Ediición nº 17- Ocubtre/Diciembre de 2011

Los enamoramientos, de Javier Marías

Los enamoramientos Javier Marías Alfaguara. Madrid, 2011. 460 páginas

Los enamoramientos
Javier Marías
Alfaguara.
Madrid, 2011. 460 páginas

por Ana Alejandre

En Los enamoramientos, a diferencia de sus obras anteriores que descansaban en un yo mudable en cada una de ellas y que finaliza en la trilogía Tu rostro mañana, en esta nueva obra de Marías el entramado narrativo gira en torno a un yo femenino que actúa como narrador y el argumento se basa como soporte principal tanto en la narración de los diversos conflictos internos de algunos personajes y en la propia reflexión sobre la propia novela durante su proceso creativo, a modo de autocrítica.

Marías desde su última trilogía Tu rostro mañana, traslada su atención desde los episodios trágicos de la historia europea, aunque tienen resonancia colectiva, a los problemas y conflictos individuales e íntimos, aunque tengan alcance general. La narración comienza de forma casual con el asesinato de un empresario a navajazos a manos de un aparcacoches. La voz de la narradora, María Dotz, conocía superficialmente al muerto y a su esposa por coincidir con ambos en algunos momentos.

Este inicio que parece apuntar al género negro, sin embargo va tomando un cariz más profundo en el desarrollo de la narración, al ir analizando las posibles causas de dicho asesinato y la búsqueda de explicaciones en las que caben desde la posibilidad de un suicidio hasta el crimen planeado por un amigo de la víctima. En este análisis de posibles causas se encuentra una magnífica riqueza semántica y literaria. La primera por las diversas perspectivas desde la que se interpretan los hechos y, la segunda, por los variados referentes literarios que van ayudando a clarificar la situación, así como la autocrítica de la voz narradora que va analizando y descartando todas las hipótesis que puedan llevar hasta descubrir la incógnita que representa dicho asesinato.

Naturalmente, dicha empresa no es fácil, porque la verdad no es sólo una, sino que es múltiple y no es fácilmente simplificable, tesis que parece querer afirmar su autor, al hacer hincapié en la imposibilidad de llegar hasta la verdad última de los hechos, no sólo en la novela, sino en la vida real.

Por este motivo, esta obra que, por su título, podría esperarse de ella una novela sobre el amor, las relaciones de pareja, la muerte, la memoria (siempre presente en todas las obras de Marías) y la culpa, se convierte, por la maestría de su autor, en un estudio sobre el misterio que encierran todos los sucesos, las personas y las conductas y al que nunca se podrá desvelar en su plenitud, lo que puede hacer factible la impunidad de todo culpable.

Los enamoramientos, va más allá de la propia referencia de unos hechos y el análisis de sus personajes a pesar de su detallismo y profundidad psicológica y llega hasta la reflexión lúcida de los deseos, ambiciones, ilusiones humanas, lo que atañe a todos los seres humanos, sin olvidar a una de las motivaciones más presente en toda conducta humana como es la envidia, que es esta obra parece tener un papel fundamental en el desarrollo de los hechos, y a la que hace constante mención la voz narradora.

En esta nueva obra, es referencia continua de otros textos literarios en los que se desarrollan situaciones y conflictos parecidos a los que sirven de base a la narración. En un ejercicio constante del análisis de los hechos cotidianos, para llegar desde ello a la trascendencia de lo trivial y banal, aspiración muy abundante en la novelística del siglo XX, con mayor o menor acierto. Los textos literarios ajenos que se integran en Los enamorados, no son incluidos de manera casual, sino que ayudan a configurar la interpretación de lo narrado en esta obra. Especialmente, se encuentran referencias cervantinas, (Cervantes aparece de continuo en las obras de Marías), y shakesperianas

Esta novela, pues, no es sólo la historia de los personajes y sus problemas y relaciones, sino que es una narración en la que, desde el principio al final, va consiguiendo una mayor acentuación en la descripción de los sucesos cotidianos, en la profundidad de la psicología de sus personajes certeramente descrita, y en el aumento de nuevos datos que sirven de base a nuevas hipótesis, aportando así un mayor conocimiento, una mayor información que sustenta la verosimilitud de las hipótesis que intentan explicar el móvil y las circunstancias que rodearon al asesinato. Además, aporta una completa información lineal de los problemas narrativos, de la escritura de la propia novela, lo que le aporta una mayor complejidad y riqueza narrativa.

Los enamoramientos es, sin duda, alguna, una excelente novela que sirve de espejo en el que se pueden reencontrar los lectores, porque en ella se explica, se desmenuza la naturaleza humana con sus luces y sombras, con sus grandezas y miserias.

Los enamoramientos es una novela puente entre la novela y el ensayo, que analiza el propio hecho de escribir, de la función del narrador y de los escollos que debe sortear el novelista para no caer en la tentación, fácil y asequible a cualquier escritor, de contar meramente una historia, de quedarse atrapado en la propia anécdota de la narración, sin trascenderla, sin más meta que hablar de hechos y personajes, pero sin encontrar en dicha historia aquellos matices que la convierte en general, en una reflexión de la condición humana; y, por ello, puede terminar cayendo en la trampa de escribir una simple historia de amor más, un triángulo amoroso, a pesar del morbo que ello despierta en los lectores, o en una novela del llamado género negro, sin más logros ni aspiraciones. Todos estos peligros son superados magistralmente por Marías, que realiza una impecable construcción narrativa, apoyada en la voz narradora femenina que no cuenta todo lo que sabe, y con todos esos elementos Los enamoramientos se convierte así en una metáfora, pero real y viva, de la sociedad de nuestro tiempo y de algunos de sus más representativos personajes en los que se aúnan la ambición, el orgullo y la falta de escrúpulos

Espléndida novela de Marías que nos ofrece su peculiar estilo, pero depurado y perfeccionado para alcanzar cotas más altas en las que no solo nos ofrece su prosa rica y cuidada, sino también su capacidad de análisis para pasar de lo particular a lo general, y para ofrecer una metáfora magnífica no sólo del mundo que vivimos, sino también del siempre difícil, complejo y enigmático oficio de escritor.

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