Edición nš 8 Julio/Septiembre de 2009

Antología rota, de León Felipe

POEMAS DE LEÓN FELIPE

SÉ TODOS LOS CUENTOS
.
Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos...
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos...
Y sé todos los cuentos.

AUSCHWITZ

(A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)

Esos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud...
Que hablen más bajo...
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín...
¡Oh, el gran virtuoso!...
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres...
Y solo.
¡Solo!
Aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante... tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, "gran cicerone")
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue un aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa... otra cosa...
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú... no tienes imaginación,
acuerdate que en tu "Infierno"
no hay un niño siquiera...
Y ese que ves ahí...
Está solo
¡Solo! Sin cicerone...
Esperando que se abran las puertas del infierno
que tú ¡pobre florentino!
No pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?
¡Mira! Este lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos
los violines del mundo.
¿Me habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo!...¡Chist!...
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista...
Y he tocado en el infierno muchas veces...
Pero ahora aquí...
Rompo mi violín... y me callo.

COMO Tú

Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...

¡YA NO HAY FERIA EN MEDINA BUHONEROS!

Está muerta. ¡Miradla!
Los que habéis vivido siempre arañando su piel,
removiendo sus llagas,
vistiendo sus harapos,
llevando a los mercados negros terciopelos y lentejuelas,
escapularios y cascabeles...
Y luego no habéis sabido conservar este viejo negocio que os daba pan y gloria,
quisierais que viviese eternamente.
Pero está muerta.
Miradla todos:
los que habéis vendido su cadáver.
¡Miradla!...Miradla
los eruditos y los sabios:
los traficantes de la cota del Cid
y del sayal de Santa Teresa.
Miradla,
los chamarileros de la ciencia, que vendíais por oro macizo botones huecos de latón...
Miradla
los anticuarios,
los especialistas del toro y del barroco,
los catadores de cuadros y vinagre...
Los castradores de colmenas que dabais cera a los cirios y miel a los púlpitos...
Los que levantabais en las plazas puestos de
avellanas y nueces vanas, y vivíais del rito hueco y anacrónico...
Los vendedores de bellotas para las gruesas cuentas de los rosarios...
Y los fabricantes de metales para las medallas y los esquilones.
Miradla
los poetas del rastro, de la cripta y de la carcoma
y los viajantes de rapé y de greguerís,
Miradla
los pintores de esputos y gangrenas,
de prostíbulos y patíbulos,
de sótanos y sacristías,
de cristos disfrazados y de máscaras,
que preguntabais aturdidos:
Y si España se salva... Y si España no muere.
Y si España se quita la careta,
se limpia la cara
y abre la ventana,
¿Qué pintamos nosotros?
Miradla
los que estáis negociando todavía
con el polvo
con la carroña
y con la sombra.
Miradla
los dialécticos,
los sanguinarios,
los moderados,
los falsificadores de velones
y los mercaderes de tinieblas
que en cuanto escuchasteis esta oferta:
"Toda sangre de España por una gota de luz"
gritasteis enfurecidos:
"No, no; eso es un mal negocio"
Miradla
los que vivíais de la caza y de la pesca del turista,
y los vendedores de panderetas.
Miradla
los mastines del 98, que en cuanto ganasteis la antesala dejasteis de ladrar,
pactasteis con el mayordomo y ahora en el destierro
no podéis vivir sin el collar pulido de las Academias.
Miradla
los grandes payasos ibéricos que hicisteis siempre
pista y escenario de la patria y decíais en el exilio:
¡Mi España, la tierra de mi España!, en lugar de decir: ¡La arena de mi circo!
Miradla
los constructores de ratoneras
y el gran inventor de la contradicción y de la paradoja,
que se cogió las narices con su invento.
Miradla
los escritores de novelas y comedias que buscabais
la truculencia y el melodrama, y ahora
después de tres años de guerra y destrucción,
habéis dicho ¡Basta, ya tenemos argumento!
Miradla
los copleros de plazas y mercados que tenéis ya
el cartelón pintado de almagre, las coplas hechas, la musiquilla y el guitarrón.
Miradla
los gitanos que adobabais el burro viejo y llenabais
de flequillos y revuelos la capa y la canción para engañar al toro y al payo...
¡Ya no hay feria en Medina, buhoneros!

ROMERO SOLO...

Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza
siempre por caminos nuevos;
ser en la vida
romero,
sin más oficio, sin otro nombre
y sin pueblo...
ser en la vida
romero... romero... sólo romero.
Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo...
pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie
a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa,
ni la rosa de los templos,
para que nunca recemos
como el sacristán
los rezos,
ni e como el cómico
viejo
digamos
los versos.

La mano ociosa es quien tiene
más fino el tacto en los dedos,
decía Hamlet a Horacio,
viendo
cómo cavaba una fosa
y cantaba al mismo tiempo
un
sepulturero.
-No
sabiendo
los oficios
los haremos
con
respeto - .
Para enterrar
a los muertos como debemos
cualquiera sirve, cualquiera...
menos un sepulturero.
Un día todos sabemos hacer justicia;
tan bien como el rey hebreo,
la hizo
Sancho el escudero
y el villano
Pedro Crespo...
Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo...
pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
Sensibles
a todo viento
y bajo
todos los cielos,
Poetas,
nunca cantemos
la vida
de un mismo pueblo,
ni la flor
de un solo huerto ...
Que sean todos
los pueblos
y todos
los huertos nuestros.

