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Edición nº 3 - Junio/Agosto de 2008



FIESTA DEL ABANICO EN MAYTE SPINOLA
por JuliaSáez-Angulo, (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte)

La moda del abanico resucita a la moda con más fuerza. Tanto para hombres como para mujeres, los diseñadores han creado sus prototipos lanzados al calor del verano. La pintora Mayte Spínola ha convocado una simpática fiesta en su casa en la que han citado los artistas del Grupo Pro Arte y Cultura, junto a otras personalidades del ámbito cultural, entre las que se encontraban la escritora Carmen Posadas, premio de Cultura 2007 de la Comunidad de Madrid; la agente artística Inés Medina; la galerista Cristina Matos; la filósofa Carmen Balmaseda; la modelo Laura Ponte y su esposo Beltrán; Conchita Spínola, esposa de El Litri... Como invitada de honor, la infanta Doña Pilar de Borbón.


Los abanicos que llevaban los asistentes variaban desde el gris plateado del pintor Manuel Oyonarte al pericón floreado valenciano de la artista Maica Nöis. Entre medias piezas de artistas como Manuela Picó, Paloma Porrero, Álvaro O´ Donnell, Betsy Westendorp, Irene Iribarren, Rosa Gallego, Rocío Báez, Nati Cañada, Solange d´Acosta, Begoña Allendesalazar, Araceli Alarcó, Pedro Sandoval... Los premios de abanicos históricos fueron para los abanicos del XVIII de la condesa de Asalto; el segundo para Patricia García de la Mata, señora de Jaime de Borbón y, tercero, para Beatriz Valdenebro, señora de Laso de la Vega. El premio de abanicos pintados fue para el realizado por Antonio Vives Fierro.

La diseñadora valenciana Charo Marín llevó un abanico de su serie Carmen, que hizo por encargo de la Ópera de París con motivo del estreno de la obra de Bizet. La baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza cuenta con una pieza de esta serie. Marín señala que en Japón los hombres más elegantes no acuden a una fiesta sin abanico y recuerda que Jaime de Marichalar, duque de Lugo, ha sido uno de los últimos que ha puesto de moda el abanico de los hombres.

Después de sus series de abanicos Fuego y Agua, las últimas indagaciones de Charo Marín van por el abanico “Mujer”, con telas barrocas de diseño propio para el país y varillaje en madera de peral, además del “abanico-joya” con brillantes en las varillas y la tela.

Actualmente tiene lugar una exposición titulada El abanico español. La colección del marqués de Colomina en el palacio de CaixaGalicia en Lugo, perteneciente a la colección de Encarna Martínez Cuesta, descendiente del único título concedido por Don Amadeo de Saboya en Valencia. La ciudad del Turia presentará la exposición ampliada en el palacio del Marqués de Dos Aguas, desde el próximo 2 de octubre al 12 de enero de 2009. La fábrica creada por el marqués de Colomina ha fabricado abanicos hasta el 2006. La comisaria de la muestra es Carmen Rodrigo.

Las mejores colecciones de abanicos se encuentran en Inglaterra y Estados Unidos. En la localidad británica de Greenwich se encuentra un museo monográfico sobre el abanico perteneciente a Mrs Helen.

Aracely Alarcón



ARACELY ALARCÓ
por JuliaSáezAngulo,
(de la Asociación Internacional de Críticos de Arte)

Desde que la artista se dio a conocer en la década de los 90, su carrera ha sido una interminable sucesión de reconocimientos y premios. Recientemente Aracely Alarcón (Granada, 1956) ha expuesto en la madrileña galería Sokoa sus paisajes, puertos, veneros y bodegones. Entre los últimos paisajes presentados sobresalían los de El Escorial y su monasterio de San Lorenzo. En sus obra se hacia eco el aserto de que “el paisaje es un estado de ánimo”.

            Colorista vivaz, su lenguaje es una insinuación o abocetamiento de la forma para sugerir más que decir, para que el espectador complete con la mirada la reproducción de la realidad contemplada.

