Usted está aquí:  >>> Notas históricas 

Ramón Serrano Suñer

Ramón Serrano Suñer

Ramón Serrano Suñer, político español

Laura López-Ayllón

UN POLITICO AL QUE LOS JOVENES SOLO CONOCEN POR SUS AMORES TRAS LA EMISION DE UNA SERIE DE TELEVISION, PERO QUE EJERCIÓ LA POLÍTICA EN UN MOMENTO CLAVE DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.

CUÑADO DE FRANCO POR SU MATRIMONIO CON ZITA POLO, LA HERMANA DE DOÑA CARMEN

AMIGO INTIMO DE JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, QUE LE NOMBRO ALBACEA DE SU TESTAMENTO.

LE MATARON A DOS HERMANOS EN LA GUERRA CIVIL Y NECESITO FUGARSE DE LA CARCEL Y DE UN HOSPITAL PARA SALIR DEL BANDO REPUBLICANO.

SUPERO LOS 100 AÑOS Y FUE UN HOMBRE BIEN PARECIDO NO SOLO EN SU MADUREZ, SINO HASTA EL FINAL DE SU VIDA, AUNQUE FUE COQUETO PORQUE PROHIBIA CIERTOS DE SUS RETRATOS.

PADRE DE CARMEN DIAZ DE RIVERA, LA “MUSA DE LA TRANSICION” Y EN PARTE CAUSANTE DE SU SALIDA DEL GOBIERNO, AUNQUE NO MANTUVO CONTACTO CON ELLA.

FUE AMIGO ENTRE OTRAS FIGURAS DE MARAÑON Y DE AZORIN, AL QUE AYUDO EN SU VEJEZ

Serrano Suñer nació en Cartagena en 1902 del matrimonio de José Serrano Lloberes y Carmen Suñer Font de Mora, de familias aragonesas, una liberal y otra carlista. Al ser su padre un funcionario del Estado, su familia se trasladó a Castellón cuando tenía dos años. Era el quinto hijo de siete hermanos que a los cuatro años quedó huérfano de madre.

Adriano Gómez Molina nos cuenta que de su profesor de Instituto Luis Revest aprendió su calidad de expresión y su estilo ético, luego tan renombrado en su vida política, así como su contacto y curiosidad por ámbitos culturales ajenos a su profesión.

Su vocación se encauzó hacia el derecho, no a la ingeniería como su padre y algunos de sus hermanos, a cambio de prometer que sería el primero en sus estudios si le dejaban seguirla en Madrid en 1917.

Desde este año hasta 1923 que terminó su formación, vivió la convulsa realidad política de la España de los años siguientes, hasta el asesinato del presidente Dato y el desastre de Anual que tanto marcó la situación.

Serrano asistió como invitado a las sesiones de las Cortes y a la vida cultural de estos años conocida después como “la edad de plata”, pues están presentes en ella desde Juan Ramón Jiménez con “Diario de un poeta recién casado”, los mayores –Pérez Galdós, Unamuno, Ramón y Cajal, Baroja, los Machado o Azorin-, y una nueva generación -Ortega, D,Ors, Falla, Marañón o Américo Castro.

El estudiante tendrá también contacto con dos figuras importantes que tuvo de profesores: el filósofo Manuel García Morente y el historiador Claudio Sánchez Albornoz.

Sus estudios le acercaron a un condiscípulo llamado José Antonio Primo de Rivera, que está como él en Derecho. Los dos amigos serán presidente y secretario de la primera Asociación Oficial de Estudiantes ajena a la política y a la religión, y se opondrán a la Confederación de Estudiantes Católicos llegando en alguna ocasión a puñetazos.

Cumpliendo lo prometido a su padre, el expediente de Serrano fue muy brillante, ya que obtuvo Premio Extraordinario de Fin de Carrera y dos años más tarde, tiempo record para la oposición, ya era Abogado del Estado.

En aquella época coincidió con Vicente Aleixandre en un balneario y el poeta plasmó su impresión sobre Ramón Serrano en este poema pubicado por la Revista de Occidente.

“Este muchacho ha visto/ la esencia de las cosas,/ una tarde, entre sus manos/ concentrarse.

Presión de aquellos dedos/ enrojecidos, de diamante,/ al apretar la blanda/ ilusión de la materia. Hay en su yema sangre/ y linfa de un camino.

Secreto que se abre/ arriba, en la alta torre,/ abierto a libre aire./ sus ojos copian tierra/ a viento y agua, que devuelven,/precisos, campo al reflejarse.

Su lengua –sal y sangre-/dice y calla. /La frase se dilata,/en ámbito se expande/ y cierra ya el sentido, allá en lo alto/ -terraza de su frente-,/sobre el vivaz paisaje

Viajó a Roma durante el primer gobierno de Mussolini, todavía de coalición y respetando la Constitución, y con la Marcha a Roma, que nunca olvidará.

