Edición nº 10 - Enero/Marzo de 2010

El 25 de diciembre

L’hiver ou les Saturnales , por Antoine-François Callet, de finales del siglo XVIII, Musée du Louvre.

EL 25 DE DICIEMBRE

La festividad del diciembre sólo comenzó a ser celebrada en los últimos siglos del Imperio romano. Para entender correctamente el significado de ese día vamos a dar un pequeño repaso al mundo romano.

1. ANGUSTI DIES

Los días más cortos del año son los que acompañan al solsticio de invierno. A esos días los romanos tradicionalmente los llamaron angusti dies: "días estrechos, cortos" "días intranquilos".
La inquietud, la intranquilidad, que en tiempos muy antiguos (y a veces en los actuales) provocaba en el ser humano la continua disminución de la duración de la luz se expresa bien en lengua latina por la raíz *ang-. Esta raíz forma el verbo ango, "estrechar" y también "angustiar"; el substantivo angor, "opresión" o "angustia"; el adjetivo angustus, "angosto" o "estrecho". De acuerdo con todo ello, hay un tiempo en el año en el que la luz es angusta y los días en que ello sucede son los angusti dies: los que acompañan al solsticio de invierno.
Estos días constituyen una crisis de la naturaleza, crisis que acaba el día del solsticio de invierno o bruma. En lengua latina el solsticio de invierno era llamado bruma o bruma dies. Bruma dies es contracción de brevissima dies (brevissima dies, brevima dies, bruma dies).
El 21 de diciembre el calendario romano primitivo celebraba la fiesta llamada Divalia o Angeronalia. Ese día uno de los pontífices ofrecía a la diosa Angerona un sacrificio. El nombre de esta diosa está formado con la misma raíz *ang-, de la que acabamos de hablar y que también está presente en angustiae, termino que designa un espacio de tiempo breve sentido dolorosamente ("estar angustiado“, "sentir angustia" decimos nosotros todavía) y también un espacio local estrecho. Esta arcaica diosa, como tantas otras deidades autóctonas, acabó por desaparecer cuando los romanos adaptaron sus dioses a los del mundo griego y por eso hoy día la interpretación de la naturaleza de diosa cuya festividad se celebraba el día del solsticio de invierno se hace difícil. Pero su festividad se mantuvo en el calendario.
Desde G. Dumézil muchos eruditos creen que el oficio de la antiquísima diosa Angerona (algunos la llaman "diosa de la angustia") sería proteger al sol del peligro que representan los dies angusti.
Objetivamente el solsticio es sólo un punto en la curva del tiempo, pasa y el sol continúa su ciclo anual. Por eso dice el erudito Macrobio (vivió a finales del siglo IV y comienzos del V. Su obra Saturnales está dividida en siete libros llenos de noticias preciosas para nosotros) que pasado el período de los angusti dies "el sol emergiendo de nuevo de las cuevas y estrecheces (ex latebris angustiisque) se dirige al hemisferio superior".
Efectivamente, una vez pasados los días más cortos y tristes del año los angusti dies, el sol entra en un nuevo período en el que muy poco a poco los días se van alargando. Este hecho se puede considerar una especie de renacimiento anual del sol.

2. EL SOLSTICIO DE INVIERNO

Por convención, el inicio de las estaciones viene dado por los instantes en los cuales la tierra se encuentra en determinadas posiciones en su órbita alrededor del sol.
En el caso del invierno esta posición se da en el punto de la eclíptica en que el sol alcanza su posición más austral. Ese punto de encuentro varía, en el caso del presente invierno ocurrió el 21 de diciembre del 2009 a las 18 horas y 47 minutos.
El día en el que ocurre ese encuentro el sol alcanza su máxima inclinación y permanece sin apenas moverse varios días, por esa razón a esa circunstancia se la llama "solsticio", término derivado de dos palabras latinas: el sustantivo sol, solis y el verbo sto, stare , por tanto solsticio viene a significar algo así como "sol quieto“.
A mediados del siglo III a. C. en la ciudad de Alejandría, los sabios helenísticos fijaron el solsticio de invierno el amanecer del 25 de diciembre.
Cuando Julio César se hizo con el poder en Roma decidió acometer la reforma el viejo calendario que se había utilizado durante la República. En ese calendario con el paso del tiempo solía producirse un desfase entre el tiempo real y el que marcaba el calendario, con los inconvenientes que producía: el calendario estaba lleno de fiestas y ceremonias que debían celebrarse en un momento determinado del año y la vida cotidiana no podía permitirse grandes desfases. El desajuste, mas grande según los años que pasaran sin retoque, solía corregirse de diversas maneras.
Julio César hizo venir de Alejandría al astrónomo Sosígenes y le pidió que acometiera la reforma definitiva del calendario. El año 45 a. C. - llamado ultimus annus confusionis- tuvo 445 días. Al año siguiente se instauró el calendario reformado que lleva el nombre del dictador y que incluye el año bisiesto. En el occidente de Europa el calendario juliano fue utilizado hasta el año 1582, año en el que el Papa Gregorio XIII ordenó hacer algunas correcciones.
En el calendario juliano el solsticio de invierno, por influencia alejandrina, fue fijado en el día 25 de diciembre, cerca del amanecer.