De Luis Cajal y Francisco Molina aprendió técnicas, grisallas, veladuras, cocina de pintura... y escuchó buenos consejos para pintar. También del desaparecido pintor Pedro Bueno, que le invitaba a su taller en la localidad cordobesa de Villar del Río siempre que supiera observar y mirar en silencio, sin distracción alguna.

 “Si no hablas, si sólo miras, puedes venir al taller cuando quieras”, le dijo Pedro Bueno a Aracely Alarcón cuando contaba dieciocho años y sabía de sus dotes para el dibujo. La autora no desperdició la ocasión y allí iba a ver dibujar y pintar al cordobés, un artista de genio y talento. Le vio pintar gitanillas y bodegones de brevas, limones, melocotones que recogía de su jardín. Nunca le enseñó nada con palabras, pero el silencio y la mirada atenta sirvieron a la pintora para arrancar secretos y destrezas del maestro.

 
En Boadilla del Monte

Más adelante fue en Boadilla del Monte, localidad cercana a Madrid en la que residió treinta años, donde se acendró su primera formación de pintora. Los talleres del Centro Cultural del Ayuntamiento boadillense, con Maribel Torre Cañeque al frente, le dieron una valiosa educación artística interdisciplinar a base de dibujar numerosas academias de bustos y estatuas clásicas; cerámica, esmaltes, grabado, linóleo, ... Allí comenzó a entrar en contacto con nombres consagrados de la pintura como Jaime de Jaraiz y Carlos Morago, que le animaban en su pintura.

En esos años de Boadilla, fundamentalmente los 80, Aracely Alarcón pintó numerosos retratos y paisajes. Cuenta que pintó “todo el entorno del municipio”: el monte bajo de encinas y fresnos; los cotos del marqués y del duque de Rúspoli. Una y mil veces, desde todos sus ángulos, el soberbio palacio del Infante Don Luis... Los premios se sucedían.

El salto definitivo lo hizo a partir del encuentro con su primo el periodista Antonio Morales, director de El Correo del Arte. Fue una sorpresa recíproca el hecho de que ambos se dedicaran al arte de una u otra forma. Morales le recomendó acudir a las clases de Luis Cajal en el estudio de Betsy Westemdorp en Mahadahonda. Como aprendiz obediente, seguía las exigentes indicaciones del maestro para moler y preparar los pigmentos, para hacer grisallas... Fue el principio de una carrera profesional rigurosa. Allí conoció a Mayte Spínola, dinamizadora de las artes, mecenas de artistas y fundadora del Grupo Arte y Cultura.

-Si no tocas más ese cuadro, te lo compro- le dijo Spínola un día, ante una pintura del taller.

La amistad de ambas mujeres ha granado en múltiples proyectos artísticos y museísticos en Marmolejo (Jaén); Sofía (Bulgaria); Azuaga (Badajoz); Salta (Argentina)... donde figura obra de la pintora granadina.

 
Tertulias con otros artistas

 
Cuando más adelante acudió al Taller del Prado junto a Francisco Molina Montero, al que Aracely reconoce con entusiasmo sus dotes de profesor de arte, la autora se encontró con un mundo estimulante de artistas reconocidos que acudían por allí, con los que se organizaban intensas tertulias sobre el oficio, el arte y el circuito artístico: Daniel Merino, Juan Fernández, Jorge Ludueña, José Luis Romeral, José Carralero...

 Aracely no quería quemar etapas. Dio mucha importancia a su formación y nunca tuvo nunca prisa en exponer; le parecía –con razón- que era algo muy serio. A la antigua usanza de los gremios, sólo se presentó ante la opinión pública cuando obtuvo el visto bueno de sus maestros. Y una vez que compareció,  arrasó. El hecho de vender todo o casi todo lo expuesto le hizo tener un reconocimiento sólido. Fue entonces cuando el galerista Sam Benadí tomó la obra bajo su dirección y la llevó al mercado internacional de diversos países de Europa. Todo un lanzamiento que acuñó con fuerza el nombre de Aracely Alarcón.

