Ediición nº 14- Enero/Marzo de 2011

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CORIOLANO

CORIOLANO

Dolores Gallardo López



Los temas procedentes de mundo grecorromano siguen interesando a las generaciones actuales. Si a finales del 2010 y primeros días del 2011 en la cartelera madrileña se puede ver a la magnífica actriz y directora Nuria Espert en el poema dramático shakesperiano La violación de Lucrecia, en cine, en la segunda mitad del año 2010, otro grande, en este caso de la pantalla, rueda sobre el personaje de Coriolano: Ralph Fiennes debuta como director con un film inspirado en la guerra que alrededor del año 488 a.C., Cayo Marcio Coriolano llevó a cabo contra su propia patria: Roma

La película Coriolano es una adaptación libre de la tragedia del mismo nombre de William Shakespeare, el cual se inspiró en una traducción de las Vidas Paralelas de Plutarco.

Coriolano junto con Livio Andronico, Julio César y Antonio y Cleopatra, son las tragedias cuyos protagonistas tomó Shakespeare del mundo romano.

John Logan se ha hecho cargo del guión. La película está ambientada en nuestros días pues el argumento se centra en la reciente Guerra de Irak.

Con Coriolano el actor Ralph Fiennes, tras una buena carrera como actor (Cumbres borrascosas, 1992, La lista de Schindler 1995, El paciente ingles, 1996, El jardinero 2005, Furia de titanes, 2010) debuta como director.

La interpretación corre a cargo del propio Ralph Fiennes, William Hurt, Vanessa Redgrave, Gerard Butlery  Jessica Chastain.

No es la primera vez que este tema se lleva al cine: el 5 de marzo de 1964 se estrenó la película italiana Coriolano, héroe sin patria, dirigida por Giorgio Ferroni y protagonizada por Gordon Scott como Coriolano, Rosalba Neri como su esposa y Lilla Brignone en el papel de la madre de héroe.

Cuando escribo estas líneas, aunque se han presentado las imágenes oficiales, la película aún no se ha estrenado. Es de esperar que pronto llegue a las pantallas españolas y, como preludio de ello, bueno es que el lector de nuestra revista trimestral recuerde quién era Cayo Marcio Coriolano, la intervención decisiva de su madre y su esposa para evitar el desastre de Roma y algunos otros detalles que la tradición analística romana relacionaba con la leyenda de este personaje.

La vida de Coriolano, contada por los primeros historiadores romanos, los llamados analistas, la conocemos bien por el relato de ella que nos ha dejado Tito Livio en el libro II de su Ab urbe condita y porque forma parte de la obra Vidas Paralelas de Plutarco, cuyo título es debido a que el autor contrapone la vida de un griego y la de un romano y después establece los paralelismos entre ambas. La de Coriolano forma pareja con la del griego Alcibíades.

LA REALIDAD HISTÓRICA DE LOS ALBORES DEL SIGLO V. A.C.

En estos años los pueblos montañeses de Italia central -los ecuos y los volscos-, asentados en el Apenino pobre y superpoblado, se sentían lógicamente atraídos las amplias y ricas llanuras del Lacio que contrastaban con sus duras posibilidades de subsistencia. Por el noroeste los ecuos y por el sur los volscos presionaban al Lacio. La Confederación de pueblos latinos -entre los que estaba Roma, que acabó convertida en cabeza de la Confederación- luchaba contra ellos.

Las guerras contra los ecuos y los volscos abundan en legendarios episodios heroicos que reflejan la dureza de la lucha y las angustiosas situaciones a las que dieron lugar.

Algunos de estos episodios, trasmitidos en primer lugar por los analistas (primeros historiadores de Roma), han pasado a la Literatura universal y sus legendarios protagonistas representan paradigmas de virtud o de valor. Así en la guerra contra los ecuos los analistas romanos destacaron la figura de Cincinato, romano orgulloso y austero, y en el enfrentamiento contra los volscos la de Coriolano, figura contradictoria, héroe y traidor a la vez.

Al parecer los volscos acostumbraban a descender cada año de sus montañas y saqueaban ciudades latinas fronterizas.

La guerra en la que, según la leyenda, intervino Cayo Marcio Coriolano, fijada alrededor del 488 a.C., fue un episodio más de estas razias anuales, aunque más devastadora que las otras pues los enemigos llegaron muy cerca de Roma.

CAYO MARCIO CORIOLANO

El relato más completo que conservamos de las peripecias de este héroe-traidor legendario es La vida de Coriolano de Plutarco, que forma parte de su obra Vidas paralelas.