NO HE VENIDO A CANTAR

No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra.
No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente para que me canonicen cuando muera.
He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar,
por el río
y por la nube...
y en las lágrimas que se esconden
en el pozo, en la noche
y en la sangre...
He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.
Y también a poner una gota de azogue, de llanto, una gota siquiera de mi llanto.
en la gran luna de este espejo sin límites, donde me miren y se reconozcan los que vengan.
He venido a escuchar otra vez esta vieja sentencia en las tinieblas:
Ganarás el pan con el sudor de tu frente
y la luz con el dolor de tus ojos.
Tus ojos son las fuentes del llanto y de la luz.

VENCIDOS...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
va cargado de amargura
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar...
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
va cargado de amargura...
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar...
y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,

caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
<>
ESTA NOCHE NO HUBO LUNA...

Ahora camino de noche
porque las noches son claras ...
Y esta noche no hubo luna,
no hubo luna amiga y blanca .. .
y había pocas estrellas,
pocas estrellas y pálidas...

Y era todo triste sin la luna amiga...
y era todo negro sin la luna blanca.

No se veía la cinta
de la carretera larga...
los olivos del recuesto
apenas se dibujaban...
un murciélago pasó
rozándome la cabeza con el ala ...
y me ladraron los perros
en los bancales con saña.
Sin luna todo era negro y triste...
vi una luz allá lejana...
y, a tientas, fui hasta la luz
y en la luz pedí posada...

Esta noche no hubo luna...
no hubo luna amiga y blanca...
Y recordé aquella noche
en que no vino mi amada...

y en que yo loco de amor,
lleno de fiebre y de ansias...
hice también alto
en la primera posada...

COMO HA DE SER TU VOZ...

Ten una voz, mujer,
que pueda
decir mis versos
y pueda
volverme sin enojo, cuando sueñe
desde el cielo a la tierra...
Ten una voz, mujer,
que cuando me despierte no me hiera...
Ten una voz, mujer, que no haga daño
cuando me pregunte: ¿qué piensas?
Ten una voz, mujer,
que pueda
cuando yo esté contando
las estrellas
decirme de tal modo
¿qué cuentas?
que al volver hacia ti los ojos
crea
que pasé contando
de una estrella
a
otra estrella.
Ten una voz, mujer, que sea
cordial como mi verso
y clara como una estrella.

COMO HAN DE SER TUS OJOS

Mujer... no tendré un beso de niño para ti
ni de viejo, ni de sátiro...
cuando vengas no besaré tus mejillas
ni tu frente, ni tus labios.
Pondré mi boca en los pliegues
recogidos de tus párpados
y beberé el agua clara
que suba a tus ojos claros.
Trae unos ojos azules, mujer,
trae unos ojos azules, de un azul tranquilo y claro
que tengo sed...
sed de peregrino cansado
de muchas jornadas duras
por caminos solitarios
y quiero
llevar mis labios
al agua clara y tranquila
de un remanso que refleje
un cielo tranquilo y claro.

PIE PARA EL NIÑO DE VALLECAS DE VELAZQUEZ
Bacía, Yelmo, Halo,
Este es el orden Sancho

De aquí no se va nadie.
Mientras esta cabeza rota
del niño de Vallecas exista,
de aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico ni el suicida.
Antes hay que deshacer este entuerto,
antes hay que resolver este enigma.
Y hay que resolverlo entre todos,
y hay que resolverlo sin cobardías,
sin huir
con unas alas de percalina
o haciendo un agujero
en la tarima.
De aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico, ni el suicida.
Y es inútil,
inútil toda huida
(ni por abajo
ni por arriba).
Se vuelve siempre. Siempre.

Hasta que un día (¡un buen día!)
el yelmo de Mambrino
-halo ya, no yelmo ni bacía -
se acomode a las sienes de Sancho
y a las tuyas y a las mías
como pintiparado,
como hecho a la medida.
Entonces nos iremos Todos
por las bambalinas:
Tú y yo y Sancho y el niño de Vallecas
y el místico y el suicida.

EL LLANTO ES NUESTRO

- Españoles:
el llanto es nuestro
y la tragedia también,
como el agua y el trueno de las nubes.
Se ha muerto un pueblo
pero no se ha muerto el hombre.
Porque aún existe el llanto,
el hombre está aquí en pie,
en pie con su congoja al hombro,
con su congoja antigua, original y eterna,
con su tesoro infinito
para comprar el misterio del mundo,
el silencio de los dioses
y el reino de la luz.
Toda la luz de la tierra
la verá un día el hombre
por la ventana de una lágrima...
Españoles,
españoles del éxodo y del llanto:
levantad la cabeza
y no me miréis con ceño
porque yo no soy el que canta la destrucción
sino la esperanza.

TODOS TENDREMOS PARA PAGAR LA ENTRADA

Canalizaremos nuestras lágrimas
y regaremos nuestra hacienda:
hemos llorado en el desierto.

Se acuñará la lágrima
como se acuña el oro.

Y un hombre sin llanto será una bolsa vacía.
Pero todos tendremos para pagar la entrada.
Y en la gran fiesta del juicio final
nos sentaremos junto al Padre con el arcángel
como los héroes y como los santos.

Yo soy el hijo de mi carne, de mi predio,
de lo que da mi cuerpo: lágrimas.
El hombre es hijo de sus lágrimas...
y Dios no da nada de balde.
Todo se paga con sangre y con el sudor de la sangre,
¡con llanto, con llanto!
y se gana la luz... como se gana el pan.

No hay gracia:
la gracia es rédito o es préstamo.

No hay limosna:
que nadie paga más caro su pan que los mendigos.

El halo del santo, como el laurel del héroe,
no es una merced... es una conquista.

Y el simple...
también paga su gracia.

Hay una puerta que Dios no puede abrir
y un murallón que no puede tumbar.
Ahora soy yo quien tiene que descubrir salidas y horizontes,
y Dios no puede hacer más que esperar... ¡que esperarme!