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Crítica literaria

 

4 3 2 1 , Paul auster

“4 3 21” Paul Auster Traducción de Benito Gómez Ibáñez Seix Barral, 2017

“4 3 21”
Paul Auster
Traducción de Benito Gómez Ibáñez
Seix Barral,
2017

“4,3,2,1”, de Paul Auster, una novela que explora las diferentes posibilidades que ofrece la narrativa al igual que la vida. Reflexión sobre el poder de las decisiones que marcan el destino humano.

Ana Alejandre

La nueva novela de Paul Auster, “4 3 2 1” es una obra a la que se puede llamar monumental y no solo por su tamaño que alcanza casi las 1.000 páginas y porque se puede afirmar que es la obra más ambiciosa de las que forman la extensa obra literaria de este autor. Su título alude a las cuatro partes, a modo de capítulos, que forman la novela y que se subdivide cada uno de ellos en otros cuatro subcapítulos que, en ningún momento, provocan confusión al lector por la labor de excelente narrador de Auster y que están en consonancia con la propia historia y la idea que el autor quiere expresar a través de ella.

En esta novela, que fue publicada en inglés el pasado enero y publicada por Seix Barral en la edición española, traducida por Benito Gómez Ibáñez, -traducción que hay que destacar por su calidad-, se encuentra el estilo inconfundible de este autor, su personalísima cosmovisión y sus principios literarios que incrementa y enriquece con evidentes influencias de sus dos escritores clásicos a los que admira y constituyen unos de sus principales referentes literarios como son Charles Dickens y Tostoi.

Archibald Isaac Ferguson, “Archie” es el protagonista de esta historia que es, a su vez, cuatro “Archie”, ya que cada uno de ellos está unido a los otros tres por elementos comunes. Por ejemplo, la fecha de nacimiento de los cuatro, el 3 de marzo de 1947 -Auster nació en febrero de 1947, coincidencia como un guiño al lector, aunque el autor niega cualquier semejanza biográfica con su vida-, hijo único de Rose Adler Ferguson, abuelo de todos los “Archie”, es un judío ruso que emigra a Nueva York, entrando en el puerto neoyorkino el primer día del siglo XX. Una vez en EE.UU. se casará con Fanny y tendrá con ella tres hijos. Así empieza una nueva vida para este patriarca, incluso se cambia el nombre, dejando de llamarse Isaac Reznikoff para pasar a ser Ichabod Ferguson. Todos estos datos compartidos por el cuarteto de “Archie” se explican al inicio de la novela, como poniendo en antecedentes al lector de los nexos de unión entre los cuatro protagonistas en uno, pero haciendo hincapié en la importancia que el azar juega en este hecho de conjunción de elementos comunes del cuarteto que viene a ser las cuatro identidades de un solo individuo.

No solo comparten las coincidencias antes descritas, sino que también está presente en las cuatro variedades de “Archie” la figura enamorada de Amy Schneiderman, pero cuya relación tiene diferencias que las singulariza. También, comparte el cuarteto archiedano su pasión por la escritura y su ejercicio en diferentes ámbitos que van desde el periodismo hasta la literatura. Sin embargo, a pesar de las coincidencias vitales, las vidas de los cuatro protagonistas son distintas, al igual que lo son los cuatro personajes entre sí con cuatro vidas diferentes, a las que les sirve de telón de fondo episodios fundamentales de la Historia de EE.UU., como fue el ascenso a la Casa Blanca de John F. Kennedy y su posterior magnicidio.

La compleja estructura narrativa de esta novela, además de ser un guiño al lector o juego literario, también representa una reflexión sobre cuestiones que nos atañen a todos y que pueden encontrar respuestas incómodas, por no decir inquietantes en su formulación. El autor reflexiona sobre los posibles caminos que se ofrecen ante una vida y que depende de la decisión de cada individuo cuál tomar lo que marcará su destino hasta un punto del que ni siquiera es consciente a la hora de decidir y, por lo tanto, estando a merced del azar –elemento siempre constante en la obra de Auster-, se evidencia el sentido de la responsabilidad de la decisión tomada y sus posibles consecuencias que desconoce a priori, lo que le hace estar siempre instalado en la incertidumbre de si la decisión tomada es la mejor, dando un plus de incertidumbre y duda al hecho mismo de decidir.

