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Crítica literaria

 

“Rendición”, de Ray Loriga,

Rendición, Ray Loriga, Premio Alfaguara de Novela 2017, Madrid, 201

“Rendición”, de Ray Loriga, novela en la que el eco del más puro existencialismo matiza la obra del más crudo pesimismo y la convierte en una parábola de la sociedad actual pasada por la propia visión de su autor.

Las redes sociales, móviles, internet, como ojos vigilantes que nos espían e impiden la intimidad personal en la ciudad de cristal de ámbito planetario.

Ana Alejandre

“Rendición”, de Ray Loriga, Premio Alfaguara 2017, es una novela que transcurre en un lugar fuera del mundo, en el límite del mundo y en la transparencia de este que no es otra cosa que la que ofrecen las redes sociales y los medios informatizados que van recogiendo todos nuestros datos sin apenas darnos cuenta. El imperio que ejercen estos invisibles hilos sobre las conciencias y el ánimo de los millones de seres de todo el planeta que han convertido al ordenador y a las redes sociales, estas como representantes genuinas de internet, en el cuasi ojo del gran hermano que todo lo ve y en el artefacto mágico del que emergen las ideas, los consejos, las prohibiciones, los estímulos para el consumo más feroz, para crear los miedos, los deseos, las opiniones y difundir las leyendas urbanas y todo los que conforma el imaginario individual y colectivo de una sociedad informatizada, despersonalizada y alienada de individuos que ‘prefieren no pensar por sí mismos y seguir las directrices, la opinión y las consignas que nacen y se reproducen incansables en las virtuales redes sociales y en los medios de comunicación y de opinión.

Según este autor, durante el día y la noche nos observa un testigo invisible y despiadado. Algunos pensarán que es Dios, nuestra propia conciencia o ese gran ojo vigilante creado y controlado por los gobiernos, o incluso por las instancias supranacionales y de ámbito universal. Esa continua vigilancia de la que nos somos conscientes parece llevarnos a todos a una era apocalíptica y a convertirnos los ciudadanos en seres humanos desprovistos de todo tipo de memoria, de los cinco sentidos, de nuestra privacidad, y a vivir sin esperanza de futuro, porque nuestra identidad queda borrada en esa masa informe de seres aborregados, alienados como meros zombis biológicos que sólo cumplen la metas, los objetivos y las órdenes que se van filtrando en nuestros cerebros a través de los medios de comunicación y de las siempre sutiles redes sociales que mediatizan la opinión y la uniformizan sin divergencias, borrando el criterio personal para convertirlo en algo difuso, influenciado y generalizado.

Rendición habla de muchas cosas distintas y que afectan al común de los mortales, como son: la muerte, el desamor, el fastidio, la rutina, la paternidad, la costumbre, la posesión, el engaño; así como habla del trabajo, el sindicalismo, la limpieza, el destino y el bien común y, especialmente, de la mierda, y sin ánimo escatológico.

Utiliza el autor un lenguaje sencillo y una prosa clara, casi cristalina, con la que cuenta hechos atroces sin alterar el ritmo que sigue un continuo fluir sin saltos. Los diálogos apenas existen y los pocos que hay se encuentran formando parte del resto de la escritura, como queriéndoles dar poca importancia en el transcurso de la narración. La prosa de Ray Loriga, por ese motivo, puede parecer fría y desapasionada por ser demasiado aséptica en la dura descripción sin emotividad ni apasionamiento.

Esta novela se puede considerar una alegoría, una parábola del absurdo del mundo, de la sociedad actual, en la intención de su autor que ha pretendido convertirla en una obra cercana a La Náusea de Sartre y al existencialismo. La náusea está presente en la sensación angustiosa de la nada en la que está inmersa una sociedad en la que se ha perdido la intimidad, en la que todos estamos expuestos a ser mirados, criticados y enjuiciados en una simbólica ciudad de cristal que no permite la intimidad ni los secretos, ni tampoco mantener la vida personal a resguardo de miradas curiosas, de la continua observación a través de los supuestos medios de comunicación interpersonales que actúan como un ojo vigilante que nos espía sin descanso.

También, parece indicar que esa ciudad de cristal, transparente y vigilante, es la propia cárcel interior en la que todos estamos encerrados, porque está en nuestro interior y aceptamos los barrotes psicológicos que nos encierran por puro conformismo, por comodidad, por miedo a la rebelión y por puro y duro sentimiento previo de derrota. El mal de muchos es el consuelo de todos, y en ese sometimiento a un tipo de vida que nos aliena, nos conformamos con una existencia que nos asfixia en un mundo que se ha vuelto inhóspito, incomprensible y cada vez más invivible.