 
Paralelamente, la pintora comenzó a comparecer en los certámenes más importantes de pintura rápida o pintura al aire libre. Días deportivos y gozosos de pintura y buen humor junto a amigos y colegas como Luis Javier Gaya, Blanca Muñoz Baena, Pablo Rodríguez Guy, Bofarull, José Antonio Santos Pastrana, Álvaro Toledo, Carazo, Juan Díaz... “Fueron días inolvidables”, recuerda Aracely. Los premios llegaban engarzados como los ramos de cerezas: Ávila, El Escorial, Sigüenza, Cifuentes, El Retiro de Madrid... 

 
            Hoy la pintura de Aracely Alarcón se cotiza por su poder expresivo, por el dominio de la técnica, por su belleza y buena factura.

Eugenio López Berrón



El paisaje urbano en la miradaGalería Infantas
Mayo 2008
porJUlia Sáez-Angulo (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte

Tiene su propio museo en Gotarrendura (Ávila), un lugar teresiano por excelencia, donde la santa carmelita reformadora pasaba sus veranos y donde incluso pudo nacer, según algunos autores como el padre Efrén de la Madre de Dios. Ahora presenta su exposición en la madrileña galería Infantas, con una serie de paisajes urbanos en los que se recrean monumentos y calles de Madrid, Ávila, San Sebastián, Brujas, Bucarest y otros lugares.



“La ventana es un abismo domesticado”, escribe Carlos Vitale en Unidad de Lugar. Los cuadros de López Berrón son miradas de contemplación acunadas por su retina, imaginación y pincel. Hay cuadros de la capital de España en los que el pintor funde las torres y cúpulas de las catedrales, basílicas e iglesias. Una línea de horizonte de invención muy particular partiendo de lo real; un sky line sui generis del artista. En otros cuadros hace el mismo juego con los tejados de Madrid, como si fuera el diablo Cojuelo, personaje de la novela de Ladrón de Guevara.

Hermoso el cuadro titulado “Desde el torreón de Atocha”, una vista soberbia de la plaza, la estación y el ministerio de Agricultura, desde el soberbio torreón del pintor Alfonso Sebastián; Torreón con unas vistas privilegiadas en torno: el Museo Reina Sofía, el edificio de CaixaForum, el parque del Retiro, el Jardín Botánico... Un torreón privilegiado de los pocos que cuenta Madrid, que en breve mostrará una exposición taurina colectiva. Singular el paisaje nevado en la Casa de Campo, con fuerte contrastes de blanco o el titulado “Desde el viaducto”.

Comentario aparte merece el cuadro sobre el Convento carmelita de San José (Ávila), primera fundación de Santa Teresa de Jesús, cuadro que ilustra el libro El arca de las tres llaves. Historia de la Reforma Teresiana, de las autoras Belén Yuste y Sonia Rivas-Caballero. Ha sido editado por Homo Legens, y en él se narra el viaje de Ana de San Bartolomé, fundadora del primer Carmelo en Flandes, religiosa que vivió entre los siglos XVI y el XVII, y que saltó todas las barreras que condicionaban a una mujer de su época y de su entorno. Fue digna hija de la audaz reformadora del Carmelo descalzo.

Alberti escribió en el Quatrocento que el paisaje es un género autónomo, apropiado para el descanso de la vista del hombre. Los paisajes de López Berrón guardan el ensimismamiento de los lugares, ausentes de la presencia del hombre, para concederles el silencio que envuelve e invita a la contemplación. No en balde los poetas hablan del paisaje de la dicha en la pintura.


Eugenio López Berrón natural de Gotarrendura (Ávila), es profesor de dibujo y Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó sus estudios en Francia, Italia y Egipto. Entre los premios que posee este destacado pintor se pueden resaltar la III Medalla de Arte Universitario en 1968, la mención honorífica en la exposición “Temas de Madrid”, mención honorífica en 1975, premio en 1976 y premio del Excmo. Ayuntamiento de Madrid en 1977, la III Medalla Salón de Otoño de Madrid 1983, el premio Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha.