La leyenda de Coriolano es como sigue:

El un momento de grave carestía de víveres el patricio Coriolano habló altaneramente en la Curia contra la plebe pidiendo que se le cobrase un precio alto por el trigo. El pueblo, irritado, casi lo ataca al salir de la Curia. Fue citado a por los tribunos del pueblo comparecer ante el tribunal; no lo hizo y fue declarado en rebeldía. Por ello hubo exilarse de Roma.

Desterrado, Coriolano marchó a la ciudad de Ancio, situada en el país de los volscos. Allí se convirtió en el máximo caudillo de estos enemigos de Roma y al frente de ellos infligió muchos daños a los romanos y a ciudades aliadas suyas. Finalmente decidió atacar la propia Roma.

Cuando el ejército volsco con Coriolano al frente estaba acampado en las cercanías de la ciudad, el Senado le envío dos embajadas, sin éxito. La situación era crítica para Roma y las matronas romanas, ya de motu propio, ya por acuerdo oficial, fueron a entrevistarse con Veturia, la madre de Coriolano, y con Volumnia, su esposa –que seguía residiendo con sus hijos en Roma– para pedirles que intercedieran ante él.

Las mujeres romanas, encabezadas por Veturia, Volumnia y los dos hijos pequeños de Marcio Coriolano, se presentaron ante él.

La enérgica actitud de su madre, los abrazos de su esposa e hijos y el llanto de las mujeres –según tito Livio, 40, 5-10- lograron que depusiera su actitud y retirara las tropas volscas.

Esta embajada, con la madre y esposa suplicando ha sido ampliamente reflejada en el Arte.

Según testimonian Livio y Plutarco, el Senado romano decidió agradecer a las mujeres su acción erigiendo el templo denominado Fortuna Muliebris, “Fortuna femenina”.

No se conoce el final de Coriolano, o bien murió asesinado en Ancio por unos conspiradores volscos (Plutarco, Vida de Coriolano, cap.39) o vivió hasta la vejez, en la cual repetía que frecuentemente que el destierro era peor para un viejo (Livio, II, 40,11).



EL TEMPLO DE FORTUNA MULIEBRIS O “FORTUNA FEMENINA”

El antiguo templo romano conocido en los textos con el nombre de Fortuna Muliebris, es decir “Fortuna femenina”, estuvo ubicado en la cuarta milla de la vía Latina. Sabemos que el templo fue consagrado el 6 de julio, víspera de las nonas, del año 486 a.C.

Históricamente su construcción corresponde al siglo V a.C., a la época de la guerra contra los volscos y, cuando se construyó, el lugar que ocupaba estaba en el límite del ager romanus del siglo V a.C., en la frontera con los volscos.
Curiosamente este templo se caracterizaba por el hecho de tener DOS estatuas cultuales, una sufragada por el estado y otra por las matronas.
Posiblemente las mencionadas circunstancias hicieron que surgiera la leyenda que más hemos expuesto y que testimonian T. Livio (II, 40,12) y Plutarco (Vida de Coriolano cap. 37-38).

El culto a Fortuna Muliebris era un culto específico de mujeres casadas, es decir de matronas. Las matronas pagaron para tener una estatua de la diosa que fuera de su propiedad y la consagraron al mismo tiempo que la estatua oficial; el templo tenía, pues, dos estatuas de la diosa que recibían culto, la oficial del Estado y la de las matronas.

La legitimidad cultual de la segunda estatua se puso en entredicho, pero textos conservados (por ejemplo Plutarco, Vida Coriolano, final cap. 37 e inicio cap. 38,) nos transmiten que se obró un prodigio: la voz de la diosa se oyó en el interior del santuario y dio su bendición a la iniciativa de las matronas.

Las matronas decidieron que sólo las univiras (es decir mujeres que sólo se habían casado una vez) tuvieran derecho a tocar y coronar la estatua cultual. El templo tuvo dos festividades, el 1 de diciembre y el 6 de julio.

En la religión arcaica de algunas zonas de Italia, la primitiva diosa Fortuna –nada tiene que ver con la diosa Fortuna de época posterior, divinidad abstracta señora del azar, concepción que es la que nos ha llegado- a veces asumía la defensa del territorio donde está ubicado su templo.

En las ciudades Preneste y en Ancio la diosa Fortuna fue claramente una divinidad políada, es decir protectora de la ciudad; debido a ello, si llega el caso de guerra, la defienden. Es posible que la Fortuna romana del templo de Fortuna Muliebris, ubicado en la frontera con los volscos en una época de guerras y no lejos de Ancio, tuviera una naturaleza semejante.

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