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Memorias ígneas

Memorias ígneas

El templete del ascensor del Metro en la confluencia de la calle de la Montera y la Red de San Luís

 

Memorias ígneas

Memorias Ïgneas

Antonio Machado Sanz

Aquella calurosa mañana, como cada día, los dos jubilados del Diario Informaciones, comenzaron su paseo por las calles próximas a su barrio, llegaron hasta la Red de San Luis y comenzaron sus cotidianas polémicas, uno de ellos dijo que se llamaba así porque en el ensanche de la calle de la Montera se vendía el pan del obrador de la Iglesia de San Luis Obispo y para evitar su robo lo cubrían con una red, el otro replicaba que no era así, que el nombre obedecía a que en el mercado que ocupó la plaza, los huecos estaban separados por redes. En lo que sí estuvieron de acuerdo fue en recordar una vieja fotografía en la que se veía en la calle de la Montera el templete del ascensor del Metro, del arquitecto Antonio Palacios, que en la actualidad sirve de panteón para su autor en la villa pontevedresa de Porriño y, al fondo a la derecha, las torres de la destruida Iglesia de San Luis.

Mientras seguían su deambular observaron, de reojo, las abundantes oimas vigiladas por sus chulos, a quienes ahora se les denomina proxenetas.

Bajando hacia la Puerta del Sol, por la acera derecha observaron el número 29, un enorme edificio cerrado que les hizo acordarse de sus tiempos laborales y comenzaron a hablar sobre él.

-¿Recuerdas el incendio de Saldos Arias?

-¡Cómo no voy a recordarlo! ¡Si tuvimos una tirada especial en el periódico!

-Dado las circunstancias por las que ha pasado ese espacio, ha sido una suerte que los Cines Acteón, se mantengan en pié, aunque cerrados.

Y empezaron a rememorar los extraños sucesos, todos ellos relacionados con el fuego, acaecidos en el pasado Siglo XX.

Un poco más abajo, en el número 25 estuvo la Iglesia dedicada a San Luis Obispo de Tolosa. Sus orígenes están en una pequeña ermita en honor a San Roque, construida en 1541. Más tarde, con varias ampliaciones, la más importante en 1679, lo convirtieron en un hermoso templo con un altar de estilo churrigueresco. Su fachada era sobria. En 1714 se le añadió una portada con la imagen del titular en piedra, que en 1950 fue trasladada a la Iglesia del Carmen en la calle de la Salud.

El 13 de marzo de 1935 la Iglesia de San Luis fue incendiada.

En 1949, D. Esteban Arias Cobos fundó los Almacenes Arias que abrieron su primer establecimiento en la Plaza del Angel. Ese mismo año en el número 29 de la calle de la Montera, inauguraron otro moderno comercio. Llegó a tener más de veinte centros en toda España.

Don Esteban falleció en 1978 y la Sociedad cerró en 1997.

Estos almacenes, famosos por la venta de productos de escasa calidad a precios reducidos, paliaron muchas necesidades de la gente sin recursos.

El edificio de la calle la Montera, sufrió dos incendios importantes, el primero de ellos el 21 de enero de 1964, después de las tres de la tarde. En una hora ardieron sus cinco plantas y sus dos sótanos, por fortuna no hubo víctimas. Los doscientos setenta y cinco empleados esteban disfrutando del permiso para almorzar.
-Recuerdas como toda la prensa se preguntaba qué habría ocurrido si el fuego se hubiera producido en horario de comercio.

-¡Menos mal que, desde la ampliación de 1955, tenía una estructura metálica!

Se calcularon unas pérdidas de cuarenta millones de pesetas.

El dueño decía a los periódicos que era su ruina pues sólo cobraría diez millones, ya que la póliza del seguro estaba sin actualizar desde la inauguración.

Se rehízo la edificación con ocho plantas y se amplió con parte del número 31.

Veintitrés años después, el 4 de septiembre de 1987, un nuevo incendio asoló los Almacenes Arias. Eran las siete y media de la tarde, en su interior había más de sesenta empleados y unos pocos clientes, dijeron que el fuego se inició en una caja de ropa por un cigarrillo o por un fluorescente. En un principio, el desarrollo del siniestro fue lento y todos, empleados y clientes, pudieron abandonar el edificio sin problema alguno.

Los bomberos intentaron apagarlo y en la madrugada, cuando remataban los trabajos de extinción, se abrió un hueco en el sótano. Cedieron los forjados y arrastraron parte de la estructura del edificio, diez de ellos quedaron sepultados, y fallecieron. Se necesitaron cuatro días para recuperar, de entre los escombros, el cadáver del último de los héroes.

Cómo hacía solamente seis años que los conocidos como Saldos Arias, habían sufrido otro incendio con la muerte de varias personas, en esa ocasión en Barcelona,se especuló con la posibilidad de que el de Madrid también hubiera sido provocado. Además los bomberos observaron en una planta tres focos, como origen del incendio y el video de un aficionado así lo confirmaba.

El clan Arias hablaba de “la fatalidad que perseguía a su familia y se cebaba con su carrera empresarial” y que pensar en la provocación del incendio era”ridículo”.

El Sumario del caso Arias, se cerró en 1990 por el Juez instructor, después de que retiraran los cargos el Ayuntamiento y las familias de los fallecidos.

Uno de los dos paseantes dijo.

-Aquella tarde asistí en la Plaza de Toros de las Ventas, al concierto que ofrecía Joan Manuel Serrat, los asistentes pudimos observar una columna de humo negro procedente del centro de la Capital, mientras cantaba Mediterráneo, la Saeta y Hoy puede ser un gran día.

Y concluyeron el incendiario relato periodístico tomando unos vinos y unas tajadas de bacalao en la cercana calle de Tetuán.

 

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