Edición nº 23 Abril/Junio de 2013

Imágenes del General Prim

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El General Prim

¿MATARON A PRIM EN LA CALLE DEL TURCO?

¿MURIO EN EL ATENTADO O LO MATARON DESPUÉS?

UNA INVESTIGACION LLEVADA A CABO AHORA CON TECNICAS MODERNAS HA CAMBIADO LA HISTORIA.

Las investigaciones realizadas recientemente en la momia del General Prim han puesto de manifiesto hoy que no murió de los disparos que le dieron a su coche en la calle llamada entonces Del Turco, hoy Marqués de Cubas, aunque eran importantes. Los historiadores comentan que su muerte cambió la historia de España, pues era el defensor de Amadeo I y no pudo recibirlo.

El General Juan Prim y Prats (1814-1870), hijo de un notario de Reus (Tarazona), era Presidente del Consejo de Ministros, y sufrió a los 56 años un atentado en su berlina a la salida de las Cortes (aproximadamente a las siete de la tarde),una vez terminada la sesión el día 27 de diciembre de 1870, sin que se pudiera llegar a saber a ciencia cierta quién fue el artífice casi 150 años después. Además, si hubiera fracasado este atentado, los conspiradores tenían preparado otros atentados y se habían contratado prácticamente a todos los sicarios existentes.

Curiosamente el policía de la zona, inspector Valencia, informó a las diez de la noche que en su distrito no había ocurrido ninguna novedad digna de ser revelada.

Ahora un estudio realizado por una Comisión de expertos creada por la Universidad Camilo José Cela y en la que han trabajado criminólogos, médicos, antropólogos, historiadores y biólogos, ha dado la vuelta a este caso porque si hasta ahora se había dicho que murió en su casa tres días después. Ahora, tras el estudio de su momia, se ha podido saber que sus lesiones pueden corresponder a un estrangulamiento a lazo o por ligadura realizado tras el atentado no con un pañuelo sino con un objeto rígido como un cinturón. El estudio de la momia revela que la muerte no sucedió como el sumario decía sino mucho antes.

De alguna manera es un asesinato del siglo XIX que ha sido solucionado con las técnicas existentes en el siglo XXI. Se ha visto que el cadáver de Prim fue embalsamado por el método de inyección pues le introdujeron en el cuerpo líquidos conservadores de los que impiden la putrefacción. A Prim no se le realizó autopsia como decía el sumario, según la comisión investigadora, porque no existen cavidades en el cadáver, y además las lesiones que figuraban en el sumario no se corresponden con las que realmente tenía el cadáver .

Además de todo esto los investigadores encontraron unas lesiones en el cuello que podían corresponder a un estrangulamiento por lazo. La momia del General presentaba otra particularidad, pues se habían colocado ojos de vidrio de buena calidad en los globos oculares, al parecer un rito masónico, además de tres frascos –uno en cada axila y otro en la entrepierna-. Al parecer el general era el Gran Maestre de la Logia de Madrid, masón grado 33, aunque se dice que los conspiradores también pertenecían a la masonería.

Este estudio sobre la muerte de Prim analizando su momia presenta unos resultados que no tienen que ver con lo reflejado en el sumario que tardó ocho años y que estaba muy desordenado y con muchas páginas arrancadas, pues constaba inicialmente de 18.000 folios únicamente quedan 8.000 y sin orden, como si lo hubieran revuelto a propósito. Además, tras ocho años, fue cerrado en falso.

La Comisión de la Universidad Camilo José Cela comenzó por acudir al Museo del Ejército de Toledo donde se analizó la berlina en la que viajaba Prim y se detectaron las huellas de nueve impactos disparados por cinco o siete armas situadas a ambos lados del carruaje. Podrían haber sido retacos, trabuquetes o trabucos. Curiosamente aquel día, la policía dejó sin vigilancia el recorrido del general entre el Congreso y el Palacio de Buenavista. A los sicarios se les ofrecía diez pesetas diarias, cinco mil duros y la garantía de que podrían escapar y para comunicarse con los instigadores del atentado contaban con una tarjeta cortada en forma triangular en dos mitades, que recordaba el triángulo masónico.

El día del atentado los conspiradores habían preparado atentados en tres rutas diferentes por donde podía pasar el general Prim, pues además de la calle del Turco otros estaban preparados en la calle Barquillo y en la calle Cedaceros.

En la levita de Prim, analizada por una antropóloga forense, se encontraron diez impactos entre el hombro y el codo izquierdo con heridas importantes. Había recibido también una herida en un dedo de la mano derecha. No se encontraron afectaciones en ningún órgano vital y las heridas no fueron curadas sino taponadas para cortar la hemorragia. Se contó que las heridas no eran importantes, lo que contradice el estudio, y que había subido por su pie a su casa, situada cerca del Congreso, imposible de acuerdo a las heridas recibidas.

El general Prim había sufrido anteriormente otros atentados, pero ninguno había conseguido su objetivo, pero parece ser que todos ellos habían sido preparados por Antonio de Orleans, duque de Montpensier, el hijo del rey francés Luis Felipe, casado con la hermana de Isabel II y padre de la reina Mercedes, la primera mujer de Alfoso XII.

Al parecer durante su agonía tras el atentado que cuenta el sumario, el general Prim estuvo acompañado por los generales Serrano y Topete, que al final fueron los que recibieron por fin a Amadeo I. El general Serrano difundió informaciones falsas tras el atentado que fueron difundidas por la Gaceta oficial.

En el proceso judicial de investigación del asesinato se cometieron varias irregularidades como presionar a algunos jueces, o no dejar al primer juez instructor que viera al general Prim cuando se defendía que todavía estaba vivo. En cualquier caso, el fiscal Joaquín Vellando se atrevió a proponer el procesamiento del duque de Montpensier, pero la intromisión del poder político impidió que fueran encausados los autores del atentado.

Tras la muerte de Prim, el encargado de ir a recibir a Amadeo I fue el almirante Juan Bautista Topete, uno de los conspiradores y contrario a su venida a España, lo que influiría en el escaso tiempo que el personaje italiano estuvo como rey de España. Topete había dado un discurso en el Congreso contra la nueva monarquía defendida por Prim.

Prim, nacido en Reus, era inclinado a las ideas liberales y se había lanzado a la política al ser nombrado diputado por Tarragona cuando ya había llegado a coronel en la carrera militar.

Casó con Francisca Agüero , con la que tuvo dos hijos, pero marcó una época y pasó a la historia por el apoyo a la monarquía de Amadeo de Saboya que sin su apoyo no logró cimentarse en España. En la madrugada del día dos de enero los masones le hicieron un homenaje en la Basilica de Atocha y tras la visita de Amadeo se celebraron las honras fúnebres y su cadáver fue llevado a Reus.

Los niños cantaron durante un tiempo una tonadilla en plan romancero que dice así:

Al salir del Palacio le dijeron a Prim,
No salga usted de casa,
Que le quieren herir.
Si me quieren herir o me quieren matar
Yo entregaré mi espada al otro general.
En la calle del Turco
Le mataron a Prim
Montadito en su coche
Con la Guardia Civil.























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