Hérctor Delgado



HÉCTOR DELGADO

Esculturas en piedra “Desde el Románico”
Centro Cultural Las Rozas. Sala Maruja Mallo

Del 17 de abril al 25 de mayo 2008

porJulia Sáez-Angulo, (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte)

Tomando la talla románica como punto de partida, el escultor madrileño Héctor Delgado presenta una treintena de piezas en el Centro Cultural de Las Rozas (Madrid). Un trabajo singular en el que se pone de manifiesto la talla directa del artista –muy pocos lo hacen- que estudió Bellas Artes en Madrid y amplió estudios en Inglaterra, Italia y Rusia. La muestra actual, que permanecerá abierta hasta finales de mayo del 2008, se presenta en una suerte de instalación, donde las piezas aparecen en un montaje de diversos niveles.

Llama la atención la gran cabeza de alabastro dentro de una cavidad metálica con agua, en la que el alabastro va perdiendo progresivamente sus sales y deteriorando los rasgos fisonómicos del busto caído. “El tiempo también esculpe” parece decirnos el artista con palabras de la escritora Marguerite Yourcenar. La obra de arte depende de las dos coordenadas a las que también se ajusta el hombre: el tiempo y el espacio.

El escultor representa fundamentalmente la figura humana, captando la expresividad de los rostros que lleva implícitos la piedra, el mármol, el alabastro o la madera. Delgado alude de algún modo a la “poética de la ruina” que amaba el gran Miguel Ángel Buonarotti; la estética del fragmento que evoca y sugiere más que el modelo impecable o perfecto que pueda ofrecernos la naturaleza.

Algunas de las piezas son dípticos de masculino y femenino, retomando la vieja creencia o fábula oriental de que Dios castigó a los humanos cortando en dos una figura hermafrodita. Láminas de metal plateado y un espejo interfieren la visión de las obras, las duplican y cuestionan, al tiempo que introducen al espectador en el espacio ficticio.

Héctor Delgado gusta de trabajar todos los materiales para extraer de ellos su máximo potencial; también utiliza el hierro. En su última pieza “Habitable” reduce su lenguaje orgánico y pasa a la geometría, para establecer una especie de hemiciclo en un paralelepípedo de caliza.

Las peanas o plintos juegan un papel muy especial al incorporarse a la pieza de manera poderosa. Al artista le gusta la piedra manchada o veteada para tomar de ella el concepto de desgaste y paso del tiempo. El románico fue un período de solidez, ascetismo y rotundidad, elementos que conforman la serie de trabajos realizada en los últimos años por el artista. Pero su pieza “Habitable” más reciente nos sugiere otros derroteros a los que debemos estar atentos.

Héctor Delgado, que ama la docencia, prepara su tesis doctoral sobre el tema de arquitectos escultores y escultores arquitectos, con personajes como Gaudí, Miguel Ángel, Foster, etc.

Fernando Piñana

CARTELES DE CINE DE FERNANDO PIÑANA

por Julia Sáez-Angulo

 Paco Baena, especialista en iconografía cinematográfica y autor de varios libros sobre la materia ha adquirido una notable colección de más de medido centenar de carteles de cine del desaparecido pintor Fernando Piñana de la Fuente (Barcelona, 1911 – Fuengirola, Málaga, 1975), que guardaba su hija Gemma en París. El coleccionista piensa escribir un libro sobre el artista catalán y hacer una exposición con los carteles.

 
“Mi padre llegó a pintar varios centenares de carteles publicitarios de películas de cine, para todas las grandes distribuidoras de películas en España como la Warner, la Metro Goldwing Mayer, Universal, Columbia, United Artist... ”, explica la hija del artista. “También pintó numerosas fachadas de cine en Barcelona, de las que casi un centenar de fotografías se encuentran en la Filmoteca de Cataluña situada en la Ciudad Condal”, añade. “Su taller lo tenía en el alto del Cine Principal, en el barrio barcelonés de Gracia. También trabajaba en casa.”

 
Gemma Piñana, hija del pintor Fernando Piñana, recuerda que los carteles de cine de su padre eran de gran tamaño, tenían notable éxito y fue un artista cotizado en su tiempo. Empezó en 1932 haciendo decorados para películas. La primera que hizo fue Viva la vida, producida en la Ciudad Condal por Orphea Films. Se le considera el pionero de los decorados de películas sonoras en España, porque Viva la vida fue la primera sonora en España. También hizo los decorados de Sierra de Ronda, producida e interpretada por el marqués de Portago, padre del célebre automovilista español. Esta última película la dirigió Florián Rey. Otro éxito lo obtuvo con la película L´esposa anónima, el 17 de mayo de 1939. 