Instalado en Zaragoza por su profesión, su vida dio un vuelco al conocer allí a la que seriá su mujer, Zita Polo, que vivía con su hermana Carmen, residente en Zaragoza al haber sido su marido, Francisco Franco, director de la Academia General Militar.

En 1933, año en el que se crea la CEDA, (Confederación Española de Derechas Autónomas) coincidieron en el Parlamento José Antonio Primo de Rivera, que había fundado Falange Española, y Serrano, que había puesto en marcha en Zaragoza el partido Unión de Derechas.

Un año más tarde, en 1934, en plena huelga de la CNT en Zaragoza, Serrano defendió a José Antonio amenazado con quedar sin inmunidad parlamentaria por una reunión con armas en su partido.

Adriano Gómez Molina nos cuenta que el año 1934 estuvo marcado por mucho radicalismo, ya no hubo voluntad de convivencia democrática ni en la izquierda ni en la derecha, pues si la izquierda no aceptaba a la derecha dentro de la República, la derecha negaba la República o era tibiamente republicana. Las izquierdas montaron el Frente Popular pero las derechas no lograron unirse.

En las elecciones generales de 1936 hubo igualdad de votos, pero no de escaños, pues, según nos dice Juan Pablo Fusi, el Frente Popular obtuvo 278 diputados con el 34,3% de los votos, y la derecha 124 con el 33,2%. Serrano tiene en Zaragoza motines, huelgas y desórdenes en los que murió un manifestante.

En aquel ambiente Ramón Serrano propició una reunión entre Francisco Franco y José Antonio, en la que el jefe falangista propuso al general la necesidad de adelantarse a la revolución marxista por medio de una insurrección militar como medio de cortar una guerra civil, pero Franco estuvo cauteloso y evasivo, aunque poco después los militares se reunieron para organizar un movimiento.

José Antonio fue detenido por actividades de su partido y Serrano lo visitó en la Dirección General de Seguridad y defendió después, en una Comisión de Actas, la proclamación del jefe de Falange como diputado por Cuenca. No lo consiguió y José Antonio, al no ser proclamado parlamentario, no tuvo inmunidad y siguió en la cárcel hasta su fusilamiento en noviembre de ese año.

Cuando estalló el golpe militar, Ramón Serrano estaba en Madrid, pero la ciudad no era segura porque había patrullas que detenían a los sospechosos de ser partidarios de los rebeldes, y se refugió con su familia en una pensión y luego en otra. Al final fue detenido tras sufrir simulacro de fusilamiento en el parque del oeste, Llevado a los calabozos de la Dirección General de Seguridad y luego a la cárcel modelo, permaneció allí tres meses y vivió las “sacas” de presos.

Pidió ayuda al doctor Marañón, que había asistido a su padre, y consiguió salir de la cárcel, ir a una clínica y, saltando controles, viajar a Alicante y trasladarse a Francia, donde llegaron poco después su mujer y sus dos hijos. Entraron en la España de Franco y allí conoció la muerte de sus dos hermanos mayores José y Fernando, lo que le marcó profundamente porque en cierto modo era por la ayuda que le habían proporcionado a él y a su familia.

En Salamanca fue recibido por Franco, que llevaba cinco meses de jefe de Estado. Llegó con el pelo blanco y la salud quebrantada y se entregó a la causa de forma total.

Como explica Raymon Carr, la labor a la que se entregó Serrano fue la de transformar el “Movimiento” militar en un Estado, es decir, eludir la dictadura militar y transformar una insurrección en una empresa política dándole forma jurídica.

Este proceso tenía que partir de la unión de los carlistas y los falangistas, la CEDA y los monárquicos. Serrano redactó el Decreto de Unificación de Falange que anunció después Franco. La unificación continuó basándose en la unidad esencial de España, la organización jerárquica, la implantación de un Estado unitario, autoritario y católico y el dirigismo económico.

Hubo resistencia de una minoría falangista que fue inmediatamente reprimida, pero Serrano se opuso y convenció a Franco de no aplicar la pena de muerte para su líder Hedilla.

El falangista Dionisio Ridruejo, que defendió la hegemonía de Falange sobre el Estado, fue desde su encuentro de protesta, colaborador y amigo de Serrano.

El partido que pusieron en marcha Franco y Serrano fue una coalición de fuerzas sometidas al Jefe del Estado, pero no es el partido de un sistema totalitario controlador del Gobierno como ocurrió en la Unión Soviética o la Alemania Nazi.

Serrano montó el primer Gobierno conjuntamente con Franco y se convirtió en cabeza de una lista falangista de peso e influencia, pero en equilibrió entre su lealtad a Franco y las ideas de Falange.

De enero de 1938 a octubre de 1940 Serrano estuvo al frente del Ministerio de la Gobernación, y su gestión estuvo centrada en la “asistencia social” y “el dirigismo cultural”. En la asistencia social destacó la resurrección de las “regiones devastadas”, el “Auxilio Social” y la ONCE.

