Edición 2ª - Abril/Mayo de 2008
por Julia Sáez-Angulo,
(de la Asociación Internacional de Críticos de Arte)
Carlos Ortega
Paisajes y Desnudos
Óleos 1996 – 2008 Galería Anagma. Hotel Colón c/ Pez Volador, 1 (equina a Doctor Esquerdo) 28009 Madrid
Hasta finales de abril de 2008
Perteneciente a una conocida saga de artistas, Carlos Ortega (Madrid, 1960) ha llevado a cabo una fecunda carrera de pintor, aunque sus citas con el público no hayan sido excesivamente numerosas. El óleo como pigmento y el lienzo como soporte han sido sus materiales clave para acoger en el espacio ilusivo del cuadro, paisajes, desnudos y retratos, los tres géneros que más ha cultivado.
El autor ha residido distintas temporadas en Baleares, Navarra, Vizcaya, Galicia, Asturias y por supuesto Madrid. De todos los parajes que ha recorrido ha plasmado la naturaleza en sus obras, y buena parte de ellas se muestran en la exposición.
Cabría destacar su espléndida serie Pinares, en la que una pintura sensual y matérica dan cuerpo a un encendido paisaje cromático de Colmenar de Oreja. El valle del Baztán y Elizondo en Navarra son otros lugares representados, así como el puerto de Bermeo y Puentedeume. La vega del Tajuña y el parque de la Fuente del Berro en Madrid son otras de las geografías recreadas por el autor en sus cuadros.
Los desnudos femeninos son otro capítulo que el pintor plasma en los óleos, a base de una pintura empastada, donde los cuerpos de las mujeres parecen emerger del núcleo natural de la tela del soporte. Finalmente el retrato y autorretrato dan fe de su interés por este género.
Carlos Ortega es un artista polivalente que ha llevado a cabo cientos de diseños pictóricos para túnicas, trajes de noche, de novia y camisetas de diversas boutiques y diseñadores españoles. Los monotipos y obra gráfica han sido también otras de sus actividades plásticas.
Junto a la obra del pintor se exponen cuatro serigrafías de Manuel Ortega (Madrid, 1924 ) estampadas en el Taller del Prado. Madrid: Escuela de equitación; Salida del toril; Mercado de Bata y Negros de Togo. Este artista ha llevado a cabo los murales y vidrieras del Hotel Colón, así como los de más de doscientos edificios públicos en toda España. De su obra destaca la creación de una renovada proporción áurea dentro de la geometría. Su obra más reciente es la cúpula de cristal del Palacio de Neptuno (Madrid), con escenas de la vida del dios del mar.
Exposición de Ana Bellido
ANA BELLIDO
El mundo que fluye: China
Pintura y grabados 2007-2008
Galería Barbarin.
Madrid Del 28 de febrero al 30 de marzo
Resulta difícil no dejarse fascinar y empapar por la riqueza y sabiduría de la milenaria cultura de Extremo Oriente. Ana Bellido viajó a China con los sentidos abiertos que son las puertas que despiertan sensaciones. La artista expuso sus esculturas de papel en Beiging, al tiempo que su mirada recorría la ciudad y se detenía en la sorprendente creatividad de sus gentes a lo largo del presente y de su historia.
La caligrafía ha sido el arte oriental por excelencia. Un arte que nace de la inmediatez de la mente y el automatismo del gesto de la mano. Un arte exigente que sólo admite la obra bien hecha y rechaza, con otro rasgado gestual, la imperfección. A la caligrafía con tinta le sigue la pintura con pigmento que ofrece nuevas texturas y matices al soporte de papel o de lienzo.
Luna, nieve, flor son los iconos clave del haiku, esa composición poética oriental que refleja el paso del tiempo y las estaciones de la naturaleza. Panta rhei, decían los griegos: todo fluye. Ana Bellido ha querido recrear plásticamente ese concepto del fluir de la vida, del attimo fugente, del instante fugaz, del tempus fugit latino, del mundo pasajero de que habla Asai Ryoi.
Sobre aparentes caligrafias orientales, también salidas de su mano, la artista mueve su pincel con el que revela el gesto y se abre a la interpretación de la mirada del espectador. El resultado son narraciones abiertas al misterio del arte, en las que se manifiesta la libertad de la forma, epifanías de un mundo pasajero y volátil. La vida es breve y el arte eterno, se atrevían a decir los clásicos. En suma, un arte que se manifiesta en un grafismo singular, en un dibujo particular, en una renovada tensión de fondo y forma.
Tiempo y belleza en las pinturas y aguatintas de Ana Bellido. Una vuelta de tuerca en su imparable carrera artística, donde Oriente y Occidente se amalgaman con maestría y acierto poético.