Ediición nº 15 - Abril/Junio de 2011

La transición de cristal, de Pío Moa

“La transición de cristal”. Pío Moa Franquismo y democracia. LibrosLibres. Madrid 2010. 318 páginas.

“La transición de cristal”.
Pío Moa
Franquismo y democracia.
LibrosLibres.
Madrid 2010. 318 páginas.

por Angel Maestro
Stanley Payne en el prólogo de esta nueva aportación histórica de Pío Moa, afirma, de modo certero, que es el mejor libro individual sobre la Transición, de una lectura indispensable para conocer las raíces políticas de la España actual

En la “Transición de cristal” aparece una vez más el Moa ya clásico y que tanto enfurece a sus enemigos, no adversarios sino enemigos declarados: el historiador aséptico que escribe y describe en base a la cruda realidad de los hechos históricos ; antitético con el que actúa movido parece que por instintos congénitos, por hábitos adquiridos y por preceptos impuestos más que por raciocinios propios.
En la historia de la llamada Transición española del franquismo a la democracia existen numerosos ejemplos de cómo se ha descrito de forma torticera, de que cuando se ha creído actuar en función de ideas, muchas veces ni siquiera son de elaboración personal sino recibidas de la circunstancia cultural en que vive, sobre todo a través de los medios de comunicación de masas. Es un hecho innegable hasta que hace unos años aparecieron Moa y otros autores y editoriales no sujetos ala dictadura de lo políticamente correctos, la descripción de la transición y sus personajes más caracterizados obedecía más a comportamientos y actitudes pautadas que a los estrictamente razonados y libres.
En general la descripción del régimen de Franco y de la transición que siguió hasta el establecimiento de la partitocracia no ha sido movida por la razón y el relato desapasionado de la realidad ,sino por la pasión y abiertamente por la coacción.
Moa deshace, siempre con esa constante de desapasionamiento, los mitos en torno al franquismo, como el del golpe militar contra el gobierno legítimo y democrático de la II República, el franquismo como régimen fascista y totalitario, el régimen corrupto, etc. En este aspecto de la corrupción relata una anécdota singular que le expuso Gonzalo Fernández de la Mora al autor sobre la arbitrariedad no ya en la época del PSOE, sino de la UCD.
Precisamente el gran pensador Fernández de la Mora, posiblemente máxima figura del pensamiento español de los últimos treinta años del siglo XX del que Moa discrepa en ocasiones, aparece bastantes veces a lo largo de la obra, lo que no obsta para que se ponga de relieve su visión verdaderamente profética de lo que sería la partitocracia española, por más que muchos ignaros y también personas de buena fe, pero con perspectiva alicorta le acusasen de apocalíptico en la descripción del futuro. Moa cita fuentes y reproduce datos de muy diversa procedencia, desde Carrillo a las interesantes y documentadas aportaciones de Ortí Bordás, a Felipe González o de Jiménez Losantos a Alfonso Guerra. Recoge la aportación histórica , abrumadora en este particular, de Ricardo de la Cierva en el giro de la Iglesia Católica, señalando un libro clave en dicho tema : “El Rhin desemboca en el Tiber” del sacerdote e historiador , useño como le gusta decir a Moa, Ralph Witgen. El papel del cardenal Tarancón en la transición supuso un éxito crucial en el triunfo de la corriente progresista.
En los veinte capítulos en que se divide el libro, Moa analiza de forma clara, sin retórica ni ambages, insistimos una vez más, con ese desapasionamiento que tanto irrita, y a la vez en un lenguaje pleno de sencillez y claridad, la crisis del Régimen, la oposición antifranquista, el asesinato de Carrero y sus consecuencias, la muerte y el legado de Franco, las relaciones entre el monarca y Arias, la frustración de la reforma de Fraga, los protagonistas de la nueva reforma el triunfo de la misma y el fracaso de la ruptura, la tercera reforma y el final del franquismo, las elecciones de junio de 1977, la Constitución , el consenso autonómico y las preautonomías,y un peculiar capítulo, el XIX relatando seis destinos políticos :Fraga, Torcuato, Suárez, González, Carrillo y Juan Carlos de Borbón.
El personaje de Adolfo Suárez merece una especial atención a lo largo del libro. Ahora con motivo de ese estado físico en que lamentablemente se encuentra aparecen, no en medios progresistas, sino en esa nueva UCD en el pensamiento que es parte del Partido Popular ditirambos absurdos a su labor. Y también en periodistas “progres”, que ahora se lamentan de haberle criticado con cierta dureza. Las descripciones de Suárez basadas no en comentarios o en posturas personales de Moa, sino en la exposición de los hechos, confirman ,más bien amplían el retrato del personaje : conjunción de ambición desmesurada, superficialidad e ignorancia enciclopédica. La protección señalada del monarca con la complicidad de Fernández Miranda, al final abandonado y preterido, aparece descarada, aunque al final abandonaría a Suárez en típica jugada borbónica, bien que le nombrase duque y posteriormente le otorgase el Toisón. El daño, preconstitucional incluso, ocasionado por Suárez con la frívola invención del Estado de las Autonomías, cáncer al parecer casi incurable de la España actual, resulta magníficamente descrito por Moa.
Las similitudes entre Suárez y Rodríguez Zapatero aparecen nítidamente, así como el daño posiblemente irreparable causado aún más por el primero. Podríamos establecer una comparación, salvando las distancias, con Stalin quien desarrollaría el sistema hasta extremos impensados, pero siendo Lenin, el origen y matriz del mismo. Sin Suárez y su política autonómica, Zapatero no habría encontrado las condiciones objetivas que permitiesen su desarrollo hacia dimensiones abisales.
La tendencia inequívoca del actual Jefe del Estado hacia su entendimiento con la izquierda aparece evidente a través de las situaciones en que su figura aparece. Pero muy especialmente a lo largo de su reinado destaca así la contradicción evidente entre el monarca que firma la Ley de Memoria Histórica, que prístinamente deslegitima su nombramiento originario. abjurándolo de hecho El instinto de conservación y supervivencia parece ser un único objetivo.
Y en lo respectivo a la Constitución de 1978, dejando aparte a entusiastas apologistas o a los que como el prestigioso y joven historiador, Ángel David Martín Rubio, experimentan el mismo entusiasmo cual el que pudiera sentir por el Fuero Juzgo o por la Pragmática Sanción, lo cierto es que ha sido anulada por sucesivos hechos consumados. Se pregunta Moa hasta que punto la situación política actual marcará el final de un ciclo. Con una oposición cual la del actual PP que ha seguido básicamente por acción u omisión los pasos del gobierno, centrada únicamente en la cuestión económica y en “mirar al futuro”, oposición inmersa en un progresivo desvanecimiento, puede ser que nos encontremos ante el final de une época.
Como conclusión : una historia fidedigna de la Transición bien contada.