 
En su carrera artística, Fernando Piñana, pintor, dibujante, cartelista, muralista, arquitecto de interiores y decorador de hoteles, también efectuó decorados para los espectáculos de danza de los bailarines José Greco y de Pilar López. Igualmente trabajó junto al pintor vallisoletano José Capuletti. Hizo murales para el camping del Club Polinesie en Rosas y para la base americana situada entre Rosas y Cadaqués, durante los años 50. Como ilustrador trabajó para el diario barcelonés La Prensa, donde llevó a cabo diferentes murales alusivos a las distintas secciones del periódico: cine, deportes, política, local, etc, así como bandas de historietas para la última página del diario, de las que Piñana era también guionista. Su hija conserva buena parte de los originales de estas viñetas, que desea poner en venta.  Fernando Piñana pintó un mural de un Cristo entre ángeles para el despacho de Antonio Sánchez Gómez, el que fuera fundador y director de la revista Hola, que dirigió anteriormente el periódico La Prensa de Barcelona.

 

Fachadas de cine espectaculares

 

Xavier Mas, buen conocedor del mundo del cartelismo cinematográfico, ha estudiado a fondo el concepto y estilo de los realizados por Piñana. El artista Fernando Piñana era un dibujante excelente que llevó a cabo carteles y fachadas espectaculares, sobre todo en el Cine Capitol de Barcelona, al que llamaban Can Pistoles, esto es Casa de las Pistolas, porque en los años 50 allí hacían furor con las películas de tiros. 

 Antoni Clavé también empezó su carrera pictórica como muralista en Barcelona, si bien, al igual que Fernando Piñana lo dejó en pro de la pintura de caballete. En 1938 Fernando Piñana pintó, “por encargo” del director de la cárcel Modelo, el retrato del político Buenaventura Durruti, el dirigente anarquista catalán, nacido en León y que había fallecido recientemente. Ese retrato le trajo ciertas complicaciones al pintor después de la guerra, como lo señala  Manuel Tarín Iglesias –recientemente fallecido-  director del periódico La Prensa en los años 50. El ilustre periodista catalán cita al pintor Piñana en sus memorias Los años rojos, libro publicado por Planeta en 1985. Ambos coincidieron en la cárcel Modelo de Barcelona durante la guerra civil de 1936. Gemma Piñana conserva el Autorretrato (1941) del pintor en acuarela, así como otros retratos suyos en dibujo.

 
Con Felipe Sagués de productor, Fernando Piñana también realizó películas de 9 ½  como director, actor y guionista; cuatro de ellas se conservan en la Filmoteca de Cataluña. Entre los títulos conocidos Baile de disfraces (1949); Marte no es un dios (1950)  e Inspiración. Con todas ellas obtuvo diversos premios internacionales.

             “Mi padre era un hombre tranquilo, bohemio y nocturno. En Fuengirola se acostaba de madrugada. Un artista versátil en temas, técnicas, materiales y soportes. Lo mismo hacía un mural, un dibujo, un cartel o dirigía una película en la que a su vez era actor y director”,  recuerda Gemma. “Era muy rápido dibujando. Según María Haidée, esposa de Tarín Iglesias, era capaz de pintar un cartel en una sola tarde y, cuando no lo terminaba, podía quedarse sin hacer. Era un dibujante zurdo y escritor ambidiestro.” 

 Bandas de historietas dibujadas

 
“Mi padre dibujaba igualmente las tiras ilustradas, junto a los guiones, para las contraportadas de La Prensa, donde trabajaba su amigo el periodista Manuel Tarín Iglesias en Barcelona. También hizo un gran mural en la gran sala de prensa del periódico y otras varias con motivos alusivos a las distintas secciones: Política, Tribunales, Cultura, Deporte... La familia Tarín conserva varias obras de mi padre en Barcelona”, explica su hija. Fernando Piñana obtuvo el primer premio en el concurso de bases USA mejor decoradas en Europa.

