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Crítica literaria
Cinco esquinias, Mario Vargas Llosa
Cinco esquinas
Mario Vargas Llosa
Alfaguara, 2016, 320 pp.
Ana Alejandre
La última y esperada novela de Mario Vargas Llosa es motivo de controversia entre los críticos. Para unos, esta novela número 18 de las publicadas por Vargas LLosa representa una obra menor, insignificante dentro de la magna producción literaria del Premio Nobel; para otros, es una obra llena de ironía, de guiños al lector que puede extrapolar la narración, el país y los personajes peruanos a la misma sociedad española, en la que la corrupción política y el amarillismo periodístico son, también, dos lacras de nuestro país.
El escenario narrativo se refiere a los últimos años de la presidencia de Alberto Fujimori -quien derrotó a Vargas Llosa en las elecciones peruanas de 1990, encabezando la lista del partido Frente Democrático-, y su siniestro segundo y consejero, Vladimiro Montesinos, en la década de los 90. En este escenario temporal y local, la narración va contando una historia en la que se encuentran elementos como el poder político y sus abusos y desmanes, la prensa amarillista, y un trasfondo erótico vivido por sus protagonistas en el que el lesbianismo tiene un papel importante, demasiado en sus escenas explícitas que nada aportan a la narración.
La experiencia de Vargas Llosa como periodista le hace abordar en esta novela la gran importancia de los medios de comunicación en toda sociedad moderna y resalta el valor de los periodistas que defienden su independencia y libertad de expresión siempre amenazada por el poder que utiliza para amordazarlos todo tipo de presiones, incluidas las amenazas directas contra la vida de los periodistas. Quizás, en este aspecto, Vargas Llosa podría haber profundizado más y conseguir una obra más completa, exigente y denunciadora de una realidad que afecta a todos los países, especialmente a aquellos en los que la democracia no está bien afianzada.
La narración va desarrollando el chantaje que sufre un empresario importante por parte del director de una publicación amarillista y de poca monta para que invierta en su revista a cambio de no hacer pública ciertas fotografías comprometedoras de dicho empresario que supondrían un gran escándalo. Esta novela, pues, se queda corta en su planteamiento y en su desarrollo, y la crítica política, que era de esperar, se disuelve y la narración parece decantarse hacia la relación erótica y lésbica de sus dos protagonistas femeninas y de los matrimonios de ambas -casada una de ellas con el empresario chantajeado-, que fluctúan entre la indiferencia bien avenida de los cónyuges de uno de ellos, y el guardar sólo las apariencias del otro.
El chantaje aludido saca a colación tanto al director de la publicación amarillista como a una de sus más importantes redactoras, así como aparecen otros personajes secundarios como es un famoso recitador en decadencia por culpa del periodismo amarillista que destroza vidas y famas. Todos ellos van entretejiendo la trama, pero sin que ninguno aporte nada más que la pura anécdota de su historia personal que poco importa al lector ni a la narración en sí.
Esta cortedad en la consecución del desarrollo de esta novela desdice la maestría demostrada y palpable de este insigne autor en otras obras como La Diálogos en la catedral (1969), La tía Julia y el escribidor (1977), o La fiesta del chivo (2000), por citar solo tres de su amplia obra de narrativa. Por ello, se convierte en una novela ligera, de fácil lectura, camino que inicio en El héroe discreto (2013), por lo que es de desear que no siga por dichos derroteros mucho tiempo que desdice su demostrada calidad literaria y el talento de este autor que parece no querer molestarse demasiado en estos momentos, teniendo ya la fama acrisolada y el mérito literario sobradamente reconocido.
Quizás, por ello, se decanta por estas dos últimas novelas fáciles de escribir, sin grandes exigencias ni compromiso intelectual, que le permitan seguir disfrutando de su nueva vida personal más cercana a las revistas del corazón y el chismorreo, al que tanto critica en la novela, que al mundo literario, pues ya que se ha convertido en un asiduo del papel cuché y en un elemento imprescindible de la vida de sociedad, tan alejada de los ambientes intelectuales en los que se ha movido siempre.
Por todo lo dicho, Cinco esquinas es una novela que complacerá solo a quienes desean leer una obra amena, ligera y, en cierta manera, morbosa; pero que deja la sensación de frustración y desconcierto en los lectores habituales de Vargas Llosa que aún recordamos las muchas horas de buena y honda literatura a los que nos tiene acostumbrados ese escritor que ha sabido siempre mostrar, en cada obra que publicaba, la subida paulatina en la difícil escalera de la maestría narrativa y del talento genuino del que nos deja huérfanos en esta última novela muy esperada y decepcionante para muchos. Decepción para todos los que conocemos bien la obra de Vargas Llosa que tiene a lo largo de su trayectoria un marchamo de calidad y compromiso difícil de encontrar en otros autores.