El dirigismo cultural que ejerció Serrano, es decir, prensa y propaganda, se centró en la creación de una opinión pública, una nueva moral nacional enraizada en José Antonio, una cultura española abierta a la modernidad por medio de un equipo joven en el que se intentó, según Giménez Caballero, atraer a las juventudes intelectuales de formación liberal.

El control de la prensa se instauró en abril de 1938 y perduró hasta 2966 y paralelamente fue creada la Agencia Efe.

El segundo gobierno fue nombrado por Franco en 1939 y en él volvió a figurar Serrano aunque sólo permanecieron dos ministros del anterior gabinete.

Nombrado presidente de la junta Política, Serrano intentó fortalecer el partido para dominar la vida política, lo que le llevó a colisionar con el recientemente creado aparato de la Administración del Estado.

Comenzada la Segunda Guerra Mundial y cuando Franco y Serrano creían en el triunfo de Alemania, Serrano Súñer fue el encargado de dialogar con los alemanes, pero, según confesó después, sin poder resolutivo. En su diálogo con Hitler en la Cancillería, el dirigente alemán se refirió a la equívoca posición española y Serrano lo achacó a los fallos de información de sus agentes en España.

A la vuelta de Alemania, Ramón Serrano fue nombrado ministro de Exteriores y cesó al frente del Ministerio de Gobernación, que es asumido por Franco, y poco después tuvo lugar la entrevista de Hendaya entre los líderes de España y Alemania.

En esta famosa entrevista Hitler señaló que era necesaria la colaboración de la península en la guerra, marcó los tres puntos fundamentales para el papel de España (Gibraltar, Marruecos y Canarias), y quiso saber cual era la actitud de nuestro país antes de despedirse bruscamente.

España entregó su propuesta siete días después reclamando territorio africano y Alemania invitó a Serrano a desplazarse allí. Lo hizo pero volvió si haber firmado ningún compromiso y el embajador alemán visitó poco después a Franco y repitió el ultimatun .

En aquel momento la censura ya no dependía de Serrano y controlaba las apariciones del ministro en los periódicos, lo que poco a poco le mostró la hostilidad que iba despertando junto incluso en la Falange, que protestaba y amenazaba con dimisiones.

Franco designó como ministro de la Gobernación a Galarza, monárquico y antifalangista, y el capitán de navío Luis Carrero pasó a ser subsecretario de Presidencia. Serrano conoció también que los falangistas dimisionarios, y de carácter católico, le habían puenteado y habían pasado a ser ministros.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética hubo importantes reacciones y fue Serrano el que abrió banderines de enganche para los voluntarios de la “División azul”, pero poco a poco notó a Franco más distanciado de él.

El comienzo del final se inició al parecer con unos informes de Carrero y de generales como Kindelán y Varela, en los que manifestaban sus coordinadas ideológicas y su peculiar entendimiento de que España representaba la civilización cristiana en el mundo. En Carrero se ponen de manifiesto también que las fuerzas del mal son la masonería y el judaísmo.

Adriano Gómez Molina nos cuenta que Serrano salió del Gobierno el 2 de septiembre de 1942 y se dedicó desde entonces a ejercer su profesión de jurista.

En este campo es necesario explicar que en su cese influyó mucho, según Juan María Thomas, el nacimiento de Carmen Díaz de Rivera, hija ilegítima de él y de la marquesa de Llanzol, cuando él era pariente de Franco por estar casado con la hermana de su mujer. Aunque a fines de 1941 se había celebrado un consejo de familia y se había firmado un documento negando la relación, el impacto fue muy grande.

Tras su caída de la política, Serrano volvió a estudiar para compensar los seis años apartado de la profesión, en la que volvió a triunfar.

Si ya en los días de Burgos Serrano ya le propuso a Franco la vuelta de hombres ilustres como Marañón, Azorín, Menéndez-Pidal, Ortega etc, más tarde, en un Consejo de Ministros, aprovechó para sumarse a Varela y pedir que las figuras intelectuales volvieran. Con la mayoría de ellas mantuvo siempre contactos, pero en especial con Azorín, que a su regreso tenía serios problemas económicos. Serrano consiguió para él un puesto en el organismo rector de la Biblioteca Nacional.

Ridruejo nos cuenta que, en su opinión, Serrano hizo de pantalla protectora de Franco, y que fue catalizador de los descontentos, pero añade que tuvo más vocación de hombre de Estado que de servidor de un poder personal.

En el transcurso de los últimos años, Serrano publicó varios libros, entre ellos, en 1947, “Entre España y Gibraltar”, en 1969 “Ensayos al viento”, en 1997 “Entre el silencio y la propaganda, la Historia como fue. Memorias”. En 1981 “De anteayer y de hoy” y ese mismo año”El franquismo sin mitos. Conversaciones con Serrano Suñer”.



 

Los textos, videos y audios de esta web están protegidos por el Copyright. Queda totalmente prohibida su reproducción en cualquier tipo de medio o soporte, sin la expresa autorización de sus titulares.
Editanet © Copyright 2017. Reservados todos los derechos