El protagonista ha perdido a su mujer y a sus hijos en la guerra, símbolo de todas las guerras, al igual que ha perdido todas sus posesiones. Lo único que le queda es el vacío de sus ausencias, el sinsentido del mundo que lo rodea y el caos emocional de tanta pérdida no asumida.

Se aprecian en esta obra influencias que recuerdan a Juan Rulfo, del que este año se celebra el primer centenario de su muerte, y de Albert Camus. Aunque ese s deseo de emulación por parte de Loriga quede en en un simple intento, porque este autor es muy diferente a ellos, aunque juegue con el mismo pesimismo subyacente en su obra que los autores señalados. Intenta usar el mismo y sencillo lenguaje que aquellos autores y la claridad con la que va exponiendo su drama, sus sufrimientos, sin quebrantar en ningún momento su discurso en el que no utiliza adjetivos, no intenta dramatizar, y en su prosa aséptica se va desgranando el horror que está viviendo en un mundo que se ha vuelto una trampa mortal, una ratonera sin salida. Este autor eparece querer también emular a escritores como Kerouac, Bulowski y Carver, aunque sólo queda en e intento.

Rendición, es una novela que pretende ser alegórica del mundo real en el que vivimos y en el que el ser humano se encuentra más perdido y solo, a pesar de que virtualmente cada vez se relaciona con más gente a través de las redes sociales y sus señuelos. Una novela demasiado ambiciosa para los resultados conseguidos que ha quedado sólo en el intento fallido de explicar el mundo caótico y complejo actual, utilizando el recurso de ese sempiterno “no se dice dónde” ni se sabe “cuándo” ni tampoco “quién” Especialmente, quién es , realmente, el narrador de los hechos, pues solo describe todos vagos, genéricos, indeterminados que no consiguen atrapar al lector y hacerle sentir que lo que Loriga cuenta es algo que le concierne o puede hacerlo. Lugares e ideas comunes que flotan siempre en la indeterminación del momento, del escenario que quiere ser uno y todos, al mismo tiempo, lo que agrava la poca credibilidad de los personajes que parecen prototipos sacados de una película futurista, a lo que ayuda la falta de emotividad, de expresividad y de calor humano en la narración. La voz del narrador y protagonista suena como la de un robot: fría, impersonal, inexpresiva y monótona, como si todo lo que contara no le afectara aunque está contando su propia experiencia.

En esta novela hay demasiada asepsia narrativa, quizás para hacerle hueco a todo aquello de lo que quiere hablar el autor y que ha sido enumerado anteriormente y no puede dedicarle mucho tiempo a nada en concreto. Demasiada carne para tan poco fuego. Quizás, por eso la novela deja frío al lector y cuando termina de leerla piensa que Loriga le ha hablado de muchas cosas genéricas, pero sin contar nada en concreto. Todo demasiado intemporal, impersonal e indeterminado.

Una novela que gracias a la publicidad del premio obtenido llega a las librerías con todas las garantías de que se venderá mucho y decepcionará también a muchos. A todos los que esperan encontrar en ella algo que su autor no ha podido o querido llegar a expresar. bien por exceso de planteamientos o, bien, por falta de medios, oficio y recursos narrativos para llevar a cabo tan ambiciosa intención con tan pobres resultados.

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Rendición, Ray Loriga, Premio Alfaguara de Novela 2017, Madrid, 2017

 

Apegos feroces, de Vivian Gornick

Apegos feroces. Vivian Gornick. Prólogo de Jonathan Lethem. Traducción de Daniel Ramos. Sexto Piso, 2017. 195 páginas. 19.90 euros.

“Apegos feroces” de Vivian Gornick. Una autobiografía sobre la relación siempre difícil y tormentosa de madre e hija.

Una reflexión acerca de la condición femenina en la sociedad actual

Ana Alejandre

El tema de la relación entre madre e hija ha hecho correr muchos ríos de tinta y hay una serie de nombres de escritoras que hicieron de ese tema el eje central de sus obras, entre las que destacan las británicas Virginia Woolf y Doris Lessing; y las francesas George Sand y Colette, entre las más cercanas en el tiempo. Hay que destacar que la literatura francesa es la que más ha incidido sobre este tema tan candente y común para las mujeres de cualquier época y país, contrastando con la escasa atención, por parte de las escritoras del ámbito hispano, a este espinoso tema de relación materno-filial que parece ser un tabú en nuestra literatura.

