estos sepulcros de Santes Creus -el de Pedro III, el de Jaime II, el de su esposa y el de Roger de Lauria- han sido recientemente restaurados, en 2010, con motivo del 850 aniversario de su creación. Actualmente carece de comunidad religiosa.

Los territorios de Aragón y del Candado de Barcelona no se fusionaron: siguieron gobernándose con plena autonomía. Pero se producía una unión en la persona de su soberano. Por ello la denominación que mejor cuadraba a esta nueva unidad política era la de Corona de Aragón
Por su parte, Alfonso IV de Aragón (1299/1336, hijo de Jaime II) tiene su sepulcro en la Catedral Vieja (la Seu Vella) de Lérida.


BIBLIOGRAFÍA de fácil acceso

Adela Rubio Calatayud, Breve historia de los Reyes de Aragón, ed. Delsan, 2005
Orígenes del condado
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=1071&voz_id_origen=10821#Punto_2_1

El condado de Aragón se incorpora al reino de Navarra
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/monograficos/historia/de_condado_a_reino/aragon_navarro.asp

De condado a reino
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/monograficos/historia/de_condado_a_reino/default.asp

 

 

San Juan de la Peña

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SAN JUAN DE LA PEÑA

Mª Dolores Gallardo López

El monasterio está situado a 22 kms de Jaca (capital del primitivo reino de Aragón), a 1223 m. sobre el nivel del mar.
Se encuentra bajo una roca enorme, escondido en el corazón de una cueva, rodeado de espesa vegetación. Por la orientación que tiene recibía poca luz solar. Su aspecto es misterioso y singular.

En un principio la cueva sirvió de lugar de oración a los cristianos que se instalaron por la zona. Algunos dicen que anteriormente existió allí un antiguo templo pagano a la Madre Naturaleza.

MONASTERIO DE LOS SANTOS JULIAN Y BASILISA

En el paraje que hoy denominamos S. Juan de la Peña, se desarrolló durante el siglo IX una intensa vida eremítica. En principio hubo allí un monasterio dedicado a los santos Julián y Basilisa, cuya iglesia fue consagrada en el año 920. De esa construcción se conservan todavía partes, en la planta baja del monasterio, en la iglesia mozárabe: dos ábsides comunicados por una pequeña ventana; se conservan también los característicos arcos mozárabes de herradura y restos de pinturas románicas.

SAN JUAN DE LA PEÑA, EL MONASTERIO ANTIGUO

Esta edificación es considerada el monasterio real, veremos los motivos.

El viejo monasterio de los santos Julián y Basilisa, aunque que había gozado de la protección primero condes de Aragón y después de los reyes de Pamplona, cuando el condado se incorporó a esa corona, fue en declive hasta que en el siglo XI lo impulsó definitivamente Sancho Ramírez, el segundo rey de Aragón.

Por deseo de Sancho Ramírez se introdujo la regla benedictina y el monasterio fue ampliado con diversas construcciones en estilo románico: la iglesia de la parte alta fue consagrada en 1094, su magnífico claustro fue acabado entrado el siglo XII. Se cambió la advocación a San Juan.

Gracias a las múltiples donaciones el monasterio de S. Juan de la Peña se convirtió en el monasterio más importante del incipiente reino aragonés. Sancho Ramírez, otros monarcas del reino de Aragón otorgaron a S. Juan importantes privilegios y donaciones, al igual que hicieron muchos nobles.

San Juan de la Peña se transformó en foco de cristianización y centro de modernización: no hay que olvidar Sancho Ramírez -que había viajado a Roma en 1068 y se había hecho vasallo del Papa- hizo introducir en sus dominios el rito litúrgico romano, seguido en la Iglesia de Occidente. El 22 de marzo de 1071, en el monasterio de San Juan de la Peña, se ofició por por primera vez en la Península Ibérica según el rito romano. Así se ponía fin al rito hispano-visigótico y se acomodaba la iglesia aragonesa a las pautas marcadas por Roma.

También San Juan de la Peña se convirtió en panteón real y también en panteón de nobles. Se estableció allí una alianza entre el poder y el espíritu, alianza que se consolidó a lo largo de los siglos.

En realidad S. Juan de la Peña es un enorme panteón que custodiaba los restos de los primeros reyes aragoneses, de los nobles y de otras muchas personas de diversa condición social que desearon ser enterradas allí (también es por ello un monumento epigráfico de primer orden). Bastantes siglos después quiso ser enterrado allí, en el lugar donde sus antepasados descansaban siglos antes, el famoso Pedro Pablo Abarca y Bolea, X Conde de Aranda, uno de los hombres más importantes y controvertidos del siglo XVII.

