Ediición nº 21 de Octubre/Diciembre de 2012

Imagen aérea de las islas Diauyu

UN GRAN ERROR DELGOBIERNO JAPONÉS. LA “COMPRA” DE LAS ISLAS DIAUYU.


Por Ángel Maestro

La llamada “compra” de las Islas Diauyu, en el Mar de la China Oriental por parte del actual gobierno japonés puede desencadenar efectos de consecuencias imprevisibles y que afecten no solo a esa zona geográfica asiática, sino repercutir tanto en la política como en la economía, especialmente esta última, a una escala mucho mayor.

Desde tiempos históricos que se remontan a varios siglos atrás esas pequeñas islas formaron parte de China, y sólo tras la derrota de la Armada china por la japonesa en 1895, época de la última dinastía imperial china, dinastía Qing, junto con la isla de Formosa (Taiwán ) fueron incorporadas a la fuerza al imperialista Japón, cuya dura política colonialista se ejerció sobre varios pueblos de Asia. Tras la derrota del militarismo japonés en la II Guerra Mundial ,en agosto de 1945, Taiwán y esos archipiélagos retornaron a la soberanía china.

Sin embargo en 1971 pudo cometerse un error, en base al cual el expansionismo japonés actual podría basar sus argumentos. Al devolver los Estados Unidos, Okinawa a Japón, debió quedar claro que las islas Diauyu eran parte integrante de China y nunca fueron japonesas.

Ahora, Japón que ha logrado indudablemente convertirse en una potencia financiera mundial ,sin sobresaltos bélicos de ningún tipo que han hecho posible su prosperidad económica, parece afrontar una situación extraña con ese absurdo expansionismo, aún tratándose de territorios geográficamente minúsculos, como si no le bastase ser la tercera potencia económica mundial, para rememorar- a pequeña escala ciertamente épocas pretéritas trágicas- .Hoy día las llamadas Fuerzas de Autodefensa de Japón no son sino un Ejército, una Marina de Guerra y una Fuerza Aérea importantes, lo cual es lógico en una potencia, aún disimuladas bajo esa denominación.

Pero China hoy ya no es la nación débil y humillada en el siglo XIX, especialmente por Gran Bretaña, o por otras naciones –Tsing Tao en manos de Alemania por ejemplo –sino que es una potencia mundial de primera línea y orgullosa de serlo.
Por ello resulta extraño el que Japón tome tal medida de “comprar” lo que es parte inseparable de China, y que los actuales dirigentes políticos no hayan analizado las consecuencias que pueden derivarse de un agravamiento de la situación. El gobierno chino ha manifestado su determinación de actuar con toda firmeza frente a cualquier violación de la soberanía nacional, tal cual era de esperar. También Taiwán incluso por su máximo dirigente Ma Ying-yeu ha manifestado su radical oposición a la actitud japonesa. De ahí la rareza de la decisión política japonesa conociendo cual sería la reacción de Pekín. China no es la España de Zapatero o de Rajoy donde se pide abiertamente la separación de la Patria, de Cataluña y de Vascongadas sin que nada ocurra. Sin llegar a una situación bélica cualquier enfrentamiento entre China y Japón traería repercusiones económicas de dimensión universal dado el enorme volumen de negocios e intercambios comerciales entre ambas potencias con perjuicios evidentes para ambas .

















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