Edición nº 21 Octubre/Diciembre de 2012

LA GRAN BERENGUELA (1180-1246) Y ALFONSO IX DE LEO

LA GRAN BERENGUELA(1180-1246) Y ALFONSO IX DE LEÓN

porLaura López-Ayllón

UNA GRAN REINA DEL SIGLO XIII SIN LA CUAL NO HUBIERA HABIDO UNION DE CASTILLA Y LEON NI SE HUBIERA PRODUCIDO EL FLORECIMIENTO CULTURAL DE SU NIETO ALFONSO X EL SABIO.
DE MADRE INGLESA –LEONOR PLANTAGENET (LA HIJA DE LEONOR DE AQUITANIA) Y HERMANA DE BLANCA DE FRANCIA, BERENGUELA EJERCIÓ, SIN LLEGAR A SER REINA OFICIAL MAS QUE EN BREVES PERIODOS, LA POLITICA CASTELLANA DE SU EPOCA.
SU FIGURA SE COMPARA CON ISABEL LA CATOLICA, PERO PODRIA TAMBIEN HACERSE CON TODA DE PAMPLONA. TRES PERSONAJES FEMENINOS DE NUESTRA HISTORIA A LOS QUE PODRIA AGREGARSE LA IMPORTANTE FIGURA DE ERMESENDA DE BARCELONA.
ALFONSO IX, ULTIMO REY DE LEON, FUE PERSONAJE DIFÍCIL EN CUANTO A SUS ACTUACIONES EN OTROS REINOS, PERO TAMBIÉN PROMULGÓ IMPORTANTES REFORMAS Y CONVOCÓ LAS QUE PUEDEN CONSIDERARSE PRIMERAS CORTES ESPAÑOLAS.

