Ediición nº 17- Ocubtre/Diciembre de 2011
Xavier Zubiri
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Xavier Zubiri
Xavier Zubiri
Biografía
por Ana Alejandre
Nació en San Sebastian, en 1898. Después de cursar estudios secundarios en el Colegio de Santa María de esa ciudad desde 1905 a 1915, comienza sus estudios universitarios de filosofía y teología en el Seminario de Madrid. En esta ciudad conoce y trata a Ortega y Gasset, lo que sería muy importante en su formación filosófica. Fue este pensador quien influye en Zubiri y le introduce en el conocimiento y estudio de las más importantes corrientes europeas del pensamiento filosófico, especialmente en la fenomenología de Husserl que tuvo una especial importancia en la evolución filosófica de Zubiri.
Entre 1920 y 1921 Zubiri cursa estudios de filosofía e el Instituto Superior de Filosofía de la Universidad Católica de Lovaina. En noviembre de 1920 se traslada a Roma donde obtiene su doctorado en teología. En Lovaina tiene como profesores a L. Noël y otros que están muy interesados en el estudio y desarrollo del pensamiento de Edmund Husserl. La filosofía de este pensador está teniendo una gran repercusión en el pensamiento filosófico europeo y por ello lo elige Zubiri como objeto de la memoria de la licenciatura que presentó en febrero de 1921 en Lovaina y que llevaba por título Le problème de le objectivité d’après Ed. Husserl. I: La logique pure. En mayo de ese mismo año presenta en la Universidad Central de Madrid su tesis doctoral de filosofía que es dirigida por Ortega y Gasset y que es titulado Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio. Tesis que fue publicada, aunque con algunos cambios, en 1923, y que constituyó la primera obra sobre Husserl en lengua no alemana y en la que Zubiri expresa su opinión personal, pero siempre dentro del movimiento fenomenológico que se podría denominar como “objetivista”. Es ordenado sacerdote en Pamplina en ese mismo año de 1921
. En 1926 Zubiri gana la oposición para la cátedra de Historia de la Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid y allí comparte su labor docente con un extraordinario grupo de pensadores a los que, años después, la Guerra Civil obligó a abandonar España, y que son, entre otros, Ortega y Gasset, Julián Besteiro, Manuel B. Cossío, Adolfo Bonilla San Martín y Manuel García Morente.
. En 1929 Zubiri viaja a Friburgo de Brisgovia a fin de ampliar sus estudios y en dicha ciudad sigue cursos con Husserl y Martin Heidegger quien acababa de publicar Sein und Zeit, por lo que Heidegger se había convertido en el continuador de la fenomenología de Husserl, pero radicalizando su pensamiento.
En 1930, Zubiri conoce a Einstein, Schrödinger, Zermelo, y Jaeger. En esos años Zubiri se esfuerza en conocer los últimos avances de la física y las posibles influencias que éstos puedan tener en el campo de la filosofía. La nueva física de Einsten y de Plank está conmocionando el ámbito del conocimiento. La teoría de la relatividad pone en entredicho el concepto del espacio y el tiempo que, a partir de entonces, se relacionan de forma directa a la masa y el movimiento. El concepto de materia se transforma al surgir la nueva mecánica cuántica. Todo ello afecta a la filosofía de Zubiri que evoluciona para integrar estos nuevos conceptos a su pensamiento. Los cambios científicos, en el mundo del arte y en la cultura en general, según Zubiri, necesitaban un lenguaje filosófico completamente renovado que sólo podría conseguirse si los descubrimientos de Husserl y Heidegger constituían un nuevo nivel filosófico.
Vuelve a Madrid y se reincorpora a su cátedra, en 1931, en una época de agitación social y política de la sociedad española a consecuencia de la proclamación, en abril de ese año, de la Segunda República Española. Fueron años de intenso trabajo para Zubiri y de gran importancia para entender su filosofía y la evolución que sufriría su pensamiento posteriormente. En su cátedra de Historia de la Filosofía, emprende una revisión global del pensamiento occidental, cuestionando muchos de sus postulados más sólidos y aceptados como son la sustancia, el ser y el logos.
En 1935, se traslada a Roma para solicitar la secularización. En marzo de 1936, contrae matrimonio con Carmen Castro Medinaveitia, hija de Américo Castro, ceremonia que se celebra en Roma. En dicha ciudad Zubiri estudia lenguas orientales con el P. Deimel, del Pontificio Instituto Bíblico. Cuando estalla la Guerra Civil española, su estancia en Italia, en la que ya estaba afianzado el fascismo, se hace insostenible, por lo que se marcha el matrimonio a París, ciudad en la que imparte cursos en el Institut Catholique y él estudia lingüística con Benveniste. El matrimonio Zubiri permanece en París hasta que finaliza la Guerra Civil española y comienzan los indicios de un inminente estallido de la II Guerra Mundial, lo que provoca la invasión de Francia por el ejército alemán.