Todas ellas eran escritoras célebres y controvertidas feministas y, también, compartieron la dura experiencia de vivir sus respectivas maternidades de hijas con las que mantuvieron relaciones conflictivas.

La influencia de la madre es muy importante para la maduración psicológica y emocional de toda hija que toma a su progenitora como única referente para poder entender el mundo y conformar su propia identidad de mujer. Eso ya lo afirmaba Wirginia Woolf, destacando el importante papel que representa cada madre para su hija y para el aprendizaje verbal de esta, ya que es su madre quien le enseña a comprender el mundo que la rodea a través de los conceptos, ideas, prejuicios, creencias y fobias que van conformando el ideario de una mujer transmitido por su madre. Para ello, no puede contar con las experiencias masculinas que son diferentes en cuanto a la sensibilidad y forma de pensar a la de las mujeres, y, por ello, la mujer tiene que empezar a conocer, comprender y juzgar la realidad a través de la mirada de su madre que le va conformando la suya propia o, por el contrario, se convierte en antagónica por un afán de rebeldía, incomprensión o distanciamiento emocional.

El papel de una madre es fundamental para el crecimiento emocional de sus hijos, especialmente de sus hijas, desde antes de su nacimiento, por llevarlo nueve meses en su vientre. Ella va conformando todas las experiencias sensoriales del aún no nacido que le determinarán en el futuro su propio mapa emocional. Las hijas para poder empezar a ser autónomas como seres humanos, necesitan crear su voz propia, rechazando y contrastando el discurso materno.

Esto es de lo que trata el libro autobiográfico Apegos feroces, de Vivian Gornick. Un análisis profundo y sin contemplaciones de la relación con su propia madre, desde la visión de la madurez de la autora y de la ancianidad de su progenitora.

La autora utiliza el diálogo con su madre ya anciana, en sus paseos por las calles de Manhattan, siendo ya una mujer madura, encuentros en los que se producen agrias discusiones, en muchas ocasiones. A lo largo de esos paseos se van desgranando sin cesar los diálogos en los que abundan los reproches, los recuerdos, las ya casi olvidadas complicidades, algunas recuperadas y, con ellas, Gornick va creando el relato que describe el esfuerzo de una hija por definir su propia ipersonalidad y encontrar su propia voz, -la expresión de su pensamiento sin influencias maternas-, y su propia identidad de persona singular, sin dejarse mediatizar por la influencia notable de su madre, El tiempo no es lineal, sino que vuelve al pasado cuando era aún la autora una niña y adolescente, y cuando ya era una mujer adulta y su relación con su madre ya anciana,. Ambos tiempos, pasado y presente, se superponen para crear una visión de conjunto que hace más completo el retrato de esas dos mujeres, enfrentadas y con ese relación de amor-odio profundo que sólo puede existir entre madre e hija.

Para ello, tiene que elegir entre dos modelos femeninos muy distintos, contrarios en muchas cosas, que representan dos mujeres, ambas viudas, su madre, por una parte; sumida en el dolor de la pérdida de su esposa; y Nettie, por la otra, su vecina, otra mujer sola que adopta una actitud diferente a la de la madre de Gornick, pues hizo del sexo y su relación con los hombres una forma de desquite y un arma para afianzar su propia identidad de mujer, sin dejar por ello de ser una habitante más del bloque de casas de judíos en el Bronx, en el que viven y en el que las mujeres son mayoría en el entorno vital de las tres que protagonizan esta obra.

Ambos modelos de mujer la hacen sentir sensaciones contradictorias hacia ellos, pues siente rechazo y atracción, al mismo tiempo por los dos prototipos. Esa ambivalencia le marcará profundamente y será la que definirá su relación con otras mujeres, con los hombres y con el mundo laboral.

Gornick intenta analizar la causa que provoca que una hija pase de la más absoluta adoración a la figura materna cuando aún es una niña, a la etapa de rechazo físico y moral a partir de la pubertad y juventud. La autora define en una pregunta de su madre de por qué no se marcha ya que nada la retiene, la verdadera naturaleza del problema entre ambas: ella no puede dejar a su madre porque ya se ha convertido en una mujer igual a ella. No puede irse ni quedarse, en una ambivalencia que la define y la atrapa dentro de la contradicción que supone. Ha realidad la frase o refrán español que afirma que “toda mujer acaba pareciéndose a su madre”, Ese parecido que la autora rechaza, pero que advierte con el paso del tiempo y de la certeza de que ha ocurrido.