Esta nueva novela es la primera después de un período de siete años en el que Auster ha seguido escribiendo, pero sin publicar una novela, en el estricto sentido de la palabra, ya que en estos años se ha dedicado a escribir obras autobiográficas y memorialísticas, como son los títulos Diario de invierno e Informe del interior.

La escritura de “4 3 2 1” le ha supuesto un esfuerzo de tres años, en los que abandonó la actividad pública y se encerró en los cuarteles de invierno como es el despacho para todo escritor, en un retiro casi monacal, para escribir de forma intensa e incansable todos los días. Esa capacidad de trabajo le permite a Auster contar con una extensísima y fascinante obra de la literatura mundial.

Entre sus novelas más destacadas están los títulos como La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal, Fantasmas, La habitación cerrada), Leviatán, Mr. Vértigo, o El libro de las ilusiones. También es autor de poesía

, guionista y cineasta. Un hombre polifacético que ha cosechado premios tan importantes como el Premio Médici y el Príncipe de Asturias de las Letras, además del aplauso de la crítica internacional y la devoción de millones de lectores que se sientes fascinados por el personal universo austeriano. Ese mismo universo que va a encontrar magnificado en la nueva novela que ofrece en tamaño maxi la calidad narrativa de su autor junto a una nueva exploración literaria por el ancho mundo de su narrativa, aunque a muchos de sus lectores le pueda parecer que no reconocen en esta obra al escritor que se adentra en esta ocasión en los múltiples vericuetos de las infinitas posibilidades que ofrece la narrativa para un personaje multiplicado en varios distintos que se convierte en otros muchos, al igual que la vida ofrece infinitas posibilidades que quedan siempre al criterio de quien tiene que decidir cuál elegir.

Auster, siempre Auster, aunque en esta ocasión es varios Auster que se unen en uno solo multiplicado como las infinitas posibilidades que abren las decisiones de cada ser humano en su futuro destino en el que el azar también juega un papel importante, pero no más que la libre elección de cada individuo y el acierto en su determinación.

 

cuentos completos I, Jack London

Cuentos completos I Jack London Reino de Cordelia Madrid, 2017

Cuentos completos I
Jack London
Reino de Cordelia
Madrid, 2017

Ana Alejandre

El primer volumen de cuentos de Jack London, que reúne los 197 relatos en tres volúmenes, del maestro del relato de aventuras y de la vida salvaje, hasta ahora inéditos en España-Se publican por primera vez en castellano la colección de relatos completos de Jack London (San Francisco, 1876 - Glen Ellen, 1916), en tres volúmenes que suman casi tres mil páginas, por la editorial el Reino de Cordelia que ha realizado un excelente trabajo de recopilación y edición. Los casi doscientos relatos (197 para ser más exactos) que componen la obra estaban publicados de forma parcial, desordenada y sin criterio de selección, además de contener 36 de ellos que son inéditos. Todos ellos fueron escritos por el narrador estadounidense en los veintitrés años de febril actividad literaria. Esta edición está basada en la publicada por la Stanford University Press, California, en 1993., gracias al meticuloso trabajo que realizaron investigadores de dicha Universidad que dio lugar a la edición californiana. En la publicación española, la traducción es de Susana Carral que realiza una excelente labor y que será, también, la encargada de traducir los dos siguientes tomos que aparecerán a finales de 2018 y 2019, respectivamente.

El primer volumen que sirve de objeto de este comentario, contiene los ochenta y siete cuentos escritos entre 1893 y 1902, de los cuales cinco son inéditos y la primera versión del famoso relato “Encender una hoguera”. De estos 197 cuentos, 161 provienen de los veinte volúmenes de narrativa corta cuando aún vivía London y durante los seis años que siguieron a su muerte. Por lo que la mayoría fueron corregidos por el propio London

Dichos relatos que forman el primer tomo fueron escritos en su adolescencia y juventud. Predominantemente, el autor se inspira en sus andanzas como marinero en la goleta Sophia Sutherland que navegaba hasta Japón. Más tarde, London cambio de latitudes y se dirigió al río Klondike, entre Canadá y Alaska, para buscar oro acompañado por su cuñado, James Shepard. En tan desolados parajes, vivió los peligros que representaban los paisajes helados y la siempre constante presencia de la muerte blanca que se escondía en la nieve y el hielo con sus trampas mortales.
Todas estas duras experiencias London las llevó hasta su escritura, creando una obra apasionada y salvaje que utilizó para analizar los límites de la existencia humana y la capacidad del hombre para sobrevivir en las condiciones más extremas y a los mayores peligros.

