Ediición nē 11 - Abril/Junio de 2010
Un agente español engañó a Hitler en Normandía
UN AGENTE ESPAÑOL ENGAÑÓ A HITLER EN NORMANDIA.
por Laura López-Ayllón
Los Archivos Nacionales británicos revelaron en 1999 unos documentos sobre la gran operación que permitió el llamado “el día D”, es decir, el ataque sorpresa de los aliados al continente europeo, o sea, la invasión de Normandia, sin la que no hubiera sido posible ganar la II Guerra Mundial. Según estos archivos, hasta ahora desconocidos, era un agente doble, el español Juan Pujol García, conocido como GARBO.
Juan Pujol García (1912-1988) fue un agente doble contratado por el servicio de contraespionaje del Reino Unido, el MI5, para suministrar información falsa a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y lo hizo de tal manera que les hizo creer que oficiales británicos desengañados le contaban los planes de las tropas británicas.
Los documentos, mostrados en una exposición sobre el desembarco organizada con motivo del 60 aniversario del día “D”, pusieron de manifiesto que el agente español convenció a los alemanes de que el desembarco se realizaría en Calais, varias millas al norte, lo que permitió a los aliados encontrar menos resistencia, ya que la habían concentrado en otro sitio.
La operación del desembarco, cuyo nombre fue “Overlord”, se desarrolló en tres fases sucesivas en junio de 1944 y en ella intervinieron 39 divisiones, más de 5.000 barcos, 5.049 cazas, 3.467 bombardeos, 2.343 aviones, 2.316 transportes aéreos y 2.591 planeadores. Fueron desembarcados en Normandía 920.00 hombres, de los que murieron 40.000, 586.000 toneladas de material y 177.000 vehículos.
Juan Pujol, cuya historia ha sido contada en un libro por Javier Juarez, fue en opinión del autor una persona sencilla y particular, pero astuta e inteligente, marcada en su vida por la vivencia en Barcelona de los sucesos de la llamada “Semana Trágica”, entre otras cosas porque su padre era un industrial.
Juarez, que no había sido buen estudiante, distaba mucho, según Juarez, de parecerse al perfil asignado instintivamente a un espía, pero nos cuenta que su mirada era ágil y despierta y sus ojos eran brillantes y observadores, además de delatar una astucia innata.
El espía, cuya capacidad para actuar como agente doble le llevó a ser el único condecorado no sólo por los ingleses sino por los alemanes, que le otorgaron la Cruz de Hierro, se movió unos años en el Madrid de la posguerra, donde se reunían los espías de ambos bandos en los alrededores de la Cibeles, la Embajada de Alemania, el Café de Lyon, Embassy o el Ritz, donde solía estar la red nazi.
Tras los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, Juan Pujol volvió a España, donde estaban la que fuera su primera familia y su primera mujer, Araceli González, su ayuda en sus comienzos en el espionaje, pero por seguridad inventó su muerte en Angola y se estableció en Venezuela, donde fundó una segunda familia con Carmen Cilia en el caribe venezolano.
Su existencia fue descubierta no obstante el año 1981 cuando el escritor Nigel West quiso contar su historia en un libro. Al ser descubierto se decidió a contar su auténtica vida a su segunda familia, desconocedora hasta entonces, y se decidió a viajar de nuevo a España y participar en las conmemoraciones del Desembarco.
El viaje le permitió reencontrarse con sus viejos compañeros, ser condecorado por el Duque de Edimburgo, que manifestó mucho interés en conocerle, le concedió audiencia privada y le puso la Medalla del Imperio Británico, participar en el aniversario del Desembarco de Normandia y reunirse con sus viejos compañeros del servicio secreto a los que no veía desde 1945y para los que había estado muerto.
Tras su viaje, volvió a Choroní, en Venezuela, donde habia fundado su segunda familia y allí permaneció hasta su muerte en Choroní en 1988.
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Américo Castro
AMERICO CASTRO
UN CONGRESO RECORDO EN MADRID AL ESPAÑOL QUE PRESENTO A ESPAÑA COMO FRUTO DE LA CONVIVENCIA DURANTE SIGLOS DE JUDÍOS, ÁRABES Y CRISTIANOS.