Como decía Lacan, el psiquiatra suizo que había estudiado la relación madre-hija durante cuarenta años y terminó confesando que era la cuestión más difícil y espinosa que había encontrado en su carrera profesional, por lo que afirmaba que, para que una relación madre e hija llegue a un punto de encuentro y entendimiento entre ambas, primero tiene que ser devastadora.

Eso es lo que Gornick ha intentado explicar a través de esta obra y sus múltiples vericuetos. La relación de madre e hija sólo puede llegar a ser buena cuando deja de existir la rivalidad, la dependencia emocional de la hija hacia su madre, y crea aquélla su propia identidad en la que siempre habrá retazos de su madre, pero de cuya influencia habrá quitado todo lo aceptado como valedero sin haber pasado primero por la criba de su propio criterio personal.

Sólo desde la libertad se puede crear y transformar una relación difícil y traumática en otra más cálida, enriquecedora y satisfactoria. Labor difícil para madre e hija que siempre terminan encontrándose, antes o después, cuando los años, la experiencia, el desencanto y la desilusión vital han hecho su labor en el ánimo de las dos y les otorga la lucidez `para comprender que ellas son, como todos los seres humanos, igual de imperfectas, insatisfechas, limitadas y vulnerables que el resto de los seres humanos. Solo entonces, los reproches y el rencor dejan paso, al fin, al intento de acercamiento, comprensión y perdón.

Vivian Gornick (Nueva York, 1935) afirma que "toda obra literaria contiene tanto una situación como una historia". En su obra The situation and the story que constituye su antología sobre el subgénero del ensayo personal, sostiene que lo más necesario para hallar esa voz propia es saber quién habla y por qué lo hace. Para esta autora, la situación es el contexto o circunstancia, e, incluso, la trama; y la historia es la experiencia emocional, la idea que preocupa al autor lo que quiere decir. Gornick en1969 empezó a colaborar con el semanario alternativo The Village Voice, donde comenzó a reivindicar los principios del feminismo radical. Su periodismo lo iniciaba desde las barricadas del movimiento y con especial acierto, ya que, supo llevar esa mirada a la crítica literaria. Esta autora es una de las voces más importantes de la segunda ola feminista de EE UU, y su obra “Apegos feroces”, fue publicada en 1986 en EE.UU. con éxito clamoroso y eso le permitió convertirse en un referente literario y una de las voces más importantes del feminismo de su país.

Esta autobiografía novelada es de lectura recomendable para comprender la relación, siempre traumática pero indestructible, entre madres e hijas, narrada por una autora que es una ardiente feminista, combativa y exigente, pero que no deja por ello de ser mujer y escritora que sabe narrar y tiene de qué hacerlo con sinceridad, en alguna ocasiones, crudeza, pero nunca exenta de sensibilidad y comprensión hacia el difícil mundo lleno de contradicciones de la mujer actual.

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Apegos feroces. Vivian Gornick. Prólogo de Jonathan Lethem. Traducción de Daniel Ramos. Sexto Piso, 2017. 195 páginas. 19.90 euros.









 

 

Los emperadores de Roma, de David Potter

Los emperadores de Roma, , David Potter, Traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar, Pasado&Presente,

"Los emperadores de Roma", de David Potter., una obra de divulgación histórica en la que aparecen los emperadores mostrados en sus parcelas pública y privada.Escrita por el mejor biógrafo de Constantino, examina las causas de la caída del Imperio de Occidente, en contraposición con la supervivencia del Imperio Romano de Oriente.

Ana Alejandre

Entre las novedades destacadas de libros de historia (no las novelas históricas que son mezcla de historia y ficción, aunque algunos lectores los confunden), destacan entre otros en estos últimos meses, las obras de Tom Holland, “Dinastia” (Ático de los Libros), sobre los cinco primeros emperadores romanos, y la excelente “Pax Romana”, de Adrian Goldsworthy (La esfera de los libros) que dejaremos para comentarlas en próximas ediciones, nos centramos ahora en la obra “Los emperadores romanos” de David Potter, profesor de la Universidad de Michigan Un libro que, como indica su título, realiza un apasionante viaje a la historia de Roma, vista a través de sus emperadores, su vida pública y privada, sus éxitos militares y políticos, su pensamiento, carácter, etc.. Esto le hace ser sumamente interesante desde el principio.