Este autor escribía durante los años en los que los cuentos y relatos estaban en pleno auge en los Estados Unidos, país en el que los avances de la técnica, en lo relativo a las rotativas y artes gráficas, permitió que libros, periódicos y folletos se imprimieran en tan gran número que podía llegar hasta un gran número de lectores, lo que permitió que las revistas por entregas donde figuraban los relatos de London llegara hasta un número impensable de lectores, Por ello, otros escritores pudieron vivir de lo que escribían, aunque fue London el pionero de ellos. Hemingway y Fitzgerald fueron muy influenciados por aquel.

Los primeros cuentos de London, de la última década del siglo XX, fueron recortados o rechazados por editores que no aceptaban ningún escrito que no coincidiera con el “estilo de la casa”. Él aceptaba ese sacrificio de parte de sus escritos por necesidad económica, aunque tuvo la precaución de guardar sus originales íntegros que en este primer tomo de su Cuentos completos se publica ahora añadiéndole treinta y seis cuentos inéditos. De esta colección de cuentos completos -así la denominaron los especialistas de Standford-, solo faltan los cuentos extraviados o destruidos por su autor, quien llevó un riguroso registro desde 1898 de las entregas que hacía a las diversas revistas y que es un arma muy fiable y eficaz para los editores actuales.

A través de estos primeros relatos se puede observar la evolución literaria de London que va madurando progresivamente desde sus primeros inicios, en los que escribía meras crónicas o comentarios sobre sus viajes, hasta ir depurando su estilo con la práctica que le dio el oficio necesario para convertirse en un gran autor y referente ineludible de la literatura breve. A lo largo de estos relatos se aprecia la tensión que existía en su autor y la lucha entre los intereses monetarios y sus aspiraciones literarias, lucha interna que la mantuvo toda su vida. Por ese motivo, buscaba nuevas temas y técnicas narrativas, por lo que escribía de temas tan novedosos para los lectores de su época como eran el alcoholismo, enfermedades mentales, ecología, extraterrestres, socialismo, boxeo, tauromaquia, explotación sexual y un sinfín de asuntos más. Sin embargo, sus historias de aventuras son las que lo lazaron a la fama y las que la mayoría de los lectores recuerdan con agrado, porque en esas narraciones eran donde más brillaba su talento creador, elevando ese género hasta el nivel de gran literatura y que sitúa a London entre los cuatro grandes escritores de la narrativa breve universal, junto a los nombres de autores como Guy de Maupassant, Edgard Allan Poe y Antón Chejov.

Sus mejores relatos de aventura estuvieron inspirados en sus propias vivencias, lo que les confiere una autenticidad, credibilidad y viveza que es imposible alcanzar por autores que escriben sólo a través de la imaginación. Escribió la saga del Norte, que forma parte de este volúmen primero y en la que figuran sus mejores títulos El silencio blanco” o “Encender una hoguera”
Fue, también, autor de excelentes novelas como o “La llamada de lo salvaje”. (1903), 'El lobo de mar' (1904), 'Colmillo blanco' (1905), 'Martin Eden' (1909), 'La peste escarlata' (1912) o El vagabundo de las estrellas (1915).

Consiguió convertirse en uno de los autores más cotizados de su época. Se refugió en el campo, en un rancho de 400 hectáreas en Glen Ellen (California), sonde pudo dar rienda suelta a sus ideas ecologistas de las que era un adelantado a su tiempo y que inspirarían a muchos de sus relatos.

Cuando ya había conseguido el éxito, comenzó una etapa en la que los excesos se convirtieron en sus peores enemigos. El alcoholismo y las malas inversiones le llegarían a pasar factura. En 1906 inició la construcción de un barco de más de 35.000 dólares de la época, que era una verdadera fortuna, y que lo precipitó hasta casi la ruina. Al mismo tiempo, sus escritos caían en su calidad literaria, y a medida que se acercaba su muerte, sólo escribía historias por encargo o inspirados en ideas ajenas que le “regalaban”.


