Edición nº 2 - Abril/Mayo de 2008

Ana alejandre, escritora, colaboradora de prensa y editora de esta web.

Entrevista a Ana Alejandre

por Julia Sáez-Angulo


Madrid, Abril de 2008.

La reunión se celebra en la cafetería de un céntrico hotel de Madrid.

La conversación es distendida y las preguntas se incian como parte del diálogo que ya estaba entablado de antemano.

Julia.- ¿Qué supone para tí la escritura?

Ana.- Todo, mi pasión, mi vocación y un impulso vital, una pulsión que me ha acompañado desde que tengo uso de razón. Recuerdo que con tres o cuatro años, antes de saber leer y escribir, unos de mis pasatiempos favoritos era pasarme largos ratos “escribiendo” garabatos que para mí ya eran mis primeras narraciones porque, mientras las iba “escribiendo”, las iba diciendo de viva voz para extrañeza de mi familia y de la tata que era la que las pasaba a escritura para que no se perdieran. También tenía la costumbre de contarles cuentos a niñas y niños de mi edad, e incluso mayores, que se ponían en círculo y me pedían que les contara “un cuento de hadas”, o “de espadachines”; o “de miedo” y añadían el número de personajes buenos y malos y el sexo que tenían que tener cada protagonista de dichas narraciones verbales e improvisadas. Yo pensaba durante unos segundos y empezaba a contarles el cuento que me habían pedido.

Julia.-¿Por qué narrativa?

Ana.- Porque narrar es hablar de la vida, de este mundo indescifrable que nos ha tocado vivir. Aunque no sólo escribo narrativa, es decir novela y relatos, sino también teatro, de las que tengo varias obras, poesías, artículos, etc., aunque ya me he decantado por la narrativa en sus dos vertientes de novela y relatos, además del teatro y los artículos. De todas formas, la narrativa es lo que permite expresar la idea que todo autor tiene de lo que llamamos el mundo real, porque al escribir sólo somos como espejos que reflejamos la realidad en la que estamos inmersos desde la propia óptica, desde el temperamento individual, la sensibilidad y hasta las propias experiencias que siempre marcan.

Julia.-¿Por qué teatro?

Ana.-El teatro es más directo aún que la narrativa porque acerca al espectador el momento mágico de la representación y los personajes toman vida ante el público. De todas formas, el teatro fue primero que la narrativa y la escritura y los actores con la máscara puesta (máscara significa persona) daban vida a los protagonistas de la tragedia que representaban. Esa máscara es la que el autor, a través de la escritura, narrativa y dramática, el teatro, aunque menos en la poesía, utiliza para representar otras vidas, otras historias, pero de las que siempre el creador forma parte invisible siempre permanente, pero sin que pueda notarse su presencia y su propia identidad personal, porque entonces ya estamos hablando de otra cosa, pero no de literatura.

Julia.- ¿No has escrito poesía?

Ana.- Sí, a los dieciocho años gané un concurso de poesía universitaria, pero la he postergado ante las exigencias de la narrativa, los artículos y el teatro. Quizás, estoy llamada a la prosa, aunque tengo una pasión inextinguible por la poesía y soy una lectora incansable de ella. Por cierto, me gusta recitar poesías y tengo larga experiencia en ello.

Julia.- Desde cuando escribes y por qué.

Ana.- Desde siempre como he comentado antes. Es mi primera actividad lúdica y necesaria. Tanto es así que no entiendo la vida sin poder escribir y leer, que es la otra pasión unida indefectiblemente a la escritura y que siempre la precede, porque todo escritor ha sido antes un lector voraz y omnímodo.

Julia.- ¿Qué ha supuesto para ti cada uno de los libros publicados?

Ana.- La expresión y presentación pública de una obra que estaba escrita desde antes de ser pasada a papel. La consecución necesaria que cierra el círculo creativo que va desde el momento de escribir hasta que el libro está en manos del lector. En el fondo, las historias nos vienen dadas a los escritores y, como dice Mario Vargas Llosa, los temas no los elige el escritor, sino a la inversa, porque son los temas los que escogen a los autores que deban escribirlos. Todo escritor es un mero instrumento puesto al servicio de una idea creadora y a sus exigencias se doblega.