Potter es conocido como el mejor biógrafo de Constantino y realiza en esta obra el retrato humano y político de todos los emperadores de Roma. Examina las razones de la caída del Imperio Romano de Occidente y, en contraposición, la pervivencia del Imperio Romano de Oriente, a cuya cabeza figuraba el emperador al que se le otorgaba la sacralidad como atributo inseparable.

El autor afirma que la razón de la caída de uno y la supervivencia del otro, sólo estaba justificada en el hecho de que los emperadores representaban “el sentido moral de la sociedad” (que en cada etapa estaba definida por el concepto de la ‘virtus’, la victoria…). Esta teoría sirve para la actualidad como demuestra la historia más reciente.

El siguiente párrafo de la obra, define muy bien las causas de la caída del Imperio Romano de Occidente que el autor explica de la siguiente forma:

Utilizando un tono polémico que no deja de resultar sumamente familiar el oído moderno, los Romanos no tenían empacho en despellejar a sus dirigentes tachándolos de lunáticos, asesinos o imbéciles —aunque tampoco se privarían de reverenciarlos, elevándolos a la categoría de héroes o genios—. Pero si alguna lección cabe extraer de la historia de los Césares, de Augusto a Rómulo, es que el gobierno ha de ser la representación del sentido moral de la sociedad. Porque en último término, lo único que consigue un gobierno que se aparte de las realidades del mundo que le rodea es erosionar los cimientos mismos de la sociedad. El desplome del Imperio Romano de Occidente no se debió tanto a la invasión bárbara como a una falta de imaginación frente a la necesidad de asimilar a los recién llegados. La incitación al prejuicio y las fantasías relacionadas con la naturaleza del mundo revelaron ser entonces —como invariablemente ocurre en cualquier época— la receta más segura para el desastre.”

Según el autor, entre los emperadores se podía encontrar una variada tipología humana a la que describe de la siguiente forma: “Uno reveló ser un matricida. Otro se dedicó a luchar como gladiador. Dos ejercieron de filósofos. E incluso hay uno al que la Iglesia Ortodoxa tiene por santo y rinde veneración. Tan diversas personalidades comparten una circunstancia: la de ser emperadores romanos”.

Potter demuestra en esta obra sus profundos conocimientos de la época de la que trata, y lo hace de forma amena, pero rigurosa, con un gran sentido del humor y sutileza al definir a todos y cada uno de aquellos hombres que llegaron a la más alta cima del poder de su época, siendo los únicos dueños y señores de la mayor parte del mundo conocido por entonces. Hace su análisis teniendo en cuenta, en cada caso, la etapa histórica y las circunstancias sociales y políticas del momento que vivió cada uno de ellos, con lo que nos ofrece una rica y detallada visión de la Roma Imperial, de sus luces y sombras.

Lo que agrada al lector no especialista en esta época de la historia, es que los emperadores son analizados como hombres, como seres humanos llenos de contradicciones, pulsiones, conflictos, pasiones, odios y afectos. También aparecen reflejados sus gustos personales, tan sencillos o complejos como los de cualquier otro ser humano, sus debilidades, vicios y virtudes. Sin olvidar la parte dedicada al aspecto intelectual y moral de cada uno de ellos, al describir sus ideas religiosas y filosóficas que son las que definen y conforman en cada persona su propio sentido ético y moral.

Este libro es aconsejable para todos aquellos que son amantes de la historia contada por especialistas de la talla de Potter que aúnan el rigor con la amenidad, el conocimiento de la materia que proviene de la intensa investigación histórica más reciente que aporta nuevos datos a un tema tan apasionante como es el del mundo romano y sus más altos representantes que fueron los emperadores. Hombres que llegaron a ser considerados dioses, algunos de ellos, sin dejar de ser hombres.

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Los emperadores de Roma, , David Potter, Traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar, Pasado&Presente,

 

Lovecraft(una mitología),D. Hernández de la Fuente

Lovecraft (una mitología), D. Hernández de la Fuente, Materia Oscura, 169 Páginas

Un interesante ensayo biográfico sobre la misteriosa etapa que vivió Lovecraft, aquejado de una extraña dolencia

La siniestra sombra de la locura aleteaba sobre tan famoso autor, maestro del terror.


Ana Alejandre

Esta obra de ensayo biográfico, examina a una de las figuras más importantes de la literatura fantástica y de terror, pero también menos conocido en su misteriosa personalidad: Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), escritor estadounidense, cuya obra suele compararse con la de Edgar Allan Poe.