Murió el 22 de noviembre de 1916, aunque no se sabe a ciencia cierta si por motivo de un suicidio o por un fatal ataque de uremia. No había cumplido más de cuarenta años, pero a pesar de ser muy pocos le sirvieron para escribir una extensa y excelente obra de narrativa breve en la que se expone buena parte de su vida de aventurero y vagabundo que fueron los inicios de una brillante carrera literaria, en la que se alzó, de forma indudable, como uno de los mejores maestros del cuento de la historia de la literatura universal.

 

 

La muerte de la mariposa, Pietro Citati

La muerte de la mariposa Pietro Citati Trad.: Teresa Clavel Gatopardo, 201 . 399 pp.

La muerte de la mariposa
Pietro Citati
Trad.: Teresa Clavel
Gatopardo, 2017 . 399 pp.

Una excelente biografía de Scott Fitgerald y Zelda Sayre y su tormentosa relación matrimonial, con el alcohol y la enfermedad mental como telón de fondo.

Ana Alejandre

Este ensayo literario sobre Scott Fitgerald, el célebre escritor norteamericano, y su tormentosa relación con su esposa, Zelda Sayre, está escrito por uno de los críticos literarios más importantes de Italia, además de ensayista, biógrafo y un apasionado estudioso de la literatura al más alto nivel por su inmensa erudición y conocimientos.

De este ensayista y crítico se han publicado en España obras tan significativas como “La luz de la noche. Los grandes mitos en la historia del mundo”, “Kafka” -una excelente biografía que se puede considerar la mejor que hay escrita en castellano del escritor checo -, y “Leopardi”, todas ellas publicadas por la editorial Acantilado. “El mal absoluto: en el corazón de la novela del siglo XIX”, “Ulises y la Odisea”, publicadas por Galaxia Gutenberg; “La vida breve de Katherine Mansfield” y la que sirve de objeto de este comentario, “La muerte de la mariposa” por el sello Gatopardo.

Es en la biografía, género difícil para muchos escritores que lo convierten en una simple crónica periodística que solo ofrece meros datos biográficos del personaje en cuestión, donde se muestra en todo su esplendor el talento prodigioso que posee Citati y que ha demostrado fehacientemente en las obras dedicadas a Leopardi y Kafka, al igual que a Manzoni, Goethe, Tolstoi. Todas ellas le han valido el reconocimiento de la crítica y los lectores. Es autor, además, de una obra dedicada a mujeres escritoras que no ha sido traducida en España y que lleva el título de “Retratos de mujeres

Citati es un intelectual de inmensos conocimientos -recuerda mucho en su erudición al ya fallecido Umberto Eco, aunque sus obras sean muy diferentes-, por su profundo conocimiento desde los clásicos grecolatinos a los clásicos de la literatura universal, siguiendo los pasos de sus referentes en el género ensayístico literario como son G. Macchia y Mario Praz, entre otros nombres de prestigio de la literatura italiana del siglo XX.-

Uno de los más destacados méritos de Citati es que analiza y estudia a los escritores biografiados con una absoluta carencia de prejuicios pero gran objetividad, dando siempre prioridad al hombre sobre la obra, único camino para poder entender esta. Siempre ha partido de su intento de llegar a adentrarse en la mente y en el corazón de cada escritor para llegar a comprender, asimilar y casi reescribir su obra, todo ello desde el enfoque empático y siempre comprensivo del hombre que subyace debajo de cada obra literaria y el momento de su biografía en el que fue escrita.

Citati hace un perfecto retrato del matrimonio formado por Scott Fitgerald y Zelda Sayre y sabe destacar los claroscuros de una relación que navegaba, pero siempre a punto de zozobrar, en el inmenso mar de la literatura que oscurecían las turbias corrientes del alcoholismo y la enfermedad mental.

Se casan el 3 de abril de 1920 y son padres de una niña, llamada Scottie, quien publicó hace años un famoso epistolario de las cartas que le dirigía su padre, con el título de “Cartas a mi hija”, en el que ha escrito el prólogo a su diecinueve edición (Alpha Decay), en el que comenta su vida como hija de uno de los más famosos escritores de EE.UU., experiencia no demasiada grata para ella, pero a la que describe con gran sentido del humor e ironía.