El libro de los Baltimore,Jöel Dicker
El libro de los Baltimore
Jöel Dicker
Alfaguara, 2016, 476 pp.
Ana Alejandre
Esta novela que viene arropada por una campaña publicitaria impresionante, despierta demasiadas expectativas en el lector medio que piensa que cuando su autor ha recibido tales e importantes premios, como es el caso de Jóel Dicker, toda obra suya tiene que ser de gran calidad literaria por el eco que la acompaña, olvidando que premios y best-sellers muchas veces van unidos de la mano, porque como decía Albert Camus: "El éxito es fácil de conseguir, lo difícil es merecerlo". Muchos éxitos van siempre acompañados de una buena campaña publicitaria que obra milagros, tanto en los lectores que se dejan convencer de la bondad de una obra que puede ser un bodrio, como en el ánimo de un jurado a la hora de otorgar un premio detrás del que hay fuertes intereses editoriales que son los que mandan.
"El libro de los Baltimore" tiene muchas páginas, demasiadas, pues le sobra la mitad, por lo que es larga en extensión y, quizás, en intención, pero corta en resultados. La obra gira sobre la importancia de la amistad verdadera en la vida de cada individuo, especialmente en la difícil etapa de la adolescencia y juventud y la impronta emocional que su recuerdo deja al paso de los años. Su protagonista, Marcus Goldman, va narrando sus experiencias como miembro de una familia de clase normal, pero también cuenta su vida al lado de sus tíos y primos que son la rama rica de la familia, los Baltimore -llamados así porque residen en dicha localidad-, con la que establece comparaciones ineludibles, aunque siempre desde la más absoluta admiración y afecto sincero. Estar con ellos, para el protagonista, es sinónimo de felicidad. Al lado de sus tíos y primos, sus propios padres, abuelos y demás personajes son grises, mortecinos y poco interesantes.
La narración va desarrollándose con saltos temporales hacia atrás y adelante a los largo de varios años, mientras el protagonista va desgranando sus recuerdos de unos seres que ya murieron, pero que le acompañan en el recuerdo y la nostalgia.
Los personajes adolecen en su análisis de cierta y patente ingenuidad. Están los personajes buenos, extraordinarios en su valía, como son sus tíos Saul y Anita y sus primos Hillel y Woody, y la hermosa Alexandra y su familia, los Neville; por el otro, los personajes malos, perversos y feos como Vincent, apodado Cerdo. Tambien están los personajes mediocres, corrientes, vulgares y sin ningún atractivo ni cualidad a resaltar como son los padres, abuelos, el director del colegio, el novio actual de Alexandra etc., que solo cumplen el papel de comparsas para que los personajes estrellas se luzcan en comparación.
Es decir, el maniqueísmo más tópico está servido en esta novela del escritor suizo multipremiado y superpublicitado que escribe con una puerilidad que asombra en alguien que no destine sus obra a adolescentes y jovencitos. Precisamente, es entre esa franja de edad de los lectores en la que tiene mucho éxito, como así lo demostró la concesión del XX Premio San Clemente, para el que los estudiantes de varios institutos de bachillerato gallegos votaron a su obra anterior "La verdad sobre el caso Harry Quebert" como merecedora de dicho premio.
El buenismo absoluto, antes aludido, de sus personajes que los hace inverosímiles, junto a los diálogos pueriles, cortos y meramente circunstanciales que son el único medio que tiene el lector para intentar conocer la idiosincrasia de cada uno, pues solo aparecen calificados como seres positivos o negativos, sin mayores claroscuros y, por lo tanto, sin ninguna verosimilitud, convierte a esta publicitada novela con todos los honores en un subproducto literario, ameno en su lectura para lectores adolescentes ingenuos -lo que actualmente es improbable-, pero no para un público adulto que siente, por momentos, que está leyendo la historia de Heidi por la candidez de la narración, impropia en esta sociedad en la que si algo se ha perdido es la ingenuidad y la candidez. Todo ello, a pesar del Drama, núcleo narrativo de esta novela que no consigue quitarle la sensación al lector de que está leyendo una novela rosa, en cuanto a la relación de amor y desamor de Marcus y Alexandra, y la relación idílica de amistad y lealtad entre el protagonista y sus primos.