Julia.-¿Cuales han sido tus lecturaa decisivas en tu formación como escritora?

Ana.- Sería interminable, porque he sido y soy una lectora empedernida y apasionada. Empecé leyendo cuentos, a los cinco o seis años, de forma tal que mis padres no podían dar abasto a comprarlos por la rapidez con los que yo los leía. A los siete años leí El Quijote por primera vez, -curiosa elección para una niña-, cuya obra la he leído unas ocho veces. Después comencé con los clásicos latinos y griegos cuando el bachillerato de mi época, que era más completo que el actual, nos obligaba a traducir las obras de dichos autores y leí desde Cervantes a Quevedo, Lope de Vega, Shakespeare, los autores del siglo XVII y XVII franceses, país cuya literatura actual me sigue interesando sobremanera y alemanes. Después ya, terminado el bachillerato, descubrí a los autores rusos del XIX: Tolstoi, Chejov, Dostoievski, Gogol, etc, y leía a los autores del mismo siglo español: Azorín, Valle-Inclán, Perez Galdós, Blasco Ibáñez, y los alternaba con los escritores del siglo XX europeos y americanos: Dos Pasos, Faulkner, Steinbeck, De los ingleses, Huxley. Conan Doyle, Defoe, James Joyce y más actuales Huxley, Yourcenar, De los franceses Proust, Camus (uno de mis referentes literarios), Margarite Duras, Sartre,, que haría de seguir citándolos, una lista interminable y siempre con exclusiones involuntarias.

Julia.-¿Cual ha sido tu aprendizaje?

Ana.- Escribir, leer, escribir, leer, escribir. Sólo se es escritor cuando la literatura es una pasión vital que te lleva imperiosamente a dar salida a todo lo que se va gestando en tu interior y cuya semilla está ahí desde siempre, desde el momento de nacer.

Julia.- Háblame del proceso creativo ¿donde, cuando, como, si corriges mucho...?

Ana.- ¿Dónde? En casa siempre, en un despacho-refugio habilitado al efecto. ¿Cuándo? Todos los días, por la tarde y noche y muchos fines de semana y vacaciones también de madrugada que es la mejor hora porque reina el silencio y la tranquilidad.Me corrijo sistemáticamente.

Julia.- Tus “Doce cuentos solitarios” se referían sobre todo a la mujer abandonada ¿Te interesa o preocupa la condición femenina?

Ana.- Esta obra se refiere a la soledad del ser humano en general, sin distinción de sexos. Puede ser que el mayor número de protagonistas son femeninos y por ello parece que está más dedicado a la mujer. La soledad es una lacra que afecta tanto al hombre como a la mujer en cuanto individuos y es igualmente destructiva si no es una soledad buscada, deseada y enriquecedora.

Julia.- ¿Hay una literatura de mujeres?

Ana.- No, sólo hay una buena, regular y mala literatura, escrita por hombres y mujeres. El sexo del escritor no afecta para nada al lenguaje literario, si éste es bueno, porque, repito, el escritor cuando escribe no es hombre ni mujer en el momento de la creación, sino un ser humano que usa el lenguaje como instrumento de comunicación para crear una obra literaria que, aún saliendo de su mente y de su imaginación, no trata de sí mismo, sino de unos seres de ficción, hombres y mujeres, a los que da vida. Cuando se le nota demasiado al autor su condición de hombre, o mujer, en una obra de ficción (no me refiero a las memorias, biografías, epistolario, etc que ya tratan temas personales en los que el sexo del autor si importa en cuanto que habla de su vida, de sus circunstancias) es que no es novelista, narrador, es decir escritor en el amplio sentido de la palabra, sino que en esa novela, relato, etc, hay un trasunto de su propia vida y entonces ya no es ficción, sino otra cosa a la que quiere convertir en una obra literaria sin serlo. Flaubert, por ejemplo era Madame Bovary, según sus propias palabras. Ese personaje inolvidable es una de las mejores recreaciones de la mente de una mujer de toda la literatura universal y su creador fue un hombre.

