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Miguel de Cervantes Saavedra, ese gran desconocido

Ana Alejandre

El supuesto hallazgo de los restos de Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547- Madrid, 1616), en la iglesia de las Trinitarias, en Madrid, ha llevado de nuevo a ser noticia a este genial escritor, autor de uno de los libros cumbres de la literatura universal: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna.

Aunque no está garantizado que los restos hallados sean de Miguel de Cervantes -falta la prueba decisiva del ADN-, es posible que algunos de dichos fragmentos óseos encontrados en la iglesia de las Trinitarias, según los investigadores, sea del propio Cervantes, porque existen datos fidedignos de carácter histórico, arqueológico y antropológico.

Dichos restos encontrados estaban mezclados con los pertenecientes a otros 16 difuntos (seis hombres, cinco mujeres y seis niños), incluida la esposa del escritor, y estaban situados en una sepultura que se encontraba en un extremo del suelo de la cripta del convento madrileño, sito en el barrio de Las Letras. Dichos restos fueron reunidos en un mismo enterramiento situado a 1,35 metros de profundidad, lo que se llevó a cabo alrededor de 1730, un siglo después del fallecimiento del escritor, debido al traslado -entre 1673 y 1698-, desde la iglesia originaria a otra de nueva construcción, pero ambas situadas en el mismo perímetro conventual.

Loa fragmentos óseos que tienen más verosimilitud de pertenecer a Cervantes son los de cuatro adultos, y en concreto una mandíbula a la que le faltan piezas dentales desde antes de su fallecimiento, tal como escribió el propio Cervantes, justamente, días antes de morir. Esto, según los investigadores de dichos restos óseos, no significa tener una certeza absoluta y, por ello, se manifiestan con prudencia, aunque afirman su convencimiento de que han descubierto algo relativo a Cervantes.

Para muchos lectores, Miguel de Cervantes, es un nombre que se asocia inmediatamente con El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, pero poco más saben del hombre y escritor.

Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida muy azarosa y de la que existen muy poco datos veraces.. Aunque nacido en Alcalá de Henares, residió durante su adolescencia en varias ciudades españolas (Madrid, Sevilla). Se trasladó a Roma, con sólo veintidos años, para entrar al servicio del cardenal Acquaviva. Viajó por Italia, se enroló en la Armada Española, y combatió con valor y heroísmo en la batalla de Lepanto que fue el inicio del declive del dominio turco en el Mediterráneo. Cervantes sufrió heridas en dicha batalla en su brazo izquierdo que quedó paralizado desde entonces, situación que le valió el sobrenombre del Manco de Lepanto. A su regreso a España, en 1575, fue apresado por los corsarios y fue llevado a Argel, ciudad en la que permaneció cautivo cinco años (1575-1580). Fue liberado por los frailes trinitarios y, a su regreso a Madrid, descubrió que su familia estaba completamente arruinada.

Contrae matrimonio en Esquivia (Toledo) con Catalina Salazar y Palacios, bajo la suspicacia de la familia de ella por la diferencia de edad que existía entre ambos y la azarosa vida de Cervantes.

Su carrera militar se ve truncada y comienza a querer destacar en las letras, por lo que publica La Galatea (1685) y se esfuerza por sobresalir en el teatro como dramaturgo, pero sin conseguir el éxito que ambicionaba.

Sus problemas económicos le obligan marchar a Sevilla como comisario de abastos para la Armada Invencible y recaudador de impuestos. Allí tiene problemas con la justicia, siendo condenado a pena de cárcel por haberse descubierto ciertas irregularidades en sus cuentas. Posteriormente, marcha a Valladolid.

Sigue escribiendo y publica en 1605 la primera parte del Quijote. Consigue un éxito efímero, porque vuelve a ser encarcelado por el hecho de que un hombre aparece muerto delante de la casa de Cervantes. Vuelve a Madrid, en 1606, al mismo tiempo que la Corte se establece en dicha ciudad.

Sigue sufriendo estrecheces económicas y continúa escribiendo. Sus siguientes obras son Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). A pesar del triunfo conseguido, éste no le libra de sus problemas económicos. Pocos meses antes de morir estaba ocupado escribiendo Los trabajos de Persiles y Sigismunda, obra que fue publicada de forma póstuma en 1617, porque Cervantes falleció el 22 de abril de 1616, siendo enterrado al día siguiente.

A pesar de los múltiples datos que existen y que han sido aceptados por la posteridad, existen muchas incógnitas en su vida aún por aclarar. Fue en pleno siglo XVIII cuando se comenzó a revisar los archivos públicos y privados exhaustivamente para conocer más datos de la vida de Cervantes, labor que se continúa desde entonces de forma sistemática, lo que ha permitido ir reuniendo una extensa documentación al respecto. Sin embargo, existen muchas dudas sobre las diferentes etapas de la vida de Cervantes, tanto la relativa a su infancia como a ciertos períodos que fueron muy significativos en su vida, como fueron los años entre 1597 y 1604, que van desde que fue encarcelado en Sevilla hasta su marcha a Valladolid, poco antes de la publicación de la primera parte del Quijote.

Si se extiende la mirada por encima de los meros hechos en sí. fechas y lugares donde acaecieron, existe un gran desconocimiento sobre cuáles fueron los motivos de una gran parte de sus decisiones que motivaron aquéllos, como pueden ser la marcha a Italia en 1569, o el alistamiento en el ejército de la Santa Liga, en 1571; sin olvidar qué le llevo a volver a España, en 1575, regreso que abortó su apresamiento por parte de piratas argelinos; o la causa de que, después de llevar sólo tres años de casado, decidiera viajar por Andalucía, entre 1587 y 1597, siendo ya recaudador de impuestos y comisario de abastos; y, por último, se desconoce su motivación para volver a Madrid, en 1608, y dedicarse definitivamente a las letras.

Ante esta falta de conocimientos al respecto, se busca en sus propias obras las claves que descifren los muchos enigmas existentes en la vida de Cervantes. Sin embargo, Cervantes, escasas veces se expresa en sus obras en nombre propio, ya que suele hacerlo en narradores de ficción, como es el caso de Cide Hamete Benengeli en el Quijote o, a través de sus prólogos y dedicatorias y su Viaje al Parnaso, va ofreciendo fragmentos de una imagen de escritor que queda siempre enmarcada en la duda, porque la posible verdad que encierran aquellos no pueden ser verificados y aceptados como reales y verídicos.

Por ese motivo, encontrar los supuestos fragmentos óseos de Miguel de Cervantes, independientemente del valor histórico y antropológico que puedan tener -además del interés turístico que despierten la contemplación de los mismos y el consiguiente ingreso económico-, no aportan nada al conocimiento de un escritor del que se conocen algunos datos de hechos concretos de su vida, pero muy pocos que puedan aclarar la verdadera idiosincrasia y personalidad de un escritor, el más insigne de las letras españolas, del que sólo sabemos que existió y que escribió la obra inmortal que inició la novela moderna y se ha alzado como una de las importantes obras de la historia de la literatura.

La mejor forma de honrar a este autor, es leyendo su extensa obra, además del Quijote, en la que se pueden esconder las claves para conocer a este escritor español de fama universal, del que se conocen muchos datos, pero se ignora quién de verdad fue Cervantes, el genial escritor que creo a ese personaje inmortal como es Alonso Quijano, más conocido como el Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, gloria de las letras españolas y universales.

 

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