Berenguela, cuyo nombre es el de su abuela, hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III, nació en 1180 en Burgos y fue la primogénita, la primera hija que sobrevivió del matrimonio de su padre, Alfonso VIII, y de su madre, Leonor Plantagenet, que unidos desde los quince y diez años, estuvieron juntos hasta el punto de que la esposa murió tres semanas después del rey.
Su vida, que ahora ha sido biografiada por H.Salvador Martínez con el título de “Berenguela la Grande y su época” (1180-1246), cuenta con relativamente pocos documentos directos mientras que su hermana Blanca tiene en Francia 63 biografías que hablan de ella. El estudio de su vida y su obra tiene que seguirse por los de Alfonso VIII, Alfonso IX y Enrique I y Fernando III, su padre, su marido, su hermano y su hijo.
Del matrimonio de Alfonso VIII y de Leonor, a cuya celebración acudió lo mejor de las cortes europeas, procede no sólo la dinastía castellana, sino la de Francia, Portugal Y Aragón a través de otras tres hijas que fueron reinas.
Salvador Martínez considera que Berenguela heredó lo mejor de sus padres, de su madre la capacidad para tomar decisiones acertadas en momentos difíciles, el amor a la vida doméstica y la sensibilidad y ternura con sus hijos y de su padre, Alfonso VIII, la honestidad, el sentido del deber y la responsabilidad con sus súbditos y de ambos una fe inquebrantable en los designios divinos.
La educación de Berenguela, incluida especialmente la religiosa, corrió a cargo de su madre. La corte castellana tenía entonces mujeres y hombres que se encargaban de la crianza y educación de los hijos de los reyes y tras las nodrizas, las hijas pasaban a una dama que les enseñaba como debían comportarse en público, los modales en la mesa, el vestir y el alternar. Les enseñaban asimismo a leer.
En la adolescencia, que al parecer transcurrió en Las Huelgas de Burgos, Berenguela recibió años fue prometida al príncipe Conrado de Hohenstaufen aunque posteriormente no fue llevado a cabo el matrimonio y el príncipe regresó a Alemania.
Se sabe que el periodo de tiempo vivido por Berenguela fue época de gran nivel culturual y se conoce que en la corte castellana existía una escuela palatina en la que se educaban los hijos de los reyes y de la nobleza y que dio lugar a la creación por su padre Alfonso VIII del Estudio General de Palencia.
En la corte de Castilla recibió Berenguela conocimientos del latín y aprendió la lengua de su madre, el francés de los anglonormandos, así como las novedades pedagógicas traídas por ella a la corte castellana y que ya habían sido adoptadas en otras cortes europeas. Recibió junto a la cultura noreuropea la mejor cultura de la época, la hispano-musulmana, lo que le permitió tener las dos grandes culturas del momento. En esta época se vivió en Europa un movimiento artístico y cultural conocido como el “renacimiento del siglo XII”.
En esta época aparece la historiografía peninsular, el Mio Cid, el Libro de Aleixandre, el Libro de Apolonio, las obras de Gonzalo de Berceo, el Poema de Fernán González y el Auto de los Reyes Magos, así como las traducciones del árabe que se hicieron en Toledo en el primer “renacimiento”.
La corte castellana recibió en aquellos años a estudiosos, artistas, poetas que la convirtieron en el centro cultural más activo de Europa pues por el Camino de Santiago no fue sólo ruta de espiritualidad, sino que por él entraron además del comercio y la economía, la ciencia, el arte y la poesía.
Se considera que Berenguela, con su madre Leonor Plantagenet y su abuela Leonor de Aquitania, son las precursoras de un movimiento pro-feminista sin precedentes por sus actuaciones en un mundo masculino defendiendo las capacidades de la mujer.
En la época de su adolescencia se construía junto al Monasterio de las Huelgas el Hospital de Peregrinos y a él llegaban entonces multitud de personas, pordioseros y desarrapados, hambrientos y heridos que llegaban al hospital adjunto a este monasterio y este contacto marcó toda su vida, consiguiendo posteriormente reformas de su marido Alfonso IX.
Berenguela vivió la derrota de su padre en Alarcos en 1195, que casi costó la vida a su padre, pero que también marcó su vida, pues, para conseguir la paz con el vecino, Alfonso IX de León, que había batallado contra su padre cuando estaba convaleciendo, la prometieron al rey de León en matrimonio.
Las disputas fronterizas entre Castilla y León se intentaron solucionar mediante la boda de Berenguela con el rey leonés y a pesar de que su boda con él se organizó para terminar con la situación, Alfonso IX resulto ser el personaje central de su vida y el padre del que fue el rey santo, Fernando III, primer rey conjunto de ambos reinos.
Alfonso IX de León, cuya personalidad es difícil de entender, quizá porque tampoco ha sido suficientemente estudiada, era sobrino de Alfonso VIII por ser los dos hijo y nieto de Alfonso VII, y había sido “forzado” a ser nombrado caballero por el rey de Castilla cuando empezaba su reinado y era joven.
Al joven rey de León le prometieron la boda con una de las hijas de Alfonso VIII y, como no se llevó a cabo, se casó con su prima hermana Teresa de Portugal, con la que tuvo varios hijos, pero cuyo matrimonio fue anulado por la Iglesia a causa del parentesco.
La anulación dejó un profundo malestar en Alfonso IX, cuya vida estuvo marcada en exceso por las mujeres, pues su madre murió cuando tenía los cinco años y tuvo que convivir con su madrastra, con la que mantuvo muy mala relación.
A pesar de ello, se considera que el rey fue un buen padre de 19 hijos, con varias mujeres, paro las importantes fueron dos, su prima hermana Teresa de Portugal y Berenguela, de la que era tío por ser primo hermano de su padre. Las dos fueron esposas suyas y de las dos estuvo enamorado.