Scott y Zelda se conocieron cuando ella tenía sólo dieciocho años y era la belleza más popular de Alabama. Fitgerald tenia veintidós y era un apuesto teniente de infantería. Zelda lo admiraba por su talento, pero sin sentir un amor apasionado. aunque se sentía halagada por las continuas atenciones, regalos y detalles propios de todo enamorado. Sin embargo, el alcoholismo de Fitgerald se inició cuando vio los flirteos de su mujer con otros hombres, lo que llevaba a usar el alcohol como un antídoto al dolor que le provocaba su masculinidad herida. Ambos se necesitaban mutuamente: él la necesitaba como musa e inspiración para escribir de la alta sociedad norteamericana en la que estaban integrados y de la que eran asiduos asistentes a fiestas nocturnas interminables que mermaban la dedicación a la literatura que él necesitaba y a la que no podía atender porque su esposa le exigía tener una vida social activa y exigente de tiempo y energías. También, usaba las cartas y diarios de su esposa como parte de su libros. Ella le necesitaba porque le permitía ver el mundo desde la siempre inteligente mirada de un escritor y codearse con los artistas e intelectuales más importantes de aquellos años, y le aportaba un mundo de creatividad, pensamiento y cultura que sobrepasaba su corto mundo de superficialidad y glamour.

Fitgerald luchaba entre su deseo y necesidad de escribir y las exigencias sociales de su esposa que les llevaban a vivir intensamente la noche, fiesta tras fiesta, en aquellos locos años de la segunda década del siglo XX. Su pasión se iba convirtiendo paulatinamente en una ficción que mantenían ante los demás, velando la dura realidad de sus tormentas conyugales.

La crisis matrimonial llegó a ser insostenible cuando, durante el verano de 1924, mientras estaban en la Costa Azul, Zelda conoce a un joven oficial de la aviación francesa que le hace cuestionarse su propio matrimonio. Esto encoleriza a Fitgerald que consigue apagar el fuego de aquella nueva pasión de su esposa, pero termina por mostrar los problemas de inestabilidad mental de Zelda en un posible intento de suicidio.

Fue al año siguiente cuando Fitgerald publica El Gran Gatsby, su obra más famosa, mientras ella se busca una nueva ilusión en su maltrecha vida marital a través del baile. Este se convierte en su nueva obsesión, por lo que se obliga a dormir con los pies atados para moldearlos, lo que permite que se evidencie la esquizofrenia que estaba latente en ella. Por dicho motivo, ingresa el 23 de abril de 1930 en una clínica psiquiátrica, por vez primera. Estuvo 20 días y, una vez que le dieron el alta, tuvo un segundo intento de suicidio. Esta situación dramática propició que el alcohol que ella también consumía, unido a su enfermedad mental, la llevaron a acusar a su marido de haber tenido relaciones con el también escritor Ernest Hemingway. Esta acusación le llevó Fitgerald a probar su virilidad con una prostituta, pero no lo pudo llevar a cabo porque su esposa se enteró y abortó el intento. Al igual que hizo cuando se enteró de que él se había enamorado de una jovencísima actriz de diecisiete años y Zelda, en un ataque de celos, arrojó por la ventanilla de un tren el reloj de platino y brillantes que él le había regalado al principio de su relación.

Fitgeral no abandonó nunca a su esposa por piedad, por comprensión de lo que significaba la enfermedad mental que ella padecía, y quizás por el recuerdo del amor que un día sintió por ella. Le escribió a su hija Scottie -de la que ya se habla anteriormente y del interesante epistolario de su padre que publicó-, unas emotivas frases que arrojan mucha luz sobre sus sentimientos hacia su esposa: “los enfermos mentales son simples invitados en la tierra, eternos extranjeros que llevan consigo decálogos rotos que no saben leer”. Y le añadió, también, como explicación al sufrimiento de toda la familia: “Deja de buscar alivio: no lo hay, y si lo hubiera, la vida sería cosa de niños".

El se consideraba el obligado a descifrar dichos decálogos rotos a su esposa de la que llegó a confesar que se consideraba más una madre que un amante. También, afirmaba que mientras estuviera con ella seguiría bebiendo, constatación de una práctica lamentable del que sabía su origen.