Julia.-¿Crees que el libro desaparecerá como soporte? ¿Nos espera el libro digital en el futuro?

Ana.- El papel del libro de papel, valga la redundancia, es insustituible, aunque pueda ser compatible y coexistir con la revolución digital. La prueba es que internet está permitiendo y fomentando la posibilidad de leer relatos, poemas, artículos, etc a personas que no leían nunca y que, gracias al ordenador, se han enterado que existe la literatura, la poesía, el ensayo y el artículo como otra opción más de ocio, aparte de los videojuegos y los chats. Otro fenómenos que se ha puesto de manifiesto es que internet es la mejor librería posible porque se venden más libros en la red que en los propios establecimientos.

Julia.- ¿Crees que la lectura de libros es propio de una minoría?

Ana.- Aunque las encuestas dicen que se lee más que hace una década, y que las mujeres somos las que mayor número de obras de ficción leemos, además de que los jóvenes son quienes más leen por tramos de edad, la realidad es que se venden muchos libros, porque el libro se ha convertido en un objeto de regalo, fenómeno que se observa en fiestas como la Navidad en la que se compran libros para regalar, aunque es más dudoso que se lean. Hay una pequeña porción de lectores que compramos libros todo el año y los leemos con verdadera pasión, pero esos sí que somos una minoría, digan lo que digan las encuestas.

Julia.- Dicen que las mujeres son más lectoras de novelas que los hombres ¿A qué cree que se debe?

Ana.- Por lo que te comentaba antes de que las mujeres leemos más libros de ficción: novelas, relatos. Sin embargo, la poesía la leen más hombres, aunque es un género minoritario. Quizás las mujeres somos más lectoras de novelas porque vivimos más en el mundo emocional, el mundo de relaciones humanas y esas obras de ficción se adaptan mejor a la psicología femenina, en general, que el ensayo o los libros técnicos o científicos, por ejemplo, pero siempre hablando en términos generales.

Julia.- ¿Qué autores clásicos te interesan y qué autores vivos?
Julia.- Cuales son tus escritores favoritos, españoles y extranjetos.

Ana.- De los españoles, Quevedo y Cervantes, sin duda. Góngora y su barroquismo me resulta un poco agobiante. Aunque me sentí mucho tiempo interesada por San Juan de la Cruz y Santa Teresa. De los extranjeros Shakespeare, ese genio de las mil caras y cuya obra es inmortal, al igual que la de Quevedo y Cervantes. También me interesa mucho Molière, pues con su lúcido humor retrata perfectamente la psicología humana. Más cercanos en el tiempo, Allan Poe, Flaubert, me gusta releerlo, Boudoleaire, y Fernando Pessoa, cuyo Libro del Desasosiego se ha convertido en mi libro de cabecera y otros muchos que sería interminable nombrar. Especialmente me gustan los escritores hispanoamericanos como García Márquez, Benedetti, Cortázar, Borges, Rulfo, etc que supusieron para mi un descubrimiento cuando los empecé a leer.

De los vivos –aunque los escritores después de muertos siguen viviendo en sus obras- españoles me interesan mucho Mateo Díez, Landero, Muñoz Molina, sobre todo en su primera época y Juan Manuel de Prada, además de los extranjeros Martin Amis, Paul Aster y los franceses e italianos que se acercan mucho a nuestra mentalidad.

Julia.- ¿Tienes algún escritor como ídolo?

Ana.- Como ídolo, ninguno, porque soy poco mitómana, Pero siento admiración por muchos y están más o menos reflejados anteriormente. Actualmente, estoy releyendo la obra de Francisco Umbral que me deslumbra en la prosa magnífica y lírica que tiene su obra. Junto con Cela, son los dos grandes clásicos españoles del siglo XX.