 Fernando Piñana hizo pinturas o murales para interiores de hoteles, campings, discotecas, cines, restaurantes, iglesias, etc.  Entre otros, figuran el camping del Club La Polinesie (1956) en  Cala Montjoit. Rosas; la base americana de la serranía del Paní (1957) entre Rosa y Cadaqués (Gerona); la capilla del Sagrado Corazón y el Hotel Cid de Fuengirola; el Hotel las Palmeras de Málaga; restaurantes como La Langosta, Los Boliches  y el mesón de José Luis en Málaga; el Hotel Las Pirámides; el Hotel Mare Nostrum; el Cine Varietés de Fuengirola...“Solía hacer grandes murales en paneles de tabla o lienzo, con el deseo de que sus obras permaneciesen en caso de reforma o derribo de los edificios. Pintar sobre el muro lo consideraba arriesgado para el futuro de sus trabajos”, explica su hija.

En el libro Els cinemes de Barcelona”, Joan Munsó Gabús escribe: “Fernando Piñana era un gran artista, un dibujante bohemio y además genial. Dio al cine de Barcelona una gran relevancia por sus célebres fachadas publicitarias. Con su trazo fino y sugerente, de infinita elegancia, Piñana, que trabajaba con la facilidad de quien transita por la vida con una alegría que cree inmarchitable, fue digno continuador de la obra que iniciara otro artista genial: Antoni Clavé”. Fernando Piñana vino a ser el relevo de Clavé en el ámbito de los murales.

 Fernando Piñana se relacionó siempre con sus colegas pintores como Santasusana en Barcelona o con el joven belga Georges van Hove -que firmaba sus cuadros como George Evonhav-, a quien conoció en la Costa Brava y con el que sostuvo una relación de padre e hijo hasta su muerte. Igualmente con el célebre pintor vallisoletano José Capuletti, que se casó con una bailarina de ballet.

 Los cuadros y dibujos de Piñana aparecen periódicamente en subastas de pintura. En Cataluña, se han subastado algunos dibujos suyos y, recientemente en las subastas de Internet Hola qué tal, se puso a la venta pública un mural de Marinas sobre lienzo de 600 x 106 cm. en oro y policromía, con un motivo de Marinas, y otro, un mural panel, de 385 cm. x 85 cm., también en oro y policromía, cuyo motivo es Tajo de Ronda y bandoleros”. Ambos murales están firmados por Fernando Piñana y datados en 1965.

La bella ciudad andaluza de Ronda fascinó al pintor, que la representó frecuentemente en sus cuadros, así como sus tipos pintorescos. Buena parte de estas obras fueron adquiridas por coleccionistas extranjeros, entre ellos: Helmut Albietz en Fuengirola; la familia Matswägeus, que le compró una treintena de obras; Carlos Wadner de Gottemburgo, en Suecia o los van Hove de Bélgica, que cuentan con diversas obras de Fernando Piñana. Los Hermanos Fernández Sáenz de Tejada fueron también otros coleccionistas de obras del pintor barcelonés; las adquirieron durante la estancia del artista en Fuengirola, localidad a la que se retiró a vivir en los años 60.

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Carlos Ortega

Carlos Ortega, obra

PINTURA AL AIRE LIBRE

por Julia Sáez-angulo (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte)

El pintor madrileño Carlos Ortega ha expuesto medio centenar de óleos en una muestra retrospectiva de diez años en la galería Anagma-Tokio del Hotel Colón de Madrid. La inauguración contó con los escritores y artistas de la tertulia del Café Gijón, que lidera el pintor Ricardo Zamorano, entre los que se encontraban Luis Cañada, Alfonso Sebastián y Mercedes Durán. La directora de la galería Charo Marín hizo un elogio de la creatividad plástica de Carlos Ortega y Julia Sáez-Angulo subrayó su pintura pleinairista.

