Edición nš 4 - Septiembre/Octubre de 2008
Aranmanoth
Ana María Matute
por Ana Alejandre
Este libro fue publicado cuatro años más tarde que la obra que constituyó un éxito clamoroso como fue Olvidado Rey Gudú.
Aranmanoth es otra obra ambietada en la Edad Media, a modo de fábula sobre la naturaleza de los deseos, la realidad de los sueños y la brevedad de la vida.
El personaje principal, Orso, hijo único del Señor de Lines, cuando ingresa en el mundo real de los hombre, abandonando el que hasta entonces había habitado y en el que había estado inmerso en el mundo de los sueños, dejando, por ello, de ori las voces enigmáticas que pueblan sus sueños, para tomar conciencia del mundo real en el que no era posible soñar y «raramente tenían cabida las cavilaciones acerca de sentimientos, voces y secretos».
Había sido educado para la guerra y, por ello, es armado caballero. Sin embargo, de vuelta a casa, se topa con un ser de otro mundo, a la que califica como la más pequeña de las hadas del agua. De ese misterioso encuentro nacerá Aranmanoth, un niño que tiene doble naturaleza mágica y humana, al mismo tiempo, en una dualidad misteriosa.
Esta naturaleza dual le obligará a vivir solo, pero no del todo, y también le impide comrprender el mundo que lo rodea en parte. Su padre, Orso, se casará después con Windumanoth, una niña que fue confiada a Aranmanoth a lo largo de su infancia. De esta amistad entre niños ,en la que se prodigan confidencias y secretos, además de compartir los juegos, les hará huir juntos hacia el Sur, en búsqueda de una tierra en la que creen que van a encontrar un territorio mítico que les brindará bienestar y dicha. Sin embargo, el destino de ambos se trunca por la amenaza que pesa sobre ese amor nacido imposible y la narración se decanta hasta el terrible final.
Aunque esta obra fue creada como un cuento para adultos, sin embargo, se mueve a lo largo de toda la narración entre la: realidad y la ficción, oscilando entre los polos opuestos que representan la utopía y la desesperanza de no conseguirla; la ternura y la violencia, la luz y la oscuridad y, en definitiva, el bien y el mal. Matute sin embargo, utiliza sabiamente el concepto de la inocencia como rendentora de culpas ajenas, por lo que ésta pagará en su propia carne las culpas de otros.
La autora, por ello, incluye a lo largo de la obra ciertas máximas de tinte pesimista como son :“Dejad de buscar lo imposible”, “Protegeos de vuestros deseos”, y otros similares, con los que quiere poner el acento en la fugacidad de los sueños humanos, y sobre ellos aparece, sabiamente perfilado, el siempre confuso universo de los sentimientos que habitan en el corazón humano, al que esta escritora define como “ese gran depredador”, que puede transformarse en fiera cuando intenta hacer realidad los sueños que alimentan esos sentimientos.
Esta obra, pues, de excelente y cuidada prosa escrita de forma mesurada, como no queriendo dar rienda suelta a todo el caudal emocional de su autora, aunque no representa un hito importante, como fue Olvidado Rey Gudú, en la trayectoria literaria de Ana María Matute, sí nos recuerda de forma evidente que esta escritora magistral ,con tan dilatada experiencia literaria, pues lleva más de cincuenta años dedicada a la literatura, está presente en el ámbito literario español actual y que esta obra revalida su gran prestigio y buen hacer con un libro que no trata sólo de una historia situada en la Edad Media, esa etapa tan oscura de la Historia, sino que trata, sobre todo, de esa zona oscura e ignota que es el corazón humano en el que anidan los deseos,, las esperanzas y las utopiás, convirtiéndose así en el motor que pone en marcha la voluntad del hombre para hacer realidad sus sueños.de felicidad
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