Julia.-¿Qué opinión te merece el panorama editorial español?

Ana.- Pues que se puede definir, parodiando ese dicho que afirma: “ No están todos los que son ni tampoco son todos los que están.” Es decir, hay muchos oportunistas dentro del mercado editorial que no tienen talla de escritores ,pero sí tienen la fama de un apellido conocido, de un pasado tormentoso o de una relación conyugal conveniente para publicar sin más méritos que los aludidos.

Julia.-¿Te gustan o parecen útiles las tertulias literarias?

Ana.- Me parecen útiles, convenientes y necesarias para todo aquel que sienta inquietudes culturales, aunque no sean propiamente un escritor. Desgraciadamente en este mundo de comunicaciones múltiples, se está perdiendo el gusto por la conversación, por el diálogo, por falta de tiempo o de interés hacia el otro, y por ello triunfan esos malos remedos de tertulias en las diferentes televisiones y que son simplemente un corro de cotillas hablando de la vida del prójimo sin ningún pudor.

Por eso, tertulias sí, pero tertulias donde haya gente que tenga algo que decir y comunicar y en la que se pueda practicar el noble arte de la dialéctica, entendido como intercambio de ideas, de opiniones y de puntos de vista sobre temas que son de interés general y con contenido intelectual.

Julia.- ¿Qué meta tienes como escritora?

Ana.- Poder escribir todos los libros que tengo en la cabeza y hacerlos salir a la luz pública, porque el escritor siempre busca al lector cómplice. Escribir hasta el fin de mis días, porque si no escribiera estaría muerta por dentro. La literatura para mí, como para muchos que escriben, por ejemplo tú, es una seña de identidad, una forma de ser y estar en el mundo y para lo que hemos nacido.

Julia.-¿Qué opinas de los premios literarios? ¿Sueles presentarte a alguno de ellos?

Ana.- No, porque no creo en ellos, después de haber conocido algunos de sus entresijos más ocultos que le quitan a cualquier escritor la venda de ilusión y esperanza que pueda tener en ellos. Son, y me refiero sólo a los premios dados por editoriales y no a los premios institucionales que se conceden a la obra de toda una vida y que tienen un merecido prestigio, una simple campaña de mercadotecnia para conseguir unas ventas millonarias que compensen las pérdidas tenidas durante el año con otros títulos y autores.

Julia.-¿Te gustaría ver alguno de tus relatos en el cine? ¿Se suele adaptar mal una obra literaria?

Ana.- Nunca he pensado en ello, pero no me importaría siempre que el guión se ajustase a la obra y no a la inversa. Hay autores de sobra conocidos que están satisfechos de las versiones cinematográficas que han hecho de sus novelas, como es el caso de Arturo Pérez Reverte, porque ha conseguido que el espíritu de su obra llevada al cine sea respetado; pero hay otros autores, por ejemplo de Prada, que no estuvieron tan contentos de la versión que le hicieron a alguno de sus libros.

Julia.-¿Qué estás escribiendo ahora?

Ana.- Estoy escribiendo una novela y reescribiendo otra colección de relatos. Además, de tener casi acabadas dos novelas más que he dejado para más adelante.

Julia.- Gracias por tu colaboración. Espero que te hayas sentido cómoda.

Ana.- Gracias a ti, Julia, Siempre me he sentido cómoda hablando contigo y en esta ocasión ha sido un placer responder a tus preguntas porque hablamos de lo que a las dos nos interesa tanto: la literatura.


Perfil de Ana Alejandre


En referencia al perfil profesional y literario de Ana Alejandre, nos remitimos a lo ya dicho en el espacio Señas de identidad.

En ese apartado se puede encontrar toda la información relativa a dicha escritora, por lo que no se hace necesario repetirlo en este espacio.


Los textos publicados en esta web están protegidos por el Copyright.Prohibida la reproducción por cualquier medio o soporte, sin el permiso expreso de sus titulares. Copyright 2008. Reservados todos los -derechos.