Ediición nº 17- Ocubtre/Diciembre de 2011
Vista de otoño en el río Manzanares
Y llegó el otoño….
La imagen que acompaña a esta edición es una bella muestra de los nuevos colores que nos trae el otoño que está a punto de comenzar, con un despliegue de pardos, rojos, amarillos y ocres que nos recuerdan, otro año más, que la Naturaleza agostada en el verano comienza el repliegue de su maravilloso potencial regenerador para prepararse para los duros días invernales a los que el otoño es un dorado y melancólico prólogo.
Con el otoño llegan de nuevo las novedades que inundan los diferentes medios de expresión cultural y artística, entre los que destacan las librerías que se llenan con portadas multicolores y nuevos títulos que esperan al ávido lector que quiera elegirlos para su reposada o ávida lectura; así como los teatros, cines, salas de exposiciones y centros culturales de todo tipo ofrecen sus carteleras, sus nuevas ofertas plásticas y audiovisuales. Las aulas de colegios, institutos y universidades acogen de nuevo a la pléyade de estudiantes que comienzan un curso más, un curso nuevo, como preámbulo necesario para formarse para ese futuro en el que cada vez confían menos y al que cada vez temen más.
Todo nos habla de un volver a la realidad, de esa de los que muchos intentan huir en esa fugaz escapada veraniega y a la que regresan con el desánimo, la tristeza y el malhumor en las maletas, porque temen encontrarse de nuevo, frente a frente, con una vida insatisfactoria de la que intentan huir desesperadamente sin conseguirlo, por ser una meta imposible huir de uno mismo. Otros, sin embargo, se reencuentran y reconocen en ese nuevo y constante reto que es la vida cotidiana con sus conflictos, intereses, afanes e ilusiones que dan sentido a muchas vidas para las que el verano es un puente colgante sobre el vacío de un tiempo muerto, en el que pierden contacto con su propio yo, con su identidad que se queda encerrada en el despacho, el aula, el taller o la fábrica, porque en ese esfuerzo diario por alcanzar una meta, muchas veces indefinida en sus contornos borrosos de un futuro incierto, se reencuentran a sí mismos y a su razón de vivir, de ser y estar en el mundo.
A todos los que han regresado de las vacaciones haga más o menos tiempo, y a los que no han salido de viaje porque la crisis económica aprieta, todos los que hacemos Editanet les deseamos un feliz otoño, estación que siempre nos viene a recordar la fugacidad de las estaciones, del tiempo y de la propia vida, pero siempre envuelto en una indefinible, bellísima y melancólica belleza.
Ana Alejandre
Editora
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