En lo político el rey tuvo una actuación difícil de entender porque mantuvo alianzas con el caudillo almohade Abu Yacub en su guerra con Castilla, donde su ejército con fuerzas almohades produjo numerosos destrozos. Además honró como mayordomo a Pedro Fernández de Castro, que había combatido con los almohades en Alarcos. Tras la reprobación papal que liberó a sus súbditos de su deber de obediencia dejó su alianza con los musulmanes pero continuó su guerra con Castilla.
Ante esta situación y a pesar de haber llegado en la contraofensiva hasta muy dentro del reino de León, la corte de Castilla, en especial la reina Leonor, consideró que la boda de su hija Berenguela con Alfonso IX era la mejor solución para terminar las hostilidades.
Alfonso IX, llamado “El baboso” por los árabes por su ardor guerrero, es el personaje central en la vida de Berenguela y su estudio a fondo permite ver que tuvo “mala prensa” y que no sólo era guerrero y defensor de su pueblo, sino también el creador de la universidad de Salamanca. Fue asimismo protector de trovadores, defensor de la justicia a toda costa, -elaboró las primeras leyes para regular el Camino de Santiago- y el creador de un sistema de gobierno que podría llamarse parlamentario. Entre sus novedosas medidas figuró también asignar a los jueces de su reino salarios públicos para que no se dejasen sobornar.
No se conservan retratos suyos pero los cronistas nos hablan de que era fuerte, de buen talle, de cara ancha, probablemente rubio, franco y varonil, con humor muy cambiante y frecuentemente hosco y Lucas de Tuy cuenta que su voz, cuando estaba airado era como la de un león rugiente.
En lo que están de acuerdo los historiadores es que sus defectos fueron fundamentalmente dos, las mujeres, pues tuvo en cuarenta años 19 hijos con siete mujeres, de las cuales solo dos fueron legales, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, a las que amó profundamente y supo apreciar su valor. Durante sus matrimonios contuvo su sexualidad, pero cuando la Iglesia los anuló, su desenfreno sexual creció desmesuradamente.
Le achacan a este rey el haber seguido la tendencia de su padre en cuanto a seguir fácilmente el parecer de chismosos, adivinos, aduladores y lisonjeros, aunque puntualizan que después de ocupar las opiniones de hombres honestos, se inclinaba a la verdad.
Berenguela se casó con Alfonso IX , que era nueve años mayor, a los 17 años tras ser convencida por su madre Leonor Plantagenet para conseguir la paz entre Castilla y León, Se sabe que la relación matrimonial fue efectiva desde el día de la boda, aunque su luna de miel tuvo lugar viajando por su nuevo reino. Tuvieron cinco hijos en seis años, de los que cuatro llegaron a la edad adulta, y en la pareja hubo amor y funcionó, aunque el matrimonio en principio se había celebrado para conseguir la paz entre sus reinos.
Berenguela acudió a León con una pequeña corte personal de la que formaban parte entre otros un mayordomo, un canciller, un notario, un capellán, varios escribanos etc y se dice que su actitud como reina y su preocupación por sus súbditos le hizo ser rápidamente valorada en el reino de León.
La Iglesia de Roma no estuvo de acuerdo con el matrimonio por el parentesco entre los cónyuges como no lo estaba con situaciones hispanas como el poder de las abadesas de Las Huelgas de Burgos y de Palencia que oían la confesión de sus monjas, predicaban el Evangelio y llevaban báculo y anillo episcopal. Inocencio III, al llegar al Papado, los prohibió terminantemente .
En el caso del matrimonio de Berenguela y Alfonso, la actitud de Inocencio III fue determinante a pesar de que se le realizó una oferta de 20.000 marcos de plata y el sustento de 200 soldados (cruzados) durante un año para que concediese la dispensa matrimonial o que permitiese a la pareja estar junta hasta que tuviera un heredero varón y aunque acudieron a Roma los obispos de ambos reinos.
El matrimonio decidió seguir adelante con su vida matrimonial y sus actividades como reyes apoyados por el pueblo y la jerarquía de ambos reinos y ratificaron sus arras, que establecían la entrega a su esposa de importantes castillos fronterizos que años antes habían sido motivo de guerra.
La separación fue a la larga inevitable bajo penas de excomunión y en los acuerdos que establecieron las condiciones Alfonso IX tuvo una actitud favorable a su esposa, dejando que ella y sus hijos quedaran en buenas condiciones sobretodo en el tema de la devolución de los castillos, base para su futuro económico. Los castillos serían entregados al infante Fernando a la muerte de su padre pero suponían de hecho una renta vitalicia para Berenguela.
De su matrimonio nacieron dos varones –el futuro Fernando II y Alfonso, señor de Molina¬- y tres mujeres, la última de las cuales nació cuando ya había comenzado la separación. A su hijo Fernando lo alimentó ella misma y creó en torno a todos ellos un ambiente familiar procurando que contaran con preparación adecuada como hizo su hermana en la corte de Francia.

El rey Alfonso IX, que quedó muy sólo, los visitó con frecuencia y Berenguela, que fue recibida por su familia con inmensa alegría, aunque con lágrimas, se vio muy afectada por la separación y por el problema de la posible ilegitimidad de sus hijos.

Berenguela fue testigo de los acontecimientos importantes sucedidos en Castilla como la famosa batalla de Las Navas de Tolosa y su carta a Blanca, su hermana, contándole la batalla es una de las fuentes más importantes sobre lo ocurrido en esta contienda y los historiadores destacan que mantuvo sobre los hechos una mirada de auténtico estratega.

Entre los logros conseguidos por Berenguela figura el haber conseguido que fuera por fin declarado Rey de León y haberle buscado como esposa a Beatriz de Suabia, con la que no existía ninguna relación de sangre, con la intención, como también hizo su hermana con Luis IX, de centrar su vida personal y mantener su integridad moral.
Berenguela por último fue la que vigiló la educación de su nieto Alfonso X, que la adoraba, por lo que se puede decir que sin ella no hubiera sido posible la obra cultural del rey sabio.

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