La obra de referencia es una edición aumentada y corregida de la primera que se publicó en 2005. Pero antes de continuar conviene recordar someramente quién fue Lovecraft.

Lovecraft nació en Providence (Rhode Island), el 20 de agosto de 1890. Fue un niño enfermizo y precoz, que perdió a sus padres, ambos enfermos mentales., lo que parecía ya condenar a Lovecraft a un futuro no menos dramático.

Empezó a escribir muy tempranamente y a colaborar en la prensa, pues a los 16 años escribía una columna de astronomía para el Providence Tribune. A partir de 1908 y hasta 1923, se mantenía duramente escribiendo ocasionalmente relatos para revistas de poca tirada, como Weird Tales. A pesar de sus esfuerzos, nunca obtuvo reconocimiento ni fortuna con sus labores literarias y murió en Providence, el 15 de marzo de 1937, en la más absoluta pobreza y sumido en el anonimato.

Sin embargo, por esos extraños giros de la fortuna, fue diez años más tarde, cuando su obra empezó a suscitar un gran interés. Sus cuentos se hallan impregnados de mundos fantasmagóricos donde habitan espíritus malignos, posesiones psíquicas y mundos oníricos, y en los que el tiempo y el espacio se alteran de manera inevitable. De estas obras se destaca Mitos de Cthulhu.

Toda su obra tuvo una gran influencia en los escritores de literatura fantástica y ciencia ficción, coetáneos y posteriores. Sus relatos se reunieron en varios volúmenes póstumos, entre los que figuran El extraño y otros cuentos (1939) y El cazador en la oscuridad y otros cuentos (1951).

También, escribió novelas cortas, entre las que destacan El caso de Charles Dexter Ward (1928), En las montañas de la locura (1931) —la crítica la compara con Gordon Pym de Edgar Allan Poe—, y La sombra sobre Insmouth (1936).

La obra Lovecraft (una mitología), de Hernández de la Fuente, trata especialmente y se centra en un momento clave de la vida de Lovecraft, cuando sufrió un misterioso ataque psíquico que lo dejó postrado y sin hacer ninguna actividad cuando tenía dieciocho años, situación que se mantuvo hasta los veinticuatro. La naturaleza de dicho ataque, Hernández de la Fuente lo identifica como un acceso de locura. Dicho autor afirma que nadie se ha adentrado en el mundo de la enajenación mental, de la locura, como lo hizo Lovecraft en su obra Las montañas de la locura. Afirma, dicho biógrafo, que esto se debe a que: «Seguramente porque la vivió en grado excelso, porque sintió en cuerpo y mente el rayo punzante de la “manía”». Y sigue diciendo

“En esa larga etapa de ausencia, por así decirlo, hasta que se recuperó de una dolencia sobre la que sus biógrafos no se ponen de acuerdo, es cuando Lovecraft visitó lugares de pesadilla que luego invadirían sus escritos, hasta crear un universo propio”. Y continúa explicando que por ese motivo, Lovecraft es ·”un auténtico creador, uno de los pocos creadores en la historia de la literatura que son capaces de crear un universo mítico y arrastran a una estela de seguidores a él”.

Lovecraft, por ello, no deja indiferente a nadie, sea o no lector asiduo de su obra y, por ese motivo, esta obra Lovecraft (una mitología), es de lectura recomendable para quienes deseen profundizar en la obra de este maestro del terror, y así poder llegar a conocer cuáles eran sus lecturas predilectas y compulsivas, su pasión por los dioses grecolatinos, su escritura de un acusado estilo barroco con el uso de términos arcaizantes, y su obsesión por aquellos temas que estaban siempre relacionados con lo místico y lo gótico, con el mundo sobrenatural y la oscuridad del submundo del terror, poblado de figuras maléficas. Esta obra está bellamente ilustrada, lo que ayuda a comprender y adentrarse mejor en el universo lovecraftiano que sigue despertando el interés de buena parte de los lectores, especialmente entre los más jóvenes, y sus obras son motivo de inspiración de muchas películas y de continuas reediciones y ensayos como el que ahora comentamos.

Obra de ensayo muy breve, pero de gran amenidad no exenta de rigor, que nos muestra una intrigante etapa vital del maestro del misterio y el terror como es

Howard Phillips Lovecraft.

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Lovecraft (una mitología), D. Hernández de la Fuente, Materia Oscura, 169 Páginas

 

 

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