Esta novela es de fácil lectura, amena y convencional, pues no le supone ningún esfuerzo al lector hacerlo, pero tampoco olvidarla al igual que a sus personajes "buenísimos", todos ellos representantes del system live americano, del lujo y la opulencia de la clase social a la que pertenecen los tíos ricos del protagonista que, además, son encantadores, buenos, generosos y tan increíbles como lo es que esta novela pueda ser un referente literario para lectores adultos que hayan dejado muy atrás la adolescencia y a su innegable carga de inocencia, ingenuidad e idealismo.
Incluso cuando habla del Drama -así, con mayúscula-, que se desata y les rompe la vida a todos esos personajes buenos y adorables, no consigue esta obra dar una imagen creíble de la vida real, la que bulle en las calles en la sociedad actual, en la que se puede encontrar de todo menos esa ingenuidad no contaminada por una realidad que mata lo sueños, los ideales y la inocencia cada vez a edades más tempranas.
El libro de los Baltimore es una novela que parece destinada al público de otra época en la que los valores humanos se cultivaban -por lo menos, en apariencia-,y la propia sociedad, en su conjunto, era mucho más ingenua y capaz de creer historias como esta de una puerilidad que asombra, aunque esté plagada de buenas intenciones y de cierto suspense que se inicia desde las primeras páginas cuando empieza a aludir el narrador en primera persona y protagonista de la novela al Drama.
El libro de los Baltimore, es una novela juvenil a la que quieren vender como literatura para adultos y que viene auspiciada por los premios conseguidos por su autor que asombra aún más a los lectores no adolescentes.
De la ligereza, Gilles Lipovetsky
De la ligereza
Gilles Lipovetsky
Traducción: Antonio-Prometeo Moya Valle
Anagrama
344 Páginas
Ana Alejandre
Lipovetsky, el gran sociólogo francés, nos ofrece en esta nueva obra de ensayo un fino análisis, riguroso y muy ameno, de lo que considera la nota predominante de la sociedad actual: la ligereza. Entendida esta con el mismo significado de las cuatro definiciones del diccionario de la RAE: 1. f. Presteza, agilidad.2. f. Levedad o poco peso de algo.3. f. Inconstancia, volubilidad, inestabilidad.4. f. Hecho o dicho de alguna importancia, pero irreflexivo o poco meditado. Todo en la sociedad actual está marcado por la ligereza o levedad, la volubilidad, inestabilidad, inconstancia, fugacidad, e irreflexión.
El autor afirma con rotundidad que la ligereza es la tendencia predominante en el espíritu de nuestra época y se pone de manifiesto en todos o casi todos los aspectos de la sociedad occidental. Todos los campos de la actividad humana están marcados por esta tendencia a la ligereza que influye en campos que van desde el consumismo a las modas, de las artes plásticas a la industria de la energía; desde la educación al deporte y el cultivo del cuerpo -que se ha convertido en una verdadera obsesión para una gran parte de la población del primer mundo-; de la medicina a la tecnología, de las relaciones sexuales a las relaciones interpersonales y desde el propio mundo del imaginario colectivo al individual. Todo está impregnado por la ligereza, la provisionalidad, la miniaturización, la liberalización de todas las ataduras, la evanescencia, la huída de la realidad -y de ahí el éxito de la virtualidad como sustituto de aquella- y todo lo que tenga esta naturaleza se manifiesta como prioritario y deseable e impregna los sueños o fantasías personales, las esperanzas y las utopías en forma de tendencias, modas e ideologías que se extienden por el mundo para el que la ligereza es "un valor, un ideal, un imperativo", por lo que se puede afirmar que estamos en la "civilización de lo ligero" que es lo mismo que decir en la civilización de lo banal, de lo superficial, de la provisional y de la nada.
El mundo ha cambiado mucho en pocas generaciones. En la propia vida personal es donde el individuo puede encontrar y notar mayores cambios. Antes, las relaciones familiares, de pareja y sociales, estaban marcadas por una fuerte moral, rigurosa y pesada, llena de tabúes y prohibiciones, compromisos ineludibles y obligaciones insoslayables que encorsetaban al individuo y le coartaban su libertad e independencia. Sin embargo, en la actualidad existe una negación de todo compromiso y atadura, por lo que la libertad del individuo se convierte así en el bien supremo al que debe someterse cualquier forma de sujeción, de compromiso que deja de tener, por ello, ninguna validez.
Esto trae consigo una doble vertiente: una de ella, liberalizadora, pues la libertad individual, la comodidad, la falta de ataduras, se consideran un bien supremo a defender. La otra, es que el individuo libre necesita tener, también, o establecer compromisos que, a su vez, le coartan su libertad, lo que provoca una tensión entre ambas aspiraciones y de ahí deviene la angustia ante esta dicotomía.
