Ediición nš 11 - Abril/Junio de 2010

Dos cuentos ilustrados por Picasso

Pablo Ruíz Picasso

DOS CUENTOS ILUSTRADOS POR PICASSO

por
Mª. Dolores Gallardo López

Como es bien sabido, Pablo Picasso tomó la Mitología como tema en numerosas ocasiones a lo largo de diferentes períodos de su vida y de su arte. La aportación que hoy presento no es demasiado conocida. En este caso colaboró con su amigo el escritor Ramón Raventós, poco conocido para el gran público.

Isidre Raventós, padre de Ramón, fue miembro del jurado en la Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas del año 1896 en la que fue aceptado un cuadro del joven Picasso titulado La primera Comunión. Tenía catorce años cuando lo pintó.

Muy pronto Pablo Picasso conoció a la familia Raventós. A través de Ángel Soto el jovencísimo pintor trabó amistad primeramente con Ramón Raventós, después con su hermano Jacinto (buen amigo del pintor durante muchos años), posteriormente con toda la familia.

Picasso frecuentó la culta casa de la familia Raventós, ubicada en el Carrer Clarís, donde se celebraban tertulias informales integradas por intelectuales y artistas. Rusiñol, Nonell, Utrillo, Gargallo y, sobretodo, Eugeni d’Ors y su grupo noucentista solían asistir a ellas.

El llamado noucentismo catalán fue un movimiento clasicista que puso de moda Eigeni ’Ors y que desplazó al Modernismo de finales del siglo XIX. D’Ors se veía a sí mismo y a sus seguidores como herederos de una utópica tradición helénica. Pablo Picasso, asiduo a la casa Raventós, conoció al grupo.



LOS CUENTOS DE RAMÓN RAVENTÓS

Ramón Raventós fue escritor. Sus primeros escritos, quizás debido a su excesivo refinamiento, no tuvieron éxito. Desgraciadamente murió muy joven (en el año 1923), apenas pudo darse a conocer y pronto fue olvidado.

Entre las obras de Ramón Raventós había dos simpatiquísimos cuentos, claros exponentes del Noucentisme: El Centauro Picador y el El capvestre d’un Faune. Ambos relatos -de inspiración netamente clásica, teñida de fina ironía- sintetizan perfectamente el concepto de mediterranismo catalán y el de neoclasicismo. Los dos cuentos eran muy del agrado de Picasso, como veremos.

En el Centauro Picador un poeta catalán narra en primera persona cómo ha descubierto al último centauro que ha existido y cuenta su vida: nació en una cuadra del Pireo, nada más nacer murió su madre. El poeta lo conoció en Grecia y lo trajo a Cataluña.

Ambos, poeta y centauro son admiradores del clasicismo, pero sus gustos en lo demás son diferentes. El centauro persigue a las mujeres de los pescadores y eso trae problemas al poeta. También, desafortunadamente, tienen tendencias políticas diferentes. El poeta es de derechas, el centauro de izquierdas. Total el centauro llena de problemas la vida del poeta, que finalmente logra deshacerse de él.

Entonces el centauro tiene que trabajar: se emplea de picador en la plaza de toros de Barcelona, pero fracasa.

Al final, después de una serie de lances, el poeta-narrador lo acepta de nuevo y el centauro -imitando al más puro estilo clásico al centauro Quirón de la Mitología griega- se convierte en tutor y educador de los niños del poeta.



El ocaso de un Fauno (El capvespre d’un Faune) trata de un viejo fauno que quiere morir de pena, pero no puede porque no habla catalán, el idioma de las expresiones del dolor. Para aprenderlo decide unirse a la raza humana. Abandona el bosque de Rabassada, va a la ciudad y bajo la figura de un vendedor de cacahuetes intenta sobrevivir.

Como no va bien su pequeño negocio, decide convertirse en modelo de artistas. Obtiene gran éxito posando en posturas lascivas pues pintores y escultores están regresando en masa a los temas paganos.

Pero el Fauno sigue ganando poco, así que cambia varias veces de actividad. Finalmente, como toca muy bien la flauta, se hace músico de cabaret. Allí se enamora de una bailarina. Todo marcha bien hasta que un día la sorprendió en brazos de un ser humano, un hombre. El centauro, desolado, volvió al bosque. Un atardecer cantó una apasionada canción de amor y murió de pena.



EL MUNDO CLÁSICO EN PICASSO

Aunque no le había sido ajeno el mundo clásico (recuérdese Las tres Gracias, de 1923) su verdadera inmersión en este fue sobretodo durante los primeros años treinta: realizó por encargo una serie de grabados para ilustrar las Metamorfosis del poeta latino Ovidio. Así se estableció una estrecha relación entre su arte y la Mitología, relación que subsistió durante toda la vida del pintor .
Poco después de la serie para Las Metamorfosis irrumpió en su obra la figura del Minotauro.