Actualmente el panteón real reformado en 1770, en estilo neoclásico por orden de Carlos III, ocupa las dependencias de la antigua sacristía de la iglesia del siglo X de la planta alta. Los sepulcros reales se mantienen en el lugar originario que siempre tuvieron pero delante de ellos se levantó una pared en la que se colocaron láminas de bronce con las inscripciones de los nombres. Allí estaban enterrados algunos monarcas navarros que gobernaron en Aragón, los condes aragoneses y los tres primeros monarcas de Aragón Ramiro I, Sánchez Ramírez y Pedro I, con sus esposas (Alfonso el Batallador y Ramiro II, “el monje” están enterrados en el monasterio de S. Pedro el Viejo de Huesca).

Acabada la dinastía de los Ramiros o ramirense con la unión de Petronila, hija de Ramiro II “el monje”, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, los reyes de Aragón, salvo alguna excepción, prefirieron ser enterrados en Cataluña, como hemos expuesto en al artículo sobre el “Reino de Aragón y la dinastía ramirense”.

A partir de la segunda mitad del siglo XII en S. Juan de la Peña se inició una cierta decadencia, que se acentuó en el periodo siguiente, y aún más a partir del siglo XIV: se acabaron las donaciones, hubo pérdidas patrimoniales y múltiples pleitos, especialmente con los obispados (Jaca-Huesca, Pamplona y Zaragoza) donde estaban ubicadas propiedades del monasterio.

La ubicación del monasterio y su extraordinaria humedad, favorecían el deterioro de las construcciones y diversos incendios resultaron devastadores. Especialmente los de 1494 y 1675. El 1675 que duró tres días, y dejó el monasterio inhabitable. Por ello se planeó la construcción del monasterio nuevo, algo más arriba en la llamada pradera de S. Indalecio.

EL MONASTERIO NUEVO

La construcción se inició en el año1676 y se prolongó hasta los primeros años del siglo XIX. El arquitecto zaragozano Miguel Ximénez diseñó el conjunto monástico. Aunque el proyecto original nunca de llevo a cabo en su totalidad, aún así este monasterio constituye uno de los ejemplos más perfectos y evolucionados de la arquitectura monástica en la Edad Moderna, por su simetría, por la multiplicación de sus claustros y por la organización racional que poseía el proyecto original.

En su barroca fachada están colocadas las efigies de San Juan (por la advocación del monasterio), San Indalecio (que da nombre a la pradera donde se alza) y San Benito, cuya regla practicaban los monjes que allí vivían.

Con la desamortización de Mendizábal, el 16 de agosto de 1835 comenzó la expropiación de los bienes de S. Juan de la Peña, aquel día la comunidad de monjes hubo de salir del monasterio barroco, las dependencias fueron abandonadas. La ruina y el abandono se cebaron con el monasterio y a mediados del siglo XX era una lamentable ruina.

Rehabilitado profundamente por el Gobierno de Aragón, en la actualidad el monasterio Nuevo de San Juan de la Peña alberga el Centro de Interpretación del Reino de Aragón, el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y una Hospedería.

El monasterio viejo es monumento nacional desde 13 julio 1889; el de la pradera de S. Indalecio desde agosto 1923.

LA LEYENDA DE S. JUAN DE LA PEÑA

Así aparece narrada la leyenda de la fundación de S. Juan de la Peña en una pared del Centro de Interpretación del monasterio, en el monasterio nuevo:

“Cuenta la leyenda que allá en los albores del siglo VIII el joven Voto, salió un día de caza por estos lugares, divisó un ciervo y corrió tras él en frenética carrera. El animal, en la huida, cayó en un abismo y Voto, que llevaba el caballo desenfrenado, creyó correr la misma suerte. Se encomendó a S. Juan Bautista y se produjo un milagro: su caballo se paró en seco, en postura imposible, con las patas traseras clavadas en el mismo borde del precipicio. El joven se apeó de su montura y dio gracias a Dios por haberlo salvado.
Quiso entonces ver el lugar donde había caído el ciervo, y al pie de la roca encontró una gran cueva. En su interior, el joven encontró el cadáver de un ermitaño, Juan de Atares, al que en vida se tenía por santo. El cuerpo yacía con la cabeza apoyada en una piedra con la siguiente inscripción: “Yo Juan, primer anacoreta de este lugar, habiendo despreciado el siglo por amor a Dios, fabriqué según alcanzaron mis fuerzas, esta iglesia en honor de S. Juan, y aquí reposo”.
El joven, que sin duda aún no se había repuesto de la impresión anterior con el caballo, recibió esta nueva visión como una señal. Tras dar sepultura al ermitaño, decidió, junto a su hermano Félix, donar a los pobres sus cuantiosas posesiones y de retirarse a esa cueva para siempre, dedicándose a la oración y a la penitencia”.

Finalmente señalar que en el monasterio viejo, frente al maravilloso claustro románico hay una capilla neoclásica dedicada a S. Voto y en ella hay un cuadro en el que bajo la imagen de la Virgen aparece el joven Voto en el momento de descubrir el cadáver del eremita.

