Ediición nš 11 - Abril/Junio de 2010
Nubosidad variable, de Carmen Martin Gaite
Nubosidad variable
Carmen Martin Gaite
Anagrama
por Ana Alejandre
Esta novela, considerada por muchos, la obra maestra de esta extraordinaria escritora, es una muy lograda variante del género epistolar, lo que consigue su autora con el diario de Sofía y las cartas de Mariana, como recurso estilístico y narrativo de gran eficacia para contar el universo femenino de estas dos mujeres, amigas desde la infancia y separadas por el tiempo y el destino de cada una de ellas... Ambas se enfrentan a dos tipos de vida completamente distintos: Sofía Montalvo vive en su papel tradicional de madre de familia y Mariana León, a su vez, vive entregada a su profesión de afamada psiquiatra. Ambas mujeres, pues, son las dos caras de una misma moneda, el anverso y el reverso, que tratan de dilucidar la condición femenina vista desde dos puntos de vista que cada uno de dichos personajes representan.
En la trama argumental, después de una larga separación de treinta años, ambas mujeres vuelven a reencontrarse y, a partir de ese momento, a través de la correspondencia que se cruzan y del diario de Sofía, las dos mujeres van exponiendo sus cuitas, lo que les ha sucedido durante tantos largos años de separación y también rememoran los años de infancia que las unieron en una amistad que sobrevive al tiempo y a la distancia. Esas mutuas confesiones y a través del diario de Sofía, se va viendo la personalidad de ambas y su forma peculiar de encararse a los problemas que tienen en sus respectivas vidas, pero lo hacen con una nota en común que es la afición a la escritura y el gozo de haberse reencontrado y haber rescatado del olvido su siempre sincera amistad.
La novela comienza en el reencuentro de las dos amigas y, a partir de ese momento, la narración transcurre por las líneas paralelas que suponen la correspondencia y el diario que sirven de vehículo transmisor, además de técnica narrativa, para que se vayan explicando los hechos con el punto de vista subjetivo de sus protagonistas que no sólo narran, sino que también analizan y explican sus sentimientos, reflexiones y , en suma, toman el doble papel de sujeto protagonista de la narración y del propio narrador en sí, lo que acerca mucho más al lector la historia. Cada una de las protagonistas de esta novela tiene el doble papel de interlocutor de la otra y de narrador a la vez, como en un juego de espejos que multiplican en infinidad de imágenes ambas protagonistas femeninas y revelan la personalidad de cada una de ellas, los entresijos psicológicos y los recovecos que cada ser humano tiene para llegar a la verdad profunda de su propio yo.
Carmen Martín Gaite ha utilizado en esta obra como recurso literario algo que siempre le había obsesionado: la busca del interlocutor válido. Es por ello que en Nubosidad variable el interlocutor deseado y deseable para todo escritor que es un comunicador en esencia, es no sólo el lector, sino los dos personajes centrales de la novela que actúan como espejo e imagen, al mismo tiempo, el uno del otro. Sin embargo, lo más curioso de esta historia es que los mensajes que ambas escriben, pensando la una en la otra, jamás se los envían, ya que sólo el hecho de escribirlos parece su
En las ocho cartas escritas por Mariana, fechadas sólo las tres primeras, se va notando el paulatino cambio de la naturaleza de cada texto escrito ya que pasan a ser, de meras cartas, a confesiones íntimas de una mujer desdoblada en dos y en perpetua contradicción: la psiquiatra famosa (doctora León Jeckyll/León, como afirma en un momento de la narración) y la mujer y sus necesidades íntimas; y esa transformación de carta a diario íntimo lo pone de manifiesto la propia autora de esta novela, al decir en un momento narrativo que dichas cartas se han mutado en:” una especie de diario desordenado, sin un antes y un después demasiado precisos, escrito a partir de sensaciones de extrañeza, jugando con el contraste de emociones inesperadas, con la corriente alterna de los humores dispares que transforman insensiblemente a una misma persona”.
Sofía, a su vez, cambio también su estilo personal después de haber recibido la primera carta de Mariana, pues después de haber completado tres cuadernos con su diario personal y otro lo deja a medias, escribe una carta que nunca llegaría a enviar, porque en ella relata a su manera el amor sentido por Guillermo, un joven por el que se sintieron atraídas ambas mujeres en su juventud y que concluyó con el distanciamiento de ambas.
En definitiva, en las casi cuatrocientas páginas de esta novela se vuelve a encontrar el mundo peculiar de una escritora que quiere experimentar con la técnica del “yo” enfrentado al “otro” que, a su vez, es otro “yo” enfrentado con su imagen reflejada y contrapuesta que le ofrece el otro interlocutor. Los personajes creados por esta autora solamente pueden reencontrar su propia identidad cuando le es devuelta su imagen a través de otra mirada, azogue irreal pero eficaz, para ir delimitando las fronteras de la propia identidad en contraposición con la de la amiga-interlocutora.
Interesante novela en la que predomina, sobre todo, la indagación psicológica e introspectiva de Carmen Martin Gaite, que recrea el mundo íntimo de sus dos protagonistas como catarsis necesaria para poder entender la propia realidad, misteriosa y excluyente de cada ser humano enfrentado a la incógnita de otro que viene a ser, en definitiva, el mismo misterio que subyace en el propio interior, territorio siempre por descubrir aunque para ello haga falta la doble visión de dos seres dialogando.
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