Cuando regresan a Madrid, no todo es fácil para el matrimonio, pues aunque Zubiri vuelve a su cátedra, el obispo de Madrid le obliga a marcharse de la ciudad, para lo que acepta la posibilidad de ejercer la docencia en Barcelona. A pesar de ello, no tarda en comprender la imposibilidad de poder enseñar con libertad en la Universidad de esa época y, por ello, en 1942, solicita que le sea concedida una excedencia, lo que lleva consigo el alejamiento de forma definitiva de la docencia universitaria. Posteriormente, regresa a Madrid donde empieza a impartir cursos de forma privada.
Publica Naturaleza, Historia, Dios, en 1944, que constituye una de las obras más importantes de la filosofía española del siglo XX. En 1946 realiza un viaje a EE.UU. donde da una conferencia en la Universidad de Princeton titulada Lo real en matemáticas. Funda en Madrid la Sociedad de Estudios y Publicaciones, en 1947, a la que preside Zubiri, centro que se convierte en un nuevo foro intelectual en el que podrá exponer y discutir su pensamiento con un grupo de discípulos que cada vez es más numeroso, entre los que se pueden mencionar a Pedro Láin Entralgo y José López Aranguren.
A raíz de la publicación de Homenaje a Xavier Zubiri, en 1953, es el punto de partida del reconocimiento público, aunque su pensamiento filosófico sigue siendo conocido por sólo una minoría muy restringida. Zubiri en esos años no publica apenas, pero sus cursos orales van poniendo de manifiesto su evidente maduración filosófica, desde 1944, y que tiene como fundamento lo que él mismo llamaba “la impresión de la realidad”, que no es sino la radicalización por parte de Zubiri de la “comprensión del ser” de Heidegger. En 1962 publica Sobre la esencia,, obra difícil sólo apta para iniciados en el campo de la filosofía.
Otra obra, pero más asequible al gran público y que obtuvo una excelente acogida entre los estudiantes de filosofía, fue la siguiente obra publicada con el título de Cinco lecciones de filosofía, obra en la que, sin embargo y a pesar de su autoría, este filósofo evita exponer su propio pensamiento.
El segundo Homenaje a Zubiri, en dos grandes volúmenes, se publicó en 1970. En el que colaboran los más importes intelectuales españoles de la época. Fue en 1971 cuando se crea el Seminario Xavier Zubiri, en el seno de la Sociedad de Estudios y Publicaciones. Fue en este Seminario donde Zubiri pudo exponer y discutir su pensamiento con sus discípulos más cercanos, que siguen su constante evolución de su pensamiento filosófico. En estos años comenzó este pensador a estudiar la inteligencia humana como preparación a la que sería su obra más importante, pero sin dejar de lado otros conocimientos o disciplinas como son la antropología filosófica, los problemas del espacio, del tiempo y la materia, además de la estructura dinámica de la realidad, así como de la filosofía de la religión y la teología, temas estos últimos de los que imparte un curso en la Universidad Gregoriana de Roma, en 1973.
El Seminario Xavier Zubiri, en 1974, comienza la publicación de Realitas, de la que se editan tres grandes tomos en los que son expuestos los trabajos de Zubiri y de sus alumnos más aventajados. La figura de este pensador empieza a obtener importantes reconocimientos públicos. La República Federal de Alemania le concede la Gran Cruz al Mérito (Das Grosse Verdienst Kreuz), en 1979, y al año siguiente recibe el doctorado Honoris Causa en la Universidad de Deusto (Bilbao). En 1982, junto a su gran amigo Severo Ochoa, recibe el premio Ramón y Cajal a la investigación.
La verdadera novedad filosófica fue la publicación, en 1980, del primer volumen de su obra que resume todo su pensamiento y lo articula: Inteligencia sentiente.. El primer volumen, Inteligencia y Realidad, 1980, es seguido por Inteligencia y logos, de 1982, e Inteligencia y Razón, 1983. Esta trilogía pretende aclarar muchas dudas que provocó Sobre la esencia y, además, facilita la comprensión de su pensamiento a través de su filosofía más madura.