3. CULTO AL DIOS SOL EN ROMA

Tradicionalmente en Roma por influencia de la Mitología y Religión griegas la divinidad identificada con el sol fue el titán Helio y el olímpico Apolo, más joven, que también fue entendido como el sol deificado (véase por ejemplo en el Museo del Prado la obra de Velázquez que llamamos La fragua de Vulcano). Pero con el paso del tiempo nuevos cultos solares se extendieron por muchos zonas de la parte oriental del Imperio y algunos fueron conocidos en Roma.
Entre ellos el dios sirio Helibágalo de la ciudad de Emesa que fue introducido en Roma por el emperador también llamado Heligábalo (ha permanecido en la historia con el mismo nombre del dios al que rendía culto, aunque su nombre era Marco Avito Basiano), y el dios de la religión de Mitra, religión de origen persa, por citar sólo un par de ejemplos.
Pero sólo a finales del siglo III d.C. fue establecido el culto oficial al dios Sol en Roma y en todo su Imperio. Su introducción se debe al emperador Aureliano, militar de procedencia iliria, que como emperador gobernó del 270 al 275 d.C.
Se dice que Aureliano lo hizo en agradecimiento por la ayuda que creía que el dios Sol le había prestado para derrotar a los rebeldes de la ciudad de Palmira, que amenazaban en oriente la integridad del imperio. Pero en realidad fue una actuación política.
El emperador con esta actuación -independientemente de que creyera o no que este dios lo había ayudado- buscó establecer una especie de sincretismo religioso que, de alguna manera, se convirtiera en una fuerza integradora que pudiera dar cohesión a un Imperio cada vez mas expuesto a la desintegración. Efectivamente el culto al dios Sol -llamado con diversos nombres- era practicado por muchos pueblos orientales del Imperio y, sobretodo, estaba muy extendido entre los diversos ejércitos imperiales, gracias a la religión de Mitra que con gran éxito se había infiltrado entre los soldados.
Aureliano eligió el teórico día establecido en el calendario de Julio César para el solsticio de invierno -el 25 de diciembre- como dies natalis o día del nacimiento del dios llamado Sol Invictus. Ya hemos indicado más arriba como el día del solsticio puede ser considerado como un nacimiento anual del sol. Nativitas, nativitatis significa en latín "nacimiento"; de nativitatem deriva en castellano navidad.
Aureliano acuñó monedas con la inscripción Sol Dominus imperii romani: "El dios Sol, dueño del Imperio romano".
Sol Invicto se convirtió desde Aureliano en adelante en el protector del emperador.
Sol Invicto lo encontramos con cierta frecuencia en monedas y en otros lugares: por ejemplo en el arco de triunfo del emperador Constantino aparecen representadas estatuillas del Sol Invictus llevadas por portaestandantes.


4. EL 25 DE DICIEMBRE EN EL CRISTIANISMO

Así pues desde el año 274 d.C. el día 25 de diciembre el Estado y la Religión romana celebraban oficialmente día del nacimiento, o natividad, del dios llamado Sol Invictus. Desde el siglo IV algunos cristianos comenzaron a festejar la festividad del 25 de diciembre en su propio contexto religioso y ese día conmemoraban el nacimiento de Jesús, considerado Sol que ilumina el mundo. Los testimonios de esa identificación son abundantes ya desde el propio Evangelio:

"Nos visitará el Sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz“, Lucas,1,78.

Y en otros textos:
"Sol de Justicia que traerá en sus rayos la salvación“ Malaquías,4,2.

Incluso un mosaico de la cripta de S. Pedro muestra a Jesucristo con los atributos tradicionales que -desde el titán Helio primero y después el olímpico Apolo de la Mitología y Religión griegas- han adornado al dios Sol: el carro y los haces solares que emergen de su cabeza.

Poco a poco la celebración del 25 de diciembre fue entrando en las tradiciones de la Iglesia hasta que finalmente en el siglo V quedó institucionalizada.











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