El primer Minotauro de Picasso apareció en 1928, sólo era una cabeza sobre dos patas. No volvió hasta 1933, cuando apareció como frontispicio de la revista que lleva su nombre. El período más prolífico fue entre 1933 y 1938, durante el cual el Minotauro es una proyección del propio pintor. Algo así, como alter ego del artista, lo vemos en la Suite Vollard y después las realizaciones que reflejan el amor que Picasso sentía por la joven M. Teresa, que fue madre de su hija Maya.

De todos los alter ego que Picasso utilizó el Minotauro es el más conocido. Durante años el Minotauro fue conociendo los placeres, el dolor, la violencia, la ternura, la ceguera, la muerte e incluso la resurrección.

En la llamada Suite Vollard el Minotauro participa como un comensal más, se suma a las orgías del escultor y sus modelos y muere en la arena a manos de un joven armado con un estoque. Con el amor del pintor por M. Teresa vuelve a la vida y aparece en diversas vicisitudes. Es fundamental la serie llamada Minitauromaquia de 1935. En 1936 empieza a desaparecer el Minotauro. Los rasgos de una nueva amante, Dora Maar, surgen junto con el Minotauro.

En 1940 el Minotauro es una bestia híbrida, una especie de minotauro–pájaro. En 1955 se metamorfosea de nuevo y 1958 parece más un toro que un Minotauro.

Aunque la concepción del El Minotauro fue tomada del mundo clásico, en su realización fue puramente picasiano y estuvo ligado a su inspiración en los años treinta y a su relación con la joven M. Teresa, su Musa durante esos años



En 1933, por encargo del editor americano G. Macy, realizó seis grababos y tres dibujos sobre Lisístrata de Aristófanes.

En el año 1936-37 surge en Picasso la figura del Fauno. Tiempo después, como veremos, habría de aparecer con más fuerza.



En verano de 1945 Picasso se hallaba en la Riviera y se encontró a un amigo, el grabador Paul Fort. Influenciado quizás por el benéfico efecto que el Mare Nostrum ejercía sobre él, debió acordarse del mediterranismo catalán de los cuentos de su desaparecido amigo Ramón pues parece que ese mismo verano, en el tórculo de Paul Fort, tiró por primera vez algunas planchas inspiradas en el cuento del Fauno de Raventós.

Al verano siguiente Picasso, acompañado de su nuevo amor, Francoise Guilot, se instaló en casa de Paul Fort. El pintor estaba enamorado, Francoise estaba embarazada y la paz recién instaurada, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, determinaron en él una visión idílica de la vida. Esa visión se manifestó en un mundo de faunos, sátiros y centauros que encarnaban la alegría de vivir. De esa época son grabados como Batalla de los centauros y Los caramillos.

Paseando un día por la playa conoció a Dor de la Souchère, conservador del castillo Grimaldi, vieja fortaleza que había sido adquirida por la alcaldía de Antibes con la intención de convertirla en Museo. El conservador le ofreció las amplias galerías del castillo como estudio. Picasso aceptó poniendo como condición que le permitieran decorar los muros a su gusto.



En los meses de octubre y noviembre de 1946 realizó algo más de setenta obras (veintitrés pinturas y unas cincuenta obras en papel) que recibieron el nombre de Serie Antipolis, que era el nombre griego de Antibes. Las dos pinturas más importantes son el tríptico Sátiro, Fauno, Centauro y la bacanal llamada Alegría de vivir. En ambas obras -y bastantes dibujos más- aparecen pobladas de centauros, faunos y ninfas, como los cuentos de Ramón Raventós, su fallecido amigo de juventud. Son mundos similares, de clara influencia de la cultura mediterránea ambos ¿Quizás por eso algún estudioso de Picasso -al que posiblemente los árboles o dejan ver el bosque- ha considerado que la serie Antípolis tiene una clara inspiración catalanista?



LA EDICIÓN DE LOS CUENTOS DE R. RAVENTÓS

Tras concluir la Serie Antípolis, volvió a Paris. El editor catalán Ferrán Canyameres le anunció su propósito de publicar libros catalanes en Francia. Picasso le propuso que publicara los dos cuentos de su amigo Ramón Raventós y para apoyar su petición se comprometió a hacer unos grabados que sirvieran de ilustración. Así fue.

Para esta edición utilizó el formato de la tira cómica, es decir una sucesión de viñetas en una misma hoja de papel (que en catalán se llama al-leuia); en esas tiras aparecen distintas escenas de la vida del centauro o del fauno.

Algún tiempo después, en 1948, ilustró la edición francesa de los mismos dos cuentos. Para la edición francesa ya no utilizó el procedimiento de la tira sino que hizo dos grabados individuales para cada cuento: El Centauro con su carreta y El Centauro picador para el primero, El Fauno flautista y La muerte del Fauno para el segundo.



Estos cuentos inspiraron probablemente obras posteriores de Picasso como las litografías del Fauno músico de 1948, que se halla en el Museo Picasso de Barcelona.










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