Zubiri comienza a preparar un nuevo libro El hombre y Dios, en 1983. cuando ya está bastante debilitado por la enfermedad y cuya obra quedará inconclusa. El 21 de septiembre de dicho año fallece e Madrid. Sus alumnos, que se agrupan en torno al Seminario Xavier Zubiri y a la Fundación del mismo nombre, comienzan la publicación de sus obras. La primera que sale a la luz es El hombre y Dios, en 1984, que publica Ignacio Ellacuría, uno de sus más cercanos colaboradores. A esta obra le siguen otras que van haciendo posible el acceso del público a la obra de Zubiri que sólo era conocida por sus discípulos más próximos. Sobre el hombre, en 1986, Estructura dinámica de la realidad,1989; Sobre el sentimiento y la volición, en 1992, El problema filosófico de la historia de las religiones, 1993, Los problemas fundamentales de la metafísica occidental, en 1994, Espacio, tiempo, materia, en 1996, El problema teologal del hombre: cristianismo, en 1997, El hombre y la verdad, en 1999, fueron las obras que siguieron publicándose, aunque aún faltan otras que esperan que sean ofrecidas al gran público. Pero con las que ya han sido publicadas es posible conocer el pensamiento filosófico de Zubiri y así poder llegar a una vida intelectual que, como diría este pensador, pueda estar “a la altura de los tiempos!.
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Pensamiento de Xavier Zubiri:
Xavier Zubiri es uno de los más originales pensadores de nuestros tiempos. Su filosofía sigue la corriente que abrieron Husserl y Heidegger y llega hasta más allá de la conciencia y de la existencia, en la percepción genuina de la realidad. Esta concepción filosófica le lleva a Zubiri a tener una idea nueva de la inteligencia humana y de la realidad como tal que crea lo que podría considerarse el fundamento o raíz de una nueva filosofía.
Su concepto de inteligencia sentiente le ha permitido abarcar todos los grandes temas filosóficos clásicos que van desde la materia hasta la libertad; desde la evolución hasta el concepto de la voluntad y desde la historia hasta el problema que significa Dios. Todos estos temas imbricados en un concepto global de la filosofía aún tienen que ser comprendidos más profundamente y se deben aunar a nuevos campos del saber y llevarlos a niveles más altos de radicalidad filosófica.
Según Ortega, Husserl iniciaba en la historia de la filosofía una tercera metáfora que iba más allá que la metáfora clásica del ser humano como parte del universo, pero también superaba la idea de la conciencia como continente del mundo, de la realidad. La filosofía de Husserl intenta regresar a las cosas mismas, para conseguir de ellas los elementos o base de una filosofía exenta de ideas no justificadas, de las grandes teorías metafísicas tanto antiguas como modernas. Por tanto, el análisis husserliano de la conciencia lleva del polo noético de la misma a su polo noemático, es decir, del sujeto al objeto. Por ello, la propia intencionalidad de la conciencia obstaculiza su sustantivación y le advierte al propio Ortega y al joven Zubiri la existencia de un nuevo horizonte o perspectiva para filosofar.
Zubiri contra la idea imperante en toda la filosofía moderna, afirma que los colores son perfectamente reales, porque los aprehendemos visualmente como algo que es o existe “de suyo” y es independiente de nuestra aprehensión, de nuestra capacidad de verlos, de observarlos. Es decir, la realidad, los objetos, son independientes del observador, están más allá, y éste los “actualiza” cuando toma conciencia de ellos, pero esto necesita que la razón investigue sobre la realidad profunda de las cosas. Por eso, Zubiri afirma que la ciencia es mucho más que un ingente esfuerzo de profundizar en la realidad ya actualizada en la aprehensión de lo real; pero su obra no pretende ser una filosofía de la ciencia, sino un búsqueda de la intelección humana en todas sus facetas, desde las científicas hasta las artísticas, desde las más complicadas hasta las más sencillas o banales.
La conciencia de Husserl era superada, al mostrar que la propia yuxtaposición entre el ser humano y el mundo se da en la misma “ex-sistencia”
Por ello, el existente humano, situado ante la nihilidad y la muerte, se da cuenta de que las cosas son, pero podrían no ser, y así puede llegar a comprender el ser de las cosas. Esta revelación permite descubrir el ser de las cosas (y no el propio ser) pero sólo se se puede dar en el existente humano, quien por ese motivo consiste en ser el “ahí del ser”, el Dasein. Zubiri acepta entusiasmado esta radicalización de la fenomenología, pero sigue estando crítico ante las ideas de Heidegger, lo que le manifestó al filósofo alemán en cierta ocasión. La pregunta de Heidegger por el ser a partir de la nada, es una indicación de la continuación de ideas filosóficas de origen teológico que son predominantes en toda la modernidad. Zubiri, ante esta pregunta, dirá que la realidad está aprehendida en el contacto inmediato con las cosas
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Veáse.-
Julián Marías Filosofía española actual - José Luís L. Aranguren, A. del Campo, Francisco Javier Conde, Dionisio Ridfruejo et al. Homenaje a Zubiri, 1953 - Ignacio Ellacuría, Sobre la esencia de Xavier Zubiri – José Ferrater Mora, “The Philosophi of Xavier Zubiri” – Germán Martínez Argote, En torno a Zubiri, 1965
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