Sólo la muerte pudo separarlos. Fitgerald murió a los 44 años de un infarto, el 21 de diciembre de 1940.. Dejó inacabada su obra póstuma, El último magnate, que refleja su pasión y talento literarios, una vez que superó el alcoholismo. Zelda murió el 10 de marzo de 1948, carbonizada a causa de un incendio que se declaró en la clínica en la que se hallaba internada a causa de su enfermedad mental. Después de la muerte siguieron unidos en la sepultura, ya que están enterrados en iglesia de Saint Mary, con el epitafio que su hija Scottie encargó de la obra más famosa de Fitgerald, “El gran Gatsby”: “Y así, seguimos remando, botes contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”.

Excelente frase que resume la vida tormentosa de un gran escritor que encontró en el alcohol una tabla de salvación para no ahogarse en su atormentada vida conyugal, su constante abandono de la literatura por culpa de una intensa y agotadora vida social y por una mujer que lo amaba y lo destruía a partes iguales. Tuvieron éxito, fama y fortuna social, pero fracasaron en la vida privada, en la parte más importante de la existencia de cada ser humano. Los hundió su deseo de lucir, brillar en sociedad y estar siempre bajo los focos de la celebridad que los iluminaba en público y los dejaba a oscuras en la intimidad. Cometieron todos los excesos porque en ellos podrían ahogar su sentimiento de soledad y fracaso, de estar cerca en territorio ajeno y muy lejos en el propio.

El título de este libro alude a la frase del propio Citati cuando habla de Scott Fitgerald y su enorme talento literario. Lo hace de manera bellamente poética para definir el sentimiento de fracaso que tuvo el autor americano siempre sobre sus propias vida y obra: “Scott tenía aún la técnica y el espíritu romántico para hacer cualquier cosa, pero desde hacía mucho tiempo todo el polvo había desaparecido del ala de la mariposa, aunque el ala continuó batiendo hasta su muerte”. Nadie puede definir mejor el destino de este gran escritor que Citati.

Fitgerald, por alcanzar la fama, el éxito y la notoriedad social, se perdió a sí mismo en una lucha constante y agónica entre su vocación literaria y las servidumbres de su éxito social. En esa lucha perdió lo mejor de si mismo: la magia que siente el escritor ante el papel en blanco, pero al que siguió enfrentándose cada día sabiendo que ya no iba a encontrar nunca más la infinita emoción, ya perdida, de toda creación, sólo la amarga certeza de su pérdida irremediable.
Excelente biografía de Fitgerald, escrita por otro gran escritor que eleva cualquiera de sus obras a las más altas cumbres de la gran literatura. El que lo lee una vez descubre que el biógrafo es muchas veces más grande que el propio biografiado.

 

 

Cartas cruzadas, Ana Alejandre

Cartas cruzadas, Ana Alejandre, Círculo Rojo, 2017

María Dolores Gallardo López
Doctora en Filología Latina
Profesora de Filologia, en la Universidad Complutense.
(de la Asociación de Críticos de Arte de Madrid)

CARTAS CRUZADAS, ÚLTIMA NOVELA DE ANA ALEJANDRE

El pasado día 5 de este mes de diciembre tuvo lugar en el Centro Riojano de Madrid la presentación de Cartas Cruzadas, excelente novela de Ana Alejandre.

En la actual narrativa literaria esta novela presenta un formato novedoso puesto que, como el título indica, la trama principal de Cartas cruzadas la constituyen los hechos relatados en unas cartas escritas por diferentes miembros de una misma familia desde febrero de 1925, hasta la actualidad. No hay, por tanto, diálogo.

La narración transcurre en el verano de 2013, y el tiempo narrativa va retrocediendo a diversas décadas del pasado siglo XX, desde 1925, 1939, 1945, 1998, hasta 1999., según la carta que sea leída en cada momento narrativo.

Este método de narrar una trama exclusivamente por medio de cartas escritas por diferentes personajes, tuvo un ilustre precedente en la literatura del pasado siglo XX: Thornton Wilder, escritor norteamericano que ganó nada menos que tres premios Pullitzer, publicó en 1948 una novela histórica titulada Los Idus de Marzo.