 

 

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El sarcófago de Dña. Sancha

DOÑA SANCHA DE ARAGÓN Y SU SARCÓFAGO

M. Dolores Gallardo López

El mejor y más bello sarcófago del arte románico aragonés y uno de los mejores de Europa de esta época es sin duda el conocido como “Sarcófago de Dña Sancha”.
Actualmente esta magnífica obra se exhibe en una gran sala del monasterio de las monjas benedictinas de la ciudad pirenaica de Jaca.
En una de las caras largas del sarcófago aparece la imagen una mujer, la propia Dña Sancha, sentada en una silla de tijera, silla que en época medieval siempre simbolizaba una sede regia o la de un gran prelado.

¿Quién era la mujer que así es representada para la posteridad?

Dña Sancha

Dña Sancha nació en 1045, hija de Ramiro I -creador del reino de Aragón y considerado su primer rey- y su esposa Ermisenda, hija de los condes de Bigorra.

Fue entregada en matrimonio al conde Ermengol III de Urgel, aliado de Ramiro I, con el fin de que el incipiente reino aragonés pudiera hacer frente a las ambiciones de los condados catalanes y asegurar la expansión aragonesa en la frontera oriental del reino.

Tomada en 1064 la ciudad de Barbasto, capital de la parte nororiental del reino taifa de Zaragoza, importante mercado y llave de la rica vega del río Cinca, el rey Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I, nombró a su cuñado Ermengol tenente de la tan rica ciudad.

Sin embargo Ermengol murió en el campo de batalla al año siguiente, en 1065, cuando Al Muqtadir, rey taifa de Zaragoza la recuperó la ciudad.

Así pues, con tan sólo 20 años Dña Sancha enviudó y, al no tener descendencia, regresó junto a su hermano, Sancho Ramírez, pero siguió usando el título condal de su difunto esposo.

Durante el resto de su vida desempeñó en Aragón un importante papel, primero durante el reinado de su hermano Sancho Ramírez, al que ayudó en la educación de sus hijos (especialmente del primogénito, futuro Pedro I, que muy pronto quedó sin madre) y en la europeización del reino

Casado nuevamente Sancho Ramírez en 1071 (con Felicia de Roucy), Dña Sancha se retiró al monasterio benedictino de Santa María de la Cruz de Serós, situado a 15 kms de Jaca, donde residían sus hermanas Teresa y Urraca. No se sabe si profesó. Desde esa época el rey le encargó importantes puestos de control y gestión de recursos:

Fue nombrada tenente del rey de los monasterios de San Urbez, Atarés, Santa de la Cruz de la Serós. Incluso tuvo la tenencia de S. Pedro de Siresa, monasterio de regla masculina, centro político y cultural de primer orden, donde se educaba el infante Alfonso (después a la muerte de Pedro I sin descendencia heredó a su hermano y se convirtió en Alfonso I el Batallador).

Mas sorprendente aún y ajeno a toda norma canónica es el hecho de que entre los años 1082 y 1083, por orden de su hermano, el rey, rigiera la diócesis de Pamplona, desplazando a su otro hermano, García, que la ostentaba. Tenemos testimonio de ello, en un diploma de 1082 se lee: in sede episcopale Iruniensis cometissa domna Sancia in conmendatione. Se han dado varias explicaciones para este sorprendente hecho.

Muerto su hermano Sancho Ramírez en 1094, labor política de Dña Sancha continuó de junto a su sobrino Pedro I hasta su muerte, ocurrida en 1097.

Fue enterrada Santa María de la Cruz de la Serós y sus restos descansaron en un magnífico sarcófago, una obra cumbre del arte románico, que, posiblemente, fuera encargado por su sobrino Pedro I como póstumo homenaje a su querida tía.

El sarcófago

Es una de las mejores muestras del arte funerario no solo español, sino europeo. Está magníficamente labrado en sus cuatro caras, con escenas que representan diversos aspectos de la vida de Dña Sancha. Ya indicábamos al inicio como se la ve sentada en una silla de tijera y el simbolismo que ello conlleva.
También se muestra el alma de Dña Sancha ascendiendo al cielo: nótese que la interpretación de esa escena es característica de la época. Para evidenciarlo mostramos también una lápida de panteón de nobles del monasterio de S. Juan de la Peña.

El magnífico sarcófago fue labrado por el denominado “Maestro de Dña Sancha”, a excepción de la cara posterior, realizada por otra persona, como se aprecia por las proporciones de las figuras, los peinados, los rostros y los pliegues de los vestidos.

También son obras del conocido como “Maestro de Dña Sancha” el capitel de S. Sixto de la catedral de Jaca, el tímpano del claustro del monasterio de S. Pedro el Viejo de Huesca y varios capiteles de la cámara de la iglesia del monasterio de Santa Cruz de la Serós.

En 1622 el sarcófago fue trasladado a la catedral de Jaca. Actualmente está en el monasterio que las benedictinas tienen en Jaca.

 

 

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