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Jorge Luís Borges: El escritor sin límites

Jorge Luís Borges

Jorge LIUís Borges, escritor argentino.

 

Jorge Luís Borges

Jorge Luis Borges: El escritor de imaginación prodigiosa, en el 120 aniversario de su nacimiento.

"«Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído», (Jorge Luís Borges)

Ana Alejandre

Jorge Luís Borges, nacido el 24 de agosto de 1899, por lo que se han cumplido 120 años desde su nacimiento en Buenos Aires, ciudad natal de este escritor, con una naturaleza eminentemente literaria e imaginación prodigiosa, que ha dejado la impronta de su trayectoria vital y literaria por su prosa dotada de un indiscutible ingenio y de un humor personalísimo.

Jorge Luis Borges procedía de una familia acomodada que coadyuvaron a la independencia del país. El coronel Isidro Suárez, había guiado a su tropa hasta la victoria en la famosa batalla de Junin. También, su abuelo Francisco Borges llegó al rango de coronel. Pero fue su padre, Jorge Borges Haslam, quien rompió con la tradición familiar y trabajó como profesor de psicología e inglés. Pero fue su padre, Jorge Borges Haslam, quien rompiendo con la tradición familiar se empleó como profesor de psicología e inglés.

Aunque fue autor de obras de ficción que abarcan todo el conjunto de saberes humanos, sin embargo en ellas no aparece reflejada la condición humana de todo ser de “carne y hueso”. Toda su inspiración la encontraba en su biblioteca personal, de la lectura de libros y, a pesar de ello, a ese mundo intelectual, procura dotarlo de un perfecto equilibrio en sus argumentos construidos eficazmente, simétricos y dotados de una prosa con apariencia de desnudez, pero siempre cargada de sentido y sugerencias. De eso es prueba su obra “Inversiones y tergiversaciones”, obra en la que elevó la ficción al nivel de fantasía filosófica y rebajo la metafísica y la teología al grado de pura ficción.

En 1914, el mismo año en que se inició la Primera Guerra Mundial, la familia Borges se trasladó al escenario bélico en el que se había convertido Europa, guiados por el padre del escritor que, ya ciego y pobre, había tenido que dejar su trabajo y se llevó a los suyos a París, Milán y Venecia, hasta instalarse definitivamente en Ginebra (Suiza), país neutral cuando estalló la guerra.

El escritor era entonces un adolescente que leía sin descanso la obra de escritores franceses, desde los clásicos como Voltaire o Víctor Hugo, hasta los simbolistas (Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Mallarmé) y que describiría fascinado el expresionismo alemán, por lo que decidió aprender el difícil idioma traduciendo por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink “El Golem”.

Todo ello, lo llevó, desde muy corta edad, hacia el mundo literario en el que se convirtió en un autor de fama universal por su obra de evidente estilo personalísimo que sirvió de referente a muchas generaciones de escritores, pero aún notando el fervor que despertaba entre ellos, siempre los mantuvo a cierta y prudente distancia.

Hacia 1918 comienza a leer a escritores en lengua española como José Hernández, Leopoldo Lugones y Evaristo Carriego. Al siguiente año la familia se traslada a residir en España, primero en Barcelona y luego en Mallorca, donde al parecer escribió unos versos, nunca publicados, en los que se ensalzaba la revolución soviética y que tituló “Salmos rojos”.

En Madrid conoció e inició una gran amistad con un conocido políglota y traductor español, Rafael Cansinos Assens, a quien extrañamente, empezó a llamar “su maestro, a pesar de la enorme diferencia de estilos, Conoció también a una gran cantidad de escritores Valle-Inclán, a Juan Ramón Jiménez, a Ortega y Gasset, a Ramón Gómez de la Serna, a Gerardo Diego y otros muchos. Por su influencia, y a sus traducciones, fueron descubiertos en España los poetas expresionistas alemanes. Sin embargo, decidió regresar a su patria convertido, indiscutiblemente, en un escritor.

Cuando regresó a Buenos Aires, fundó con otros jóvenes la revista Prismas y, más tarde, la revista Proa, en 1921 ; firmó el primer manifiesto ultraísta argentino, y, a su vuelta de un segundo viaje a Europa, entregó a la imprenta su primer libro de versos: Fervor de Buenos Aires (1923). Seguirán entonces numerosas publicaciones, algunos libros de poemas, como Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), y otros de del género ensayístico como Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza y El idioma de los argentinos, que después rehusaría reeditar.

En la década de los treinta su fama creció en Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria Ocampo y Silvina Ocampo Dichas hermanas Ocampo le presentaron a Adolfo Bioy Casares, aunque su consagración internacional solo llegaría muchos años después. Hasta entonces, ejerció asiduamente la crítica literaria, traduce con minuciosidad a Virginia Woolf, a Henri Michaux y a William Faulkner y, además, publica diversas antologías con sus amigos; frecuenta a su maestro Macedonio Fernández y colabora con Victoria Ocampo en la fundación de la mítica revista Sur(1931), que reunía a lo mejor de las letras argentinas de entonces (Oliverio Girondo, Enrique Anderson Imbert y el mismo Bioy Casares, entre otros).

En 1942, Borges y bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq y entregan a la imprenta unos graciosos cuentos policiales que titulan Seis problemas para don Isidro Parodi. Sin obtener demasiado éxito e, incluso, se presentó sin éxito al Premio Nacional de Literatura con sus cuentos recogidos en el volumen El jardín de senderos que se bifurcan (1941), que se incorporarán luego a uno de sus más famosos libros, Ficciones (1944), obra con que se inicia su madurez literaria y el pleno reconocimiento en su país.

Su prosa, concisa, breve y de profundo significado, unida a la belleza en el uso de las palabras que no se veía en otros escritores, fueron uno de los motivos de que su obra se hiciera famosa y tuviera tantos seguidores.

Su amor hacia la literatura le hizo trabajar como bibliotecario de 1937 a 1945, años en los que ya había publicado y era conocido por sus obras.

Fue Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), desde 1950 a 1953.

Uno de los rasgos personales más característicos de Borges fue su humor sarcástico que utilizó no solo en sus obras, también en su vida personal, como los comentarios que hacía refiriéndose a las obras de los escritores contemporáneos. Hablando de la mítica novela “Cien años de soledad, dijo:”. "Cien años de soledad" es una gran novela, aunque quizás con cincuenta años hubiera sido suficiente»,

Su posición política, evidentemente antiperonista y conservadora, suscitó polémica y esto lo mantuvo alejado del otro gran escritor de la literatura argentina del siglo XX: Julio Cortázar.

Además, su viuda, María Kodama, siempre ha mantenido que el escritor nunca obtuvo el Nobel de Literatura, aunque estuvo nominado en diversas ocasiones por «cuestiones políticas».

Cuando falleció en Ginebra, en 1986, dejaba tras de sí una obra monumental en todos los géneros, que ha servido de guía e inspiración a muchas generaciones de escritores siguientes.

 

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