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Ideario (continuación)
La transexualidad
XIX
Mario Soria
Pregunta de un enfermo de tumor prostático, al que intentaban consolarlo diciéndole que esa era enfermedad muy masculina: ¿Adolecen también los hermafroditas de esta afección? ¿O tienen, además, todos los males mamarios y uterinos del otro sexo? Grave pregunta no sólo para el imaginado platónico o mitológico, sino para todos los transexuales de hoy.
Pero no parece el león tan fiero como lo pintan. La transexualidad resulta sólo aparente, formal: se es hombre (después de haber sido mujer) o, a la inversa, mujer (después de haber sido hombre) únicamente de apariencia. Si el cuerpo tiene a la vista órganos sexuales de un género determinado, internamente sigue perteneciendo al género original. Si no, ¿cómo podría concebir un transexual masculino? ¿Y qué significan en él las hemorragias periódicas, sino seguir padeciendo la regla? ¿Y por qué no puede quedar embarazado un transexual femenino? ¿Ni sufrir menstruaciones, ni tener menopausia? Biología dialéctica. Por lo tanto, las dolencias privativas de un sexo seguirán persiguiendo al individuo, conforme a su ser primitivo. La naturaleza, en casos tales, nunca abdicará de sus derechos ni cambiará sus características: se mantendrá incólume, a pesar de aparentes modificaciones, con todas sus debilidades peculiares, pestilencia, peligros. Trascender o superar una situación, estado o condición jamás se realiza mediante el cuerpo o la materia. Si antiguamente se comprobó ser falsa la alquimia, no menos falsa es esta alquimia moderna, intentada no en la materia inanimada, sino en la orgánica. Fueran los ángeles sexuados, ellos sí podrían transformar su constitución, puesto que son espíritus puros.
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