La particularidad de esta novela histórica, Los Idus de Marzo reside es que la reconstrucción de la vida de César se hace a través de documentos y cartas ficticias, supuestamente escritas por personajes que, sabemos, que realmente vivieron.

Ese formato de cartas entrecruzadas entre distintos personajes es el que vemos en esta última novela de Ana Alejandre.

Cartas cruzadas es una excelente novela de intrigas varias, de suspense y misterio. También, de la búsqueda de la identidad personal, de saber quién somos, de dónde venimos.

Las intrigas se desarrollan y resuelven a través de hermosas cartas escritas hacía tiempo, llenas de amor, de desesperación, de dolor. También de horror.

Marina Alcántara, la protagonista, es una mujer divorciada y con dos hijas ya independizadas. A comienzos del mes de agosto de 2013, Marina, que personalmente atraviesa un delicado momento emocional, se encuentra sola en el piso de su difunta madre, en una aislada urbanización en las afueras de Madrid. Sólo su fiel perro la acompaña.

En esa soledad interior y exterior -el caluroso agosto madrileño ha vaciado la urbanización de sus habituales ocupantes-, comienza a revisar antiguas fotografías familiares y a leer una serie de cartas ocultadas celosamente durante largos años por su madre.

Sin embargo ésta, antes de morir, la había incitado a que, tras su muerte, las leyera. Las cartas están escritas por diferentes miembros de la misma familia desde el año 1925 y se extiende a otras décadas ya citadas anteriormente según el personaje que las escribe y el momento histórico en el que se sitúa.

En esas cartas se plantea una intriga familiar surgida en 1925 que, a lo largo de los años, va desdoblándose en varias ramificaciones misteriosas que atrapan en su suspense a la propia Marina.

Con los personajes que aparecen en las cartas recorremos el siglo xx y llegamos a nuestros días: Así, a hermosa Olga Petrovna, una de las protagonistas, nace en una familia aristocrática justamente en los inicios del pasado siglo. Emigrada de Rusia, tras la caída del Zar y la llegada de los soviéticos al poder, vive en el fascinante Paris de 1925, año de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas.

Los años 20 son el momento en el que el Paris de entreguerras alcanzó su máximo brillo y esplendor. En él, en 1925, arranca la intriga de la novela.

Posteriormente asistimos a otros terribles acontecimientos del siglo XX:La LLEGADA AL PODER DEL NAZISMO

La INVASION DE POLONIA en 1939 por los alemanes, que fue el inicio de la 2ª guerra mundial. CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS, donde millones de personas, sobre todo judíos, fueron masacradas.

Todos estos sucesos sirven de telón de fondo y son fundamentales en los que se desarrolla el dramático destino de algunos personajes.

De hecho, en la portada de la novela se ve sucesivamente tres fotografías: una de París, otra muestra fotos antiguas y viejas cartas, y una tercera contiene un grupo de militares en la que destaca en primer término Adolfo Hitler.

Esta selección de imágenes es, evidentemente, una declaración de intenciones de la autora.

A lo largo de una semana Marina Alcántara va revisando viejas fotografías familiares y leyendo cartas escritas por diferentes personas de la familia a lo largo de los años. Su madre en sus últimos días la había incitado a leer las cartas, tras tenerlas largos años cuidadosamente guardadas, sin explicarle el porqué.

Sin entender la causa por la que ella debía hacerlo ni por qué debía desempolvar viejas historias, como la ya archiconocida desaparición de la mujer de su tío abuelo Gabriel, la hermosa Olga Petrovna, en París en 1925, comienza la lectura de las cartas y viejos documentos que le van adentrando en una historia fascinante y enigmática que la embarga de emoción, temor, sorpresa y dolor. Siempre sumergida en la atmósfera asfixiante y solitaria de la urbanización de las afueras de Madrid, en la que se siente única habitante de un mundo desolado.

Efectivamente, la madre de Marina ha ocultado cuidadosamente las cartas familiares hasta el fin de sus días. Asimismo, las había distribuido cuidadosamente en varios paquetes. Marina las lee con interés creciente por el suspense que se inicia con su lectura y avanza y crece a medida que transcurre la narración y va conociendo nuevos datos y circunstancias que ignoraba del apasionante enigma familiar que se inicia con la desaparición de Olga en ese París bullicioso de 1925.