Ese deseo de libertad también redunda en la actitud del sujeto a aceptar normas, a ser enseñado, a rebelarse ante la autoridad de cualquier tipo, encarnada al principio en padres y profesores, lo que aumenta el desinterés por los estudios, la incultura de los estudiantes, la violencia en las aulas, las falta de respeto continuadas, la desinformación de los propios medios de comunicación, la corrupción generalizada de los políticos.
Esto trae consecuencias muy negativas y peligrosas como son el aumento imparable de los suicidios. Los ciudadanos se encuentran cada vez más atrapados en una sociedad caótica en la que todo ha cambiado tanto que ya ningún referente moral es válido, ningún principio es valedero, ninguna institución privada o pública es respetable como lo era antes la familia, la religión, el Estado, la Justicia, etc., y en el que se siente más solo y aislado que nunca en un mundo que es cada vez más informatizado, tecnificado y virtual y en el que se va acentuando la distancia entre ricos y pobres de forma alarmante.
Y lo peor y más preocupante es que, según este autor, solo estamos en el principio de una vorágine que va a devorar a la sociedad occidental en su conjunto y ante el caos en el que vivimos empiezan a aparecer grupos extremistas, tanto en el ámbito religioso -como es el llamado Estado Islámico que amenaza con sus acciones terroristas a toda la sociedad occidental-, como en el político, con la irrupción de los grupos neofascistas y de los distintos populismos que generan esperanzas falsas en los pueblos que caen después de haberlos creídos en la más absoluta ruina.
Según Lipovetsky, la ligereza tuvo su origen, su fuente, en la modernidad, cuando se presentaba como una opción global de progreso general para los pueblos, y esa idea fue la que movió e impulsó tanto a la política, como a la ciencia y la técnica. Todo ello en busca de lo que llamamos globalización, para hacer la vida más fácil con normas más flexibles y ligeras, han convertido, sin embargo, la vida del ciudadano en algo más complejo, caótico y sin sentido porque se ha quedado huérfano de referentes morales, espirituales, de convicciones, de seguridades y, en definitiva, de esperanza.
Pese a todo lo dicho por este autor, él mismo aclara que no hay una crítica expresa o condena ni tampoco hace una apología de la ligereza, pues no se trata de algo bueno o malo moralmente, sino de un mero principio de organización social y también de unos conceptos estéticos que han aupado hasta el podio a la idea matriz de esta sociedad en la que todo se vuelve más ligero, más manejable, menos riguroso, exigente y formal. Estas características se hallan en todos los aspectos de la vida cotidiana que ponen en evidencia la idea de que esta sociedad ha empezado a aligerar todo, a convertirlo en virtual, fugaz, provisional y relativo -el relativismo moral, espiritual, social, intelectual y estético está insertado en el núcleo de esta sociedad de la "ligereza"-, quizás como un mecanismo de escape, de huída mental, de soltar lastre para poder soportar el propio peso de la vida, de sus luces y sombras, de sus miserias y grandezas.
Pero en todo este deseo de alcanzar la libertad individual como bien supremo, la zona de confort y de bienestar, siempre anida, de forma soterrada pero presente, la sombra de la angustia, de la desazón, de la desesperanza. Y a ello contribuye en gran medida y se manifiesta en su lado más sombrío la crisis económica, el paro, la inestabilidad sentimental y de parejas, el aumento del fanatismo religioso, la falta de horizontes de la juventud.
Por ello, paradójicamente, toda esta ligereza que lo impregna todo y que debería ayudar al ser humano a sentirse más feliz, acentúa mucho más su sensación de soledad, desamparo, incertidumbre y desesperanza, pues el mundo se le ha vuelto incomprensible, caótico, solitario y mucho más angustioso que el de sus antepasados que tenían más seguridades, certezas, compromisos y obligaciones que la sociedad de la ligereza ha conseguido eliminar y, quizás, con ellas ha matado en el hombre la esperanza. No hay que olvidar que al hombre como al árbol, cuando se le arrancan las raíces, muere.
Excelente obra es "De la ligereza", recomendable para todos quienes quieran entender al mundo en el que vive y las coordenadas que le marcan el rumbo a seguir en esta sociedad de la ligereza que lleva a cada individuo, y a su conjunto, por un camino que puede abocarle al vacío de la más absoluta nada.
Nietzsche.El hombre y su filosofía,R.J.Hollingdale
Nietzsche. El hombre y su filosofía.
