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El misterio del septimo arco

El misterio del séptimo arco

Casa de la Carnecería, Plaza Myor, Madrid.

Antonio Machado SanzAquella mañana Felipe IV se había levantado feliz, la cena de la noche anterior había sido muy divertida y fue rematada con la estancia en la nueva casa que, con el conocimiento de todo el pueblo llano, había levantado a su última entretenida, María Calderón, conocida como la Calderona, actriz de comedias, de tez muy blanca, largos cabellos rizados y con enormes ojos negros, que ya le había dado un hijo.

Solamente había transcurrido un mes desde que Don Diego había colocado, como cada vez que existía un acto social en la Plaza Mayor, a cada uno de los estamentos sociales en las balconadas del hermoso recinto y que los vecinos cedían obligatoriamente para tales eventos. Una vez acomodados los monarcas en la presidencia de la Casa de la Panadería, dispuso, a derecha e izquierda, a los henchidos condes y vizcondes, así como a los particulares invitados por el rey. Entre estos últimos se encontraba la amante, María, que prudentemente colocó en uno de los extremos, lejos de las miradas de Margarita, la reina.

Por siete grandes arcos los madrileños acudían hasta abarrotar el recinto ante la posibilidad de ver a su Rey intervenir en el juego de cañas por parejas, divertimento precursor del rejoneo actual.

Durante uno de los lances en la plaza, se cruzaron las dos miradas femeninas, como desenvainadas espadas dispuestas a feroz combate. Horas más tarde y en una discusión acalorada, Margarita exigió que la Calderona no volviera a sentarse en el palco regio.

Esa misma noche el rey ordenó a D. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, encargado del protocolo real además de pintor, que encontrara la solución a tal problema. Pocos días después, uno de los gremios que había en los aledaños de la plaza, el de botoneros, fue desalojado de su calle. Sobre la misma se edificó una vivienda. Sus pequeños balcones no daban directamente a la Plaza Mayor, sino a los soportales, de forma que María Calderón, podría observar los espectáculos que se hicieran sin ser vista por la reina. Durante muchos años fue conocido como el “balcón de Marizápalos”, por el papel, representado por la actriz, que mayor fama la había dado.

Este es el motivo de que haya un arco en la Plaza Mayor, el séptimo, junto a Botoneras y anejo a la Casa de la Carnecería, por el que no se entra a ninguna calle.

 

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