SU VISION SE ENFRENTO A LA DEFENDIDA POR CLAUDIO SANCHEZ ALBORNOZ, DANDO LUGAR A LA FAMOSA POLEMICA SOBRE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
El congreso, celebrado en la Biblioteca Nacional de Madrid en octubre de 2009 con el título de “El pensamiento de Américo Castro. La tradición corregida por la razón”, reunió a especialistas en su obra y ayudó a clarificar su pensamiento por medio de conferencias, ponencias y mesas redondas.
Este historiador, que había nacido en Brasil en 1885, se educó con Giner de los Ríos y frecuentó la Institución Libre de Enseñanza, ocupó la primera Cátedra de Historia de la Lengua Española creada en España, y es el autor de libros como “España en su historia”, de 1948, y “La realidad histórica de España”, de 1954. Su magisterio se refleja, fundamentalmente, en tres ámbitos: la educación, la filología y la historia.
Exiliado tras la guerra civil española, tener que vivir en el extranjero en aquellos momentos le llevó a revisar en profundidad la historia de España, y años más tarde a pensar que estaba siendo sometida a una “limpieza de sangre” europeista, pues no todos entienden que un país occidental sea consecuencia de cristianos, árabes y judíos.
Su visión de España le llevó a desmontar la leyenda de la cueva de Altamira, Trajano y compañía; la españolidad de los visigodos o el concepto unívoco y monolítico de una Edad Media “española” y puramente cristiana, sustituyéndolo por la realidad de las tres culturas y las tres religiones. Le llevó también a reconocer que en el llamado “Siglo de Oro” tuvieron una importancia capital los descendientes de conversos comenzando por la figura de Cervantes.
Eduardo Subirats, que coordinó la publicación de estudios fruto de dos seminarios sobre la figura de Américo Castro celebrados en Estados Unidos, nos dice que “ninguno de los grandes nombres asociados a la crisis de 1898 cuestionó los valores generados a partir de la expansión imperial hispanocristiana de Granada a Tenochtitlan y Cuzco, sino que sucedió más bien, todo lo contrario porque los nombres canonizados de la literatura y el ensayo español moderno, desde Menéndez Pelayo, Ganivet y Valera a Unamuno y Ortega y Gasset resucitaron, con variaciones tonales casi imperceptibles, los valores fundamentales del nacionalismo católico de 1492”.
Según Subirats, en el concepto histórico expuesto por Ortega en “España invertebrada”, España era la suma de romanos más visigodos y saltaba del
Toledo del siglo IX al Escorial de Felipe II. La cultura árabe no ha sido considerada por el pensamiento español del siglo XX más que como una presencia efímera que apenas dejó huellas en una España plena y profundamente identificada con el cristianismo.
Castro planteó la necesidad de reconstruir críticamente el nombre de España, comentó Subirats, y su actividad, reconstruyendo históricamente las tres religiones, lenguas y culturas, permitió entender el significado cultural de la labor lingüística y científica de los humanistas hebreos y árabes en la escuela de traductores de Toledo.
El historiador Joseph Pérez, que pronunció la conferencia de clausura, llamó la atención sobre la identidad de España como fruto de la convivencia de cristianos, moros y judíos, y recordó que al llegar los árabes se produjo una conversión masiva al islam y que es en ese momento cuando España nació como nación histórica.
En el Congreso, el arabista Antonio Martínez Montávez puso de manifiesto que el pensamiento de Américo Castro sigue vigente y que cualquiera que se enfrente a la historia española deberá enfrentarse con la existencia de Al-Andalus como alteridentidad de España, aunque a los españoles no se les cae de la boca la palabra “moro o mora” para refererirse a los que profesan la religión del islam.
La profesora Luce López-Baralt explicó los motivos islámicos en las letras españolas y señaló que se entiende mejor la poesía de San Juan de la Cruz si conoces el mundo sufí.
El historiador español Américo Castro, cuya obra en el conjunto del pensamiento español moderno no ha sido establecido todavía, a pesar de la importancia que ha tenido en Estados Unidos, murió en Madrid el año 1972.