R. J. Hollingdale.
Traducción de Manuel Garrido y Carmen García-Trevijano.
Tecnos. Madrid, 2016. 336 páginas.
Ana Alejandre
Esta nueva biografía de Nietzsche, del autor británico Reginald John Hollingdale (1930-2001), publicada en 1965 y revisada en 1999, se une al gran número de las existentes en todo el mundo, pero aporta una nota característica que la singulariza y la distingue del resto ya que no es solo una biografía al uso del filósofo alemán, sino que analiza su pensamiento filosófico, su extraordinaria capacidad creadora y filosófica y se adentra en el proceso de locura que padeció el biografiado desde los 44 años de edad.
Aunque en el panorama editorial mundial existen un gran número de biografías del filósofo alemán, en español sólo contamos con la escrita por Safranski (Tusquets) que es la más conocida, además de la rigurosa y exhaustiva de Curt Paul Janz (Alianza), aunque está agotada.
El autor de esta biografía, periodista y escritor, tiene un bagaje de conocimientos y capacidad para realizar la magna tarea que emprende en esta obra que es biografía y tratado filosófico, al mismo tiempo, lo que es muy poco usual en los biógrafos al uso. No hay que olvidar las traducciones de Hollingdale al inglés de las obras de Nietzsche ni que es uno de los estudiosos de la obra del filósofo alemán que luchó por borrar del nombre de este el triste marchamo de ser el inspirador de la siniestra ideología nazi, idea que era habitual en el mundo anglosajón durante la II Guerra Mundial y después de acabar la contienda.
Estos conocimientos le permiten a Hollingdale ahondar en su obra filosófica, valorar y comentar las muchas críticas sobre la obra y el pensamiento del filósofo alemán, especialmente a raíz de la publicación de sus Fragmentos y, también, hacer una valiosa selección de citas de textos de Nietzsche que acompañan a esta obra y que se convierte en una selecta antología del pensamiento del filósofo en cuestión.
La figura de Nietzsche es conocida universalmente - a pesar de ser un filósofo y no una figura del espectáculo, lo que ya es extraño en esta sociedad de la banalidad-, y es muy leída su obra por los jóvenes occidentales, porque en su pensamiento se encuentran todos los elementos que le han convertido en el fundador del postmodernismo para la juventud occidental, desde la crítica del cristianismo y todo tipo de moral, sus teorías del superhombre, la expresa voluntad de poder, la subordinación del hecho a la interpretación del mismo y el eterno retorno. Estas son las claves que atrapan a los lectores, sobre todo a los más jóvenes, convirtiendo a Nietzsche y su pensamiento en un icono y un referente, aunque la idolatría que le profesaban los nazis lo convirtió, después de la II Guerra Mundial, en un filósofo maldito.
Autores de habla inglesa como Hollingdale, entre otros, intentaron borrarle ese malditismo en la década de los sesenta, al igual que hicieron los pensadores italianos de ideología marxista Colli y Montinari, que crearon una auténtica conmoción dentro del mundo filosófico por su atrevida edición de los Fragmentos póstumos de Nietzsche ya aludidos, que han sido publicados en España recientemente por la Editorial Tecnos, de lo que hay que congratularse.
Hollingdale hace hincapié en el rechazo de Nietzsche hacia el antisemitismo y su desprecio por la supuesta superioridad y pureza de raza de los alemanes Para ello, simultáneamente, va narrando la vida de Nietzsche y exponiendo su pensamiento que siempre está unido, profundamente, a las experiencias vitales y a las emociones. La vida del filósofo tuvo grandes claroscuros que lo convierten en un personaje en el que se fundían la jovialidad y el sufrimiento, la acción y el pensamiento, la experiencia vital y la creación filosófica.
En la vida de Nietzsche se encuentran hechos tan insólitos como el de llegar a catedrático de griego en Basilea con tan sólo 25 años, y estar jubilado con 35, por enfermedad. A partir de entonces, el filósofo subsistió con una modesta pensión, viviendo temporadas en Roma, Niza, Génova, Turín y Venecia u buscando la soledad en la Alta Engadina.
Falleció en Alemania, en la casa materna de Naumburgo, aunque ya había perdido la razón, esa misma que le permitió crear una obra filosófica de la magnitud de la que ha legado a la posteridad que, a pesar de todas las críticas recibidas, permanece inalterable y creando el mismo fervor que cuando fue escrita.
Excelente biografía razonada y crítica la escrita por Hollingdale que nos aproxima más al mundo filosófico de Nietzsche y despeja muchas dudas, oscuridades e incompresiones de su obra,
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