Perteneciente a una conocida saga de artistas, Carlos Ortega (Madrid, 1960) –sin duda el más bohemio- ha llevado a cabo una fecunda carrera de pintor, aunque sus citas con el público no hayan sido excesivamente numerosas. El óleo como pigmento y el lienzo como soporte han sido sus materiales clave para acoger en el espacio ilusionístico del cuadro, paisajes, desnudos y retratos, los tres géneros que más ha cultivado.

El autor ha residido distintas temporadas en Baleares, Navarra, Vizcaya, Galicia, Asturias y por supuesto en Madrid. De todos los parajes que ha recorrido ha plasmado la naturaleza en sus obras, y buena parte de ellas se muestran en esta exposición retrospectiva de algo más de una década.

Cabría destacar su espléndida serie Pinares, en la que una pintura sensual y matérica dan cuerpo a un encendido paisaje cromático de Colmenar de Oreja. El valle del Baztán y Elizondo en Navarra son otros lugares representados, así como Puentedeume o el puerto de Bermeo. La vega del Tajuña y el parque de la Fuente del Berro en Madrid son otras de las geografías recreadas por el autor en sus cuadros.
Los desnudos femeninos son otro capítulo que el pintor plasma en los óleos, a base de una pintura empastada, donde los cuerpos de las mujeres parecen emerger del núcleo natural de la tela blanquecina del soporte. Finalmente el retrato y autorretrato dan fe de su interés por este género.

El autor ha llevado a cabo centenares de dibujos, sobre todo de retrato y desnudo femenino, en el taller del Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde ha reflejado numerosos escorzos e interpretado con profusión a la Trini, célebre modelo de la institución por lo bien que sabía posar –incluso dormida- hasta su jubilación reciente.

Carlos Ortega es un artista polivalente que ha hecho más de dos mil diseños pictóricos para túnicas, trajes de noche, de novia y camisetas para diversas boutiques o firmas españolas. Los monotipos han sido también otras de sus actividades plásticas. El Museo del Dibujo del Castillo de Larrés ha adquirido recientemente una obra del pintor para su fondos.

Tauromaquia



TAUROMAQUIA 2008.

Manuel Ortega, Luis Cañada, Alfonso Sebastián,
Juan Jiménez, Linda de Sousa, Emma L. de Salgueiro

por Julia Sáez-Angulo

El domingo, día 18 de mayo, a las 12,00 horas, tendrá lugar la inauguración de la exposición Tauromaquia 2008, en la que presentan sus obras los artistas Manuel Ortega, Luis Cañada, Alfonso Sebastián, Juan Jiménez, Emma L. de Salgueiro y Linda de Sousa. El acto tendrá lugar en el Torreón de Atocha (c/ Atocha, 125, 8º . Madrid).

La feria de San Isidro siempre ha tenido un marcado sabor taurino y en esta edición cuatro pintores: Manuel Ortega, Luis Cañada, Alfonso Sebastián, Juan Jiménez, Emma L. de Salgueiro y Linda de Sousa, han querido mostrar conjuntamente su trabajo sobre la visión del mundo taurino. Cuatro maneras diferentes de mirar; cuatro modos de abordar la llamada fiesta nacional, la lucha del hombre y el toro en el albero. Cuatro interpretaciones diferentes de abordar el mismo trasunto pictórico.

La tauromaquia es un género plástico dentro del arte español que ha dado nombres célebres en la historiografía del arte: Francisco de Goya, Antonio Carnicero, Solana o Pablo Picasso entre otros muchos. Madrid cuenta con un Museo Taurino junto a la Monumental de las Ventas, en el que se encuentran obras de algunos de los artistas citados.


El Torreón de Atocha, un bello capricho de la arquitectura madrileña de principios del siglo XX, propiedad de Mariguí y Alfonso Sebastián, que acoge esta muestra taurina, en un claro guiño al espacio. Un torreón circular de los más hermosos de la capital de España, desde el que se puede divisar un panorama espléndido del Kilómetro Ilustrado de Madrid: Museo Reina Sofía, CaixaForum; Jardín Botánico; Cuesta de Moyano; Museo del Prado; Museo Thyssen-Bornemisza...


Ver la exposición taurina de los seis pintores vale la pena. Visitar el Torreón de Atocha, será una experiencia inolvidable.








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