Posteriormente, esa intriga inicial, con los años, se ha ido desdoblando, ampliando en nuevos enigmas a resolver por la protagonista que van surgiendo en algunas otras cartas escritas por personas ajenas a la familia y en varios importantes documentos de épocas pasadas. Esas cartas escritas por personas ajenas a la familia resultarán fundamentales para esclarecer la trama y solucionar las diferentes intrigas planteadas a lo largo de la novela.

Durante todo el tiempo Marina acompaña la lectura escuchando los acordes de la Misa de Réquiem de Mozart, y escucha en las voces de los cantantes la letra de los versículos del Rito Romano de la Misa de Difuntos que se utilizó al componer la magna obra.

A veces, el texto cantado de esa Misa de funeral se adecúa a los tristes sentimientos que expresa alguna de las cartas que va leyendo.

En resumen: La soledad del piso vacío en el que Marina se encuentra, su triste situación emocional, el asfixiante calor de un agosto preñado de tormentas, los versículos del texto de la misa de Difuntos -que hacen hincapié en la insignificancia del ser humano, abocado a las desdichas y la muerte, y en la súplica que eleva a la misericordia divina-, todo el entorno en definitiva contribuye a crear una atmósfera cada vez más opresiva, que, inevitablemente, se va cerniendo sobre el lector y le va transmitiendo la emoción, el suspense y la sensación de tristeza casi tanto como a la propia Marina por la atmósfera creada por la autora.

En tanto que Marina va acabando la lectura y conoce la terrible realidad de su familia y la suya propia, la identidad verdadera, que tanto tiempo llevaba anhelando saber, estalla en el exterior una gran tormenta que es el fiel reflejo de la que estalla en el alma profundamente desgarrada de Marina al conocer una verdad que tanto ansiaba desvelar a medida que iba leyendo todas las cartas y documentos y que al conocer la desestabiliza anímica y psicológicamente, en una explosión de emociones incontrolables

La narración pone de manifiesto el mal que ofrece diferentes caras siendo el mismo. La frase de Goethe que aparece al inicio de la novela lo expresa de forma contundente: “Al mal no le hacen falta razones. Le bastan con excusas”. Los diferentes totalitarismos políticos desde el comunismo al nazismo, como ideologías que esclaviza a las personas y las convierten en seres desprovistos de derechos, valor y dignidad, aparece reflejada en esta novela como telón de fondo de muchos de sus momentos narrativos. El sufrimiento terrible, el dolor y la humillación de unos seres humanos que tuvieron la desgracia de vivir en tiempos feroces son otros elementos esenciales de esta obra. También el amor, la generosidad, el altruismo y la fraternidad de quienes exponen su propia seguridad para acoger y proteger a seres indefensos, como contrapunto ético que son los únicos pilares que el ser humano tiene para poder sobrevivir al horror, la barbarie y la muerte.

El contrapunto de belleza, entre tanta intriga, soledad, miedo y suspense, lo ofrece la prodigiosa música del Réquiem y las voces de los cantantes que interpretan los versículos de la última parte y final del Réquiem, que sirve como plegaria para todos sus familiares, ya fallecidos, y como mensaje de esperanza entre tanta desolación:

Lux aeterna luceat eis, Domine, cum sanctis tuis in aeternum, quia pius es

“Que la luz eterna brille por siempre para ellos, en compañía de tus santos, porque Tú, Señor, Tú eres misericordioso”.

El lector termina la novela sintiendo que a su lado parecen estar los distintos personajes que tomaron vida a través de sus cartas doloridas, emocionadas, tristes o felices, acompañándole mientras lee el sorprendente final, al que ha llegado después de la intensa lectura de una narración plena de suspense, intriga, emoción y hallazgos de una historia familiar en la que se resume la vida de varias generaciones que vivieron y murieron buscando conocer la verdad y la razón de su desdicha.

Excelente novela de esta autora que nos ofrece en estas Cartas cruzadas, la muestra de su dominio del lenguaje, de la novedosa técnica narrativa y la descripción de los personajes que toman vida y los acerca al lector, en una lectura en la que sólo podrá encontrar un ejemplo más, en esta nueva y quinta novela, plena de suspense, intriga y emoción, de su talento narrativo.

 

 

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